En las aguas termales.

Jul 15, 2012 03:35


Título: En las aguas termales.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato y Hibari Kyoya.
Género: Humor. Romance.
Rating: T.
Advertencias: Shonen Ai. 1859. Un poco de Lime. Basado e inspirado en el Ova.
Resumen: Un simple baño y momento de relajación se transformó en algo más para ellos dos.


Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es mío. Le pertenece a Amano Akira.

15/07/12.

Gokudera sabe que Hibari odia las multitudes. Que no le gusta estar en el mismo lugar con cualquier herbívoro y aunque a él no le guste aceptarlo el prefecto así lo tiene catalogado, como un herbívoro rebelde, motivo por el cual, se queda petrificado en su sitio y su ceño se frunce al verlo ahí en las aguas termales disfrutando de lo que parece ser su baño nocturno.

Le ha ganado el lugar no hay duda.

"¡Rayos!".

Así que sin pensarlo dos veces y anticipándose a su "si no te vas ahora te morderé hasta la muerte" es que se de la vuelta inmediatamente para marcharse.

Total, regresará al rato cuando Hibari se haya ido. No obstante, el prefecto le dice unas palabras.

- ¿A dónde vas Gokudera Hayato? No te he dicho que te vayas, ¿o sí?

- ¿Hah?

Escuchar sus palabras ciertamente lo sorprende por lo que se gira a verlo al instante notando cómo éste entrecierra sus ojos.

- Sólo no hagas mucho escandalo, herbívoro o te morderé hasta la muerte. -es la única advertencia que le da, ignorándolo después.

Bueno, si ya está ahí y si Hibari no lo va a echar del lugar, procederá entonces a lavarse y enjabonarse para después entrar al agua. Su cuerpo realmente lo necesita.

En silencio y sin emitir palabra alguna se despoja de su ropa, se pone una toalla amarrada a la cintura y comienza a echarse agua en la cabeza y luego en el cuerpo en la zona del Onsen destinada a ello.

Hibari de vez en cuando mira al italiano, dándose cuenta que por alguna razón no puede dejar de ver su espalda desnuda o su figura sentada en el pequeño banquito. La forma en la que talla su cuerpo y la espuma del jabón cubre ciertas partes comienza a resultarle "interesante".

Gokudera Hayato en sí, comienza a serlo. Y eso es nuevo para él.

Luego de lavarse perfectamente y estar limpio por completo, Gokudera se pone de pie y se dirige después de pensarlo un poco a las aguas termales aunque claro, camina hacia el otro lado para meterse en el lado opuesto donde está Hibari.

Después de todo ellos no son amigos (nunca lo serán) y quizá por hoy y como única ocasión están siendo tolerantes con el otro así que no va a abusar de eso.

Ah, el agua caliente le sienta de maravilla a su cuerpo en cuanto se sumerge en ella. Aquello es tan relajante. Justo lo que necesitaba en ese momento.

El lugar sigue tranquilo pese a estar los dos metidos en el mismo estanque.

No obstante y desde su posición, Hibari puede ver perfectamente de frente al herbívoro rebelde por lo que detalla en sus gestos y su expresión tranquila sin ningún problema o inconveniente al haber cerrado éste sus ojos y no darse cuenta de que lo mira.

El detalle no le dura mucho cuando el herbívoro se gira para darle la espalda y apoyarse en las piedras y la orilla mostrándole ahora su pálida piel. Todo en él luce atrayente.

De repente, a Hibari el calor del agua comienza a afectártele resaltando en cierta parte de su anatomía que por fortuna está cubierta por la toalla amarrada a su cintura y el agua que lo cubre hasta el pecho. Aun así, la tentación de acercarse al herbívoro y hacer "algo", tocarlo, quizá besar su piel o jugar con sus labios se instaura en su mente.

Al final la tentación es mucha y se pone de pie, pero no para marcharse y salir del lugar sino para ir hacia la Tormenta.

Al escucharlo tras su espalda y sentir su presencia a unos pasos de él, Gokudera voltea a verlo con su típico ceño fruncido y le pregunta.

- ¡Qué quieres!

- Nada. -es la respuesta que le da, mirando esos ojos verdes que lo miran intensamente y por un instante lo quieren matar.

Hayato vuelve a girarse para poder ver de frente al prefecto que sigue ahí, aunque para hacerlo tiene que alzar su vista. No se levantará ni moverá más de su lugar.

- ¡Y entonces que estás haciendo…!

