Parte Catorce
Agosto, 1976
Remus se pregunta al llegar a la estación de trenes por qué usa bufanda en Agosto. Ostensiblemente, sabe porqué usa bufanda: su madre pensó que el viaje podría ser frío, o que podría hacer un frío irrazonable en Devonshire, o que podría necesitar estrangular a un asesino en serie en el tren y una bufanda sería útil. Sin embargo, ahora que el tren llega a la estación y su madre ya no la está poniendo 17 veces alrededor de su cuello --intentando ahogarlo más que protegerlo contra los elementos del misterioso y sin duda trágico futuro-- Remus se pregunta por qué tiene que seguir usando la bufanda. Quizás es por lealtad o deber o porque huele bien.
Bien, Lupin, se dice. No te veas muy alegre, la familia Potter es agradable pero no tan agradable. Mira por la ventana al movimiento lento de la estación, a las familias ahí esperando a parientes que sin duda desprecian, al hombre gordo con un sombrero muy grande, al grupo de jóvenes magos que intentan pasar por Muggles pero no lo logran. Ni un Potter todavía. Remus envuelve y desenvuelve y envuelve y desenvuelve su tren de chocolate. Deja de estar tan nervioso, se repite mentalmente, por milésima vez. Estas son personas amables que no te comerán. Pondrán bombas de caca en tu cama pero son agradables y no te comerán.
El tren se detiene, sacudiendo un poco a la bruja sentada frente a él, quien se estrecha grandiosamente y lo favorece con una gran sonrisa sin dientes. "¿De vacaciones, muchacho?" dice con una voz que parece papel antiguo.
"Sí," dice Remus. Intentando sonreírle mientras simultáneamente ve la plataforma buscando a los aún ausentes Potter.
"No toques a las ovejas," dice la bruja. "Leí que los turistas tocan nuestras ovejas. Nunca le harán daño a nadie." Después de darle una mirada larga de advertencia, llena de acusación, se queda dormida de nuevo.
"Eh, no lo haré," dice Remus, hablando cuidadosamente, para no despertarla. Con una última mirada confundida, toma su maleta y se escurre.
La plataforma está llena de vapor. Remus intenta no verse como si estuviera buscando, pero su corazón comienza a llegarle al estómago. Uno de los muchachos poco Muggle lo está mirando raro y Remus no lo culpa. Su tren de chocolate comenzó a derretirse en su bolsillo y supone que tiene una marca oscura en sus pantalones y el hecho de que lleva una bufanda grande, que sin duda le ha dado alergia, no hace nada para mejorar su apariencia.
Tus pantalones rechinan pero no tienes por qué estar nervioso. Remus se muerde el pulgar. Se saca la bufanda. Tu cara está cubierta en pequeñas ronchas por la lana pero no hay por qué estar nervioso. Remus se pregunta si con una servilleta puede arreglar el desastre en su bolsillo. Mete un dedo. El chocolate es siempre bueno, sin importar cuán pastoso esté. Ahora hay chocolate en tus ronchas y qué está viendo ese tipo, nunca ha visto a un loco antes, pero no hay por qué estar nervioso.
"Sonríe," dice Sirius detrás de él.
La cámara tira el flash.
"Quiere preservar estos recuerdos tiernos y delicados," explica James.
"Estoy ciego," dice Remus.
"Bueno te ves fantástico," dice Sirius. "Es chocolate en tu bolsillo o estás--"
"Bueno hace mucho calor," murmura Remus irritadamente.
"Eso explica la rigidez," dice James conocedoramente.
La cámara se enciende de nuevo; Remus se tuerce. "¿De verdad es necesario, Sirius?"
"Sí," dice Sirius. "No podía ver bien la mancha en la última. De verdad es algo. ¿Quieres que te preste unos pantalones?"
"¿Vamos a estar en público más rato?" murmura Remus.
"Podría caminar frente a tu trasero," ofrece James. "O tras él, supongo. Para escudarte. O tenerlo todo para mí."
"Te verías como un acosador," dice Peter y sonríe.
"Claro!" dice Sirius oficialmente. "No perdamos más tiempo en esta tierra de la cultura, ya? ¿Quién se va en la moto apretando mis hombros masculinos adorablemente y quién se va en la alfombra con los Potter?"
"Yo no voy con mi mamá," dice James rápidamente, levantando la mano.
"No sé," comienza Remus pero se detiene. Son sólo los padres de James. No necesita a James para estar con los padres de James. Los padres son fáciles: pueden hablar de literatura y de qué ha hecho Remus durante el verano y en media hora habrá terminado, que es más de lo que puede decir por esta mal recomendada visita.
"Son sólo mis hombros lo que quieres," dice Sirius, "ya que los momentos en que son tuyos son tan pocos."
"Bueno, sí, sabemos," dice James, "tienes una chica llamada Sophie que te susurra cositas en el oído en Francés toda la noche. Buena suerte, viejo, a nadie le importa."
Sirius se pone una mano en el oído. "¿Son esos celos, Sr. Potter? ¿Detecto la sombra del desacuerdo en el siempre armonioso aire veraniego?"
"No estoy celoso," dice James. "Estoy perturbado de que pase tanto tiempo lamiendo partes tuyas que he visto durante el invierno que gotean y se ponen todas enfermas."
La cámara prende. "Prueba C: James Potter, celoso, en la estación." Sirius brilla.
"Alfombra," dice Remus decididamente, tomando su bolso y caminando fuera de la estación.
"Han estado así por los últimos tres días," dice Peter, intentando mantener el paso. "No los culpo en todo caso. Sophie es-- o sea, ella-- bueno, tu sabes. ¿Has visto las fotos?"
"No sé," dice Remus. Es la verdad. No sabe. "Y sí, las he visto." Supone que Sophie es, sin duda, muy atractiva. Supone que, después de la alharaca que sus amigos han hecho sobre chicas desde que llegaron a la pubertad, y antes de eso, pretendiendo que habían llegado, ella es quizás el pináculo, la mejor Chica, un triunfo de los dioses y la Única Meta para el Joven Adolescente. Se pregunta si James tartamudea frente a ella y cuán seguido Sirius se ha tropezado con los cordones de sus botas sólo para hacerla feliz. Se pregunta si, cuando salen, la gente los mira y Sirius se hincha como uno de esos peces, viéndose todo espinudo y poco atractivo. Se pregunta si Peter se pone de malditos colores y comienza a tirar horribles frases seductoras --una forma extraña y un hábito reflexivo que de alguna forma ha desarrollado. Se pregunta por qué es que chicas atractivas parecen enviar a los chicos en un espiral de locura e inconsistencia. Remus entiende, estéticamente, que Sophie es sin duda la Venus de Milo de las relaciones de verano. Entiende que James se convierta en un idiota trabalenguas frente a las chicas y que Peter se ponga todo grasoso y repulsivo y que Sirius se ponga perturbadoramente gentil, y entiende que él, él mismo, no puede entender por qué. Son sólo chicas. Son gente, con senos. Son a menudo más amables para conversar.
