Capítulo 8
Pasó un día.
Otro día.
Luego una semana y en el día previo a su alta en hospital la tenue esperanza de que Yunho pusiera al menos un pie dentro de su habitación se extinguió para JaeJoong. Incitado por un impulso extraño y al mismo tiempo cansado de encontrarse postrado, con sumo cuidado JaeJoong levantó su cuerpo cada vez más saludable de la cama que lo tuvo atado durante los últimos días.
Con pasos pequeños y suaves caminó hacia la ventana, su mano rozó el metal del tubular durante unos segundos, evitando la sensación fría posó su mano sobre cristal sintiendo el mismo helado mientras añoraba la libertad que el hospital le negaba.
Pero estar ahí era totalmente su culpa desde el principio.
JaeJoong hizo una promesa consigo mismo de no poner un pie de nuevo en ese hospital hasta que su hijo viera la luz de este mundo, por supuesto los chequeos médicos periódicos no contaban. Además a estas alturas comenzaban a volver a su mente expectativas sobre cómo sería su vida y la de su hijo con o sin Yunho.
Y todas sus aflicciones eran más llevaderas sabiendo que no encontraba completamente solo.
Su vista se enfocó en el hombre moreno que descansaba incomodo en un pequeño sillón, el único mobiliario de la habitación además de su cama y las maquinas médicas. Noche tras noche regresaba para quedarse con él sin importar que tan agotador fuera su día en el trabajo, ignorando que en más de una ocasión JaeJoong le suplicara que fuera a descansar, satisfaciendo su lado egoísta Seung Hyun no le había fallado una sola noche.
JaeJoong regresó su atención hacia el exterior, guiados por luces en tonos amarillos y naranjas las escasas figuras que transitaban por la acera en medio de la noche se veían diminutas. La estratégica ubicación de ese hospital poseía una vista periférica de una de las avenidas principales de la ciudad de Seúl, lo coches que transitaba por ella lo hacían a una potente velocidad.
Fijando su atención en el ir y venir de tantos coches JaeJoong fue ajeno a uno en especial que luego de una inservible y corta espera se unía a la rápida marcha de los otros y se perdía entre la multitud.
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Desde su posición podía observar el monumental edificio, las ventanas formaban hileras que iban desde la parte superior a la inferior, el modelo se repetía una y otra vez a lo largo de toda la fachada de esa construcción, de esa manera era mucho más difícil ubicar el vano que pertenecía a la habitación que él buscaba.
Yunho jamás salió de su vehículo, al tratarse de una vía rápida tampoco podía permanecer por mucho tiempo estacionado en ese lugar.
Hizo un último y ridículo intento de encontrar a quien buscaba, pero nada cambio. Una mueca burlona torció la comisura de sus labios al darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Sus manos retomaron al aro forrado de piel, encendió la marcha de su automóvil, girando el lentamente el volante. Dio una mirada final a al edificio con una persistente molestia que comprimía su pecho.
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Dos semanas después, JaeJoong se encontraba cómodamente recostado en el mueble más amplio de la estancia, su mano derecha viajaba de la mesita de cristal a su boca para disfrutar de uno de los tantos antojos raros que solía tener. Su apetito y su peso aumentan con el paso de los días, una señal de que todo iba marchando de maravilla.
Mientras una pequeña fresa cubierta con chocolate desaparecía entre sus labios el timbre de la puerta de acceso al departamento sonó. La empleada doméstica se precipito hacia el vestíbulo de acceso para recibir a quien sea que estuviera detrás de la puerta.
──JaeJoong-ssi, tiene una visita.
Estaba a punto de refutar la sola idea cuando una figura alta y morena apareció siguiendo a la mujer hasta la estancia.
──Espero no ser inoportuno.
Changmin se detuvo frente a él analizándolo fríamente, descubriendo fácilmente el detalle del pequeño volumen que se concentraba en su vientre. JaeJoong le respondió con una sonrisa y luciendo un tanto confundido por la repentina aparición pero teniendo una ligera sospecha de la manera en que su amigo encontró su domicilio provisional.
──Si te estas preguntando como averigüe en donde vivías te diré que me lleve menos de un minuto buscando en los expedientes médicos del hospital, espero que no te moleste. Pero no encontraba otra forma de contactar contigo.
──Pensé que mis ojos no verían el día en que el Shim Changmin rompiera una regla.
JaeJoong bromeo aun siendo consciente de la delicadeza de sus acciones. Evidentemente su estado de ánimo mejoró considerablemente con la inesperada aparición.
──Lamento no venir antes.
──Está bien, en primer lugar fui yo no te dijo que estaba regresando a Corea.
──Hmm ──Changmin asintió. ── Es extraño que mis dos mejores amigos estén en Corea y ninguno de los dos se haya molestado en comunicarme su llegada ni hacerme una visita.