El italiano no puede terminar su pregunta cuando Hibari se deja caer ante sí, acercándose a él y sujetando su barbilla a escasos centímetros de su rostro.

Gokudera puede verse reflejado en sus enigmáticos ojos azules que lo paralizan y lo confunden.

- ¿Hiba…?

- No digas nada, herbívoro. -le calla al poner un dedo sobre sus labios, mirando éstos y luego sus ojos.

El herbívoro rebelde es muy bien parecido. Aunque eso ya lo sabía. Sin poder evitarlo más, se acerca a él para besarlo.

"¡Pero qué…!".

Aquel contacto sólo dura unos segundos y el gesto sólo es de parte Hibari. Gokudera no le corresponde en ningún momento, aunque eso se debe principalmente a la sorpresa y confusión que siente en ese instante.

- ¡Qué diablos crees que…!

Astuto como Hibari es, aprovecha ese momento para volver a besarlo y está vez, colar su lengua dentro de su boca. Quiere más que un simple beso.

Claro que aquello le roba el aliento a la Tormenta en cuestión de segundos por lo que lucha contra él.

- ¡Ah…! -consigue apartarse un poco al alejarlo con sus manos y tratar de mirarlo. Es consiente que un intenso y estúpido sonrojo se instaura por toda su cara y aquello es sumamente vergonzoso.- ¡H-Hibari…!

El aludido no se mueve ni se aparta de él.

- Déjame tocarte, herbívoro.

- ¡No! -niega de inmediato sin llegar a considerarlo siquiera. No, hasta el par de segundos siguientes al creer que ha escuchado mal.

¿Qué? ¿Qué ha sido lo que Hibari le ha dicho? ¿Qué lo deje hacer, qué? ¿Tocarlo?

Curiosamente, lo único que atina a preguntarle es un:

- ¿P-Por qué?

Hibari lo piensa unos segundos y Gokudera nunca se esperó su respuesta.

- ... Porque eres sexy, y quiero hacerlo. Me muero por hacerlo, herbívoro.

Sin esperar su permiso o querer escuchar más sus protestas, Hibari desata la pequeña toalla de su cintura y lleva su mano a su entrepierna buscando su miembro.

Quiere tocarlo un poco más. Provocarlo y escuchar su voz en esas circunstancias.

- ¡Ah!

Un pequeño gemido se le escapa al bombardero de sus labios al sentir en un primer instante ese roce y luego, la mano del prefecto a su alrededor para luego instaurarse en la base de su miembro y comenzar a subir y bajar lentamente.

- ¡I-Idiota, suéltame! ¡No me toques… a-ahí!

Al ver su reacción, la forma en la que Gokudera Hayato se resiste a gemir pero al mismo tiempo se excita y tiembla, lo provoca un poco más. Lo hace esbozar una pequeña sonrisa burlona y sus caricias ni su ritmo cesan, todo lo contrario.

- Hn. ¿Te gusta?

- ¡P-Por supuesto que… no! -niega, agregando después al ver que Hibari no deja de tocar y masturbar su miembro.- ¡Es raro! ¡S-Suéltame, bastardo!

- No quiero.

Sonríe un poco más, aumentando el ritmo para ver su reacción.

Gokudera no puede más que recargar su frente contra su pecho, respirar agitadamente y aferrarse con fuerza a su espalda y camisa al no aguantarlo mucho más. El idiota y cada uno de sus toques y caricias lo están volviendo loco, lo están llevando a su límite y sabe que está a punto de llegar; de liberarse y se lo hace saber.

- ¡H-Hiba…ri! -dice con dificultad, apartándose un poco y alzando su vista para verlo.

Esa visión... ese rostro sonrojado, jadeante, sexy, lo excitan un poco más.

- Herbívoro, córrete para mí.

- ¡N-No!

- Hazlo. -Kyoya aumenta el ritmo para acariciar después repetidamente su punta y eso es todo lo que Gokudera necesita para hacerlo.

- ¡Ah...!

Sin poder controlarlo más se corre, aferrándose con fuerza a Hibari.

El prefecto siente y escucha cómo es que el herbívoro va recuperando poco a poco su respiración un par de segundos después, sin poder quitar de sus labios la pequeña sonrisa que tiene. Ha visto una expresión y reacción muy interesante en el herbívoro rebelde y lo mejor de todo es que él la ha provocado.

Quizá por eso es que lo llama.

