Ordinary Day

Apr 25, 2010 15:02

"Para El Eterno Resplandor que vive en cada uno de nosotros, y en el hermoso destino que el Cosmos nos creó antes de convertirse en cada uno de nosotros."


"Estabas en la azotea de nuestro colegio, a punto de saltar, me viste, yo estaba caminando por el patio con mi novio. Miraste hacia el horizonte, bajaste la vista.
Yo ya no estaba
Y te hablé:
- Yo que tú no lo haría.
-¿Porqué?
-Porque no podrás volar conmigo.
Me paré en la orilla del edificio, tras la reja, ya que le temía a las alturas. Extendí mis brazos, sentí la brisa, ¡volaba!, tomé tu mano fría y tu también extendiste los brazos, volamos por un segundo.
Descubriste que eras libre al volar, por el contrario al cometer un suicidio.
Sin soltar tu mano me alejé de la orilla, obligándote a no saltar.
Bajamos al patio del colegio. Caminamos y hablamos por mucho tiempo. Como era el momento de irse a casa, era normal que me iba a ir con mi novio. Nos separamos, me despedí alegremente de ti, sin mencionar en ningún momento lo que había sucedido en la azotea.
Notaste que mi novio estaba fuera del colegio, en una motocicleta, esperando por mí, con un casco puesto, y el otro en su mano… Sabías que ese era el mío.

Días después volviste a verme en el colegio. Para variar íbamos juntos, cruzamos miradas, y te saludé con la mano, tu hiciste lo mismo. Pero quedaste triste, querías algo más.
Fuiste rápidamente al baño, y comenzaste a llorar, ya era tarde, ya que habías enamorado de mí.

De repente te encontrabas conmigo o con mi novio en algunas de tus clases. Te impresionaba lo aplicados que éramos. A pesar de que los rumores en el colegio contaban que éramos una pareja desenfrenada y un tanto extraña. Tú siempre nos veías perfectos. Envidiabas esa relación, sufrías al preguntarte que hacíamos cuando estábamos solos. Soñabas con ser él.

Un día en un acuario, nos viste de la mano, parecíamos una pareja de casados, tan perfectos e intocables. Ya no sabías si agradecerme por haberte salvado la vida. O maldecir el día en que te salvé, ya que te habías condenado a sufrir.
Notaste un detalle en nuestras manos. Un anillo. Si, estábamos comprometidos. Tenías pensado saludarnos, pero viste eso, y tus ganas de presentarte a mi novio, y demostrarle que podías ser mejor que él, se desvanecieron, te inundó un sentimiento de pena y resignación. Pero yo te vi, y te saludé. Te presenté a mi novio. No mencioné como nos conocimos, ni desde cuando que hablábamos. Tú olvidaste enseguida el nombre de mi novio, tal como él olvidó el tuyo. Sólo recordabas mi nombre, el que escuchaste una vez en clases. Esa vez donde escuchaste rumores sobre nosotros.
Te invitamos a tomar un café, y aceptaste, Como íbamos en motocicleta, decidimos pasar a un café que quedaba cerca. Te impresionó ver el lugar al que fuimos, tan lleno de clase y por lo visto todos nos conocían, te dijimos que no era nuestro lugar favorito, pero a veces después de ir al acuario pasábamos por ahí a tomarnos algo.
No parabas de impresionarte por nuestros gustos y preferencias. Te fijaste en mis joyas y en nuestra ropa. Siempre vestidos con clase, parecíamos adultos, pero aún así quien se dedicaba a analizarnos, notaba que éramos unos jóvenes.
Con mi novio sólo hablábamos de cosas del colegio y te hacíamos preguntas sobre tu vida. La que nos pareció intrigante, ya que no eras de una clase acomodada como nosotros, por lo tanto habían muchas cosas que parecían desconocidas para nosotros. Te sentiste intimidado muchas veces con respecto a los modales de mi novio. Al quien apodaste “El Personaje de los Rulos”. Pero te parecía que era un tipo engreído, al que tenía una novia a la que tenía prisionera en su orgullo.
Pasamos una hora o más en el café. Te preguntamos como te ibas a ir a casa; no podíamos llevarte ya que andábamos en motocicleta, como siempre. Te pagamos el taxi. El cual no quisiste aceptar, por orgullo.

