Tema#07, Impulso.

Jan 05, 2010 17:15


Para: 30vicios 
Símbolo: #07, Impulso.
Fandom: Bey Blade.
Pairing: JohnnyxKaiTala.
Género: General, Romance.
Rating: T
Advertencias: Insinuación de Shonen Ai, Lime, alusión de trío.
Resumen: Johnny no era impulsivo, y tampoco se dejaba dominar por sus pulsiones; sin embargo, una pequeña acción y ahora tenía que arreglárselas tanto con Kai como con Tala. Ahora sí que estaba perdido.

Disclaimer: Bey Blade no me pertenece. Pertenece al talentoso, Takao Aoki, al cual le agradezco infinitamente por traer a mi mundo tan bella y shipeable obra de arte.

05/01/010

Johnny ni siquiera sabía por qué tenían que estar ahí.

¿Todos los equipos en la nueva sede de la BBA? Esperando a... sabrá Dios qué. No, no lo soportaba.

Y más, al ver a esas dos personas al lado opuesto de la instancia, hablando por lo bajo, sonriendo arrogantemente de vez en cuando y sobre todo, demasiado cercanos él uno del otro.

Quizá a nadie le sorprendía ese hecho, considerando que en el pasado torneo mundial habían estado en el mismo equipo, pareciendo incluso, que ahora eran muy amigos.

Pero el europeo notaba que había algo más; un trato más... intimo, pues al ruso-japonés nunca le había visto comportarse de esa forma con ninguno de sus amigos ni con nadie más. Agregando el hecho de que ambos estaban muy alerta por si alguien les veía, minimizando por algunos segundos la escasa distancia que los separaba y sonriendo complacidos por ellos. Estaban jugando.

Y entonces, el joven McGregor ya no aguanto más; quiso gritar muchas cosas, acercárseles y decirles que fueran a un maldito hotel; que dejarán sus escenitas de seducción pues estaban en un lugar publico y todo mundo los estaba viendo. Se daban cuenta, aunque sólo fuera él el que los estuviese observando, pero le dio igual.

Así que siguiendo su impulso dio un paso, y luego otro, caminando en dirección hacía ellos. Se había visualizado llegar y decirles todo eso y mucho más, pero en el último momento había pasado de largo a su lado, marchándose con los puños cerrados y una expresión de molestia.

Y para el colmo, ninguno de los dos había reparado en su presencia. Eso lo frustró aún más. Indignado, molesto y con mil emociones a flor de pie, se dirigió a los baños, empapándose la cara para ver si eso lo calmaba, al menos un poco.

Lo cual funcionó en algunos grados, y una vez que se hubo secado la cara, agregó.

- Idiotas... -en un murmuro, al ver su reflejo en el espejo y comenzando a imaginarse el tipo de cosas que los dos podían hacer si su juego sexual continuaba.

¿Pero a él qué?

No era su problema y no debía pensar en ello, aunque... por alguna extraña razón, no podía apartarlos a los dos, juntos, de su mente.

Lo cual se complicó, al ver entrar por esa puerta al maldito bicolor. Uno de los Reyes de Roma.

- ¡Hm! -gruñó por lo bajo, viendo como se detenía a su lado para lavarse las manos.

¿Qué es lo que habría estado haciendo para hacerlo con tanto ímpetu y cuidado?

No, al instante alejó la imagen mental que surcó por sus mente.

- ¿Qué? -le preguntó entonces el dueño de Dranzer, al ver que no le quitaba la vista de encima. Sin disimular siquiera.- ¿Es qué se te perdió algo... Johnny?

Pero el tonito que utilizó para llamarme por su nombre, entre burlón y provocativo, sólo lograron que su mirada se acentuara en el otro.

Ahora que lo miraba tan de cerca, no había cambiado mucho desde la última vez que le vio: aún no le había superado en estatura (quizá nunca lo haría) pero sí había crecido un poco; su piel seguía siendo del mismo tono, quizá un poco más tersa; sus ojos se veían diferentes, más brillantes, más profundos y hasta experimentados; y su cabello, seguía llevando el mismo peinado y un poco más de mechas bicolor.

¿Entonces qué era?

¿Qué era lo que lo inquietaba tanto y le hacía latir a su corazón con tanta rapidez? ¿Por qué sentía unas enormes ganas de lanzársele encima y besarle la boca hasta que ambos se quedaran sin aliento?

