No tengo ninguna duda, pregunta o sugerencia, sólo quería decir que es una idea genial y tiene pinta de ser súper divertida. A ver que tal evoluciona jejeje
Se enciende el cigarro mientras presta atención a los ruidos. La ciudad nunca calla, en realidad, y se oye de lejos una ambulancia, ve por el rabillo del ojo el reflejo de las luces de un coche de policía. El humo sale de sus pulmones y parece eterno, cambia a vaho en algún momento pero no hay ninguna diferencia. Jason atisba la sombra que aparece por la esquina y sonríe, esconde la cara bajo la capucha, dándole una última calada al pitillo y catapultándolo lejos con el índice y el pulgar.
Menos mal que llega pronto, piensa, porque empezaba a temer que se le congelaran las pelotas.
Jason exhala, observa como Tim frunce el ceño, tuerce la boca bajo la sombra más profunda que proyecta el edificio en la penumbra del callejón. Lleva una sudadera de color oscuro, vaqueros con los bajos destrozados, y el pelo húmedo, rizado en la nuca, como si acabara de salir de la ducha. Se aparta el flequillo de los ojos, sus nudillos vendados con rastros de sangre, y cuando Jason saca el paquete de cigarrillos y le ofrece uno, las cejas alzadas y media sonrisa en el rostro, Tim pone los ojos en blanco y echa a andar sin mirar atrás.
Jason se odia un poco cuando le sigue, a un paso de distancia, demasiado cerca y no lo suficientemente lejos.
Aquella es una mala idea. Todos lo saben, por lo que hay un acuerdo tácito de culpar a Courfeyrac de ella, sin importar de quién fue originalmente. No les es difícil entrar, Grantaire nunca deja el lugar con llave. El olor a pintura se mete por su nariz aún con más fuerza que del del alcohol, aunque ambos se mezclan en aquella fragancia tan particular que lleva su amigo impregnada a la ropa.
-¿También tienes fuego para mí? No se lleva muy bien con el alcohol y los dos sabemos que no quieres intentar hacerme elegir.
Cinna sonrió para sí al escuchar la negativa velada de Haymitch. Ni siquiera le había enseñado lo que había diseñado para él. Su trabajo no se limitaba a los tributos: su mentor era parte del equipo, también era su responsabilidad.
-No se trata de elegir, Haymitch. Hacemos lo que podemos dentro de lo que queremos y de lo que debemos.
Haymitch ríe. Su risa va y viene entre la diversión y la resignación. Asimismo, es un sonido agradable dentro del tenso clima general que hay afuera de la habitación.
-¿Voy a saber qué preparaste para mí o vamos a seguir acá sin hacer nada?
Tuvo varias ideas, aunque las había ido desechando todas. Sabía que Haymitch Abernathy no seguía el juego del Capitolio más allá de lo necesario y no se prestaría para un espectáculo. Tampoco era lo que él pretendía.
Al final se había decantado por un traje a simple vista negro, pero que con la luz y el movimiento daba destellos de fuego encarnado, como el carbón que estuvo a rojo vivo y al ser agitado revive.
Los tributos del distrito 12 estaba en llamas, pero su mentor ya había ido y regresado de un infierno.
Se lo mostró sin explicaciones, esperando su reacción.
Haymitch lo observó entre la curiosidad y el desinterés, antes de decantarse por murmurar un simple: - Bien.
- ¿Bien?. - No había querido que sonara como pregunta, pero ahí estaba. Haymitch se encogió de hombros, y cuando parecía que ya no había más para decir, habló con una sonrisa indecifrable: - Sabía que resultarías un sentimentalista.
[Es la primera vez que participo así que si tengo algún error, por favor díganme. ] Clint/Tony The Avengers
La semana pasada Clint pasó a saludarlo. Era ya lo suficientemente extraño como para que no sospechara que estaba tramando algo, pero le dijo "¡Estoy de vacaciones!" y Tasha se había largado a la playa y él se había pasado los primeros tres tres días en Las Vegas. No dinero, no Natasha, ¿casa de Stark? Por qué no. La semana pasada pasó a saludarlo y se fue por la noche pero regresó por la mañana y ahora se prepara waffles en su cocina mientras canta a todo pulmón canciones de Queen.
