Beatha *Se le derrite el cerebro*

Apr 18, 2010 21:54


Para aryblack que hacía muchísimo que se lo debía. Ha sido la inspiración del momento, no está beteado ni nada, pero espero que te guste nena ;)
Quiero oir tus gritos de Delfín en celo.


"Te quiero"

Había sido un buen polvo. Vale, mejor que un buen polvo. Hubiese sido un buen polvo si él no fuese un gilipollas incapaz de cerrar la bocaza. Un buen polvo, sí.

Cuando empezó con Sam no sabía si le quería o no, no sabía nada en realidad. Sam le atraía, tenía ese poder sobre él. Con esa sonrisa insultante y todas esas películas desordenadas en la mesa del salón, con todas esas cosas que le sacaban de quicio. Sam que se atrevía a gritarle por mover un jarrón dos centímetros y no le importaba tener la cama desecha toda la mañana si era con él en ella. Cuando empezó a salir con él, empezó y ya está no se planteó un "te quiero".

Y ahora estaba de mierda hasta las cejas. Así, finamente dicho. Porque estaba metido en un berenjenal terrible. Por bocazas y por gilipollas y por hablar sin pensar o por callar demasiado y explotar en mitad de una sesión impresionante de sexo.

La cosa es que la noche anterior habían visto una película y Liam ni si quiera sabía el nombre, porque diez minutos después de empezar a verla habían rodado hasta el suelo, besándose como animales. Sam le había arrastrado hasta la cama, en una de esas pocas veces que Liam se dejaba hacer. Y vamos que si se dejó hacer.

Lo bueno de estar con Sam en la cama y ser, técnicamente, de Sam era el cariño con el que te trataba. Liam había descubierto la diferencia entre el antes y el después de salir con él y posiblemente eso fue lo que le hizo ser gilipollas y soltárselo en medio del orgasmos. Antes Sam le trataba como si fuese un instante, como si esa vez fuese la última porque no sabía con quién se acostaría Liam a la noche siguiente, si con él o con otro. Sam le trataba como un animal y se dejaba hacer como un animal y cuando Liam se dejaba hacer, le trataba con demasiadas ansias, intentando quedarse lo máximo de él. Pero ahora que estaban juntos, era diferente, ahora Sam se recreaba en él, en su cuerpo, le daba mil vueltas antes de llegar a lo importante, le hacía sentir más seguro que en  cualquier lugar o momento de su vida. Eso le gustaba. Incluso aunque intentase negárselo a sí mimos, le encanta. Era como si tuviesen todo el tiempo del mundo. Y lo mejor, lo mejor de todo, era que no era así solo en la cama. Sam hacía que inevitablemente todo fuese divertidamente suave.

Cuando le dijo que le quería, no lo pensó, lo sintió y eso daba casi más miedo. Porque eso implicaba que podía no volver a decirlo, pero no dejar de sentirlo.

Y de todos modos lo que más le jodía no era eso. Era la reacción de Sam. Porque no, señoras y señores, Sam no contestó. No dijo una sola palabra. Se le quito de encima y le besó el cuello, como siempre y le acarició un rato hasta que ambos se quedaron dormidos.

Todavía no había coincidido con él. A las cinco de la mañana habían recibido el aviso de una colisión múltiple, un accidente de esos que cuando los ves por la televisión agradeces estar en tu casa, con tu pareja o con tu madre o con tu gato o con cualquiera menos allí. Habían salido corriendo y el día había pasado en un suspiro, entre sangre, roturas, muertes y milagros de los que solo pueden ocurrir en los hospitales después de tal desgracia. Y en lo único en lo que era capaz de pensar era en que Sam no le había contestado.

Liam era como una maquina, precisa, preparada para soportar toda la presión que ese tipo de situaciones te provocan, con toda esa gente llorando y gritando en las salas de espera. Toda esa gente que sí decía te quiero.

-¿Por qué?

-¿Perdona?

-Quiero saber por qué.

-No entiendo.

Sam estaba en una de las salas de descanso del hospital, sentado sobre una cama, despeinado y con aspecto cansado. Había sido un día duro y horrible. Y eso hizo que Liam se enfureciese, uno de esos accesos tan normales en él, donde necesita gritar y vomitar todo lo que pensaba porque sino iba a reventar y a montar la tercera guerra mundial él solo.

-Quiero saber qué cojones te pasa por la cabeza, Samhradhán McNamara. Yo, joder, yo te he dicho que te quiero ¡Te lo he gritado mientras me corría! te he dicho que te quería, varias veces y tú no has dicho nada ¿Crees que es fácil para mi? pero al menos si no sientes lo mismo, tengo derecho a saberlo, no sé, dime...dime...yo que sé, que no estás preparado, que aún no me quieres, que ya me querrás, dime algo, joder, cualquier mentira de esas que salen en las telenovelas, porque voy a volverme loco, porque soy imbécil y no debería haberte dicho lo mucho, lo muchísimo que te quiero, pero lo he hecho ¡Lo he hecho!  y lo peor es que ahora mismo lo estoy volviendo ha hacer y si me conocieses sabrías que es algo que nunca digo, es como una palabrota en mi vocabulario ¡Deja de mirarme así! ¡CUANDO ME MIRAS ASÍ TENGO MÁS GANAS DE GRITAR!

-Vale, pues no te miro.

-Que me mires, joder

Tenía calor, estaba acalorado y enfadado y el puto Samhradhán se estaba riendo. El subnormal que es lo que era.

-Liam ¿De verdad necesitas que yo te diga que te quiero?

Y tan rápido como vino, se fue el cabreo ¿Para qué quería que Sam le dijese que le quería? Acaso no sabía ya la respuesta, la había sabido todo el tiempo.

-No, sí, de vez en cuando.

-Vale.

-¿Vale?

-Te quiero.


son demasiado para mi corazón(sito), ary +beatha= mi feliz, fanfiction, mis fics

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