"La mancha," está diciendo Peter, "es de verdad desafortunada por atrás."
***
Los padres de James son tan amigables y amables como Remus pensaba, aunque todavía encuentra que la mamá de James es un tanto intimidante y su papá ofrece una visión del futuro de Remus que es tanto aterrorizadora como aseguradora. Le han arreglado una cama en la sala completa con un oso de peluche junto a una almohada amarilla, cuya inclusión lleva de inmediato a una pelea entre James y su madre sobre la insistencia de la Sra. Potter por revelar las partes más oscuras de la niñez de James.
"Me siento mal," dice Remus, sosteniendo el osito estúpidamente a la distancia de su brazo.
"No," dice Sirius, consoladoramente. "No está avergonzado de verdad. Honestamente, creo que teme que vayas a derramar algo sobre el Sr. Toodles." Mira a Remus fijamente. "¿No vas a derramar nada sobre el Sr. Toodles, verdad?"
"No podría," dice Remus. "Mírale la carita."
Y casi silencio desciende. Remus aún puede escuchar a James y a su madre pelear, tirando argumentos y todos sintiéndose culpables pero tranquilos. Su mamá y papá dejaron de pelear hace mucho. Supone que piensan que no es bueno para él. En su reemplazo, hablan bajo sobre el dinero mientras él escucha tras la puerta y le dan otra sonrisa feliz en la cena y, mientras siente a veces como si todos ellos fueran fantasmas, las sonrisas felices son felices. Se aman todos, de verdad.
"Entonces," dice Sirius, aparentemente dirigiéndose al techo.
"Ah," concuerda Remus.
"¿Dónde está mi ropa interior?" Dice Peter desde el baño de visitas.
"Nunca lo adivinarás," susurra Sirius.
"Con los platos sucios," contesta Remus.
"Maldición," dice Sirius. "¿Cómo lo haces?"
"Práctica," dice Remus. Se pregunta qué pedazo ridículo de conversación debería esperar ahora cuando desde arriba llega el sonido inconfundible de algo enorme rompiéndose, como un cañón, en el piso, seguido de un silencio sorprendente.
"¿Armario?", sugiere Remus.
"Tregua," lo corrige Sirius, asintiendo.
***
Sophie es, como se esperaba, la Venus DeMilo de las relaciones de verano: graciosa, delgada e imposiblemente adorable, con modales impecables y un acento como chocolate negro que hace que Remus piense en todos los cafés parisinos de los que escribió Fritzgerald y que él nunca visitará. Hasta da bien la mano. Firme. Buen contacto visual, piensa Remus idioticamente. James, quién ha hablado antes del apretón de manos femenino como la única falla del sexo débil, probablemente tuvo un ataque al corazón.
"Eh," dice Remus. "Entonces tú eres Sophie. Un placer. Sirius habla de tí todo el tiempo." Sirius, quién está dos pulgadas detrás de Sophie con su mano descansando protectoramente en su espalda, le sonríe al piso.
"Entonces tú eres Remus," dice Sophie con una pequeña sonrisa que parece que nunca desaparece de su cara. "Podría decir lo mismo, hmm? Aunque," inclina su cabeza hacia atrás para mirar a Sirius, sonriendo de verdad ahora, "él nunca dijo que eras tan apuesto. Siempre," le dice a Sirius en un tono más íntimo y oscuro, "dejas afuera las cosas más importantes."
Sirius murmura algo sobre no querer tener mucha competencia y le besa la punta de la nariz por demasiado rato. Remus descansa en uno y otro pie por un momento y se pregunta qué debería hacer en esta situación, finalmente decidiendo mirar por la ventana como si algo muy interesante estuviera pasando en la fuente de los pájaros. La verdad es que está imaginando a los pájaros como seres completamente asexuales en la fuente. Ah, la seguridad de los pájaros. No le gustan mucho los pájaros y a veces siente unas ganas incontrolables de perseguirlos, pero los pájaros no han tocado narices francesas y Sirius probablemente nunca besaría a uno en el pico, a menos que lo obligaran o estuviera muy borracho.
"Entonces," dice Sirius, "eh, ¿qué estás mirando, Remus?"
"Pájaros," dice Remus sin pensar.
"Pero no hay ningún pájaro," murmura Sophie.
"Se han ido," dice Remus. "Estaba pensando en-- en los pájaros que no están ahí."
"Eso es muy profundo, Remus." Sophie dice su nombre como si siempre hubiese sido Francés --lo que, según recuerda Remus, es como generalmente los franceses dicen todo: como si siempre hubiese sido Francés. Ray-moo. Quiere recordarle que, en realidad, hay una S al final de su nombre, y que le gusta, pero sus ojos son tan oscuros y redondos y rodeados de pestañas largas y llenas de sombra femenina que se distrae antes de poder formar palabra. "No me dijiste que tu amigo observa pájaros que no están ahí."
"Yo veo pájaros que no están ahí," dice Sirius rápidamente. "Todo el tiempo."
"Mm" dice Sophie levantando una ceja.
Remus se da cuenta de que le gusta. No quiere besarla o mojarle la nariz como Sirius estaba haciendo antes. Tampoco quiere ponerse todo torpe alrededor de ella como James o babear mientras duerme como Peter. Pero, a pesar de sí mismo, y contra el orden natural de las cosas, a Remus le cae bien esta chica francesa que ha entrado a su vida y le ha robado a sus amigos.
Es confuso y sorprendente.
Algo está mal en él.
Quiere que ella le cuente sobre Francia.
"Entonces," dice Sirius de nuevo.
"Pájaros," dice Remus, que no es exactamente lo que quería decir. Ahora puede, ya habiendo dicho "pájaros", pensar en veinte mil cosas que decir, incluyendo 'Sophie, ¿de dónde en Francia dijiste que eras?' porque ella no ha dicho todavía, y eso llevaría a conversar, que es lo que la gente normal hace. Pero ahora ha dicho "pájaros" y le está sonriendo como si estuviera loco, lo que supone no es muy erróneo. Se pregunta por un momento breve y lleno de pánico, si esto es lo que se siente ser como James, todo el tiempo.
"Remus," murmura Sophie. Pasa su brazo por el de él y pone una mano fría en su hombro. "¿Me acompañas a cenar?"
"Espera un poco," grita Sirius indignado, pero Sophie da media vuelta y pone su mano en su mejilla y le susurra algo al oído y él retrocede, apenas torciéndose un poco.
"Eh," dice Remus, preocupado y sorprendido.
"No hay problema." murmura Sirius. Mira el aire justo detrás de su oreja. "Te lo dije. Casa ardiendo."
***
"Bueno, le gustas," dice James con una voz llena de sugerencias, cuando él y Remus y Peter están jugando Exploding Snap en su habitación después de cenar y Sirius y Sophie están despidiéndose en la escalera. "Te digo algo, Moony, si juegas bien tus cartas podrías formar parte de un trío canino."