¿Qué era ese impulso que iba nublando su mente hasta hacerle centrarse sólo en una cosa?

- ¿Oye, me estas escuchando? -el menor dio un paso hacia él, viendo que no decía y hacía nada.

¿Pero qué le pasaba? Se preguntó, quedándose sin ninguna respuesta al suceder todo tan rápido.

Johnny había acortando la distancia en una milésima de segundo, posando sus labios contra los suyos.

Su acción lo había tomado por sorpresa, que ni siquiera atinó a moverse o a apartarlo ni siquiera un milímetro. Desde su puesto le veía con sus ojos cerrados, comenzando a sentir como sus manos iban explorando con cierto nerviosismo pero muchas ansias su cuerpo, siendo eso mismo lo que lo obligó a corresponder.

En principio lo hizo para ver sí así terminaba de una vez por todas con el beso, pero después, él mismo no quiso pues comenzaba a sucumbir en la pasión y en el arrebato del europeo. No estaba mal, besaba bien. Así que como Kai supuso y vislumbró segundos antes, ese beso no bastaría para cumplir con las expectativas y emociones que ambos estaban sintiendo.

Querían más, necesitaban más. Que los besos se estuvieran transformado en voraces y las caricias desesperadas, sólo era el preludio que los invitaba, los incitaba, a abrirse paso entre las ropas compuestas del otro; más piel sin descubrir, más partes especificas para lamer y succionar, más fricción entre sus cuerpos que los estaba volviendo locos. Todo eso y más, hasta que...

- Lindo... -dijo de pronto una voz, haciendo que Johnny se apartara bruscamente de Hiwatari.

Su vista y la del aludido fueron a parar en la persona que les veía desde el marco de la puerta, mostrando una sonrisa burlona.

- ¿Qué? ¿Pero es que no piensan continuar? Por mí no se detengan, prosigan.

El ruso terminó de entrar al servicio, cerrando la puerta tras de sí.

- No es lo que piensas. -le dijo casi sonriendo Kai, entrecerrando sus ojos presuntuoso.

- ¿Ah, no? -Tala dio unos cuantos pasos más hacía ellos.- Pues a mí me parecía que ustedes se la estaban pasando muy bien.

- N-no es eso. -articuló por fin el europeo, arreglándose un tanto la ropa.

- ¿Y entonces qué era? Johnny... ¿McGregor, cierto?

El mencionado le sostuvo la mirada de forma desafiante y asintió.

- Porque según yo... estabas besando a Kai. -se lo dijo en susurro y tan cerca de su rostro, que éste se estremeció.- ¿Me lo vas a negar cuando yo te vi?

La pregunta formulada sólo hizo que el bicolor cruzara sus brazos, y disfrutara del desarrollo que estaba tomando la situación.

- No. -le contestó entonces con una seguridad y arrogancia tan propia de él.- Tienes razón, lo estaba besando. ¿Qué es lo que harás... Ivanov?

Tanto Hiwatari como el líder de los Blitzkreig se toparon con el altanero y soberbio europeo que era Johnny McGregor. En alguna ocasión, Kai le había contado sobre su encuentro y disputa personal con el pelirrojo hace tres años atrás, él por su parte, se lo había tomado muy bien; parecía incluso interesado en un futuro no muy lejano, tratarlo en persona. Quizá un día de estos lo invitaría a la abadía.

- Hn, supongo que nada. -y le dio la espalda, manteniendo su aire de superioridad.- Kai es libre de besarse con quién quiera. También puede hacer lo que le plazca, ¿es su cuerpo, no? Él sabrá qué hacer y con quién lo hace.

- ¿E-entonces ustedes...? -balbuceó confundido el pelirrojo, mirando a uno y luego a otro.- No están... ¿juntos?

Dijo por fin. Haciendo que ambos sonrieran de lado y entrecerraran sus ojos presuntuosos.

- Kai, ¿quieres contestar a su pregunta? -mencionó Ivanov, mirándole divertido.

- ¿Qué entenderías como... “juntos”, Johnny? -se dirigió al ruso, dando una vuelta alrededor de él con cierta sensualidad, acortando la distancia que los separaban hasta darle un fugaz beso en los labios.- ¿Algo cómo... esto?

