La melodía era bonita desde el primer segundo, y la voz suave de Joonmyun quedaba muy bien para las primeras estrofas. Jongdae la escuchó una y otra vez mientras dejaba que Joonmyun tirara de su mano para que el resto lo llevaran a donde quisieran ir. Pese a que perdía un poco el tono en los estribillos, no desmerecía la canción en general para nada, y la letra...
Acabaron, cómo no, en el mismo noraebang de siempre, y Chanyeol cogió los dos micros antes de que Baekhyun pudiera hacerse con ellos para tenderle uno a Jongdae, que se acababa de quitar los cascos.
-¿Te atreves? -dijo, y colocó su móvil, con The Best Luck preparada para reproducir, tan cerca como pudo de uno de los micrófonos.
Aún tendría que leer algunas partes de la letra, pero Jongdae cogió el micrófono cuando la canción empezó a sonar. Cantó cada frase mirando a Joonmyun, porque Joonmyun la había escrito pensando en él, y él formaba parte de la mejor suerte que había acabado teniendo en la vida. De verdad se sentía afortunado de tenerlo junto a él, y también a Baekhyun y a los demás. Jongdae se sentía afortunado de verdad, y la canción no lo podía expresar mejor. Kyungsoo, Baekhyun, Sunyoung y Soojung les hicieron los coros con los dos micrófonos auxiliares, y cuando la canción terminó, Chanyeol y Yixing chocaron las manos. Jongdae fue a sentarse con una sonrisa enorme pintada en la cara y Joonmyun se acercó para susurrarle al oído:
-¿Qué te parece?
-Es... preciosa -respondió Jongdae, emocionado, y le puso una mano a Joonmyun en la cintura para acercarse un poco más para que se le oyera por encima de Baekhyun, que no había tardado nada en recuperar el micro y retar a Kyungsoo-. Por esto creo que estoy dispuesto a ponerme la gorra y las gafas a la vez que tú, aunque tenga que ir como cuando era pequeño y mi madre nos vestía igual a mi hermano y a mí. Me han encantado tus regalos, hyung. Gracias -dijo, y Joonmyun le dio un beso en la mejilla-. La canción es... no sé qué decir...
-Da igual -respondió Joonmyun, sonriendo-. Creo que mi reto en esta relación es aprender a entenderte sin que tengas que decir nada. Sabía que con tu voz sería infinitamente mejor.
Esa noche, Baekhyun le cedió la habitación, y Jongdae, con Joonmyun ya durmiendo a su lado, se puso los auriculares y cerró los ojos mientras escuchaba la versión de The Best Luck cantada por Joonmyun, más suave, menos técnica, pero no por ello menos significativa para Jongdae, que abrazó a Joonmyun y pensó en él, en todos sus amigos, en su familia, que lo apoyaban sin reservas, y se durmió sin creerse aún la suerte que tenía.
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Jongdae había estado tan extasiado con su propia felicidad que había ido dejando pasar el momento de preguntarle a Joonmyun qué había ocurrido con su madre. No lo recordó hasta que llegaron a su casa en Apgujeong, al día siguiente, casi al anochecer, y vio a Joonmyun salir con las dos bicicletas de la casa sin que nadie se asomara por la ventana para mirar a Jongdae bajo un ceño furioso.
-¿Cómo estás con tu madre, hyung? -preguntó, cuando ya habían llegado al parque del río-. ¿Llegaste a hablar con ella?
No había notado tristeza en Joonmyun los dos días anteriores, así que suponía que había ido bien, en la medida de lo posible.
-Por desgracia, aún no ha ocurrido ningún milagro... -comenzó a hablar Joonmyun, haciendo un par de eses con la bicicleta delante de Jongdae-. Hasta hace poco estaba intentando detectar qué es lo que ella ha hecho mal para que me ocurra esto, así que, en fin, seguía pensando que es algo que se puede revertir o que es culpa de alguien.
-¿Has intentado explicárselo? -preguntó Jongdae, acelerando el pedaleo para ponerse a la altura de Joonmyun, y en la penumbra vio su rostro pensativo, pero ya no estaba agobiado, como antes de Chuseok.
-Una y mil veces... Ven por aquí -dijo Joonmyun, y se desvió hacia la orilla del río para ir a sentarse en uno de los bloques de cemento-. He pasado toda la tarde sentado con ella, hablando, con toda la calma posible, y por lo menos, he logrado que me escuche. Estoy casi sorprendido. Creo... creo que es sólo cuestión de tiempo. Sabe que no voy a cambiar, le he dicho que lo único que me hace infeliz de esta situación es que ella me esté rechazando, como tú me dijiste, y le he dejado claro que, aunque me encantaría tener su apoyo, esto no es algo en lo que ella tenga poder de decisión. Y... esta vez no cedió, pero tampoco contraatacó. Así que creo que acabará por aceptarme. Sólo tengo que esperar.
-Seguro que sí -le reconfortó Jongdae, pasándole un brazo por los hombros y dándole un beso en la sien.
-Ayer le pedí perdón por irme de casa, por no llamar. Ella me pidió perdón por lo que pasó en la comida, por haberme dicho que era la vergüenza de la familia, y... todo lo demás -le contó Joonmyun, y le temblaba el labio inferior-. Pensé que era algo que sólo me había dolido a mí, pero mi madre... su cara cuando dijo que no sabía cómo había podido decir algo así, pero que estaba tan confusa, que se sentía como si su propio hijo fuera un absoluto desconocido...
Le cayó una lágrima por la mejilla, y Jongdae, mordiéndose el labio, se la secó con el pulgar, pero cayó otra, y otra más, y Jongdae lo cogió por los hombros y estrechó su cara contra su pecho.