La mano de Remus explota en su cabeza.
"¿Tengo nariz todavía?" es lo primero que se le ocurre preguntar. Las cartas, cuando vuelan contra su piel, son muy filudas.
"Grande como siempre," le informa James. "Sin suerte."
Remus recoge sus cartas, intentando no mostrar la intensidad de sus heridas.
"Si escuchas bien," susurra Peter, "puedes escuchar los sonidos que hacen. Son muy mojados. Los sonidos. Que hacen. Es un milagro que sus labios estén todavía, saben, en sus propias bocas."
"Peter," dice James, "eso es asqueroso."
Remus abre la boca para añadir algo a eso, igualmente horrorizado, pero James pone un dedo sobre sus labios, la señal universal de Cállate Porque Quiero Escuchar. Mañana, Remus va a comprar tapones para los oídos. Hoy, Remus se va a esconder en el baño.
"Baño," modula Remus y corre a su santuario.
Desafortunadamente, el baño está lleno de los productos femeninos de Sophie, todos arreglados y oliendo atractivamente, y el desorden de Peter, y toallas mojadas y el vapor el baño reciente de alguien. Remus se sienta en la taza con la tapa abajo y seca su nariz delicadamente con un pañuelo. El eco de los besos suena, mojado y tirante y lamido, sobre las murallas del baño. Esto no es lo que Remus esperaba de sus vacaciones en Devonshire. Piensa que hubiese sido divertido, lleno de cosas que James y Sirius hicieran juntos y que él nunca entenderá pero siempre le fascinará. Pensó que habría bromas y la mamá de James y todos paseando desnudos por el calor, asustando a los vecinos. Hasta actos de exhibición son preferibles a esconderse en el baño mientras se le para el pelo con la humedad. ¿Puede ser posible pasar tres semanas sintiendo siempre como si tuviese chocolate derretido en los pantalones?
***
Aparentemente, hay cosas peores. Remus se da cuenta cuando entra bostezando al baño en la mañana del cuarto día para encontrar a Sirius saliendo de la ducha con su típica postura après-shower.
"GNAUGH," grita Sirius y vuelve a entrar a la tina.
"PERDÓN," dice Remus y se congela en el lugar como un idiota por lo que parece ser una hora, manos inútilmente a los lados, cerrando los ojos. Escucha los sonidos mojados y resbalosos de alguien poniendo los pies en la baldosa y luego la voz de Sirius, apurada, dice, "Cristo, pensé que eras la mamá de James."
Remus se siente como la mamá de James. "Claro," dice, sintiéndose tonto. "Perdón. No me di cuenta de que había alguien aquí."
"Está bien, Moony, somos nosotros, nos hemos visto bien antes, no pasa nada." Las palabras de Sirius se tropiezan entre sí, agrandadas por las murallas y el vapor que calienta la cara de Remus y le encrespa la punta del pelo. Visto bien, visto bien, visto bien se convierte en estoy desnudo, estoy desnudo, estoy tan, tan desnudo. Remus abre un ojo.
Sirius, sin tener una toalla al alcance del brazo, más que la que Remus tiene alrededor de su cuello, se ha envuelto con la cortina del baño. Un patito amarillo descansa entre sus muslos. Remus siente una burbuja de histeria en la garganta.
"Claro, bueno, puedo usar la ducha cuando termines," dice Remus, buscando la manilla tras él.
"Es tuya," susurra Sirius. "Ja...ja."
"Gracias," dice Remus y se tira hacia adelante cuando la puerta se abre tras él de repente.
"Oops!" exclama la mamá de James, alegre, levantando una ceja. "Disculpen, muchachos! No quiero molestar! Hay huevos para el desayuno, a todos les gustan revueltos, ¿no?"
Remus la mira, forzando a su boca a formar palabras.
"Amo los huevos!" Sirius dice detrás de él. Al menos suena como Remus se siente. "Me gustan todos los huevos. Me gustan revueltos. Me gustan fritos. Me gustan crudos. Duros. Revueltos. Ya dije revueltos. Así me pongo con los huevos. Maravillosos huevos. Deliciosos. No puedo esperar!"
"Bueno, apúrense antes de que se enfríen," dice la Sra. Potter, meneando sus expresivas cejas. Remus abre y cierra la boca varias veces y finalmente hace un sonido que suena como "acias," pero la Sra. Potter ya se ha ido, cerrando la puerta tras ella.
Remus alcanza la manilla cuidadosamente, la da vuelta, y la tira. Nada pasa.
"Se hincha," dice Sirius, "la puerta, a veces, con el agua."
"Ahh," gruñe Remus y tira de nuevo. Hay un silencio largo.
"Aquí," dice Sirius finalmente, "déjame." Aún sosteniendo la cortina alrededor de sus piernas, se mueve por el baño. Remus se tira contra la muralla opuesta, sintiéndose muy distante de su propio cuerpo. Si tuviera una experiencia fuera de cuerpo, piensa. Se puede imaginar, viéndose, la expresión en su cara, Sirius a punto de apagar la ducha, y la madre de James saltando felizmente en la escalera sin preguntarse por qué los dos mejores amigos de su hijo estaban en el baño juntos hasta que empieza a preparar los huevos, y su mano se detiene como un espasmo y un pobre huevo explota sobre su cara y se envenena con salmonella por respirar el huevo crudo y tiene que ser llevada al hospital y Remus usa la conmoción para correr hacia el bosque, donde quiera que sea eso en Devonshire, para desquitarse con los pájaros que nunca se duchan y siempre están vestidos con plumas.
Sirius da vuelta la manilla para el otro lado. Eso lo explica todo. La puerta cede con un ruido y se abre.
"Ahí tienes," dice Sirius, mirando al techo fijamente. "Abierta."
"Gracias," dice Remus. "Que tengas una buena ducha! Deberías cerrar con llave la próxima vez! Tu pato se está resbalando!"
Sin esperar ninguna respuesta --los mataría a los dos-- corre y se esconde bajo la cama hasta que la madre de James, quien todavía no tiene la decencia de ir al hospital, los llama para desayunar y el olor a tocino logra alejarlo de sus conejitos amigables, quienes lo aman sin importar qué mancha oscura tiene en el trasero.
***
"Creo," dice James, "que deberíamos ir a nadar."
Creo, dice el cerebro de Remus, que debería dejarte cortarme la cabeza después de que yo mismo me destripe con un cuchillo para devolverle el honor a mi familia.
"Sin Sophie," añade James.
"No traje pantalones," dice Remus. "Nada con qué nadar. Tengo que quedarme. Disculpa. Terrible. Pásenlo bien sin mi!"
"Merodeadores," dice James firmemente, "no necesitamos pantalones."
Merodeadores, dice el cerebro de Remus, serán uno menos después que me ahogue. "Bueno," dice la boca de Remus.