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¡Que viva la fiesta y la inspiración!
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Se enciende el cigarro mientras presta atención a los ruidos. La ciudad nunca calla, en realidad, y se oye de lejos una ambulancia, ve por el rabillo del ojo el reflejo de las luces de un coche de policía. El humo sale de sus pulmones y parece eterno, cambia a vaho en algún momento pero no hay ninguna diferencia. Jason atisba la sombra que aparece por la esquina y sonríe, esconde la cara bajo la capucha, dándole una última calada al pitillo y catapultándolo lejos con el índice y el pulgar.
Menos mal que llega pronto, piensa, porque empezaba a temer que se le congelaran las pelotas.
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Jason exhala, observa como Tim frunce el ceño, tuerce la boca bajo la sombra más profunda que proyecta el edificio en la penumbra del callejón. Lleva una sudadera de color oscuro, vaqueros con los bajos destrozados, y el pelo húmedo, rizado en la nuca, como si acabara de salir de la ducha. Se aparta el flequillo de los ojos, sus nudillos vendados con rastros de sangre, y cuando Jason saca el paquete de cigarrillos y le ofrece uno, las cejas alzadas y media sonrisa en el rostro, Tim pone los ojos en blanco y echa a andar sin mirar atrás.
Jason se odia un poco cuando le sigue, a un paso de distancia, demasiado cerca y no lo suficientemente lejos.
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Aquella es una mala idea. Todos lo saben, por lo que hay un acuerdo tácito de culpar a Courfeyrac de ella, sin importar de quién fue originalmente. No les es difícil entrar, Grantaire nunca deja el lugar con llave. El olor a pintura se mete por su nariz aún con más fuerza que del del alcohol, aunque ambos se mezclan en aquella fragancia tan particular que lleva su amigo impregnada a la ropa.
Tenían buenas razones para estar allí.
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-¿También tienes fuego para mí? No se lleva muy bien con el alcohol y los dos sabemos que no quieres intentar hacerme elegir.
Cinna sonrió para sí al escuchar la negativa velada de Haymitch. Ni siquiera le había enseñado lo que había diseñado para él. Su trabajo no se limitaba a los tributos: su mentor era parte del equipo, también era su responsabilidad.
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Haymitch ríe. Su risa va y viene entre la diversión y la resignación. Asimismo, es un sonido agradable dentro del tenso clima general que hay afuera de la habitación.
-¿Voy a saber qué preparaste para mí o vamos a seguir acá sin hacer nada?
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Al final se había decantado por un traje a simple vista negro, pero que con la luz y el movimiento daba destellos de fuego encarnado, como el carbón que estuvo a rojo vivo y al ser agitado revive.
Los tributos del distrito 12 estaba en llamas, pero su mentor ya había ido y regresado de un infierno.
Se lo mostró sin explicaciones, esperando su reacción.
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- ¿Bien?. - No había querido que sonara como pregunta, pero ahí estaba. Haymitch se encogió de hombros, y cuando parecía que ya no había más para decir, habló con una sonrisa indecifrable: - Sabía que resultarías un sentimentalista.
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Clint/Tony The Avengers
La semana pasada Clint pasó a saludarlo. Era ya lo suficientemente extraño como para que no sospechara que estaba tramando algo, pero le dijo "¡Estoy de vacaciones!" y Tasha se había largado a la playa y él se había pasado los primeros tres tres días en Las Vegas. No dinero, no Natasha, ¿casa de Stark? Por qué no.
La semana pasada pasó a saludarlo y se fue por la noche pero regresó por la mañana y ahora se prepara waffles en su cocina mientras canta a todo pulmón canciones de Queen.
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