-Venga, hyung, no puedes ser tan llorón, sabes que te pones muy feo -dijo, y Joonmyun, como siempre que Jongdae le decía eso, soltó una risa débil, pero no dejó de llorar. Jongdae lo estrechó más, pasándole una mano por la espalda. Miró alrededor, y a excepción de la gente que pasaba con la bicicleta, no había nadie que se hubiera detenido en esa zona-. Anda, ven, que no puedo dejar que te vea nadie de esta guisa. Toma, límpiate esos mocos -dijo, y sacó un pañuelo de papel de su mochila.
Joonmyun se dejó abrazar unos instantes más, y luego se incorporó y se secó las lágrimas con el pañuelo.
-Tienes razón, tengo que dejar de ser tan llorón -admitió, con una sonrisa, y respiró hondo un par de veces para calmarse-. El caso es... que por fin he dicho todo lo que quería decir, y he pedido perdón por lo que me arrepentía de haber dicho. Le he dicho, con toda la calma que he podido reunir, que acabaré por ser feliz, con o sin su aprobación, y que ella sólo influirá en que eso ocurra más tarde o más temprano. Que no es una amenaza, simplemente es un hecho. Sólo con eso, ya me siento mucho mejor.
-Las cosas que guardamos dentro y que creemos controlar acaban por convertirse en jaulas. Como las de los pájaros del parque Okgu, ¿sabes? Tan grandes que no siempre te das cuenta de que estás enjaulado, pero suficientes para mantenerte atrapado -dijo Jongdae-. Aunque al menos nosotros podemos hacer algo para librarnos de nuestras jaulas.
-Pobres pájaros del parque Okgu -musitó Joonmyun, y Jongdae sonrió-. Pero ellos no tendrán algo muy importante que yo sí he tenido.
-¿Dinero? -bromeó Jongdae, porque le encantaba saber que Joonmyun no era rico engreído, sino rico generoso, y lo rojo que se ponía cada vez que se hablaba de ese tema.
-Un ChenChen siempre dispuesto a escuchar -dijo, tras darle un codazo, y se inclinó hacia atrás, apoyándose en las manos para mirar el río-. Todo el año buscando formas de compensarte y no hago más que aumentar la deuda...
Jongdae volvió a mirar hacia atrás para comprobar que todo seguía desierto antes de coger a Joonmyun por la barbilla y besarlo, pasar la lengua por su labio inferior y luego morderlo levemente, hasta que oyó a Joonmyun gemir. Levantó una mano hasta la nuca de Jongdae para hundirla en su pelo. Para Joonmyun, estar en un sitio donde otras personas pudieran verlos nunca había sido un impedimento para acariciar a Jongdae, y la verdad es que a este le importaba cada vez menos.
-Se me ocurren... muchas formas de compensación -le dijo, mientras Joonmyun le mordía con suavidad el lóbulo de la oreja.
-Le voy a tener que acabar pagando alquiler a Baekhyun -susurró Joonmyun con una sonrisa-. Pero lo haré encantado.
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Los días del curso, que antes eran rutinarios, se habían transformado hasta adoptar otro tipo de rutina diferente, a la que Jongdae no creía que pudiera resultarle difícil adaptarse. Iba a todas sus clases y estudiaba con el mismo esfuerzo, seguía encargándose del buzón de ChenChen y de las tareas del periódico, aunque habían entrado dos estudiantes de primer año, Seulgi y Taeyong, con lo que la carga de trabajo se había aliviado bastante. Baekhyun insistía en que a veces miraba al chico y veía a una versión cien veces más guapa de Jongdae, y también insistía en no darse cuenta de que, por alguna razón que Jongdae desconocía, parecía que en los ojos de Seulgi se dibujaban corazones cada vez que miraba a Baekhyun. Él decía ser fiel a Taeyeon, pero Jongdae lo pillaba mirando de reojo cada vez con más frecuencia.
La media de sus notas seguía en un 3.4 sobre 4, y los parciales del segundo semestre le estaban yendo muy bien, porque había pasado varias noches en vela con Joonmyun, que también estaba hasta arriba de trabajo, en la biblioteca. Desde antes de dejar la universidad en verano, Joonmyun pasaba muchísimo tiempo escribiendo, pero para cuando llegó noviembre era prácticamente lo único que hacía. Tenía pequeñas libretas llenas de notas por todas partes, siempre llevaba su portátil o su iPad consigo en todo momento y de vez en cuando lo sacaba, daba igual lo que estuviera haciendo, para tomar notas.
-¿Qué haces? -le preguntaba Jongdae en voz baja, para no molestar al resto de personas que había en la biblioteca, y Joonmyun siempre contestaba lo mismo.
-Un poco de todo -respondía, con una sonrisa traviesa-. Pero sobre todo, mi trabajo de investigación de final de carrera, «novelas clásicas del siglo XVII al XVIII escritas en mandarín en su versión original y sus adaptaciones al coreano» -dijo, el día en que por fin decidió ser más específico.
Jongdae lo miró con lástima y le dio unas palmaditas en el hombro.
-Ánimo -dijo con tono fúnebre.
Joonmyun rio por lo bajo.
-Por desgracia, es tan aburrido como suena... -suspiró, y cambió de forma mal disimulada la libreta que estaba usando por la de debajo, donde sí había grandes párrafos de texto salpicados de ejes cronológicos y caracteres chinos.
Jongdae sospechaba que Joonmyun estaba haciendo algo más, algo que no era ese trabajo del que le había hablado, porque a Joonmyun se le daba fatal disimular, pero sonrió para sí y decidió no mencionarlo por el momento.
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El profesor Lee mostró la expresión más satisfecha que Jongdae había visto jamás en su rostro cuando, al final de la hora, le entregó el ejercicio que habían hecho en clase y lo leyó por encima.