"Entonces," dice Sirius, entrando con un salto a la habitación y frotándose las manos con ganas, "¿qué hay en el menú hoy? ¿Qué clase de exploraciones vamos a cocinar? Tengo que trabajar mañana en la noche asi que no puede incluir mutilación o mi cabello, pero cualquier otra cosa sirve, tengo hambre de aventura."
"¿Sophie está ocupada esta noche?" pregunta Peter inocentemente.
Sirius se desinfla un poco. "Tiene una Noche de Chicas con sus primas. Lo que aparentemente no es nada en la vida real a como es en mi imaginación."
"No dejes que eso te detenga," dice Peter dando ánimo, y Sirius lo mira.
"Vamos a nadar," dice James. "Deja de ser tan pornográfico. Primas. ¿Qué te pasa? En todo caso: vamos a nadar."
"Fantástico!" dice Sirius, con gran entusiasmo. "Nadar! Finalmente. Esta noche es la primera vez que no llueve. Odio cuando no puedo pasar tres horas sin estar mojado. ¿Podemos ir al final del camino como el año pasado? Oh, James, y puedo pedirte prestados unos pantalones, no tengo ninguno."
"¿Desde cuando usas pantalones?" dice James, sorprendido. "El año pasado dijiste, y cito, 'los pantalones son para los elefantes y los colas.' ¿Quién eres? ¿Dónde está el Padfoot que conozco, meneándolo por todas partes y asustando a las aves?"
"Bueno, tengo un ave diferente ahora," dice Sirius poniéndose rojo. "No puedo andar por ahí compartiendo la riqueza, quiera o no."
"Bueno, no tengo un par extra," grita James irritado, "asi que vas a tener que ir quieras o no como siempre, como la gente normal. Ustedes dos," añade, apuntando acusadoramente a Remus.
"Honestamente! Ropa! ¿Qué viene después?"
"Nunca pensé que tu pedirías ropa," dice Peter a Sirius. "Todos se han vuelto locos, excepto yo."
"Y yo," aclara James.
"Estarás loco cuando volvamos al colegio," explica Peter.
"Cierto," dice James. "Pero al menos tu nunca me traicionarás usando pantalones para ir a nadar."
"Desnudo completamente," dice Peter.
Remus se cae como un globo desinflado.
"Tengo ganas de ir," dice Sirius. "De verdad."
***
Remus sostiene su toalla estratégicamente en su lugar. James no lo dejó traer un libro --hubiese sido mucho más sutil, útil, y Peter no lo habría estado mirando raro cada dos minutos-- por lo que Remus siempre le tendrá poderoso resentimiento. James y Peter se ven tan cómodos, desnudos, libres, felices. Bueno, quizás no felices --más como comiendo sandwiches y esperando a que el agua no les saque la piel con el frío-- pero si quisieran ser felices, lo serían. Si Remus quisiera ser feliz, colgaría su toalla y se rompería el cuello sobre las rocas abajo. Con suerte, si Sirius quisiera ser feliz, habría salido de detrás del árbol primero y no parece que eso vaya a suceder muy luego.
"Vamos, Pads!" grita James masticando pavo. "No es como que no hayamos visto al Pequeño Sirius antes. ¿Qué te pasa? ¿Estás cubierto de ronchas?"
"No," dice Sirius desde el árbol, muy cuidadosamente. La verdad es que suena como si estuviera considerando sus palabras, lo que es tan raro en Sirius que puede ser preocupante. "No, nada de ronchas."
"Bueno, entonces ¿qué pasa?" se queja James. Se tira al suelo exasperado. "Te odio ahora. Me voy a comer tu sandwich."
"Injusto," dice Sirius, la voz seguida por un rasqueteo misterioso. "Es sólo que no tengo ningún deseo particular para congelarme en el frío aire de Devonshire, muchas gracias."
"El año pasado," murmura James mientras se mete la mitad del sandwich de Sirius en la boca, "andabas corriendo en el aire sin ninguna preocupación por tus interiores."
"El año pasado yo era el único que los iba a echar de menos si los perdía," dice Sirius.
"Odio a los franceses," le confiesa James a Remus. "¿Qué diablos estás haciendo con esa toalla?"
"Yo," comienza Remus pero es cortado por una explosión de detrás del árbol de Sirius, seguido inmediatamente por la gran entrada de Sirius.
"Tatán," dice. Tira los brazos al cielo.
"Bueno," dice James. "parece que has encontrado la hoja más grande del mundo para el pito más chico del punto. Felicidades, Sirius. Te desheredo! Desheredo. Eres nada para mí. Me voy a comer todos tus sandwiches, los muertos no pueden comerlos."
Remus comienza a clasificar la hoja. Es un tipo de hoja de arbusto, con los lados puntiagudos y casi cafés. O quizás es un tipo raro de helecho, u otra forma de planta que hará que los interiores de Sirius exploten con alergia. El pensamiento es cruel pero agradable.
"¿A qué le estás sonriendo, Remus?" murmura James. "has convertido tu toalla en una falda. Después vas a enrollarla bajo tu axila y vas a comprar zapatos para la ducha y esas toallitas para la cabeza y vas a cantar operettas."
"Ya hace eso," dice Peter masticando una manzana. "Remus ama sus operettas."
"¿Puedes escuchar eso?" pregunta Remus, levemente horrorizado.
"Moony," dice Sirius con lástima, "todos podemos escucharlo." No es del todo justo, según Remus, ser discutido por alguien usando una hoja de origen misterioso sobre sus presas. "Dame esos sandwiches."
"Oye, Peter, ¿escuchas algo?" dice James, mirando sobre el muslo desnudo de Sirius. "Podría haber jurado que escuché el viento decir: 'sandwiches!' Parecía gritar. Sonaba casi como alguien que conocía, antes de que muriera. Trágico. Muy trágico." Sirius lo patea. James no responde, excepto para meter la otra mitad del sandwich en su boca y sacudir la cabeza tristemente.
Peter suspira y se tira de espalda. "¿Qué nos pasa?"
"Uff!" demanda James indignado, tirando migas. "Iff Im! N iff femch grrfend!" y apunta acusadoramente a Sirius.
"Quizás esto es lo que pasa cuando dejas atrás las cosas infantiles y entras al bosque de la adultez," dice Sirius sabiamente.
Peter sacude la cabeza. "No creo. Moony es maduro y no usa hojas sobre sus presas."
"Aún," aclara Sirius. "Todos harán lo mismo la próxima temporada. Es lo último en Milán."
"Si el viento está insinuando que sabe más sobre la última moda por su novia, recordémosle al viento de lo hediondo que es París, y veamos lo que el viento tiene que decir sobre eso mientras me como su segundo sandwich el que, si es posible, es mejor que el primero," dice James y se mete más pan del que le cabe en la boca.
"El viento sólo aclara," murmura Sirius, "que cuando cierto roba-sandwich andaba llorando con lágrimas de perla por la miseria que significaba que una pelirroja, cómo se llamaba, no lo amara por toda la eternidad, todos fuimos muy comprensivos tomando en cuenta lo aburrido que él era."