Le besó un par de veces más, correspondiendo a cada uno de ellos el líder de los Blitzkreig Boys. Pero no conforme con ello, lo estrechó entre sus brazos, atrayéndolo más hacía su cuerpo. Y entre besos que iban y venían, entre caricias que subían y bajaban e iban abriéndose paso entre la ropa, sus respiraciones se volvían más aceleradas y sólo se centraban en ello. En nada, ni nadie más.

- ¿Sí para ti algo como esto es estar juntos? Entonces... puede ser.

La respuesta a medias, y sin confirmación al cien por ciento sólo hizo que el europeo se enojara aún más. El tono burlón con el que se lo dijo tenía mucho que ver. ¿Qué era eso? ¿Es que acaso se estaban burlando de él? ¡Pues al diablo con ellos, obviamente estaban juntos y eran más que amigos! ¡Bien por ellos! ¡Pero él se iba, ya!

Y a punto estaba de abrir la puerta cuando una mano pasó al lado de su cabeza, impidiendo que esta se abriera un centímetro más, sólo terminó cerrándose. Era Tala.

- Hey... ¿A dónde vas? -le preguntó con tono seductor, aspirando el aroma de su cabello.

Aquella acción hizo que el integrantes de los Majestics se estremeciera y un escalofrío le recorriera lentamente todo el cuerpo.

- N-no tengo una fijación por mirar, muchas gracias.

Y esperaba que su voz no hubiera sonado temblorosa.

- ¿Quién ha hablado sobre... mirar?

En cuando el ruso terminó de pronunciar su última palabra, su mano fue directo a la entrepierna del europeo, presionando un poco un punto en particular.

- ¿Pero qué crees qué estás...!? -se dio la vuelta, apartándose del arrogante Ivanov. Eso lo había alarmado de sobremanera.- ¡Esto fue un error! ¿de acuerdo? ¡Me largo ahora mismo!

Per antes de que pudiera dar un paso y hacer a un lado a Tala, una voz tras su espalda le hizo quedarse en su sitio.

- ¿Te vas, Johnny? Pensé que querías jugar... conmigo. -y sus brazos le rodearon de la cintura, recargando su frente sobre su espalda.

La diferencia de estaturas, era lo único que le permitía a Kai.

Por su parte, el aludido no sabía qué hacer. Obviamente sentía en la parte baja de su espalda que algo se le estaba clavando; sí, era “eso” que estaba pensando, lo cual lo hizo sonrojar y negar el asunto lo antes posible.

- Quizá me malinterpretaste, Johnny. -inició el oji violeta para atraer su atención.- Pero sí Kai quiere jugar contigo, está bien, lo acepto. Supongo que yo seré sólo un observador, lo prometo.

Así que se recargó en la puerta, cruzando sus brazos y viendo a ambos. Dándoles permiso de continuar donde se habían quedado antes de que él llegara.

- ¿Ves por qué estoy con Tala? -le susurró.- Porque él cumple todos mis caprichos. Ahora quiero cumplir el tuyo.

Con una de sus manos le hizo girar su rostro en la misma dirección que el suyo, encontrándose sus labios y besándose. McGregor ya no se resistió.

Y en cambio y una vez que terminó el beso con Kai, dio un par de pasos hacia adelante, deteniéndose delante de Ivanov. La duda que ambos miembros de los Blitzkreig tenían era: “¿Se queda o se va?”

No obstante, su mirada se clavó en la de Tala, bastando una mirada intensa antes de posar sus propios labios sobre los del ruso; y sí, ese había sido otro impulso pero no se arrepintió de ello cuando éste le asaltó la boca y casi le dejó sin aliento con un simple beso.

¡Dios! Sí las cosas iban a ser así, dudaba de que saliera vivo de esta situación. Kai de por sí ya era letal, pero Tala; él era una dosis doble que sin duda terminaría de aniquilarle y desintegrar cada una de sus partículas que conformaban su ser; sin duda esa no la contaría.

¡Bah! Pero qué más le daba.

Qué los impulsos de ambos lo llenaran y lo consumiera hasta desgastarle; al menos ahora entendía, por qué se sentía tanta pasión y tensión entre los dos. Eran tal para cual.

Fin.

p= tala/kai, p= johnny/kai, a: beyblade, c: 30 vicios

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