Puede que tarde un poco. Capítulo 4 de 5.

Aug 18, 2013 19:56

Título: Puede que tarde un poco
Resumen: Lejos de Konoha y con un puñado de personas a las que proteger, a Naruto y Sakura solo les queda esperar que Sasuke no se transforme en uno de los monstruos. Sakura narra. Naruto/Sasuke.


Toyonemura. 35 días desde el inicio de misión.

Naruto nos despertó esta mañana.

-Eh -dijo, dando al futón un puntapié desganado -. Sé que ayer dijiste que te encanta estar atado, pero ya es hora de que te muevas.

Yo apenas recordaba haberme quedado dormida, menos hacerlo al lado de Sasuke. Supuse avergonzada que me había movido hacia él en sueños. Las noches, me excusé en secreto antes de alejarme, empezaban a ser frías. Mi aliento prácticamente debía de haberle estado haciendo cosquillas en el cuello.

-Estúpido-murmuró Sasuke, no del todo despierto-. No pongas palabras en mi boca.

-Creí que querías que pusiera otra cosa -contestó Naruto, y me dirigió una mirada indescifrable, la primera desde que entró en la habitación-. Parece que me equivocaba.

Y se marchó atropelladamente.

-¿Qué le pasa? ¿A qué se refería? -pregunté a Sasuke, incorporándome del todo.

Él giró la cabeza y me observó con incredulidad.

Le liberé de la ligadura de chackra en un embarazoso silencio.

Akiko y Yoji nos esperaban en la sala, ella en pie, él ocupando mi silla. Deseé gritarle que se levantara.

-Este es Sasuke -expliqué en su lugar. Los rostros de ambos adoptaron la misma expresión neutra, si acaso con cierto rastro de cautelosa curiosidad.

-¿Dónde está Naruto? -preguntó Yoji.

Eso me gustaría saber.

-Ha salido.

Akiko asintió con el ceño fruncido, como si fuera la respuesta que esperaba pero no le complaciera.

-Anoche escuchamos a uno de ellos -dijo la mujer.

Y yo ni siquiera me había despertado. El corazón empezó a latirme con fuerza. Había encontrado extraño que no les inquietara más la ausencia de Kakashi, pero no esperaba que cuando finalmente preguntaran por él fuera de esta manera.

-Nosotros nos encargaremos -aseguré.

-Sonaba demasiado cerca. Será un milagro si no ha atraído a una decena más.

-Nos encargaremos -repetí, más brusca de lo que pretendía.

Akiko se volvió hacia Sasuke, que escuchaba con los brazos cruzados desde el extremo más alejado de la sala, apoyado en la pared. Probablemente tenía las piernas agarrotadas después de pasar más de dos días sin moverse, pero nunca hubiera dejado que se le notara.

-Tú también eres un ninja.

-Sí.

-¿Te quedarás aquí?

Quise creer que Sasuke vacilaba al responder.

-No.

-Naruto dijo que lo harías -intervino Yoji. Me pregunté cuánto les habría contado.

-Naruto es un necio.

-Está bien-dijo Akiko con voz firme-. No necesitamos más problemas.

-No sé de qué estás hablando -interrumpí, irritada.

-¿En serio-comenzó Akiko, los ojos muertos-, no lo sabes?

En cuanto subieron las escaleras fuimos a trasladar a Kakashi.

-¿Cómo hiciste para que viniera hasta aquí? -me preguntó Sasuke al aproximarnos a él. Kakashi seguía con la misma postura recta y artificiosa, ahora con los ojos vueltos hacia el sol.

-Él me siguió por sí mismo. Yo solo tuve que ser más rápida. Después puse una trampa y esperé a que cayera -había sido más complicado que eso, pero no me sentía con ánimos. Tragué saliva-. ¿Es cierto que vas a marcharte?

-¿Qué esperabas?

-Sí, Sakura, ¿qué esperabas? ¿Que se quedara por tí? Desde luego que no se iba a quedar por mí.

-¡Naruto!

Estaba sentado sobre la farola a la que había sujeto a Kakashi. Me había confundido. Kakashi no estaba mirando en dirección al sol. Lo miraba a él.

-Naruto, anoche no ocurrió nada. Estábamos hablando y nos quedamos dormidos. Eso fue todo. Te prometo que...

-He estado pensando en ello, Sakura. Sé que no eres ese tipo de persona -sentí que las mejillas me ardían. Yo no estaba tan segura-. Pero él solo necesitaba dar la impresión de que había ocurrido, ¿verdad?

No era posible.

-No habría tenido que hacerlo si fueras capaz de escuchar cuando te hablan, como una persona normal-confirmó Sasuke. Su katana seguía oculta en el refugio, pero noté su mano tensa, como lista para moverse hasta donde tendría que haber estado la empuñadura.