"No, eso no hacía el viento," contesta James. Ni se da vuelta, enfocándose en el agua vagamente. "De hecho el viento una vez me dijo que si no paraba de quejarme tendría que aguantar a los fantasmas del baño y llorar por siempre, ya que el viento no quería tener nada que ver conmigo ahora que me he convertido en una chica llorona."
"Recuerdo eso," dice Peter. "Oye, ¿me puedo comer la otra mitad del sandwich?"
"Está muerto; muerto e ido," suspira James, "y el sandwich nos ha dejado también, con su última sombra de dignidad."
Remus de verdad, de verdad quiere su libro. Cuando Sirius descubrió que había traído libros con él hizo las movidas necesarias, Sirius burlándose y Remus haciendo el comentario necesario, pero luego hubo silencio de nuevo y tosieron mucho, hasta que la mamá de James entró a decirles que la chica francesa había aparecido de nuevo. De verdad, había dicho la mamá de James, no lo entiendo. Ninguno de nosotros habla Francés!
"Ojalá tuviera un libro," dice Peter después de un momento de silencio y Remus piensa que quizás las cosas están un poco peor de lo que creía.
***
El séptimo día, entra a la cocina para encontrar a Sirius y a James luciendo sorprendidos. James sostiene una carta en su mano derecha y algo brillante en la izquierda; Sirius lo mira como si le hubiesen salido tentáculos de la cara. Con la entrada de Remus ambas caras pálidas lo miran.
"Oh Dios," dice James.
La boca de Sirius se abre y se cierra otra vez. Remus mira a uno y a otro, entrando levemente en pánico. "¿Qué? ¿Qué pasó?"
"James," dice Sirius y hace un gesto hacia el papel en la mano temblorosa de James. "James-- es-- él--"
"¿Estás muriendo?" pregunta Remus. "¿Enfermo? ¿Vas al ejército? ¿Qué pasa?"
"Delegado," dice James de repente, las palabras explotan desde su boca. "Dumbledore acaba de escribirme y me dice que soy delegado lo que no tiene ningún sentido, pensamos que era para tí, asi que la abrimos, disculpa, pero no, es para mí, ves, aquí, dice James Potter y ese es mi nombre, no el tuyo."
Remus los mira, no muy seguro de si estar aliviado o algo triste. Nunca quiso ser Prefecto en realidad --siempre asumió que iba a ser James-- pero tener la placa brillante y bien pulida le daba cierto sentido de propósito. Poner orden porque tenía que hacerlo también era mucho más fácil que dar órdenes porque quería. Ser Prefecto le daba una excusa para practicar levantar una ceja lo suficiente para decirle a Sirius que eso era una mala idea o que esto era algo que no podía hacer sin consecuencias. Ser Prefecto, por supuesto, también significaba que un día Remus podría llegar a ser Delegado, si los precedentes significaban algo, y Remus sí se había preguntado eso. La idea es agradable, claro; le daría más oportunidad de mantener el orden natural de las cosas, orquestar el balance justo. Sin embargo, con la responsabilidad viene inevitablemente el poder. Remus sabe que no tiene las habilidades con la gente para tener tanto poder. Tendría que hablar con todos, probablemente todo el tiempo, sobre sus problemas, y decirle a la gente qué hacer, y cuando, y mientras sabría qué decir, decirlo es mucho más complicado.
"Felicitaciones," dice Remus, sonriendo de verdad. "Felicidades, James."
"Huhhh," dice James, dejando salir el aire largamente.
"No estoy enojado," dice Remus rápidamente, para evitar la pregunta.
"Delegado," repite Sirius. Se ve, si es posible, más sorprendido y asustado que James. "Se supone que tu eras Delegado. ¿Qué vamos a hacer si él es Delegado? No podemos tenerlos a los dos siendo responsables. ¿Eres Delegado?" Se vuelve a dirigir a James, totalmente sorprendido.
"No sé!" grita James.
"¿Quién es Delegada, dice?" pregunta Remus. "James, esto es emocionante! Deja de verte como un pez y emociónate!"
"No es," dice James robóticamente. "¿Cómo me voy a emocionar? Es un error. Es el peor error de la historia."
"Apuesto que es Mafalda Hopkirk," dice Sirius. "Felicidades, Jamie!"
James hace un sonido como si un animal estuviera muriendo y colapsa en la mesa.
"No puedo creerlo," murmura Sirius.
Remus como que quiere pegarle. No, de verdad, de verdad quiere pegarle. Con un bate gigante, quizás, o un sartén o un diccionario. "James," dice, dejando las ganas a un lado, "es fantástico que seas Delegado."
"Nghr," dice James.
"Sólo piensa en el trabajo que podrás hacer con Dumbledore! Formando el futuro de Hogwarts!"
"Ghnn," dice James.
"Y," añade Remus, triunfante, "podrás quitar puntos."
La cabeza de James se dispara hacia arriba. "¿Ah?"
"Podrás," respira Sirius, enderezándose. "Como quieras. Cualquier punto de quien quieras."
"Bueno," intenta Remus, "no realmente como quieras."
"Oh," dice James, una pequeña sonrisa empieza a aparecer en su boca.
"Nonono," dice Remus. "No, no es como quieras. Tiene que estar basado en la lógica, tiene que ser justo, tiene que tener sentido--"
"Ocho billones de puntos de Slytherin," dice James. "Sí. Eso suena bien."
"Nonono", repite Remus, "así no funciona, James."
"Saludos, James Potter, Delegado," salta Sirius, dando una reverencia. "Tiene a todo el mundo en sus manos!"
Remus hace un sonido digno de moribundo.
"Ocho billones de puntos de Slytherin porque la nariz de Snape está molestándome," acuerda James. "¿Cómo suena? Adorable, así es. Merlín, esto es el cielo."
Remus revisa la carta. "Mira," dice inútilmente, mostrándola, "aquí dice, no es poder que abusar. Tiene que tomarse seriamente, James. Tienes que tomarlo seriamente y con la mejor expresión de madurez."
"Ocho billones de puntos por la nariz de Snivellus!" grita James contentísimo.
Remus quiere llorar.
***
Las cenas son lo más incómodo de todo. Cenas con la familia de alguien más, incluso cuando la cena en sí no es exactamente incómoda, siempre se siente incómoda. Remus puede conversar con padres, y puede conversar con amigos, pero padres y amigos juntos lo ponen rígido como una almeja enojada hasta que la comida está en los estómagos y es hora de ofrecerse a limpiar los platos. La madre de James es una excelente cocinera y la comida siempre es fácil para mantenerlo ocupado. No bloquea el sonido de la conversación durante la cena, la madre de James solicitando información y James hundiéndose más y más abajo de la mesa, en esta la octava noche juntos, Sophie está siendo muy, muy encantadora con sus porotos(frijoles).