El lunes que seguía ese fin de semana, Nos viste entrando al colegio. Nos bajamos de la motocicleta, viste como me arreglaba la falda y me sacaba el casco y continué por arreglarme el pelo, mi novio se arreglaba la pantalón y también se sacaba el casco, y se sacudía el pelo. Luego él tomó las mochilas y me llevó de la mano a mi clase. La clase donde coincidíamos tú y yo. Ese día opté por sentarme contigo. Te fijaste que tenía el anillo del otro día, puesto. Te armaste de valor y me preguntaste porqué tenía ese anillo. Te respondí con la dura verdad. Estábamos comprometidos, y al terminar el colegio pretendíamos casarnos. Tus ojos se humedecieron y me dijiste que no podía ser verdad. Me preguntaste como nos habíamos conocido y porqué lo amaba.
Te conté nuestra historia.
-“Nos conocimos en el colegio, el primer año de enseñanza media. Me atrajo su motocicleta. Lo vi llegar en la mañana, yo me iba bajando del auto de papá.
Lo vi bajarse de la motocicleta y sacarse el casco. Era muy atractivo, lo sigue siendo, lo seguí hasta su clase, donde a mi suerte, también era la mía. Me senté a su lado, y le dije que lo había visto bajarse de su moto. Y que me parecía atractivo. Utilicé todas mis técnicas de conquista con él, pero ninguna funcionó. Él me dijo que era muy inmadura para él y que no se iba a dejar engañar por una niña mimada como yo. Eso me molestó mucho, por lo que dejé de hablarle y decidí olvidarlo.
Tuve otros novios durante ese año, pero ninguno me llenaba. Eran todos tan inmaduros como yo. Eso me hizo madurar, creo. Un día nos asignaron hacer un trabajo los dos juntos. El estaba sólo en casa. Por lo tanto el ofreció su casa para hacer el trabajo. Su casa quedaba cerca de mi departamento, por lo que me fui caminando. Al llegar él me abrió la puerta vestido con una camisa de cuadros y jeans desgastados, recordé lo guapo que lo encontré cuando lo conocí.
Mientras trabajábamos, conversamos al punto de entendernos y hacernos buenos amigos. Pasamos toda la tarde conversando, a pesar de haber hecho el trabajo sólo en media hora.
Se hizo tarde, y ofreció llevarme a mi departamento para que no me pasara nada en el camino. Sacó del Garaje tu famosa motocicleta, y sacó un casco rosado para mí. Me dijo que era de tu hermana, pero cuando ella se fue de casa se compró un auto y vendió la moto, menos su casco. Llevamos en menos de cinco minutos. Al bajarme me dijo que me había subestimado, yo le dije que tenía razón con lo que me había dicho cuando nos conocimos, y eso me ayudó a madurar.
Nos despedimos, pero antes de entrar al edificio, me dijo que pasaba todas las mañanas por ahí, por lo tanto, si no tenía problemas, podíamos irnos juntos para el colegio. Acepté sin pensarlo dos veces.
Comenzamos a irnos juntos al colegio. Y los rumores corrían por todo el colegio. Se decía que éramos pareja y que prácticamente vivíamos juntos. Comenzó a gustarnos el juego de parecer pareja delante de todos, y comenzamos a fingir que lo éramos. Hacíamos locuras, asistíamos a todas las fiestas que se hacían juntos. A pesar de que lo hacíamos de adrede, nos hicimos inseparables. Un día después de una fiesta, me llevó a casa, y al bajarme me dijo que tenía que hablar conmigo. Yo lo escuché, y me dijo que estaba enamorado de mí. En ese momento no lo creí, ya que parecía ser imposible, pero era cierto. Le pedí que subiera conmigo a la azotea del edificio donde vivo, el amablemente subió conmigo, sin decir ninguna palabra. Al llegar ahí, le hablé sobre las estrellas, mi percepción de la vida y el cosmos. Él escuchó atentamente, entonces decidí contarle la verdad: Le confesé que estaba enamorada de él desde el prime instante en que lo vi. Nos besamos bajo la infinidad de las estrellas, y juré no dejarlo nunca.
Así pasó el tiempo, y nos hicimos novios. Llevábamos ya un año, cuando un día fuimos a dar un paseo a la orilla del mar. Mis padres habían ido a un viaje de negocios a Rusia. Mientras caminábamos de la mano junto al mar, él emocionado me contó que iba a comprarse un departamento para vivir solo, Me estaba pidiendo que lo acompañara a ver lugares donde vivir y que fuera cerca de mi edificio, cuando me llamaron al mi teléfono móvil, me tenían terribles noticias, mis padres tuvieron un accidente, habían asistido a una fiesta en la casa de unos amigos, cuando viajaban de vuelta al hotel, el auto, que era conducido por un amigo de mis padres, y que estaba en estado de ebriedad, se había estrellado y posteriormente se había volcado. Mi abogado, quién fue el que me avisó, me dijo que estaban gravemente heridos, y habían muy pocas posibilidades para que se recuperaran.