-Esto está muy, muy bien, Kim Jongdae -lo felicitó, y Jongdae hervía de orgullo.
Les había encargado una historia corta, de entre quinientas y seiscientas palabras, que transmitiera una emoción en concreto, tristeza, amor, la que fuera, para evaluar la capacidad de síntesis y la expresividad. Jongdae, que había estado despierto hasta muy tarde porque Baekhyun había estado jugando a un nuevo juego de terror que Kyungsoo le había regalado y que luego no había podido dormir ni lo había dejado pegar ojo a él, decidió escribir exactamente sobre eso: las emociones de alguien que no puede dormir de puro terror, al que le parece que cada cosa que hay en su habitación es una amenaza, y que acaba por levantarse de la seguridad de la cama para comprobar qué es eso que está haciendo ruido en el armario.
-Aún procuro escribir mucho, profesor -le dijo-. Un poco cada día, aunque no sea nada creativo, para no perder la costumbre.
El hombre estaba releyendo el texto corto con expresión tensa, pero disfrutándolo, y cuando terminó, sonrió y escribió sin vacilar una A+ en rojo sobre el escrito.
-A ver cómo le explico a mi mujer por qué no dejo de mirar el armario esta noche -bromeó, y le tendió el papel-. Me cuesta creer que este relato sea del mismo chico con el que me reuní en mi despacho el semestre pasado. Muy buen trabajo, Jongdae-ssi. Si tienes problemas este semestre, dudo mucho que vaya a ser por mi asignatura.
Jongdae le hizo una reverencia, salió del aula y al segundo siguiente ya tenía el móvil en la oreja para comunicarle las buenas noticias a Joonmyun.
-¡Ya no soy un paquete en Escritura Creativa! -exclamó, en cuanto su novio descolgó el teléfono-. Hoy el profesor me ha puesto, atención, ¡mi primera A+!
-¿En serio? -dijo Joonmyun, con la voz llena de orgullo-. ¡Eso es genial, Jongdae!
-Así que hoy podemos salir a cenar para celebrar nuestros cien días, mi primera A+, que tú eres un tutor excelente y sexy y que yo también soy un alumno excelente y sexy -propuso Jongdae.
-La verdad es que yo también quería proponerte algo -dijo Joonmyun, e hizo una pausa antes de continuar-. Mis padres han salido de viaje esta mañana, por un congreso al que mi padre tenía que asistir en Malasia. Así que... mi casa estará vacía hasta el domingo. ¿Quieres... te gustaría que nos quedemos allí?
La sola idea de pasar tiempo a solas con Joonmyun, con tranquilidad y sin tener que pedirle a Baekhyun que les dejara la habitación, bastaba para que Jongdae empezara a notar el ardor de la excitación en el estómago.
-¿Eso se pregunta? -replicó Jongdae, incrédulo-. ¡Por supuesto que sí!
Joonmyun rio ante el entusiasmo de Jongdae, y le pidió que recogiera algo de ropa, lo esperara en la puerta de su dormitorio, y que no se olvidara de enseñarle también ese ejercicio con el que había conseguido un sobresaliente.
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La casa de Joonmyun parecía incluso más amplia cuando la veías desde dentro. Sólo el cuarto de baño principal ya era más grande que la habitación de Jongdae en Siheung,
-¿Tienes una bañera? -exclamó Jongdae, tras dejar sus cosas en la habitación de Joonmyun y admirar la cama doble. ¿No se suponía que en Seúl escaseaba el terreno?
-Apenas la usamos -dijo Joonmyun, mirándola con el ceño arrugado-. Fue un capricho de mi padre, pero todos hemos acabado usando el plato de ducha normal, el del piso de abajo.
-Bueno, yo pienso usarla -dijo Jongdae, y empezó a quitarse la camiseta. Luego se giró y empezó a deshacer los botones de la camisa de Joonmyun, mirándolo a los ojos mientras se mordía el labio-. Contigo. No sé si me explico.
Joonmyun le devolvió la mirada con una media sonrisa, con lo que sólo consiguió excitar más a Jongdae y que se diera más prisa por terminar de deshacerse de la camisa, y se limitó a dejarlo hacer.
Jongdae había descubierto que a Joonmyun, por alguna razón, le encantaba su boca, por cómo le acariciaba las comisuras de los labios y la miraba fijamente antes de atraerlo hacia sí para besarlo cuando Jongdae estaba sentado en su regazo, por cómo los gemidos de Joonmyun se hacían más graves, más profundos, cuando Jongdae relajaba la garganta y presionaba con los labios en su erección, así que fue lo primero que hizo.
La bañera se llenaba poco a poco mientras Joonmyun, con las caderas apoyadas en el lavabo, hundía los dedos en el pelo castaño de Jongdae y tiraba de él cuando la lengua de Jongdae recorría su miembro hasta la base. Dentro del agua, Jongdae se situó encima de él y con las manos de Joonmyun en las caderas, dejó que él dictara el ritmo.
-¡Tengo frío! -exclamó Jongdae, tapado con una toalla, mientras Joonmyun terminaba de rellenar la bañera y se metía primero.
-Venga, venga, ya está -dijo, extendiendo los brazos, y Jongdae se metió en el agua y se sentó entre sus piernas.
-Vaya desperdicio de agua -refunfuñó Jongdae, y se hundió hasta la barbilla, apoyando la coronilla en el hombro de Joonmyun-. Mi madre te pegaría un escobazo.
-Probablemente la mía también -dijo Joonmyun, cogiendo mechones de pelo de Jongdae y poniéndolos de punta con los dedos mojados-. Pero no iba a dejar que nos remojáramos en la misma agua en la que...
-¿...Nos hemos corrido? -dijo Jongdae con una gran sonrisa, al ver que Joonmyun no terminaba la frase.
