nivel 02

Aug 13, 2009 11:19

Personajes: Fátima y D.J.
Palabras: 196 + 385 + 316
Notas: Escrito para el segundo nivel de torre_eidos. Personajes de un RPG que se murió hace… un tiempo. Fátima es mía, D.J es de Miss alwaysonstandby. Estaría situado en una escuela para teenagers ricos en París. Muchos Pij@s, putas y deportistas, y algún que otro grupo variopinto, como estos dos.


-¿Eso que noto en mi culo es tu rodilla?
-Mh… No.

Ahogó un grito de fingida sorpresa y echó la mano hacía atrás para tocar lo que no era una rodilla, pero resultó que sí lo era. Suspiró teatralmente. Oyó como D.J se reía con la cara enterrada en los cojines.

-Ya decía yo que no podía ser tan bueno.
-Podría ser mejor.
-Todo es mejor que una rodilla.

Se giró para quedarse tumbada boca arriba, con las sábanas enroscadas en las piernas. Intentó liberarse a base de patadas, pero, si ya de por si no tenía fuerza, ir ligeramente borracha y completamente fumada no era algo que la ayudara en su tarea, así que a los diez segundos dejó de patear y se quedó quieta, mirando como el mundo daba vueltas y el techo se deformaba. Si cerraba los ojos y los volvía a abrir, durante apenas segundos todo volvía a estar quieto, hasta que la puerta se inclinaba hacia la derecha y todo lo demás le seguía.
Se rió.
Entre las sábanas, el mundo parecía más fácil. Al fin y al cabo, podía cambiar su realidad con tan solo abrir y cerrar los ojos.


Hacía más de dos horas que habían empezado las clases, hacía menos de quince minutos que se habían despertado. Mientras esperaba que D.J. terminara de ducharse, se paseaba por la habitación, con las manos en los bolsillos y la marca de las sábanas aun visible en la mejilla izquierda. Esquivó la cama, pateó unos calzoncillos y se sentó en la única silla de la habitación, delante del escritorio de madera. Sobre él había un par de revistas porno; dos números de la Hustler, más concretamente. La abrió por una página cualquiera y una mujer con tres cabezas le dio la bienvenida al mundo del pecado. Entrecerró los ojos y se acercó la revista hasta casi tocarla con la nariz. Resultó que no eran tres cabezas, era sólo una y dos tetas que parecían sandías. Bostezó y pasó la página; más sandías, algunos melones, pocas mandarinas y algún nabo.
Cuando oyó la puerta del baño abrirse, le lanzó la revista a un D.J. medio en pelotas y con su habitual pelo negro despeinado. La cogió, le dio la vuelta para ver la portada y sonrió de medio lado. Abrió la boca para decir algo, pero Fátima se le adelantó.

-Siempre habría jurado que Alain se la pelaba con revistas de skate, no con esto.
-Los skates no tiene agujero.
-Las revistas tampoco.
-La imaginación logra milagros.
-Pareces un experto en el tema.- ambos sonrieron con esa mueca que a veces les hacía parecer hermanos.
-Habla de follar y seré tu experto.
-Estábamos hablando de pajearse.
-Hay que saber de todo.

D.J se dirigió a su armario, devolviéndole la revista a Fátima, que la cogió al vuelo. Se apoyó en el escritorio y se cruzó de piernas, observando como su amigo se vestía.

-¿No serán tuyas, querido D.J.?
-Puedo tener un polvo en cada esquina, ¿para qué iba a quererlas?
-Dime de que presumes y te diré de lo que careces.- canturreó. Él la ignoró abiertamente, rebuscando entre un montón de ropa sin planchar.-Bueno, te espero en el comedor. Ver tanta carne fresca me abre el apetito.

Alzó la mano como señal de despedida. Cuando al fin encontró la camiseta que buscaba y se la hubo puesto, se dio la vuelta para echarle una ojeada a ambas revistas, pero sobre el escritorio ya no había nada.


-Parece ser que Christie sale con Alex.
-Mh…
-Y a la vez parece ser que Alex sale con Rose.- hubo otro “Mh…” por parte de D.J., concentrado en su tabaco, su papel y su maría.- Lo que termino con Rose y Christie tirándose de los pelos.
-Espero que alguien les echara barro por encima.
-Pues no, porque tu amigo Sean, al parecer, estaba ocupado con Stella, y estas ideas acostumbran a ser suyas. O tuyas.- se rió.
-¿Y dónde estaba yo?- dejó de mirar su proyecto de porro y miró a Fátima, quien ya estaba enrollando el suyo.
-Ni puta idea.- se encogió de hombros.- Lo que ya no es un rumor es que Jack y Melissa salen.
-¿Y qué? Son unos muermos. Yo rascándome el culo soy más interesante.
-Lo eran hasta que les pillaron haciendo más que manitas dentro del ropero del pasillo.
-En el ropero.- suspiró, negando con la cabeza.- Menuda gilipollez.
-No todos se creen tan modernos como tu y se van a follar al lavabo.
-No es modernidad, es cuestión de comodidad.
-No sé que entenderás tú por comodidad, pero yo lo asocio con una cama.
-¿Por eso te follas a Alain en la habitación y no en cualquier sitio? Creía que era por romanticismo.
-No lo digas muy alto o me acusarán de infiel.- sonrió con sorna.
-¿Infiel a quién?
-A ti, imbécil. Tenemos sexo desenfrenado entre los arbustos y nos queremos con locura, pero somos demasiado “alternativos” como para reconocerlo abiertamente.

D.J. soltó un par de carcajadas y terminó de liar su obra maestra, como solía llamarlos. Entrelazaron los brazos, colocándose el porro entre los labios el uno al otro.

-Por nuestro amor apasionado.
-Por nuestros polvos desenfrenados.

Con la mano que les quedaba libre se los encendieron, dieron una calada y soltaron el humo lentamente, saboreándolo, después de una competición silenciosa de ver quien aguantaba más sin respirar.
Hubo empate.

original, chara: fátima wence

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