El niño corrió las escaleras hacia el segundo piso. Sus pasitos delataban su venir. Entró en la habitación a toda prisa. Saltó en la cama sonriente, sus mejillas sonrojadas, sus bracitos arriba. Mami, mami, despiérta. Pero mami ya estaba despierta. De hecho, no había podido dormir. Mami mami hoy vamos al parque! Sus ojos grises parecían más grandes
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