-Sí. Eso -replicó, sonrojado, con un carraspeo-. Dónde quedó el Jongdae al que le costaba tanto encontrar palabras...
-Ese no era Jongdae -dijo, acomodándose contra el pecho de Joonmyun. Notaba su cuerpo desnudo acoplado al suyo, y volvía a sentir calor en el vientre...-. Bueno, sí lo era. Pero era una versión más asustada de Jongdae.
-Me gusta el Jongdae de ahora -murmuró Joonmyun, y soltó una carcajada cuando Jongdae empezó a acariciarle la cara interna de los muslos, con las intenciones claras-. ¿Aunque tiene el Jongdae de ahora intención de comer, o dormir, o hacer otra cosa que no sea...?
-¿Tocarte? -terminó, y Joonmyun gimió bajo por toda respuesta cuando Jongdae envolvió su miembro con la mano y empezó a acariciarlo, moviendo las caderas lentamente a la vez para que lo rozaran y que la fricción fuera aún mayor-. Quiero aprovechar todas las oportunidades que tenga.
-Empiezo a pensar que eres tú el que sólo me quiere por mi cuerpo -jadeó Joonmyun, y comenzó a besarle los hombros, a morderle el cuello, y una de sus manos bajó por el pecho de Jongdae hasta llegar a su entrepierna.
-Qué dices, también te quiero por tu dinero, y... -Su frase se cortó con un gemido cuando Joonmyun empezó a mover la mano más rápido, y esta vez, Jongdae se sentó en el borde de la bañera, con la calidez húmeda de la boca de Joonmyun envolviéndolo, y Joonmyun se encargó de que no tuvieran que molestarse en cambiar el agua de nuevo.
Joonmyun salió primero, cuando el agua empezó a enfriarse, y convenció a Jongdae de que saliera también mientras le enjabonaba el pelo porque tenía ya los dedos arrugados como pasas. Se pusieron el pijama y pidieron pizza para cenar porque Jongdae insistió en no salir de casa, y después de lavarse los dientes, uno junto al otro, dándose golpes de cadera y jugando a conseguir ocupar todo el espacio del lavabo, volvieron al salón, donde Joonmyun sacó todos los DVDs que pudo encontrar.
Los padres de Joonmyun llamaron sobre las diez y media, cuando estaban a mitad de ver El Hobbit, y Joonmyun les dijo que estaba con unos amigos, que pasarían la noche viendo películas.
-No sé por qué me molesto -dijo al colgar, y se dejó caer de nuevo al sofá-. Mis padres no son tontos, saben perfectamente que estoy contigo.
-¿Algún progreso? -preguntó Jongdae. Ya hacía meses que estaban juntos, cien días, para ser más exactos, razón por la que Jongdae tenía una pulsera de cuero y acero que Kyungsoo y Jongin le habían ayudado a elegir, envuelta en un brillante papel de regalo rosa, guardada en el bolsillo del abrigo. Y pese a que había pasado todo ese tiempo, la madre de Joonmyun seguía siendo incapaz de asimilar que su hijo estaba saliendo con otro hombre.
-No ha montado en cólera, aunque se imagina que estoy pasando el fin de semana aquí contigo, así que supongo que podemos llamarlo progreso -suspiró Joonmyun-. Pero no quiero hablar de eso ahora, no voy a dejar que me arruine el día.
-Te he dejado contento en la bañera, ¿eh? -bromeó Jongdae, y Joonmyun fingió desperezarse para tocarle la cara con los puños.
-Sí, pero... No es eso. Ya se lo dije, me prometí que todo iba a ir bien, que iba a ser feliz. Mientras todo continúe como ahora, no voy a dejar que siga preocupándome tanto.
-Es preocupante darse cuenta de que Baekhyun tiene razón casi siempre -dijo, tumbándose junto a Joonmyun-. La vida no es tan complicada.
A las doce, Jongdae sacó el paquete de la pulsera. Sobre el acero, había pedido que grabaran la misma frase del candado que Joonmyun cerró en el faro de Oido, «Everything will be alright», y Joonmyun se la puso enseguida mientras se deshacía en agradecimientos. Entonces, fue hasta su habitación y le pidió a Jongdae que lo siguiera.
-Esto es... algo muy pretencioso, y lo siento de verdad, pero te lo prometí en su momento y... -Joonmyun le tendió un paquete grande, rectangular a Jongdae, que se había sentado en la cama-. Pensé que podría hacerte ilusión.
Jongdae lo abrió, y eran dos libros no demasiado gruesos, con una encuadernación muy simple, sin sobrecubiertas y exactamente iguales. El título, en letras simples y negras, estaba impreso sobre las tapas azules. «Si pudiera volver atrás».
-¿Es...? -comenzó a preguntar, pero no pudo terminar.
-Baekhyun me ha ayudado con la maquetación, y el profesor Lee me ha hecho el favor de ir revisando todo lo que escribía desde verano. Parece que le ha gustado -dijo, mientras Jongdae le daba vueltas al libro, como si lo tuviera hechizado-. Ahora sólo queda que te guste a ti -concluyó-. Y, bueno, también a las editoriales a las que quiero mandarlo. Venga, ábrelo -lo apremió, con una sonrisa nerviosa.
Jongdae lo abrió, y el lomo crujió levemente cuando levantó la tapa. Primero pasó todas las páginas a toda velocidad, sujetándolas con el pulgar y dejándolas caer, hasta llegar a la primera página, que estaba en blanco. Jongdae la pasó, intentando controlar la emoción que hacía que los dedos le temblaran, para llegar a la segunda. A la de la dedicatoria.
«Para Kim Jongdae.
Estoy lleno de palabras, pero ninguna palabra es suficiente.»
