Estuve fuera unos días, en uno de esos seminarios inútiles para mejorar las relaciones laborales.
Así que aproveche para seguir con mi historia.
Un poco antes de que yo hablara con Miguel, sucedió algo que aún hoy no sé como calificarlo....
Durante todo ese año de mi tesis, Leo, mi amigo, estuvo muy cerca de mi, salía conmigo al centro, almorzabamos casi todos los días, me acompañaba a los entrenamientos, no importaba si hacía calor, frío o si estaba lloviendo, él siempre estava allí.
Sin embargo, él comenzó a mantener una "relación" con Laura, ya que había terminado con su pareja de años y se había ido de la casa. Terminó viviendo con un conocido que también estaba separado y hasta allí llegaba muchas noches Laura, según me contó.
Eso duró unos meses, hasta que un día, por razomes que desconozco terminaron, él dejó de hablarla y a pesar de que Laura hizo lo posible por arreglar las cosas, Leo siempre se negó.
Por supuesto que después de que Leo dejó de hablar a Laura, más se acercó a mí. Llegó incluso a acompañarme a los partidos oficiales durante los fines de semana.
Un día domingo en la noche, después deuno de esos partidos me llamó. Sólo me dijo que iba camino a mi casa. Llegó como a eso de las 11 de la noche con comida china.
Conversamos durante largo rato, hasta que llegó mi compañera de departamento con su novio, y le dije a Leo que mejor nos fueramos a mi pieza, no era la primera vez que estabamos así, por lo no me pareció raro. Allí seguimos conversando, y como se estaba haciendo tarde le dije que podía dormir en la cama de mi hermano (que en ese momento no estaba), pero allí fue que -tal como en una película romántica- me tomó de la mano rodeó mi cintura atrayendome contra él, y me dijo que esa tarde al verme en la cancha había sentido algo que jamás le había pasado comigo, eran esa típicas mariposas en el estómago cuando alguie te gusta, acto seguido me besó. Así sin más.
Y yo no sabía que hacer, era mi amigo, lo quería, pero no de esa forma. Aunque debo confesar que en ese momento a causa de la falta de experiencia, la curiosidad me ganó.
Terminamos pasando la noche juntos, aunque la cosa no pasó de besos y abrazos.
Creo que de pronto se me vinieron a la cabeza muchas cosas; entre ellas Laura, el hecho de no tener proteccón a mano y... y Miguel. Leo no era Miguel, y yo no podía dejar de pensar en él, que cómo sería, en... en que era con Miguel con quien yo había decidido ar ese "paso" tan importante, y de pronto la imagen de él llenó todos mis pansamientos. Incluso esa noche soné con él.
Al día siguiente las cosas no fueron ni incomodas ni extrañas, incluso almorzamos juntos. Pero yo no quise ni tocar el tema a menos que Leo lo hiciera... y no lo hizo, aunque por su mirada sabía que él prefería no hacerlo.Ese día fue la última vez que lo ví en casi un mes.
Cuando ví que los días pasaban , me preocupé, en realidad Laura y yo estabamos preocupadas, ni siquiera su madre tenía noticias. Hasta que un día durante un entrenamiento apareció, recuerdo que corrí a abrazarlo, me apretó muy fuerte y me pidió conversar.
Me explicó que tenía depresión endógena, que necesitaba un tutor para iniciar un tratamiento, y que por eso quería que yo fuera su pareja. En ese momento trate de explicarle que yo lo quería, y mucho; si quería mi ayuda la tendría, pero no como pareja, no con ese adicional de lo "romantico". Eso era lo único que no podía darle. Sé que esa era la respuesta que esperaba, pero no la respuesta que quería escuchar.
Me acompañó hasta mi casa, pero se detuvo a medio camino, me miró y me dijo que luchara por loque quería, me abrazó, me besó en la mejilla diciéndome que me quería mucho.
Esa fue la última vez que lo ví.
Quince días después nos avisaron que Leo s ehabía quitado la vida.
Estabamos todas en estado de shock - en especial Laura- lo peor de todo es que nos avisaron tan tarde que ni siquiera pudimos ir al funeral. Sólo llegamos al cementerio donde había una pequeña placa con su nombre.
Tiempo después me reuní con su madre, me había dejado un mensaje pidiéndome un favor, el mensaje que aún guardo.
Hoy, con todos los años que han pasado, extraño a mi amigo. Extraño sus consejos, su presencia, sus conversaciones que ponía mi mundo de cabeza, que me hacían entender cosas y cuestioname otras...
Si lo extraño.