Meme de los 30 días. Día 05
Otra que elijo sin vacilar:
Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría hasta mi vida para que tengas el derecho de decirlo.
De Voltaire
Creo que la frase es bastante aclaratoria. Me gusta la libertad -demasiado, quizás-, y la tolerancia y el respeto me parecen algo indispensables. Me paso el día reflexionando sobre la vida y la mayor parte de las veces acabo odiando a los hombres por ser como son, y amándoles por querer superarse. Pero desde luego, lo que más rabia me da es cuando somos incapaces de escuchar a otro por ser simplemente rojo, o facha o lo que sea. Sí, porque lo que más me jode no es que ellos, los nazis, los racistas, los xenófobos actúen así, como unos imbéciles y déspotas que se creen mejores por unas razones que ni siquiera existen más allá de la teoría. No, lo que me jode, me revienta, y me llena de furia, pesar e impotencia es la actitud de los liberales, de los tolerantes.
Ser tolerante no es un adjetivo que queda bien en tu ficha de presentación. No es un “mira, soy sincero y tolerante, porque sé que está bien visto” cuando en realidad no eres lo uno y mucho menos lo otro. No es algo con lo que vayas a limpiar tu conciencia y a sentirte bien para el resto de tus días. NO. Ser tolerante es una carga que pesa de cojones. Porque ellos no tienen porqué respetarte, ni a ti ni a tus ideas, porque sus ideales no aceptan tal palabra. Pero nosotros sí. Ser tolerante significa eso: estar completamente en desacuerdo con cosas como la xenofobia, el nazismo, el racismo y, sobre todo, y por mucho que duela, machaque y nos destroce el alma significa que nosotros SÍ debemos respetarles a ellos y a sus ideas. Debemos respetarlas, que no compartirlas, ni mucho menos seguirlas. Pero ahí está la gran trampa de la tolerancia. Y por supuesto, respetarlas, no significa que si vemos a uno de ellos siguiendo sus ideas tengamos que apartarnos, NO. En lugar de ello, tenemos que razonar, luchar por lo que creemos, defender a quienes atacan porque esos son NUESTROS ideales. Y duele, y fastidia, y te dan ganas de patear al mundo pero no puede hacer otra cosa si de verdad te consideras alguien tolerante.
Y yo, por mucho que quiera, no siempre lo consigo. Me cabrea tanto la idiotez, la estrechez de mente, la superioridad de los demás que muchas veces dejo atrás la tolerancia y me dedico a ser como ellos. A atropellarlos con mi forma de pensar, a burlarme de la gente -me sale sin querer mucha veces -por sus creencias, a juzgar rápido por cuales son sus idea. Y no, no me siento orgullosa de ello. Pero para mí la libertad lo es todo. Repito: to-do. Y por eso quiero defender el derecho de la gente a decir lo que piensa, por eso quiero aprender a respetar sus ideas -aunque las odie en el alma-, por eso quiero poder decir un día las mismas palabras que Voltaire porque sé que mi verdad no es la verdad y que, quizás, el secreto de la paz esté en esa frase. En que todos tengamos libertad de expresión en un ambiente de tolerancia.
Pues, si nos convertimos en un espejo de ellos ¿qué seríamos? ¿Kira? ¿Que impone su reino sin asesinos asesinando? No, gracias. Prefiero luchar, aunque eso conlleve mayores sufrimientos.