-Hyung... -musitó Jongdae, cerrando el libro y estrechándolo contra su pecho, y luego volviéndolo a abrir. Leyó una de las primeras líneas: «Era capaz de crear máquinas increíbles, pero apenas era capaz de abrir la boca delante de ella, y mucho menos de contarle lo que me hacía sentir»-. No… no sé qué decir...
-Espero que sea porque no se te ocurre ninguna palabra que pueda ser suficiente -bromeó Joonmyun, y se sentó a su lado en la cama, empujando el edredón hacia abajo con los pies. Cogió el otro libro y lo abrió por la segunda página-. Sólo existen dos ejemplares por ahora -dijo-, pero como te prometí, ambos llevan tu nombre en la primera página.
-¿Es esto lo que has estado haciendo desde antes de verano, entonces? -preguntó Jongdae mientras seguía hojeando el libro.
-Una novela no se escribe sola -respondió, y se tumbó, bostezando y estirándose sobre el colchón-. ¿Me dirás lo que te parece cuando la termines? No tengas miedo de ser crítico -dijo, pasándole un brazo por la cintura a Jongdae.
-No lo tendré -aseguró, sin despegar la mirada del libro-. El Jongdae de ahora ya no tiene miedo.
-Me alegra saberlo -rio Joonmyun-. Porque yo no sé si voy a poder dormir como oiga el más mínimo ruido que pueda venir del armario.
Jongdae se echó a reír.
-No te preocupes, yo montaré guardia -dijo, y le dio unas palmaditas en el hombro-. Estaré leyendo.
Dos horas después, Joonmyun estaba soltando suaves ronquidos a su lado, profundamente dormido, y Jongdae seguía leyendo.
Sólo llevaba nueve capítulos, pero la novela cumplía su función de atrapar a la perfección. Jongdae veía dónde lo había guiado el profesor Lee, porque la variación en las oraciones y el ritmo de los finales de capítulo eran iguales a los que les había dicho tantas veces a sus compañeros y a él que debían mejorar, pero el estilo de Joonmyun era atrayente y muy fácil de leer. Las descripciones eran concisas, el mecanismo del viaje en el tiempo y el error de cálculo de la máquina resultaban un poco confusos cuando el protagonista los explicaba al principio, pero quedaban claros al verlos en funcionamiento.
Joonmyun había acabado por cambiar el planteamiento de la novela casi por completo. El protagonista ya no le arrebataba cinco años al mundo, como en el trabajo que había tenido que escribir Jongdae. El precio a pagar por poder salvar a la chica a la que amaba del accidente en el que sabía que moriría era vivir su relación con ella de forma desordenada, en extraños bucles temporales.
Cuando pasaba cierto periodo en un mismo punto con ella, el tiempo volvía a absorberlo y podía aparecer cuando ambos tenían treinta años y veían a sus hijos entrar al colegio, o cuando tenían cuarenta y cinco y estaban enterrando a uno de ellos por un accidente, y de vuelta a cuando el niño tenía ocho años y el protagonista, entonces ya un hombre, tenía que verlo reír y jugar en el jardín sabiendo que no tendría toda una vida por delante y sopesando las consecuencias que tendría volver a cambiar los hechos para que ese futuro desapareciera.
Pese a que quería seguir leyendo, tampoco deseaba que terminara tan pronto, así que Jongdae dejó el libro sobre la mesita de Joonmyun, junto a los dos portarretratos en los que había una foto de Joonmyun con Jongin, Taemin y Kyungsoo, y en el otro, una de las fotos que se habían hecho junto al faro iluminado de Oido. Miró la foto durante unos segundos, sonriendo. Joonmyun salía con los ojos cerrados por el flash y una gran sonrisa, y Jongdae salía sujetándose las orejas y poniendo una cara rara, pero era una foto graciosa, digna de poner en un marco y sonreír al verla.
Apagó la luz, abrazó a Joonmyun por la cintura, haciéndose un ovillo junto a él bajo el edredón, y tardó un rato en dormirse, pensando en el protagonista del libro y cómo había puesto su vida patas arriba por la persona a la que amaba. Desde que se enamoró de Joonmyun, él había decidido por fin que sus amigos cercanos y su familia merecían conocer sus sentimientos, ser partícipes de algo que le hacía feliz, y al contrario que el personaje, él había ido colocando, poco a poco, cada cosa en su sitio.
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El año nuevo lunar no sería hasta febrero, cuando ya hubiera pasado el fin de curso, así que Jongdae no volvió a Siheung esas Navidades. Fue con Joonmyun a la torre Namsan y a cenar el día de Navidad, y el fin de semana fueron con todo el grupo a Everland, donde pasaron un frío horrible y Chanyeol se quejó infinitas veces de que en Lotte World, que estaba cubierto, no se habrían convertido en cubitos de hielo humanos; pero Baekhyun declaró que todo merecía la pena si podía subir a la T-Express. Jongdae pensaba que tal vez tuviera algo que ver el hecho de que Seulgi había pasado tanto miedo en esa atracción que se había agarrado con fuerza a su brazo, y que aún no lo había soltado.
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Joonmyun estaba en una reunión con su tutor del trabajo de investigación que tendría que entregar pronto, así que Jongdae, Kyungsoo y Baekhyun comieron juntos y estaban saliendo de la cafetería, dispuestos a volver a la biblioteca para estudiar, cuando una mujer delgada y baja se acercó a él, sujetándose con fuerza el cuello del abrigo.
-¿Kim Jongdae? -preguntó la mujer, mirándolo con seriedad.
-Soy yo -respondió él, confuso. La mujer le sonaba de algo, pero era incapaz de recordar dónde la había visto antes...