Los labios color cereza se curvaron de nuevo esta vez a modo de disculpa, tratando de ignorar la mención implícita de ese nombre mientras agregaba;
──Tienes razón soy yo quien debería disculparse, si te soy sincero no tenía forma alguna de contactar contigo. Yunho y yo acordamos no guardar nada que nos conectara aquí.
De haber sido así lo más probable era que recién llegado a Corea él acudiera a Changmin en lugar de correr hacia Seung Hyun evitándose así mismo pasar por todo el episodio dramático de su desagradable reencuentro.
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Un par de ojos grandes y negros observaron atentamente la mueca escéptica y desconfiada que cruzaba por su rostro moreno.
──¿Tú y Yunho han estado hablando durante todo este tiempo?
JaeJoong adivinó sus pensamientos. La lógica de Changmin le decía que si Yunho poseía su número telefónico, JaeJoong podría haber tenido acceso un fácil acceso a el.
──Sí── Con una rápida respuesta Changmin confirmó las especulaciones de su amigo.── ¿Yunho no te lo dijo? Han sido llamadas rápidas y esporádicas, únicamente para comprobar el estado de su madre.
──¿Su madre…?¿Qué fue lo ocurrió?
JaeJoong instintivamente elevó su rostro para mirarlo a los ojos haciéndole sentir que se encontraba dentro de un interrogatorio. Changmin frunció el ceño cada vez más confundido, era un poco difícil creer que Yunho ocultará algo tan delicado.
Al menos que…
Entonces algo hizo clic en su cabeza y Changmin recordó la relación que la familia Kim tenía en el colapso de la señora Jung.
El mismo día en que Yunho se enteró de que JaeJoong esperaba a su primer hijo hizo una llamada a Changmin preguntado por su familia para comunicar la noticia, solo para enterarse que un par de meses atrás su madre había sido internada de emergencia.
Después de enterarse, Yunho había manejado todo el asunto de su madre con discreción y como si se tratara de un profundo misterio. En más de año y medio no había viajado para visitar a la mujer mayor, ni una sola vez, incluso ahora que se encontraba en Corea, Changmin, no se atrevía a juzgarlo pero tampoco llegaba a comprender por qué no se atrevía a hacerlo.
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JaeJoong sintió eternos los segundos que Changmin tardaba en responder su pregunta.
──Changmin-ah ¿Qué fue lo que ocurrió con la madre de Yunho? ── Él no desistió en su aspiración de conocer lo sucedido.
──Embolia cerebral. ── Confesó tajante, pero no muy seguro de continuar. ── Sucedió hace casi año y medio....
──Changmin-ah, podrías decirme donde se encuentra. Quiero visitarla.
──JaeJoong, no creo que…
Él joven médico intentó negarse sin éxito, Yunho tenía sus razones para esconderlo de JaeJoong o las había tenido en su momento.
──Por favor…
Changmin jadeó pesadamente, un solo comentario casual y se había encontrado a si mismo hablando de más e interfiriendo en asuntos que no debía inmiscuirse. Pero la mirada suplicante en el rostro intangible de JaeJoong era demasiado difícil de ignorar sobre todo por el hecho de que le traía destellos de alguien más, ambos hermanos eran la clase de persona que no descansaba hasta conseguir lo que quería.
Él no estaría incurriendo en un delito al llevar a JaeJoong hasta allá. Además era seguro que Jihye se llevara una grata sorpresa después del gran esfuerzo que suponía cuidar a su madre enferma durante tanto tiempo.
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Changmin aparcó su coche en el estacionamiento exclusivo del personal médico en el sanatorio, sin la necesidad de preguntar JaeJoong supo que él también era parta de el.
Durante todo el viaje en automóvil JaeJoong sutilmente había hecho hasta lo imposible por conseguir algo más de información por medio de Changmin consiguiendo solo vagos detalles.
Pero un par de dudas seguían en su mente, no hacía falta ser un gran matemático para deducir que la fecha del síncope de la señora Jung era cercana al momento en que se dio el génesis de todos sus problemas con Yunho y luego de que se enterara de que Yunho y Changmin habían estado comunicados, la firme convicción de que ambos le escondían algo más, algo grande, no dejaba su cabeza.
Recordó perfectamente el momento en Yunho y él decidieron cortar de tajo con todo lo relacionado a sus vidas pasadas, para así poder iniciar una vida juntos lejos de todo remordimientos en San Francisco. JaeJoong estaba consciente de que para ambos sería muy duro hacerlo, en especial para Yunho, quien era muy apegado a su madre y hermana, el carecer de un padre desde muy joven lo había convertido en la cabeza de su pequeña familia, siendo así, era más difícil dejar para él dejar a ambas atrás.