Quedé desolada, caí en una profunda depresión, y dejé de lado todas mis actividades extras al colegio, incluso dejé de asistir al colegio. Quedé bajo la tutoría de mi abogado y su esposa, lo que no me agradaba en lo absoluto.
Dejé de ver a mi novio por un par de meses, mientras me recuperaba.
Me escapé de la casa de mi abogado, y volví a mi departamento, al llegar a éste, noté que estaba ligeramente cambiado. No pertenecía a nadie más que a mí, no lo habían vendido, pero aún así, alguien estaba viviendo en él.
Recorrí todas las habitaciones buscando pistas de la persona que estaba viviendo ahí, hasta que entré en mi alcoba. Lo vi a él, el amor de mi vida. Estaba esperándome, me dijo que sabía que yo iba a volver, y que había mantenido el departamento intacto, no había hecho ningún cambio. Menos uno, mentalmente recorrí todo el departamento intentando recordar si había algún cambio, pero antes de poder notar algo, sacó una caja muy pequeña de mi mesa de noche. Se arrodilló, me tomó la mano izquierda y me pidió la mano, me dijo que en esos seis meses en que me ausenté se había dado cuenta de cuanto me amaba, y cuanto quería estar conmigo.
Acepté su petición, y comenzamos a vivir juntos. Desde ese entonces, no nos hemos vuelto a separar, y pretendemos no hacerlo.”
Quedaste helado. Tu piel morena perdió el color, y me preguntaste otra vez, con la voz colgando de un hilo, que porqué lo amaba, que hacía que cada día, al despertar mirara su rostro y pensara que esa era la persona con la que quiero vivir por el resto de mi vida. Mi respuesta la sentiste como un cuchillo enterrado en tu corazón:
-“Lo amo porque ha sido el único que a pesar de todo lo que pase, siempre está esperando por mí, es el único con quien puedo hablarle sobre las leyendas de la Luna y las estrellas, es el único quien entiende mi pasión por el espacio exterior y el Cosmos. NO existe nadie más en este mundo, que tenga la misma estrella que yo. Él fue mi amor en mi vida pasada, y en todas las anteriores, y por eso mismo, lo sigo amando, a través de la eternidad, y por siempre.”
Te noté muy triste, y vi caer unas lágrimas en tus mejillas, así que tomé tu mano y te dije, que a pesar de todo. Tú ya tenías un lugar muy especial en mi corazón, ya que te había salvado la vida, y eso es algo que no se olvida.
Así que continué con nuestra conversación, y te pregunté porqué ese día habías intentado terminar con tu vida. Me respondiste con una triste historia, que de una forma u otra, se me hizo muy familiar.
Me Dijiste que nunca conociste a tu padre, así que vivías sólo con tu madre, en precarias condiciones, siempre fuiste estudioso porque no querías tener una vida como la que tenías, querías algo mejor para ti y tu madre. Si se hablaba de estudios, tu vida era perfecta, pero tenías un corazón lleno de pena y dolor. Habías conocido a muchas chicas a las que amaste con todo tu ser, pero ellas abusaron de ti y siempre te dejaban con el corazón hecho pedazos. Hasta que conociste a Andrea. Creías que era el amor de tu vida. Ella constantemente de hablaba sobre las estrellas y las constelaciones. Por lo que comenzaron a interesarte las estrellas. Al principio lo encontraste cursi y no te agradaba que ella te hablara sobre eso. Pero una noche, en la que mirabas el cielo en el jardín de tu casa, tu madre se sentó junto a ti y te haló sobre las estrellas, te comentó que cada estrella tiene un dueño, y cada estrella tiene su historia. Y esa historia, se repite vida tras vida en su dueño, hasta que es lo suficientemente madura y muere junto a su dueño, en ese punto, el dueño de la estrella no vuelve a reencarnarse jamás.
Quedaste impresionado con ese relato, y le preguntaste a tu madre, que cuantas vidas tenías, ella te dijo que muchas, así que no tenías de que preocuparte; pero a ella le quedaban pocas.
Esa noche, tu madre murió.
Mientras revisabas sus antiguos objetos, encontraste un examen desde hacía dos años, el que informaba que tu madre tenía un cáncer ramificado y ningún tratamiento podía salvarla, eso te devastó, te alejaste de tu novia, y te concentraste únicamente en tus estudios, y en las estrellas.
Después de un largo tiempo sin ver a tu novia, se encontraron en un pasillo del colegio, ella no te vio, pero tú si a ella. Iba de la mano junto a un charlatán que era reconocido como el mejor deportista, y el más popular del colegio. No aguantaste tanto dolor, era demasiado para ti, así que subiste a la azotea del colegio, Miraste hacia abajo para ver donde iba a caer tu cuerpo. Y me viste, caminar de la mano con mi novio. Corriste la vista, y de la nada, yo estaba a tu lado, comentándote que la caída iba a ser muy dolorosa, y que no valía la pena.

