Día 13. Un libro de ficción.
Probablemente haya un montón de libros de los que hablaros pero en este momento sólo puedo pensar uno, y es en el que me leí ayer -y el siguiente esta noche xD -que es Los juegos del hambre. La verdad, cuando leí la parte de atrás… lo dejé, porque dije, puff, coñada. Pero luego laeryn me explicó realmente de qué iba y conforme le daba vueltas al tema empecé a querer leerlo -hasta que me leí dos en 24h -. La verdad es que es un tema que da mucho juego y que me gusta mucho: las distopías. 1984 y Farenheit 541 son dos de mis libros favoritos, y V de Vendetta me parece una historia fantástica. Me recuerda también a El juego de Ender por ese aire antigubernamental que lleva implícito. Pero el resultado es… desde luego, brillante.
No podría calificarlo de otra manera -y menos si no quiero entrar en spoilers -. Los personajes están bien delineados, tienen personalidad propia. El triángulo amoroso, bueno, personalmente me parece muy muy muy logrado. Tan logrado que ni yo consigo decidirme entre ambos. Y la prota, para mí, es de las mejores protagonistas con las que me he cruzado. Quizás porque me reconozco en ella, quizás porque me siento muy identificada con ella. Mucho.
Lo que más odio de ese libro es el Capitolio. Que creo que está hecho para odiar. La relación entre el Capitolio y los distritos es una mueca macabra de lo cruel que puede ser la humanidad. Lo peor es lo verosímil que resulta. La sociedad de 1984 con su hora del odio y el Gran Hermano observándolo todo y escuchando todo, y su Ministerio de guerra; y la población de Farenheit 541 que atropella por diversión y quema libros, a veces con humanos en las piras no tiene tanta credibilidad como la sociedad de Panem. La sociedad que describe la autora en los libros, desde el distrito 1 al 12 es una muestra de lo horrible que sería llevar a cabo la República de Platón. A veces, trato de establecer analogías con la Historia, a ver si está la relación que tiene Harry Potter con los nazis, por ejemplo, o si hay alguna cosa más aparte de esa idea del circo romano con los Juegos del Hambre. Es tan macabro imaginar que para los habitantes del Capitolio las gentes de los distritos no son sino meras marionetas -y aquí, la palabra marioneta adquiere un sentido inmenso y avasallador -que no hay palabras casi para imaginarlo. Sin embargo, la autora lo hace. Consigue que podamos hacernos una idea del horror que supone, lo que significa todo eso, lo que conlleva… El problema está en que, aunque se agradece que “sólo sea un libro” y no algo histórico, no es complicado pensar en lo realista que es todo, porque la autora no tiene más que basarse en la especie humana para desarrollar una idea tan malévola e inhumana. Porque, para mí, que los del Capitolio no tienen ni idea de qué significa ser humano.
Lo único que le quitaría es la descripción metódica de todo lo que comen.
Por lo demás, me parece un libro MUY logrado, y, a mí, personalmente, me ha encantado.