Vicio N°20:Conejo
Fandom: Yu-Gi-Oh!
Pairing.Seto Kaiba x Joseph Wheeler
Summary: De verdad lo lamento, Joey.
Nota: ni me había fijado que ya había desarrollado la idea de "conejo". Tómenla como otro fic totalmente distinto. Me inspiré en la canción de mi mood, si pueden escúchenla. Reemplazar guitarra por esto.
CONEJO.
Creo que se le ha hecho costumbre. Llegar tarde.
Raro es que halla ocurrido precisamente hoy, pero ya se estaba empezando a volver una.
Esperar a la hora de siempre en el estacionamiento está empezando a perder su chispa, ya los encuentros furtivos no parecen bastarle ni el establecernos, como debería ya, no le agrada.
Cuando ya llevo 20 minutos esperando y veo que no llegará, me voy del lugar; asiento al guardia a modo de despedida y ya estoy en la calle. Entro a trabajar en una hora y media más, así que decido caminar por ahí para despejar mi cabeza de lo sucedido hoy.
No llegó a nuestro, pues aniversario, de lo que sea que tengamos. De nuestras salidas porque sí.
Salidas que pasaron de tengo algo que hacer el martes a rutina sin darme cuenta, que si bien no me quitaban el sueño, sí me quitaban un peso de encima, ya fuera miedo, inseguridades, tensiones, cosas de las que yo no quería hablar, cosas de las que él no quería hablar o sencillamente porque estábamos allí y existía un tanto de atracción y ya está. Era unmedio de escape del que ambos nos encariñamos.
Esto pasó a ser mi día marcado en el calendario, y de eso ya un año. Estamos de aniversario, sin importar lo cursi que eso se escuche. Hasta le había traido un regalo.
No siento nada que se pudiera llamar fuerte por él, pero era agradable tenerle cerca de esa forma. Conocerle esa faceta tan distinta.
Mis pies me dirigieron sin quererlo a su pomposa morada, sacándome de mis pensamientos.
-¿Nombre? - Dice alguien, creo que es el guardia.
-Wheeler, Joseph. - Contesto sin pensar.
-El Sr. kaiba lo espera dentro. - Lo miro curioso - el joven Mokuba Kaiba lo espera en el recibidor.
¿Mokuba?, ¿Me espera? Qué curioso, ¿Y Kaiba?
Todavía no con la cabeza en la tierra, le asiento al guardia y entro al antejardín de la mansión. Cuando voy llegando a la puerta de la morada, el peque sale corriendo a por mí.
-¡Joey! - me grita. Se ve algo cansado y algo similar a la decepción cruza su carita.
-Hola, Mokuba. No sabía que me esperabas -Le digo, pero me cambia de inmediato la conversación.
-¿Tú y mi hermano salían, verdad? - Dice, mirándome suplicante.
Ah.
No sé si decirle la verdad o no. Puede que ese sea el motivo de su decepción, ¿será homofóbico?
-Verás, Mokuba, no sé si debería yo... - me interrumpe.
-¿Salían, sí o no?
-Sí. - Cuando contesto suspira cansino y silencioso me invita a pasar. Parece que no era exactamente el motivo.
Una vez dentro, me entrega una revista farandulera, como si es lo explicase todo.
-¿Qué pasa, Moki?
-Mi hermano, ... en la revista, sale con otra.
Ah.
Ah. Vale, parece ser que la rutina le ha aburrido. Mokuba me mira espectante.
-¿No vas a decir algo? - Déjame primero digerir esto, Moki. Esto explica muchas cosas, pero no quiero decirle cuantas al peque. No debería escuchar eso.
-Pues no teníamos algo muy fuerte, Moki, - Pero duramos un año, como reloj, - era sin compromiso. - Pero aún no puedo digerirlo.
Le sonrío, pero por la expresión de Mokuba, mi sonrisa no es precisamente de alegría.
-Lo siento- me dice como si fuera su culpa que su hermano engañe a su pareja con otra.
-No te preocupes, no importa -Sí importa. -, no teníamos algo estable- , pero sí lo era.
El peque me abraza como consolándome, y sin darme cuenta le devuelvo el abrazo apretado. No siento que el mundo se me fuese a acabar, pero un nudo muy grande se me ha formado en la garganta. Me ha dejado, no debería dolerme, pero sí lo hace.
-De verdad lo lamento, Joey.
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Pasamos un rato conversando, por lo visto Kaiba dejó a Mokuba solo, y luego el peque llama a uno de sus choferes para que me fuera a dejar al trabajo, me despido de él agitando mi mano y me subo al auto.
Ya dentro del auto, miro por primera vez la revista aún en mi mano (no me había percatado de que aún la tenía) y veo a Seto, Kaiba me digo mentalmente, con la camisa torcida, el cabello desordenado, con la cara como si recien hubiera salido de una borrachera y del brazo de una conocidísima chica, una que todo quien se precie de ser un macho conoce. La señorita Junio play-boy.
Dejó a su perro botado por una conejita.
Fin.