-Quizás te escuchara si lo que dices tuviera algún sentido. Sabes -un aura roja rodeaba a Naruto-, me gustó más cuando nos abandonaste la primera vez. Al menos tuviste el buen gusto de largarte por la noche, sin importunar a nadie.

Oh, Naruto. Sentí como si una mano helada me oprimiera el corazón.

-Lo tendré en cuenta para la próxima -la voz de Sasuke era puro veneno.

-No -dijo Naruto, y sus ojos me recordaron a los de Akiko-. Me he cansado de tí. No habrá próxima vez.

El sharingan de Sasuke se activó. Yo grité y me lancé sobre él a la vez que Naruto saltaba desde la farola, y los tres acabamos rodando aparatosamente por el suelo, pero nos quedamos inmóviles, la sangre congelada en las venas, cuando lo que había sido Kakashi comenzó a aullar.

-No podemos dejar que lo oigan -susurré sin motivo.

A Naruto le costó separar sus manos de los hombros de Sasuke. Terminó soltándolo con cuidado, en un gesto que casi se asemejaba a una caricia.

-De acuerdo -dijo, tembloroso-. No merece la pena mantener a un puñado de gente asustada por su culpa.

Sasuke fue el último en levantarse, pero cuando lo hizo parecía recompuesto por completo, el rostro en blanco.

-Deberíamos hacer lo mismo que cuando lo trajiste.

Negué con la cabeza.

-En aquella ocasión yo pretendía acercarlo al refugio. Aunque seamos tres, si percibe que hay nueve personas en la dirección opuesta no irá a por nosotros.

-No funcionan así. Aunque parezca que no reconocen a nadie, suelen mantenerse cerca de las personas que les importaban. Hasta que las alcanzan -añadió, y yo me estremecí-. Así es como deduje que estaríais por aquí.

-¿Lo desato? -se ofreció Naruto.

-Es mi chackra. Lo haré yo.

Ellos se colocaron lo más cerca posible de Kakashi para atraer su atención mientras yo daba un rodeo y llegaba hasta la farola.

-Lo tengo -dije, sintiendo un chisporroteo al sostener el hilo de energía que llegaba hasta Kakashi. Los chicos comenzaron a andar, y yo di un par de pasos en la misma dirección. En el momento en que Kakashi notó que la tensión de lo que tiraba de él hacia la farola se reducía rugió y avanzó con todas sus fuerzas hacia ellos, agitando los brazos y dando dentelladas. Lo detuve justo a tiempo. Naruto miró en mi dirección, lívido, pero siguió caminando.

Entre los tres lo alejamos hasta el otro extremo del pueblo, y una vez asegurado al tronco de un árbol regresamos al refugio.

Ninguno de nosotros se sentía con ánimos de preparar nada, así que Naruto subió a encandilar a los civiles para que nos dieran algo de su comida. Sasuke y yo nos sentamos a esperar.

-Sakura.

-¿Eh? -yo estaba distraída, pensando en algo que había dicho antes Sasuke.

-Te he utilizado -dijo, mirándome fijamente.

-Oh. Da igual -contesté. Supuse que era su manera de pedir perdón, pero yo no quería escucharle; había decidido odiarlo y temía que lo estropeara.

-No. Usé un gengutsu contigo.

Así que por esa razón había dormido tan profundamente como para ni siquiera escuchar los aullidos de Kakashi. Sasuke no había querido arriesgarse a que me despertara antes de tiempo y estropeara el numerito.

Tras una pausa siguió hablando, incómodo al no recibir respuesta

-Pensé que así sería más fácil. Para los tres.

-Pues ha ido estupendamente.

Entonces Naruto regresó, y comimos en silencio.

Después de que le devolviéramos sus armas, Sasuke ha pasado la tarde limpiando y afilando su katana. Pretendía partir inmediatamente, pero sugerí que esperara hasta por la mañana y, sorprendentemente, aceptó. Sospecho que está sintiéndose dramático y, como prometió a Naruto, va a marcharse en plena noche para dar un golpe de efecto.

Naruto ha permanecido sentado ante él todo el tiempo, sin dirigirle la palabra ni molestarse en disimular que estaba observando, imperturbable. Nada de gritos, aspavientos o discursos sobre el poder de la amistad. Resulta bastante espeluznante. Hace unos minutos me llamó Midori, la madre de la niña más pequeña, a través del hueco de la escalera, y las tres pasamos un rato agradable sentadas en los peldaños, charlando. Cuando regresé Sasuke había terminado con sus armas y devolvía la mirada a Naruto, tan impasible como él. Creo que han descubierto una nueva forma de pelear.

Expliqué la situación a Midori (confío más o menos en ella, aunque no le conté nada que nos comprometiera si decidía repetirlo por ahí) y opina que

No. No es posible.

Me estoy volviendo loca, o algo peor. Acabo de escuchar un ruido en la planta baja.

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