-Soy la madre de Joonmyun -dijo, y su voz era dura, pero su rostro era de facciones agradables, amable, como el de Joonmyun. Aun así, a Jongdae casi se le subió la comida a la garganta al oír de quién se trataba-. Quiero hablar contigo.
Jongdae tardó un momento en reaccionar, hasta que Kyungsoo murmuró que Baekhyun y él se adelantarían y lo esperarían en la misma mesa de siempre. Entonces le indicó a la mujer que pasara al interior de la cafetería y él entró de nuevo, tras ella.
No habló durante un buen rato, sólo removió el té que Jongdae le había traído a la mesa con los labios apretados. Cuando los nervios de Jongdae empezaron a hacer que se impacientase, preguntó:
-¿De qué quería hablar conmigo, señora? -Habló con toda la educación que pudo, pero la mujer alzó por fin la vista y lo enfrentó, como si lo estuviera midiendo.
-Mi hijo -se limitó a decir-. ¿Cómo está?
Jongdae estaba perplejo.
-Discúlpeme, pero usted vive con Joonmyun -respondió-. No creo que yo sepa mejor que usted si...
-Desde el mismo día en que nació, estaba convencida de que conocía a mi hijo a la perfección -dijo, cogiendo el vaso de cartón con ambas manos-. Sabía qué era lo que le gustaba, cuáles eran sus sueños, era consciente de sus aspiraciones. Sin embargo, -dio un trago del té-, él no ha hecho más que derribar todo lo que yo había dado por sentado hasta ahora.
Jongdae se quedó callado. No sabía qué esperaba obtener la madre de Joonmyun de todo esto, mucho menos de él.
-Había perdido por completo la percepción que tenía de mi hijo, y no sabía... no sabía si me gustaba la persona real que la estaba sustituyendo -continuó, y Jongdae se mordió el labio-. Primero me sorprendió con lo de querer ser escritor, ¿por qué iba a querer un futuro tan incierto, tan inseguro, pudiendo seguir los pasos de su hermano en la empresa de su abuelo? Y ahora... esto. Pensé que estaba confuso, que era algo que se le pasaría. Lo quise llevar a un psicólogo, pero se puso furioso, y yo lo miraba y... me preguntaba quién era, ¿por qué hay alguien completamente diferente en el cuerpo de mi hijo? Después, mi marido y yo pensamos que éramos nosotros los que habíamos hecho algo mal con él, con su educación. Pero su hermano nos dijo: «a mí me habéis criado exactamente igual que a él, y soy heterosexual. Dejad de buscar soluciones a algo que no es un problema» -explicó, y entonces levantó la cabeza para mirar fijamente a Jongdae a los ojos-. Joonmyun me ha dicho incontables veces que no es así, que nosotros no tenemos la culpa de nada. Una vez me sugirió que intentara conocerte. Pero me negué rotundamente, porque cuando su padre y yo dejamos de culparnos a nosotros mismos, empecé a culparte a ti.
Jongdae tragó saliva. Apretó los puños porque notaba que las palmas le empezaban a sudar, y no sabía si estaba preparado para esto, pero la mujer no se detuvo.
-Estaba tan enfadada porque esto nos hubiera ocurrido a nosotros, y tan segura de que la culpa era sólo tuya, de que ibas a arruinar la vida de mi hijo... No nos merecíamos esto. -La mujer suspiró y toda la dureza de su voz desapareció, y sólo quedó cansancio-. Le dije que tenía que elegir. En Chuseok, le dije que eligiera. Su familia o tú.
Fue como un cubo de agua helada sobre Jongdae. Recordaba a Joonmyun frustrado, exhausto, en el faro de Oido, pero no había mencionado nada como eso.
-Y mi hijo, mi Joonmyun, se fue de casa ese día. Estaba tan enfadado... Me respondió que si de verdad quería ponerlo en esa situación, tendría que elegirte a ti, sólo porque eres mucho más consciente que nosotros de la importancia que su familia tiene para él, a pesar de lo inadecuado que lo hemos hecho sentir, de cómo lo hemos presionado para encajar con nuestras expectativas. Me dijo que iba a ser feliz de una vez por todas, y que yo sólo podía influir en que lo fuera más tarde o más temprano. Que iba a ser feliz conmigo o sin mí... -explicó la mujer, con la mirada perdida, como si tuviera la imagen de Joonmyun diciendo todas esas cosas ante los ojos, mientras Jongdae sentía que se le cerraba la garganta-. Todo este tiempo estaba luchando por mantenerlo a mi lado, por que siguiera siendo el hijo al que yo creía conocer, y era yo misma la que lo mantenía alejado. -Volvió a mirarlo a los ojos-. Creía que le estaba dando todo lo que necesitaba, una vida cómoda, un futuro asegurado, pero siento que ya no lo conozco en absoluto. Ya no sé lo que necesita para ser feliz... ¿Es feliz?
Aún tenía los puños apretados, así que respiró hondo, para calmarse y volver a abrirlos antes de decirle a la mujer lo que le había dicho ya a Joonmyun, y a su propia madre.