Te miré fijamente a los ojos, y recordé mi vida pasada.
Nos vi, tú y yo. Caminando en la orilla del mar bajo una hermosa Luna llena. Me senté en la arena y te conté una historia. La Historia de las estrellas y sus dueños en la eternidad…
Te conté como nació el universo. La Diosa Cosmos junto a su ejército de pequeños dioses, decidieron hacer algo con el infinito espacio que había a su alrededor. Pero había alguien, quien se oponía a eso, y era el Dios Caos, el no quería que se ocupara el espacio infinito en el que habitaban para que se crearan seres inferiores a los dioses, sin poder alguno sobre los otros. Cosmos por el contrario, Decía que todo el espacio infinito que había era una pérdida de espacio si no se ocupaba, así que ideó que cada Dios, gobernara en un planeta y ese planeta sería el protector de cada Dios, y sus habitantes velarían por la integridad de su planeta.
Así comenzó la batalla, Cosmos y Caos se enfrentaron a muerte para lograr sus objetivos. Pero todo esfuerzo fue en vano. Caos era tan poderoso como Cosmos.
Los demás dioses que estaban de acuerdo con la gran Cosmos, unieron sus poderes para destruir a Caos. Lamentablemente ninguno de los grandes dioses salió vivo. Cosmos y Caos estallaron en mil pedazos, los que se dispersaron por todo el espacio infinito. Cada Dios, tomó una parte de Caos y Cosmos por igual, y crearon cada planeta.
El sueño de Cosmos se había cumplido. Pero aún así no había nadie que habitara en los planetas más que su Dios. Así que los Dioses, también sacrificaron sus vidas, las dividieron en millones de partes, y le asignaron una estrella y un dueño a cada una. Así se creó el universo, y así es como cada uno de nosotros, contiene tanto el Caos como Cosmos en su interior. Por eso estamos llenos de luchas internas en nuestra vida, y tenemos que pasar por tantos conflictos y luchas.
Esa noche estrellada y con una Luna que nos vigilaba desde el mar dejó guardado el secreto más grande el universo. Su creación misma.
Besé tu frente y te pedí que continuáramos caminando. En ese momento, otra revelación de mi vida pasada salía a la Luz. Tenías el corazón roto, una mujer te había engañado con un famoso director de Teatro, el teatro del cual habíamos salido caminando. Eras mi hermano, mi hermano gemelo, La única estrella idéntica a la mía.
Te estaba salvando de un fatídico final. Pensabas quitarte la vida es noche.
La traición de esa mujer, esa historia que se repite vida tras vida, te hizo tanto daño, y aún no madurabas eso, nunca lo hiciste, por lo tanto. Volviste a vivir la misma historia. Sólo que esa vez, me amabas desde antes. Esta vez no, sólo llegué a tiempo y al ver la dueña de tu estrella gemela, tu corazón confundió su alma gemela de su estrella.

Nunca fuimos pareja, y nunca lo seremos. Nuestras estrellas son hermanas. Quizás, tu estrella… nunca haya tenido una compañera. Mi estrella compañera. Es mi Novio, el famoso personaje de Rulos, como le llamabas, él es el dueño de mi estrella compañera.

No debías enamorarte de tu hermana de la Eternidad. Espero que en la vida que te toque vivir ahora. Encuentres a tu verdadera estrella compañera.
Por ahora. Mi novio y yo. Lamentamos tu muerte. Pero sabemos, que en nuestras próximas vidas, nos reencontraremos, y no cometeremos los mismos errores de esta vida.
Por ahora vamos a dar un paseo en motocicleta y a contemplar las estrellas.

Confiamos en el destino que Cosmos nos creó."

-Jasmín.

**FIN**

-Fran.

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