Fandom: NCIS
Título: La casa habitada
Personajes: Gibbs (GIbbs/Shannon, 1, 2, y 3 ex)
Notas mías: este es un pequeño fic inspirado en una escena del 7x24. No tiene propiamente spoilers porque se ubica en el pasado, pero tiene más sentido para quienes vieron el capitulo final de la temporada. Tenía meses sin acabar un fic, así que estoy muy feliz. Advierto eso si: mucho angst.
Leroy Jethro Gibbs nunca ha sentido tanto frío. Ni siquiera en las noches a la intemperie en tierra extraña, ni en las mil y un pruebas de entrenamiento que había tenido. Nunca ha tenido tanto frío como al acostarse en esa cama y tomar conciencia de que el calor de Shannon no volvería a estar nunca a su lado.
-Ven aquí extraño.
La voz de Shannon es juguetona. Está sentada en la cama, y sonríe pícara mientras golpea el colchón a su lado, invitándolo a acercarse.
Él lo hace obediente, y ella le abraza. Ha extrañado tanto el calor de su cuerpo que parece mentira que solo haya estado afuera en unas semanas de práctica.
-Te extrañé - le susurra él muy quedo al oído, como si no quisiera que nadie más que ella lo supiera.
-Siempre estaré aquí cuando regreses - promete ella separándose de él para mirarlo a los ojos - Siempre.
Gibbs todavía puede oírla y recordar el olor y la sensación de su pelo, sedoso y brillante, cuando la abrazaba.
Pero el calor ya no puede sentirlo.
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No puede permitirse comprar otra casa, pero tampoco sería capaz de vender esta. Si va a casarse otra vez, necesitarán un lugar para vivir, y que ella sepa de la existencia de la casa, no hace las cosas más fáciles, o quizá sí.
-Después de todo, es solo una casa. - la voz de Shannon suena resuelta y segura, mientras revisa el contenido de su maleta - Si te mandan a una estación en otro lugar, nos podemos mudar.
-No podríamos pagar dos casas - le reprocha Gibbs mientras mira por la ventana. Kelly corre en el jardín tras una mariposa.
-Podríamos alquilar esta - sugiere Shannon resuelta.
Gibbs se gira de golpe, abriendo mucho los ojos.
-¿Otra gente en nuestra casa?
Shannon suspira y lo mira a los ojos.
-Algún día alguien más vivirá acá. Algún día nos iremos. O tal vez, uno de los dos se vaya antes, y quiera traer a alguien nuevo.
Gibbs se acerca y la toma de la cintura, en un ademán más protector que posesivo.
-Es nuestra casa.
-Lo sé - afirma ella acariciando sus brazos, tratando de calmarle - Pero no deja de ser una casa nada más. Lo importante son los recuerdos en ella que guardaremos tú y yo.
Trata de convencerse de ello mientras mira por la ventana. Una mariposa vuela sola en el jardín.
La voz de la nueva mujer habla desde la puerta.
-¿Y esta habitación es la matrimonial? - suena entusiasmada y juguetona.
-No - niega Gibbs cerrando la ventana y dirigiéndose a la puerta. - Esta habitación es para… guardar cosas.
No la deja preguntar más, la toma de los hombros y la saca de allí, cerrando la puerta tras sí.
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La segunda no ha mostrado mayor interés en la habitación. Es una especie de bodega vieja, y solo le ha molestado cuando Gibbs se ha rehusado a guardar más cosas allí, a pesar de que queda espacio.
Se muestra más inconforme con la costumbre de Gibbs de pasar hasta tarde encerrado en el sótano, trabajando madera a mano y dejando todo perdido de aserrín. Casi nunca baja ella misma, porque no le gusta ensuciarse. Tampoco le gusta la manera en que Gibbs la mira, como si fuera una intrusa.
-Este podría ser tu santuario. - dice Shannon caminando de un lado a otro del sótano vacío, sus pisadas tan ligeras que a penas hacen eco - Preferiría que hicieras tus trabajos aquí en lugar de usar el garaje. Kelly podría encontrarse con tus herramientas, y no queremos eso.
Gibbs la abraza por la cintura y le da besos en el cuello que la hacen sonreír.
-¿Crees que podría construir algo aquí abajo?