"... entonces, todas la brujas parisinas usan unos sombreros rosados y nadie lo sabe porque estoy jugando con mi hermana," termina Sophie, sonriendo, y la mamá de James se disuelve en risa, más exagerada que lo que requiere la situación. Al padre de James hasta le dio tos. Sirius le sonríe un poco, su mano subiendo por su muslo dorado.
"Oh," dice la mamá de James, secándose las lágrimas, "por dios, Sophie, tener una familia en el mundo de la moda debe ser emocionante. Esta idea con las hombreras está acabando con las blusas," y fija la mirada en James.
"Mamá," dice James en un tono asesino, hundiéndose más bajo la mesa.
Silencio. Todos comen.
Al final, Sophie se lanza de nuevo: "Este pollo es fantastique, Madam Potter," dice brillantemente. Todos en la mesa concuerdan rápidamente con "mmm!" y "Oh sí" y "Delicioso," pero eventualmente sólo queda el sonido de la vajilla sonando y el ocasional "mmm."
"Pásame el pan por favor!" dice Peter, demasiado fuerte y todos saltan.
Remus le pasa el pan a Sophie. Sus dedos se tocan. Sophie le pasa el pan a Peter. Sirius mira a Remus. James se hunde más en la mesa, se pega con el borde en la cabeza y grita desde abajo del mantel.
"James!" dice la mamá de James. "James. ¿Qué estás haciendo?"
"Creo que se está escondiendo, Sra. Potter," dice Peter. Enmantequilla su pan.
"Entonces," dice el padre de James, "Remus, supe que te gustaba el swing."
"Sí," dice Remus. "Sí, me gusta."
"Bueno," dice el padre de James. "Qué bueno. Buen gusto en tu juventud."
"Le gusta," dice James desde abajo de la mesa. "El swing. Lo toca todo el tiempo cuando cree que nadie está escuchando. No eres el único que me da pesadillas sobre Benny Goodman."
"Ahh, Benny Goodman," dice el padre de James con cariño.
Estas conversaciones no están saliendo como estaban planeadas. Remus ha estado viendo cómo la mano de Sirius sube por el muslo de Sophie lentamente, así que simplemente ya quiere tomar el asunto en sus propias manos. Bueno, no literalmente. Lo que quiere es tomar la mano de Sirius con su propia mano y ponerla en el trasero de Sophie de una buena vez. ¿Por qué tanta vuelta? ¿Qué le pasa a esta gente? ¿Cómo ha podido soportarlos por tanto tiempo? ¿Cómo puede una persona hacer que comer un poroto con un estúpido tenedor parezca tan atractivo?
Remus se escondería en el baño de nuevo, pero todo lo que puede pensar es en el pato amarillo de Sirius cuando entra ahí. Su higiene personal está pagando por eso.
A su lado, Sophie hace un repentino y placentero sonido y golpea la mano de Sirius. Todos miran. Sirius intenta verse inocente y termina viéndose malvado. Las puntas de las orejas del Sr. Potter se ponen rojas.
"Tengo que ir al baño!" anuncia Peter y se va. Todos lo ven irse.
"Buenos porotos," dice Remus cansado. Son buenos, incluso si traen de vuelta recuerdos dolorosos.
"Mmmm," concuerdan todos. "Deliciosos."
***
"¿Qué deberíamos hacer?" pregunta James, sonando miserable. Remus arregla la fogata.
"Deberíamos contar historias de fantasmas," sugiere Peter, pero sin convicción real.
"No," dice Sirius. "No sería igual fuera de la Casa. Moony, ¿cómo van esos tomates?"
Remus los mira. Se ven, piensa, como riñones muertos; no hay nada remotamente atractivo o relacionado con La Propia Aventura De Los Chicos sobre ellos. Uno de ellos revienta, sin ganas. "Van... bien."
"Podemos jugar Adivina Quién No Tiene Pantalones," ofrece James. "Ese juego es siempre divertido."
"Siempre es Sirius," apunta Peter.
"Puede... que no," dice Sirius.
"Sirius no tiene pantalones," dice Peter.
"Maldición," dice Sirius. "Bueno, sí, ganaste. Eso fue divertido."
"No crees que nada es divertido sin Sophie, en todo caso," murmura James. "Especialmente No Tener Pantalones."
"James está celoso de que a mí me besen hasta quedar sin aliento bastante seguido," explica Sirius. "Es por eso, niños, que está actuando como si la ropa interior le quedara apretada. No quiere decir que no los ame; sí los ama. Y no significa que yo no lo ame tampoco. Sabes que sí. Es sólo que a veces, el ojo del hombre viaja."
"Yo te daré un ojo que viaje," dice James y se tira sobre el fuego hacia Sirius, que está al otro lado.
"Bueno," dice Remus. Toca los tomates con tristeza. "Se ven asquerosos, no, Peter?"
"Odio cuando mamá y papá pelean," suspira Peter. "¿Crees que se separarán?"
"Creo que nosotros deberíamos separarlos," contesta Remus. "Eso debe doler."
"Sirius es persistente," aclara Peter. "Incluso si ese palo fuese puntiagudo."
Hay un grito desde el otro lado de la fogata y Remus levanta la vista para ver que Sirius, en un empujón particularmente entusiasta, ha prendido a James en fuego.
"Oh Dios," dice Remus, sintiendo que la sangre se le escapa de la cabeza.
"Mierda!" grita Sirius. Se tira encima de James, quien deja salir unos gritos apagados y le pega sin afecto a la cabeza de Sirius.
"Está bien!" grita Sirius. "James, Prongs, amigo, está bien! Ya lo apagué."
"Fue sólo mi manga!" responde James, escupiendo ramas y pegándole fuerte a Sirius en el abdomen. "Epiléptico, fue mi manga y no merezco eso y sal de encima."
"Pensé que te estaba salvando la vida!" grita Sirius indignado. "Eso es gratitud!"
"Me empujaste!" escupe James. "Suficiente! ¿Quién está conmigo?"
"Oh oh," dice Peter, levantando la mano. "Elígeme!"
"Claro," dice James. "Peter. Tu. Yo. La tienda."
"¿Qué vamos a hacer?" pregunta Peter con los ojos bien abiertos.
"Dormir. Ignora a la otra mitad. Que Sirius se encienda solo. Sí," añade James, viendo a Sirius con advertencia, "cuídate. Pasará cuando menos te lo esperes." Toma a Peter del cuello y entra a la tienda, en el sonido de las ramas y las hojas y su manga quemada y el olor a tela humosa.
"Sólo tu y yo ahora," murmura Sirius. Se quita las ramas del pelo, sin levantar la vista. "Sólo tu y yo y los tomates."
"Creo que voy a botar los tomates," dice Remus. "O sea, no están quedando bien y huelen raro y yo no puedo imaginar comerlos, ni siquiera me gustan muchos los tomates, asi que--"
"¿Por qué?" explota Sirius, "¿por qué harías una cosa así? Dije somos tu y yo y los tomates y ¿por qué tenías que botar los tomates?"
"Uhhh," dice Remus. "¿Lo siento?"
