De vez en cuando muy a menudo me gusta ser la típica intelectual -false- que se pasa una hora y pico dentro de una librería, me agrada estar rodeada de libros, aunque en verdad no me compre ninguno ni los conozca; me tranquiliza estar rodeada de miles de historias, mitad buenas mitad malas, de amores y desamores, de guerras y de tratados de paz, de
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