-Nadie te molestaría - le asegura ella - pero estarías en casa y podría bajarte café caliente antes de acostarme.
La idea no suena nada mal, el olor del café y la madera resulta familiar para los dos. A Shannon le gusta sentarse a verlo a trabajar.
-¿Y qué crees que podría construir?
Shannon se gira, rodeando su cuello con los brazos.
-Puedes hacernos una cama nueva. O hacer una biblioteca nueva para Kelly. Te gusta trabajar la madera… incluso podrías hacer un velero y podríamos salir a navegar cuando estés de vacaciones.
Gibbs ríe, mirando el techo del sótano.
-¿Y cómo pretendes que lo saque luego de aquí?
Shannon lo besa y luego lo mira a los ojos.
-Ya pensaremos en algo.
Cuando Gibbs escucha los pasos en la escalera, no puede evitar el impulso de levantar la vista, aunque sabe que ya nunca más será ella.
Es otra.
-Me voy - le comunica, la maleta está a su lado en la puerta.
Gibbs no intenta detenerla.
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A veces se pregunta como hubiera sido con Jenny. Eventualmente la hubiera llevado a la casa también. Ella sí hubiera preguntado sobre la habitación. Habría investigado.
Tal vez le hubiera dicho.
Pero Jenny no llegó a vivir en la casa. Todo sucedió en Europa, donde era más fácil no recordar. También Stephanie ocurrió allí, hasta que volvieron.
Tal vez habría sido mejor quedarse en Rusia.
Así Stephanie no habría venido a la casa. No hubiera empezado a hablar de que la otra habitación podría ser la de su hijo.
-Kelly ya está grande… Podría con dos niños, aunque estuvieras fuera de casa.
Está arrodillada en la cama, y cascadas de pelo rojo intenso caen sobre sus hombros. Es una imagen tentadora y lo sabe.
-A como está la situación de Kuwait... - Gibbs suspira al ver la sonrisa que se forma en los labios de Shannon. Lo último en lo que puede concentrarse es en la política internacional.
-¿Puedes imaginarlo? ¿Otro bebé Gibbs? - sus ojos brillan de emoción, y Gibbs está seguro de que los suyos también sin poder evitarlo - Podríamos llevarlos a los dos de vacaciones a Stillwater. Tu padre les daría de sus caramelos caseros, y mamá, ¡mamá estaría tan feliz!
Gibbs se acerca a la cama y ella le toma las manos. Están calientes, de ella siempre se desprende una calidez especial.
-¿Y has pensado en los pañales, las noches sin dormir, los llantos?
Shannon asiente vigorosamente.
-Sí. Lo quiero todo.
Gibbs se inclina hacia ella y la besa con suavidad. Luego acomoda los cabellos sobre su hombro derecho hacia atrás y la mira a los ojos.
-Yo también, pero quiero estar aquí para ello. Cuando este conflicto acabe…
Su esposa no lo deja acabar la frase al besarlo de nuevo.
Quisiera no pensar en ello cuando Stephanie llora en silencio en la noche porque todavía no han concebido un bebé.
No se lo ha dicho, pero sospecha que ella lo sabe. No quiere otro bebé Gibbs.
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Gibbs regresa todas las noches a una casa solitaria, pero sonríe al ver las mariposas que danzan en el jardín. Cocina para él mismo, come en silencio y baja a trabajar al sótano. Entre el olor de la madera y los tragos de bourbon, recuerda los pasos ligeros de Shannon bajando la escalera, trayendo con ella dos tazas humeantes de un fuerte café.
La puede ver sentada en el banco de trabajo, haciendo sugerencias para que cambie todo lo que ha hecho en la última hora, riendo y escuchando lo que le ha pasado ese día.
Tarde, cuando el cansancio puede con él, sube al segundo piso de la casa. Se detiene un momento frente a la puerta de su antiguo cuarto, y tras dudar unos momentos, continua hasta su habitación.
Solo en ocasiones abre la puerta, y se permite entrar al recinto de los recuerdos almacenados.
Shannon le espera en la cama, siempre con algún comentario que le hace sonreír.
Gibbs no cree en fantasmas, ni tiene alucinaciones. Gibbs tiene recuerdos. Recuerdos de Shannon que viven en la casa y nunca se irán de ahí.