- Herbívoro…

Pero Gokudera no quiere ver a Hibari pues sabe que está más rojo que un tomate y se muere de vergüenza. Lo peor de todo es que ni él mismo sabe qué ha pasado o cómo ha permitido eso.

- ¡L-Lo siento! -dice entre dientes, alejándose y ocultando su mirada entre sus cabellos.

¿Y ahora cómo va salir de eso?

- Gokudera Hayato, mírame.

La Tormenta no puede hacerlo así se lo ordenara su Décimo. Tiene que irse, salir de ahí y huir si es necesario.

No entiende nada y su vergüenza no hace más que aumentar.

Así que sin decirle nada a Hibari toma su toalla, se pone bruscamente de pie y se la amarra a la cintura para salir del estanque. Al ver su intención el de cabellos negros reacciona.

- Herbívoro. -le repite de la muñeca, impidiendo que se vaya.- ¿Qué estás haciendo? ¿A dónde crees que vas?

- ¡Suéltame!

- No. -se niega, reteniéndolo con más fuerza.- No permitiré que te vayas.

- ¡Te digo que me sueltes, Hibari!

Hayato lucha por zafarse sin conseguirlo siquiera, aumentando con ello su enojo.

¿Qué diablos pretende el bastardo? ¿Hacerlo sentir más avergonzado, humillado? ¡Oh, porque lo está consiguiendo!

- ¡Maldición, Hibari! ¡Suéltame ya!

- Eso es. -dice de pronto, entendiéndolo mejor.- Quiero que sigas diciendo mi nombre, herbívoro. El mío y el de nadie más.

- ¿Qué?

Se lo explica, o al menos como él lo entiende.

- Por alguna razón quiero seguir tocándote, besándote y hacerte mío. Quiero que sean mi herbívoro, ¿lo entiendes?

No, Gokudera no lo entiende ni las palabras que está diciendo ni nada más. Su cara no deja de ponerse más roja con cada palabra que escucha de su parte.

"¡Pero qué diablos está diciendo…!".

Cualquier pensamiento y queja desaparece de su mente cuando Hibari lo jala hacia él y vuelve a besarlo hasta dejarlo sin aliento.

Y no se resiste, ni lucha, ni hace nada para detenerlo. Simplemente mira sus ojos azules.

- Así que ahora que lo sabes herbívoro, más te vale que lo aceptes por las buenas porque no acepto un "no" por respuesta.

Una pequeña sonrisa presuntuosa surca sus labios, haciendo enojar a la Tormenta y que se olvide de momento de todo lo que ha pasado.

- ¡Tú! ¿Quién diablos…? ¡Crees que esto es un…? -en vista de que no puede terminar ninguna de sus oraciones concluye con un frustrado.- ¡Ah, Hibari!

- ¿Eso es un "sí", herbívoro o tendré que "morderte hasta la muerte" para hacerte cambiar de parecer y ya viste que puedo hacerlo? Te ha gustado, incluso.

La forma en que lo dice y el tono que utiliza hace que vuelva a sonrojarse.

- ¡B-Bastardo! ¡Cállate y déjame en paz!

- Oh, ¿es ése Sawada Tsunayoshi?

- ¡Qué! ¿El Décimo?

Espantado, Gokudera voltea a ver hacia donde el Guardián más fuerte mira no viendo nadie ahí.

- ¡Pero qué rayos…! ¡Ah!

Hibari aprovecha su distracción para jalarlo y caer ambos en el agua con la Tormenta encima de él.

- No te dejaré ir, herbívoro. -sonríe, quitándole de nueva cuenta la toalla.

- ¡Tú, pervertido! -su rojo vuelve a instaurarse.- ¡Qué mierda crees que…!

Sin querer escuchar sus protestas lo besa, sintiendo después como el herbívoro deja de luchar y quejarse.

Gokudera sigue sin entender qué diablos pasa ahí, aunque ahora ya no le importa tanto. El maldito de Hibari hace que se olvide de eso, y se concentre en sus besos y las caricias que comienza a darle. Sentir después el cuerpo desnudo del prefecto bajo el suyo simplemente le hace perder la razón, ¡y maldición, excitarse de nuevo!

- Tócame, herbívoro.

Con esas palabras susurradas en su oído sensualmente, consiguen que todo su cuerpo se ponga rojo, rígido y todo le dé vueltas. Se va a desmayar de la vergüenza. Y lo peor de todo es que Hibari ni así va a parar.

Fin.

a: katekyo hitman reborn!, p= 1859, p: hibari kyoya, p: gokudera hayato

Previous post Next post
Up