-Es feliz -afirmó-. Pero nunca lo será tanto como podría serlo al saber que cuenta con el apoyo y la aceptación de su familia. -La mujer lo miraba como si Jongdae guardara todas las respuestas del mundo, cuando apenas era capaz de resolver sus propios problemas, y se sentía como en una intensa sesión de responder preguntas del buzón de ChenChen, pero sin tiempo de pensar y moldear un buen consejo-. Pero esto no es algo que tenga que hablar conmigo, señora Kim. No sé por qué ha acudido a mí, pero si cree que yo soy la única razón por la que Joonmyun va a ser feliz o infeliz, permítame decirle que se equivoca. Sí, he querido a su hijo desde hace mucho tiempo, es una buena persona que me ha ayudado en todo lo que ha podido y que confía en mí -dijo, con la voz temblorosa, sin creerse que esas palabras estuvieran saliendo de su boca delante de la madre de Joonmyun, que seguía mirándolo, atónita-, y voy a hacer lo posible por que sea feliz a mi lado. Pero no depende sólo de mí. Si lo que quiere es mi consejo, lo que Joonmyun necesita para ser feliz es que usted le haga caso a su hermano y deje de buscar culpables, y que deje de ponerlo entre la espada y la pared. Su hijo ya va a tener suficientes dificultades en la vida, se ha esforzado por ser sincero con ustedes para liberar parte de esa tensión y lo que más falta le va a hacer es, simplemente, apoyo. Hable de todo esto con él, y por favor, ponga un poco de su parte por comprenderlo -suplicó Jongdae-. Llegará un momento en que se alegrará de la honestidad que hay entre su hijo y usted, se enorgullecerá de que él fuera capaz de decírselo y de que usted haya sido capaz de aceptarlo.
La señora lo miró durante unos segundos más, durante los que Jongdae estuvo a punto de desmayarse y de salir corriendo a la vez, y luego terminó su té con calma y se puso de pie.
-Adiós, Kim Jongdae -dijo, y sin más, se dio la vuelta.
-¡Espere! -exclamó Jongdae, en un último arrebato de valentía, y la señora apenas giró un poco la cabeza, para mostrarle que lo estaba escuchando-. Aunque crea que el futuro de su hijo como escritor es incierto, pruebe a leer su novela. Léala, por favor, y después vuelva a pensarlo.
La mujer lo miró una última vez. No hubo ninguna sonrisa, ni ninguna respuesta, pero tampoco ningún ceño fruncido, ninguna mirada de desaprobación esta vez.
Jongdae se quedó en la silla, y la observó caminar erguida, orgullosa, hasta que la mujer desapareció por la puerta giratoria.
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Era uno de los días de enero más fríos que Jongdae recordaba. Estaba nevando sin parar, y se habían refugiado en la cafetería que la hermana de Jongin había abierto hacía poco, cerca de la universidad. Joonmyun no se había quitado la bufanda, pese a que ya estaban resguardados del viento frío, y se frotaba las manos para recuperar la sensibilidad en los dedos. Kyungsoo estaba arreglando el abrigo de Jjanggu mientras Jongin hablaba con su hermana, y Baekhyun estaba riéndose de que Jongin vistiera a sus perros y de que Kyungsoo pusiera esa cara de madre al acariciarlos.
Chanyeol y Jongin trajeron una bandeja con los cafés que habían pedido, y dos platos enormes de gofres con los que a Baekhyun se le hizo la boca agua.
-¡No me puedo creer que tercero ya haya acabado! -dijo, con la boca llena, a punto de terminarse uno de los platos él solo.
-Habla por ti -dijo Chanyeol, cabizbajo, arrebatándole el último trozo de gofre a Baekhyun del tenedor-. Algunos aún tenemos exámenes.
-Y para algunos se ha acabado la universidad, en sí -dijo Joonmyun, dándole vueltas al vaso. Entonces reparó en que sobre el cartón blanco había dibujados un niño jugando con un caniche-. Jonginnie, ¿este eres tú? -preguntó, con una sonrisa.
-Sí -dijo el chico, mirando su propio vaso, donde estaba el mismo niño dentro de una taza, y se rio con timidez-. Yo y Monggu. Mi hermana me pidió que dibujara algo rápido para los diseños de los vasos porque el diseñador anterior la había dejado tirada y... sólo se me ocurrió eso.
-Qué adorable -bromeó Jongdae, y miró a Baekhyun dar los últimos sorbos a su Kamongccino-. No tires ese, Baekhyun, se los voy a llevar a Hana.
-Todo tuyo -respondió, cediéndole el vaso y pensando ya en qué pedirse después-. Y no te preocupes, Chanyeol, si necesitas a alguien que te ayude a copiar, sabes que siempre he querido probar eso de que lleves un auricular y chivarte las cosas desde fuera.
-Yo no necesito copiar -se pavoneó Chanyeol, enseñando todos los dientes-. Sólo necesito que acaben ya -dijo, y se dejó caer sobre la mesa.
-¿Cómo te ha ido a ti, hyung? -preguntó Kyungsoo, mirando a Joonmyun-. ¿Qué vas a hacer ahora que has acabado la universidad? ¿Un posgrado?
-Primero, elegir un traje con el que graduarme, porque mi madre lleva quejándose toda la semana de que no le convence ninguno de los que ya tengo -explicó-. Y quiero empezar a pedir prácticas en editoriales esta semana.
-¿Vas a seguir con lo de ser editor? -preguntó Baekhyun-. Bueno, tienes muy buen expediente, no te irá mal... Y aquí estamos Jongdae y yo, que sabemos que queremos ser periodistas muy importantes pero no sabemos ni por dónde empezar. ¡Nos queda un año! -dijo, y puso cara de terror.
-No lo sabrás tú -dijo Jongdae-. Yo tengo intención de pedir una beca de prácticas en la agencia Yonhap el año que viene.
-¿¡Yonhap?! -exclamó Baekhyun, y Monggu soltó un ladrido de sorpresa-. Perdona, Monggu. ¿Yonhap? Pero si es la agencia de noticias más grande de Corea... ¡Ni siquiera sabía que cogen estudiantes en prácticas!
-Fue Chanyeol quien me lo dijo. Su hermana Yoora la pidió cuando terminó de estudiar, y ahora está presentando las noticias de la CBS -dijo Jongdae, señalándolo, y Baekhyun lo miró con odio-. No es seguro que me la den, pero por intentarlo...