Sirius deja salir el aire exasperadamente y dice, "No importa. Dios. Sólo-- no maldita importa."
"No me importa," dice Remus, sorprendido.
"Bueno," responde Sirius. Por un momento se sientan en silencio, Remus sostiene el sartén con los tomates humillados incómodamente lejos de las llamas, inseguro de cuál debe ser su próxima movida.
"Sólo bótalos," dice Sirius, aparentemente hablándole al fuego. "No sirven. No le suman nada a la compañía."
"Bueno," dice Remus, aliviado. Da vuelta el sartén sin más ceremonia. Lo tomates dan bote en el suelo.
"Esa fue una oportunidad desperdiciada," dice Sirius. "Podrías haberlos lanzado. A los árboles. Con el sartén como catapulta."
"El sartén estaba caliente," explica Remus. "Si lo usaba como catapulta me hubiese quemado."
"Eso es tan aburrido," murmura Sirius. Lo dice como tú eres tan aburrido. Remus mira a los tomates humillados, quemados en los lados, fofos en el medio, dejados para morir en el pasto. Se siente, repentinamente, irracionalmente mal por ellos. Es como botar un juguete viejo. Deja el sartén en el suelo.
"Lamento ser aburrido," dice Remus.
Sirius lo mira. "¿Qué?"
"Lamento que estoy quemado en los lados y fofo en el medio como los tomates," Remus intenta explicar. Las palabras salen lunáticas. La burbuja usual del pánico por su inhabilidad de comunicarse como un ser humano normal no se eleva en él; sólo se siente desgastado y rechazado, y el asiento de sus pantalones está cubierto en manchas de grasa y tierra helada. Es duro sentir orgullo cuando tu trasero ha estado durmiendo por las últimas diez horas. "Intenté cocinarlos," dice. "Lo intenté, pero sólo soy bueno con las tostadas con queso y el chocolate."
"No eres aburrido," grita Sirius. "Sabes quien es aburrido, James es aburrido."
"Pensarías que a él le diste un beso," dice Remus sin pensar, "por como actúas."
Error! El cerebro de Remus grita inmediatamente. Abandona el barco. Corre por tu vida. Tírate al fuego!
Sirius se ve cómo si se le hubiese olvidado cómo usar su cara. Da susto. Después de un momento, dice, "Moony, sobre eso."
"No hay un sobre eso," dice Remus. "No hay nada que pase. Porque no estamos hablando sobre eso. Es De Lo Que No Hablamos. Lo siento, no era mi intención, pero con los tomates y tu--"
"Es sólo," dice Sirius en un tono altísimo, hablando sobre las palabras de Remus. "Quería decirte, no pretendía que fuera algo. Fue sólo, ya sabes. Con el séptimo año y pensé que no ibas a venir por el verano y estaba-- no quería, ya sabes, que fuera un beso beso. De verdad lo siento mucho. No quiero que lo tomes así. Eres mi mejor amigo. O sea," como obvia aclaración, "obviamente James es mi mejor amigo pero, sabes, tu eres Moony. Sería raro. Y tu debes pensar que es raro y que da susto. Asi que yo pensaba que era raro y me puse raro. Pero no tiene que ser raro. Si ambos decidimos que no tiene que ser. ¿Verdad?"
"Ehh," dice Remus. Un tomate da un último pop al lado de su rodilla.
"Eso no tiene sentido," dice Sirius miserablemente. "¿no? Mira, ¿podemos dejar de ser tan raros al respecto? Es sólo un beso. Es sólo Algo Que Pasó y estoy seguro que has leído sobre el tema. No quise decir nada son eso."
"Es la situación del dormitorio," dice Remus automáticamente, "eso es. He leído sobre eso. Pasamos tanto tiempo cerca el uno del otro y además siempre me estás llamando niña, las hormonas se confunden. Bueno, eso no es enteramente, pero generalmente, esa es la idea. Le pasa a mucha gente. Todo el tiempo. No significa nada."
"Le podría haber pasado a cualquiera," concuerda Sirius. Se ve aliviado. Remus está contento por no tener que pensar en el tema de nuevo. "Probablemente le ha pasado a, no sé, no a todos, pero-- a mucha gente, no?"
"Todo el tiempo," le asegura Remus. "Eso es lo que, ehh, el libro dice."
"Los libros no mienten."
"Basados en investigación meticulosa."
"Qué alivio saber. Buen trabajo, Moony." Sirius se inclina y le da una palmadita en el hombro. Remus se pregunta si ahora pueden mejorar en eso de olvidar que pasó. ¿Significa esto que ahora podrá cerrar los ojos y dormir sin estar seguro de que la tortura lo espera, dando vueltas en su conciencia?
"Me alegra," dice Remus. "Me alegra tanto. Esto ha sido incómodo."
Sirius se ríe nerviosamente. "Horrible. Sólo, ya sabes, horrible."
"Y, ya ves, tienes novia y ella es muy agradable y eso significa que el beso-- sabes-- fue-- sólo--"
"Amigable," dice Sirius. "Un beso amigable. Las chicas lo hacen todo el tiempo, dice Sophie, pero ella puede que, jajaja, me esté tomando el pelo, encendiéndome. Soy su motorcito. Sabes. Eso-- eso es."
"Me alegra," dice Remus de nuevo.
Unos grillos cantan.
"Jajaja," dice Sirius. "Debería disculparme con James por prenderlo."
"Eso sería bueno," concuerda Remus. "Sí. Por qué no haces eso."
"Bueno," dice Sirius, sonando como un hombre sin horca. "Mira, gracias, amigo. ¿Estamos bien, no? ¿Ahora puedo andar desnudo frente a tí sin tener que pienses que te voy a violar?"
"Jaja," dice Remus. "Absolutamente. Desnudo como quieras."
Sirius le guiña un ojo y luego se va hacia la oscuridad más allá de la fogata. Remus, sintiéndose mareado, colapsa de espalda en el piso y apenas tiene tiempo para esperar que nadie se prenda en llamas porque está demasiado cansado como para hacer algo y entonces:
Está en una pecera enorme. Dumbledore está patinando en el hielo sobre él, cantando una canción obscena sobre potes de azúcar y poniéndose morado.
--Hola, dice una ardilla gigante que de repente apareció frente a él. Remus respira burbujas. --¿Quieres pastel de cumpleaños?
"Gracias, Dios," dice Remus, sobrecogido con alegría. "Gracias, Dios, por las ardillas."
***
"Es Lily Evans," dice James. "Lily Evans es Delegada." Mira el pedazo de papel que tiene en la mano, con la letra extraña de Dumbledore. "Eso es lo que intenta decirme, que yo soy Delegado y Lily es Delegada y nosotros somos Delegado y Delegada y vamos a serlo juntos. Eso es lo que dice, Remus. ¿No? ¿Me he vuelto ciego? ¿Me he vuelto loco? ¿Es este el fin?"
