Título: Starlight
Fandom: The Chronicles of Narnia
Personajes: King Caspian/Edmund Pevensie
Resumen: Nadie debería separarse nunca de quien ha admirado a su lado las estrellas en la noche.
Notas: Sin revisar y escrito deprisa y corriendo antes de irme a currar. And... slash?
Palabras: 424
La separación es horrible, como perder una parte de uno mismo en una batalla de la que te creías vencedor. Se abrazan con fuerza, frente a demasiadas personas que son ajenas a la naturaleza de su dolor, sabiendo que nunca más se verán y que hay demasiadas cosas que no se han dicho. Se miran, un segundo, a los ojos, Caspian desea con todas sus fuerzas que Edmund sea capaz de leer en ellos lo que sus labios se niegan a decir: “Mi reino por ti” y nadie, solamente él, sabe lo mucho que significa esa frase que ronda su cabeza. Ojalá Edmund lo sepa. Pero la verdad vuela funesta sobre ellos y las palabras que no se han dicho carecen de sentido.
Se sueltan y Edmund se da la vuelta. No puede mirarle ahora. No porque siente que se podría romper ahí mismo, en esa playa, deshacerse en la arena que tiene bajo sus pies y perderse en el viento. Se acerca a Aslan, buscando en sus ojos la respuesta a una pregunta que no se atreve a formular: “¿volveré a verle?” Asusta demasiado hacerla y escuchar una negativa. Aslan no dice nada y algo se rompe dentro de él.
Caminan lentamente, como si lo hicieran hacia la guillotina. No es eso lo que le espera pero Edmund lo siente de tal forma. Quiere decirle tantas cosas. Tumbarse junto a él en la arena y mirar las estrellas esa noche. Todas las noches. Pero cuando se da la vuelta ya es tarde. Un remolino de agua los envuelve y pronto está buscando la superficie. La encuentra en su habitación. El cuadro está en el suelo, como si jamás lo hubieran atravesado para ir a otro mundo y encontrar una verdad que no sabía que pudiera llegar a marcarle de tal forma.
Mira a su alrededor, en silencio. En los ojos de Eustace y Lucy también hay tristeza, pero es él el único que siente que podría romperse si se mueve más rápido de lo que debe hacerse. Mira el cuadro mientras lo cuelgan. Hay mil millones de promesas que jamás se cumplirán en esa imagen. Mil millones de besos que nunca dará. Traga saliva e intenta permanecer tranquilo pese a todos los hubiera que nunca llegarán.
Esa noche, en su cama, Edmund alza la persiana y admira el cielo estrellado. Caspian, en otro mundo, sale a la cubierta de El Viajero del Alba y hace lo mismo.
Nadie debería separarse nunca de quien ha admirado a su lado las estrellas en la noche.