-Bah, ahora que he descubierto que Sehun juega tan bien, quizá monte un buen equipo de LoL, sin traidores -remarcó, y miró fijamente a Chanyeol-, y me haga jugador profesional.
-O quizá acabes trabajando en... Dispatch, por ejemplo, y persiguiendo a Kim Taeyeon para ver con quién tiene citas cuando salga de casa en su descapotable -bromeó Jongdae.
-¡Mi sueño hecho realidad! -bufó Baekhyun, y le quitó un trago de café a Chanyeol.
-¿Y tu novela? -le preguntó Jongin a Joonmyun, cambiando de tema, y Joonmyun y Jongdae miraron a Baekhyun.
-¿Qué pasa? -dijo, con su expresión más inocente-. ¿Era un secreto?
Jongdae suspiró y Joonmyun acabó por reírse.
-Sí era una especie... de secreto -dijo-. Pero no tiene importancia. Si mis prácticas van bien, cuando ya tenga cartas en la manga, empezaré a presentar la novela. Y a partir de ahí, todo será cuestión de suerte.
-Pues tiene que ser buena, porque ya he visto a Jongdae leyéndola como siete veces... -dijo Chanyeol, y Jongdae insistió, entre risas, en que sólo estaba buscando fallos, porque seguro que a Joonmyun se le habría escapado alguno.
Cuando se marcharon de la cafetería, Baekhyun se despidió de ellos porque había quedado con alguien y Joonmyun insistió en acompañar a Jongdae. Compró ddeokbokki por el camino y mientras se lo comían, Joonmyun dijo:
-Lo cierto es que hace una semana me pasó algo... raro. Mi madre vino a mi habitación y me preguntó si podía leer alguna de las cosas que he escrito, ¿sabes? -dijo, y Jongdae se tragó un trozo de ddeok entero. ¿La mujer le había hecho caso?-. Es la primera vez que se interesa por algo así... Le dejé mi novela, y cuando vio la dedicatoria... Pensé que la iba a lanzar por los aires, la verdad, pero apretó los labios y se la llevó. Hoy ha vuelto para decirme que le estaba gustando mucho. Ha dicho eso, y ya está, se ha vuelto a ir, pero... -dijo, con una sonrisa-. No sé. Tal vez al final sí que haya esperanza.
Jongdae le rodeó los hombros con el brazo y lo acercó más a él, con una creciente sensación de felicidad en el pecho.
-No sé -dijo, intentando contener la sonrisa-. Tal vez sí.
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El salón de actos de la universidad estaba a rebosar de estudiantes que se graduaban y de sus familiares, y Jongdae, al ver a Joonmyun salir a recoger su diploma desde la última fila, no pudo evitar pensar con una sonrisa que la madre de Joonmyun había tenido muy buen ojo con el traje.
Cuando la ceremonia terminó, Joonmyun habló con sus padres durante un rato, y Jongdae lo observó abrazar a su madre con una sonrisa. Luego fue corriendo a donde estaban Jongdae, Jongin y Taemin, que habían ido a darle la enhorabuena, y tras él llegó un chico igual de alto, con el pelo un poco más corto, que se presentó como su hermano y que se declaró «encantado de conocer por fin a Jongdae».
-Espero que tengamos... más ocasiones de vernos -le dijo, guiñándole un ojo antes de volver al frente del salón.
Joonmyun, que tenía una sonrisa de oreja a oreja, cogió a Jongdae por los hombros y le habló al oído, por encima del estruendo de la multitud de estudiantes, excitados ante la perspectiva de comenzar a dar pasos hacia su vida adulta.
-No sé si estoy soñando -dijo, y apretó un poco las manos en los hombros de Jongdae-, pero creo... que mi madre me acaba de proponer que te invite a cenar a casa, para celebrar mi graduación…
-¿En serio? -dijo Jongdae, y le puso una mano en la cintura-. Tendremos que celebrar algo más además de tu graduación, entonces.
-¿Quieres venir? Yo... no estoy seguro de por qué mi madre lo ha dicho de repente, pero no quiero que te haga sentir incómodo, puedes decir que no... -preguntó Joonmyun, con inquietud.
Jongdae no quería ver esa inquietud en su rostro, no quería que tuviera miedo, así que lo cogió de la mano y asintió con la cabeza.
-Todo irá bien -dijo, y apretó los dedos en torno a la palma de Joonmyun, que le sonrió, y fue una sonrisa tan brillante que Jongdae sintió que nunca antes había visto una sonrisa así.
Tiró de él hacia la parte delantera del salón, y cuando Jongdae lo estaba esperando, junto con Jongin y Taemin otra vez, mientras Joonmyun se hacía una foto grupal, su mirada se encontró con la de su madre.
La mujer no frunció el ceño, ni hizo ningún gesto de desagrado. Se limitó a apretar los labios hasta que se curvaron en una sonrisa que hizo que su rostro le recordara mucho más al de Joonmyun. Era una sonrisa forzada, que indicaba que todavía quedaba mucho camino que recorrer. Pero bueno, pensó Jongdae. Por algo se empieza.
the end~ ✉
Notas:
- El prompt que tiene Jongdae para el trabajo final de Escritura Creativa es, efectivamente, propiedad de la autora nº3 de esta misma edición de SN… O de quien lo haya cogido ella.
- Uhm hay una novela bastante reciente de Marc Levy que se llama Si pudiera volver atrás, igual que la de Joonmyun, pero no tienen nada que ver. Se parece más a la novela La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger, de hecho. Aunque tampoco mucho.
- El título del fic viene de la canción Words cannot describe de Mirah.
- Ojalá pudiera poner fotos de todos los lugares de Seúl/Siheung/Jeju que aparecen en el fic, pero creo que el Lotus Theme Park de Siheung merece especial mención, y así es como se columpian en un geunetagi de forma tradicional.
- /faints