"Querido Sr. Potter," lee Remus, "nos complace informarle que, como ya lo sabe usted es Delegado para este año en Hogwarts, Escuela de Brujería y Hechicería, la Delegado, con quien trabajará para beneficiar a los estudiantes de todos los años y casas, es la Srta. Lily Evans. Le recomendamos ponerse en contacto con ella antes del final de las vacaciones, simplemente para conocerse mejor y para sembrar las semillas de armonía para las tareas futuras."
"Bueno," dice Sirius. "Va a comenzar en tres--"
"¿Qué pasa?" pregunta Peter al entrar a la habitación.
"Dos--"
"¿Quedan tostadas?" dice Peter, cuando nadie contesta.
"Uno--"
"Lily," se queja James y se dirige a la ventana para tirarse.
"No te hará nada bien," dice Sirius, deteniéndolo. "Son como seis metros."
"Entonces déjame intentarlo," gruñe James, moviéndose hacia el marco. "No puedo hacerlo, Pads. No puedo someterme a la tortura, la humillación, el olor de los productos cítricos, no puedo. No de nuevo. No después de la última vez."
"Quizás las cosas serán diferentes!" sugiere Remus, sintiendo que el optimismo es la mejor manera de mantener a James lejos de la cama de flores de su mamá-
"Quizás le hicieron una lobotomía!" dice Sirius.
"¿Estamos hablando de Lily Evans?" pregunta Peter, metido en el refrigerador. "Ella de verdad, de verdad te odia ahora, no? Escuché que fue a Bath con Kingsley Shackelbolt en el verano."
James hace un sonido como si fuera el fin del mundo. "Sirius, si eres un buen amigo, dejarías que la muerte me llevara."
"Tu mamá me cortaría la cabeza," aclara Sirius. "Esas flores son como sus hijos. Ahh sin morder, pequeño demonio, no me hagas atarte."
"Piensa que es una oportunidad," añade Remus. "Piensa que es un modo para pasar más tiempo con ella-- para mostrarle quién eres de verdad-- para no abusar tus privilegios como delegado!" Secretamente, Remus está feliz. Espera que esté haciendo un buen trabajo no mostrarlo.
"Mira lo feliz que se ve Moony," grita James. "Mi dolor es su alegría, lo sé."
"Ahora, James," dice Sirius, llevándolo de vuelta a la mesa. "Por qué no te sientas, dejas que Peter te haga unas tostadas y piensas racionalmente sobre el asunto por unos dos minutos. No podemos permitir que te de alergia por las flores--"
"No creo que--" comienza Remus.
"Alergia," presiona Sirius, mirando fijamente a Remus, "justo antes de volver y probar tu valor como hombre a una señorita Evans, Delegada de Hogwarts, cierto? No serviría para la causa."
"Puedes cortejarla con reglas," añade Remus. "Puedes mostrarlo cuán seriamente estás tomando todo esto."
"Nadie," aclara James, "nadie es más serio que Kingsley Shacklebolt. Ni sabe lo que es una broma! Siempre es 'tengo una cabeza brillante y no es divertido' o 'Mira lo humorísticos que no son mis abdominales.' ¿Me entiendes? No puedo competir!"
"Es cierto," dice Sirius. "No tiene abdominales. No se quedan. Como que se caen."
"Algunas mujeres se intimidan con los abdominales," dice Peter, poniendo dos tostadas en el plato de James.
James las mira desconsoladamente. "No tengo hambre. Y oh sí," añade, resentidamente, "he escuchado muchas veces a una chica decir, 'Sabes lo que odio, los músculos estomacales. ¿Por qué no puedo encontrar a un debilucho jugador de Quidditch para amar?' Oh, ¿te acuerdas que ya terminó conmigo? No hay luz aquí. Todo es negrura y desesperación."
"Reglas," presiona Remus. "Dignidad. No tomar siete billones de puntos de Slytherin por ofensas imaginarias. ¿Te aconsejé mal la última vez?"
"La última vez!" dice James amargamente. "Dices, ¿cuando me patearon?"
"Eso es tan increíblemente no mi culpa que casi duele explicar," dice Remus.
"Tiene razón," dice Sirius.
"Sí," dice James. Levanta la cabeza. Fija sus ojos de chico fofo de Quidditch en Sirius. "Recuerdo de quién fue la culpa."
"Culpa a Snivellus!" protesta Sirius.
"Oh," dice James, "lo culpo a él, también."
Los músculos de James se retraen. Presiona sus palmas contra la mesa. Sirius comienza a retroceder, lentamente, intentando no hacer ningún movimiento repentino. "Oye, James," intenta, "ya hemos hablado de eso. La recuperarás! Pip, pip, el buen barco James Potter desembarca, apenas un poco deprimido, pero eso se para fácilmente con un corcho y pronto ella estará lista como la tormenta y todo-- eso-- ouch!"
Sirius corre, James rápidamente sobre sus talones. En alguna parte de la sala, están a punto de romper una lámpara.
"Bueno," dice Peter. "Qué bueno. Más tostadas para nosotros, ah?"
***
Es muy, muy agradable besar a Sophie en la boca.
Sirius a menudo piensa, durante las tardes flojas y llenas de sol como esta, que podría pasar sus días así: besando gente. Tocarse es agradable también, obviamente, y descargarse, y ama cuando Sophie pone las manos en su espalda y corre los dedos por su cabello, pero de verdad ama besar mucho más que cualquier otra cosa. Y ama besar a Sophie en particular. Su boca es suave, algo pegajosa o resbalosa por el labial, y hace unos soniditos pequeños y placenteros cuando él se aprieta contra ella o corre los dedos por su cadera o corre la boca por su mejilla o su barbilla-- un hábito que algunas chicas, sorprendentemente, parecen encontrar torpe; Alice Prewett una vez le informó que le hacía sentir como si la piel fuese de carbón después. Él presiona una rodilla entre sus piernas, acomodándose contra el pasto caliente, y ella se presiona contra él, levantando su falda un poco más sobre sus muslos.
Sirius puede dejarse ir, adormecido por el sol y la boca de Sophie y el cuerpo cálido y el sonido de los insectos alrededor. Puede pensar en lo agradable que es cómo su cabello se encrespa alrededor de sus dedos en el calor sudoroso, y cómo sus manos grandes y delgadas pasan sobre su hombro y espalda y se mueven para rascarle la nuca, y cuán delicada su nariz es cuando intenta besarlo de nuevo y se le entierra en la mejilla. Puede pensar en lo adorable que es el patio de los Potter, lo vacío que está al mediodía, cómo se siente el sol contra ellos, y no tiene que escucharse después, cuando murmura algo en la boca de ella sin prestar atención a lo que es.
Hasta que la palabra, atrapada entre los labios de ambos, comienza con Re y termina con mus y Sophie se separa, mejillas sonrojadas, broceadas por el sol del verano, el pelo formando un arco sobre sus caras.
"Qué divertido," dice ella, mientras piedras frías se forman en el estómago de Sirius. "Estaba pensando lo mismo."
NOTA DEL TRADUCTOR: AHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!