Los sueños son mentiras sin espinas
Mi instituto es muy productivo últimamente. En los últimos tres días he descubierto unas 24 maneras distintas de escribir "Ángel and Dani on a tree k-i-s-s-i-n-g" en la calculadora. Y, bueno, también he hecho esto:
Yo soy yo cuando estoy solo. El resto del tiempo soy una máscara de mí, unos grilletes de mi alma, una fotocopiadora a ritmo del corazón, pu-pum, pu-pum, páginas en blanco que nadie recicla. Páginas de un blanco sucio, manchado de café (descafeinado). Copias absurdas de originales que no lo son (originales, que sí absurdos).
Yo soy yo cuando estoy solo. Mí, me, solo, conmigo. Cuando me libero y me miro y me doy cuenta de que sólo soy eso, sólo yo, uno solo, que no puede y que no podrá, si no deja de ser yo y de estar solo.
Porque yo no puedo. No podré.
El hombre es la mentira que se cuenta a sí mismo, un bucle sin final y sin principio. El hombre es la sombra de un sueño irrealizado e irrealizable.
(Pero los sueños nunca deberían cumplirse. Y el hombre es un sueño bonito.)
Soy una oveja perdida entre la nieve, un miembro amputado, una nota que desentona en una canción sin melodía. Soy una parte de algo bello, y en realidad no sé qué soy y me limio a fingir que no saberlo está bien.
Yo soy yo, a veces.
(¿Eso está bien?)
El universo tene trece mil millones de años, pero una vez fue pequeño. El universo fue un punto que tenía miedo de crecer y que no sabía qué había fuera, qué había dentro. Creció, y siguió sin saber. Morirá una vida larga -vivirá una muerte larga-, y nunca sabrá.
El camino está lleno de niebla, y no sé dónde estoy a punto de poner el pie. Ayer pisé una hormiga, y la vi retorcerse sobre el duro asfalto hasta morir. El camino es de todos y el camino es nada, porque nada es de todos. Soy demasiado egoísta.
(¿Puedo? ¿Podré?)
Nada es imposible.
Ni siquiera yo, aunque esté solo y no haya testigos de que existo, de que miro abajo y veo el vacío y lo veo lleno de luz. No soy imposible. Sólo improbable.
(¿Por qué iba yo a existir?)
Yo soy carne y sangre y vísceras, carbono y oxígeno y azufre. Agua en que se diluye la oscuridad de la luz encendida. Soy una caída larga y un choque brutal contra el muro que construí ayer a mi alrededor.
Lo había olvidado, ayer quería estar solo. Ayer estaba loco.
Después de todo, ¿qué soy yo si estoy solo?
Yo soy yo cuando estoy solo. El resto del tiempo soy una máscara de mí, unos grilletes de mi alma, una fotocopiadora a ritmo del corazón, pu-pum, pu-pum, páginas en blanco que nadie recicla. Páginas de un blanco sucio, manchado de café (descafeinado). Copias absurdas de originales que no lo son (originales, que sí absurdos).
Yo soy yo cuando estoy solo. Mí, me, solo, conmigo. Cuando me libero y me miro y me doy cuenta de que sólo soy eso, sólo yo, uno solo, que no puede y que no podrá, si no deja de ser yo y de estar solo.
Porque yo no puedo. No podré.
El hombre es la mentira que se cuenta a sí mismo, un bucle sin final y sin principio. El hombre es la sombra de un sueño irrealizado e irrealizable.
(Pero los sueños nunca deberían cumplirse. Y el hombre es un sueño bonito.)
Soy una oveja perdida entre la nieve, un miembro amputado, una nota que desentona en una canción sin melodía. Soy una parte de algo bello, y en realidad no sé qué soy y me limio a fingir que no saberlo está bien.
Yo soy yo, a veces.
(¿Eso está bien?)
El universo tene trece mil millones de años, pero una vez fue pequeño. El universo fue un punto que tenía miedo de crecer y que no sabía qué había fuera, qué había dentro. Creció, y siguió sin saber. Morirá una vida larga -vivirá una muerte larga-, y nunca sabrá.
El camino está lleno de niebla, y no sé dónde estoy a punto de poner el pie. Ayer pisé una hormiga, y la vi retorcerse sobre el duro asfalto hasta morir. El camino es de todos y el camino es nada, porque nada es de todos. Soy demasiado egoísta.
(¿Puedo? ¿Podré?)
Nada es imposible.
Ni siquiera yo, aunque esté solo y no haya testigos de que existo, de que miro abajo y veo el vacío y lo veo lleno de luz. No soy imposible. Sólo improbable.
(¿Por qué iba yo a existir?)
Yo soy carne y sangre y vísceras, carbono y oxígeno y azufre. Agua en que se diluye la oscuridad de la luz encendida. Soy una caída larga y un choque brutal contra el muro que construí ayer a mi alrededor.
Lo había olvidado, ayer quería estar solo. Ayer estaba loco.
Después de todo, ¿qué soy yo si estoy solo?