JaeJoong y Changmin permanecieron en la recepción unos minutos hasta que un hombre en la mitad de sus cincuenta años, vestido con una bata blanca que lo caracterizaba como médico local apareció por el pasillo. JaeJoong continúo con su espera mientras Changmin se acercaba al recién llegado para intercambiar un par de palabras muy probablemente consiguiendo el permiso para poder visitar a la paciente.
Vio al doctor más viejo asentir un par de veces y pronto JaeJoong se encontró moviendo los pies para conocer a la madre del hombre que amaba.
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Yoona arrastró una pequeña sonrisa para el hombre que viajaba a su lado, cubrió la mano de Yunho con la suya, pero él no respondió el gesto y evadió su mirada, una vez más.
Él estaba molesto por encontrarse encerrado dentro del coche junto a ella sin conocer el destino. Yunho no había escuchado las instrucciones que Yoona le había dado al conductor y ella le había suplicado una y otra vez que sólo se mantuviera en el coche esperando pacientemente. Pero todo ese misterio no era algo que lo tuviera contento.
¿En que estaba pensando cuando acepto?
Ah, claro, por fin lo recordó estaba ebrio y en medio de otros asuntos que le impedían pensar correctamente.
Después de un par de horas de viaje por fin el automóvil dio indicios de llegar a su destino. Atravesó una bardeado blanco y enseguida el conductor se encontró acomodando el coche en un espacio libre.
Yunho salió del vehículo, a los lados una verde pradera se extendía hasta donde su vista alcanzaba, enormes y frondosos árboles aquí y allá. Una deliciosa ráfaga de aire cruzaba haciendo más llevadero el calor del sol.
A su vista el terreno que rodeaba la construcción parecía agradable, lo sería más si edificio de una planta que se erigía frente a él no tuviera la palabra “Sanatorio” adornando su fachada blanca.
──Vamos.
Al verlo estático, Yoona lo alentó a moverse, él se limitó a caminar mecánicamente preguntándose qué estaba haciendo ahí.
Avanzó hacia el acceso principal prefiriendo ignorar la inminente agitación en su corazón, intentando centrar su atención en la mujer que ahora se colgaba de su brazo.
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──Esta es la habitación.
La joven enfermera extendió su mano derecha para indicar que la habitación frente a ellos era la que buscaban.
En pocos minutos todo cambio abruptamente, Yunho fue advertido de lo que estaba haciendo ahí y a quien visitaba. Pero era demasiado tarde para dar la vuelta y marcharse.
Cada paso que Yunho daba pesaba más y lo siguiente que supo fue que su pulso temblaba al tratar de alcanzar la manija de la puerta y fue entonces que recordó porque durante mucho tiempo retrasó este momento.
No podía ver la cara de la mujer que le había regalado la vida, ni la de su hermana sabiendo que había prometido a si mismo cuidarlas y falló.
Su madre estaba gravemente enferma y Jihye había arruinado su brillante futuro por dedicarse a cuidar a la mujer mayor.
Y él lo había provocado todo.
En medio de una corriente de pensamientos cargados de remordimiento y que abrumaban su mente impidiéndole pensar correctamente recorrió el último tramo hacía la puerta. Su mano aprisionó con más fuerza la manija de acero mientras observaba desde la pequeña abertura entre pared y la placa de acero la figura que dormía pacíficamente en la cama.
Era perturbador ver a un hombre tan inflexible como Yunho inmóvil, en un estado casi vulnerable. Yoona se acercó lentamente y rodeo sus delgados brazos sobre la cintura de su amante, su frente se apoyó suavemente en su espalda ancha. Mientras ella escuchaba el hilo de su voz masculina al recriminarse.
──Esto es mi culpa.
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──¡¿Oppa?!
Yoona se separó inmediatamente de Yunho, la voz de la chica que saludaba llegada cargada a ella de los matices de sorpresa, molestia e incredulidad.
Ji Hye llevó sus ojos marrones de su hermano a la chica que la acompaña mientras le regalaba una mirada escrutadora.
──Pero oppa… ¿Quién es esta persona?
La joven mujer volvió a preguntar sin discreción ni preámbulos con su atención clavada en Yoona.
Buscando palabras exactas para ofrecer una excusa creíble a su hermana menor la intensa mirada que provenía de una cuarta persona en el pasillo le obligó a buscarla. El shock en su rostro fue evidente cuando sus ojos marrones se encontraron con un par de esferas negras que no lucían felices con su presencia o tal vez con la de Yoona.
El par de ojos negros reflectantes, fijos en él, abiertos en su totalidad lo veían reprochándole, negándose a creer que él había sido capaz llevar a alguien más a ese lugar antes que a su dueño.
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