[exo fanfic] words cannot describe (2/9)

Nov 11, 2014 15:31



La cafetería estaba igual de llena que la primera vez que había conocido a Joonmyun, sólo que esta vez Jongdae se había asegurado cuatro veces de que tenía la cartera antes de salir. Joonmyun le había enviado un mail una hora antes para decirle en qué mesa estaría, para que lo reconociera, pero Jongdae no habría necesitado ese mensaje para encontrarlo. La mesa donde estaba sentado era su favorita, su mesa habitual, y hacía un año que Jongdae lo sabía porque Baekhyun se lo tomaba muy en serio cuando jugaba a ser paparazzi. Era una mesa para cuatro, junto a la ventana, donde siempre solía sentarse con otras dos personas: Sunyoung y un chico que acababa de terminar la universidad, Kim Jonghyun. Así que ahora era sólo Sunyoung, suponía Jongdae. En los últimos meses, había procurado no mirar. De cualquier forma, hoy estaba solo, esperándolo. En el último momento, a apenas un paso de la mesa, a Jongdae se le ocurrió preguntarse si, por algún casual, Joonmyun lo reconocería, pero en ese momento el chico alzó la mirada y al verlo ante él, se levantó y le hizo una breve inclinación de cabeza.

-¿Jongdae-ssi, verdad? -dijo Joonmyun, y cuando Jongdae asintió, extendió una mano para indicarle que se sentara. La mesa estaba llena de bolígrafos, subrayadores y había dos libretas llenas de notas en varios colores en las que Joonmyun había estado escribiendo hasta que Jongdae había llegado-. Soy Kim Joonmyun, encantado.

-Sí, soy Kim Jongdae -respondió, e hizo una reverencia más profunda. Notaba un nudo de nervios en el estómago, era la primera vez que se estaba presentando a Joonmyun, a pesar de que él ya conocía su nombre desde hacía más de un año-. Lo siento por las molestias...

-No es ninguna molestia, no te preocupes -le aseguró Joonmyun con una sonrisa mientras cerraba sus libretas y las guardaba con cuidado en la mochila-. Al menos hablas coreano, ¿sabes? Estoy en el programa BUDDY y desde hace una semana tengo a mi cargo a dos estudiantes chinos de intercambio que estarán aquí dos meses..

-¿Y no sabes chino? -preguntó Jongdae, agradecido al ver que Joonmyun era de conversación fácil.

-Sólo un poco -dijo-. Pero al menos Lu Han sabe bastante coreano y me interpreta para el otro -comentó Joonmyun, sonriendo, como si tuviera la imagen en la mente-. Zitao se limita a corregir mis tonos cuando intento hablar mandarín, pero es adorable y me será de ayuda para mis finales de... -Joonmyun miró a Jongdae a la cara, que lo escuchaba sin decir nada, y se mordió el labio, aparentemente arrepentido de haberse dejado llevar-. Perdona, no estamos aquí para hablar de mí. ¿Has traído tus escritos como acordamos?

-No pasa nada. -La verdad era que Jongdae no se sentía molesto en absoluto, le parecía agradable la forma en la que Joonmyun empezaba a hablar sin control pero sin aburrir en ningún momento. Sonrió, sacó una carpeta de su mochila y puso un fino montón de folios sobre la mesa-. Sí, aquí están.

-¿Están corregidos por el profesor Lee?

-Sí. Todas sus notas están en rojo -explicó Jongdae, y se avergonzó de que hubiera tanto rojo entre su letra apretada en negro.

-De acuerdo. ¿Te importa que les eche un vistazo? -preguntó Joonmyun.

-No, claro que no, para eso estamos aquí -respondió Jongdae, y Joonmyun sonrió antes de empezar a leer.

Los ojos de Joonmyun se movían rápidamente del principio al final de cada línea, y de vez en cuando se detenían en algún punto y tomaba unas notas apresuradas en una pequeña agenda que hacían que Jongdae se sintiera aún más inquieto. No tenía problemas en mostrarle al mundo sus escritos, al fin y al cabo quería ser periodista y si sus sueños iban por el camino que él tenía en mente, mucha gente lo leería en el futuro. Sin embargo, Jongdae sentía confianza en su escritura al contar hechos, pero mostrar estos escritos que no sólo se suponía que tenían que ser expresivos, sino que encima fracasaban en esa tarea, era algo diferente y Jongdae no podía evitar estar nervioso.

Tras quince minutos de silencio sepulcral durante los que Jongdae se pasó la lengua por los labios, como cada vez que se ponía nervioso, hasta dejárselos casi en carne viva, Joonmyun sacó un folio del montón y lo giró de forma que Jongdae pudiera leerlo. Era un relato corto que les habían mandado un mes atrás, que según las indicaciones del profesor tenía que apoyarse tanto como fuera posible en el diálogo, sobre una discusión familiar por el tema que ellos escogieran. La C roja no pasaba desapercibida en lo alto de la página, sobre el texto negro.

-Sin tener en cuenta las notas del profesor -comenzó Joonmyun-, ¿por qué consideras que este escrito tiene una C?

Jongdae titubeó unos segundos, releyendo frases y considerando su respuesta.

-¿Porque la trama no tiene profundidad? -respondió, vacilante-. Quiero decir, el motivo por el que discuten no es lo suficientemente profundo, se trata de que el hijo se ha comido el pastel del padre...

-No, el problema no está ahí. Las familias, por desgracia, discuten demasiadas veces por motivos irrelevantes, por tonterías... -dijo Joonmyun-. Lo principal para un escritor es que él mismo sea su mejor crítico, Jongdae-ssi. No puedes enfrentarte a tus textos con pasividad y sin dedicarles tiempo. En ocasiones tendrás suerte, pero la mayoría de veces tendrás que ser muy duro contigo mismo antes de conseguir un escrito con el que los demás te dediquen elogios. Relee estos diálogos -señaló la parte central de la hoja-, y dime qué opinas de ellos. Prueba a leerlos en voz alta.

Jongdae puso el doble de esfuerzo en detectar errores, cosa que en realidad no tenía mucho tiempo de hacer habitualmente si quería hacer las entregas dentro del plazo, y cuando apenas había leído la mitad de las líneas entre murmullos, aventuró:

-¿La gente no habla así en la vida real...?

-¡Eso es! -exclamó Joonmyun, sonriendo ampliamente-. He visto en tus otros textos notas del profesor como «falto de imaginación», «la construcción del universo de este relato tiene que estar más trabajada»... -recitó, consultando las hojas-. Creo que antes de pasar a la imaginación, tenemos que centrarnos en la realidad. No todo el mundo da la importancia a las interacciones entre personajes que se merecen, pero te aseguro que el profesor Lee no es de esos.

-En clase nos ha hablado mucho del diálogo y de cómo transmitir a través de las palabras de los personajes, pero... -Jongdae caviló, y luego continuó con voz quejumbrosa-. La teoría me resulta muy sencilla, pero me cuesta mucho reflejarlo en la práctica...

Joonmyun lo escuchaba con atención y lo animaba a continuar a pesar de que a Jongdae le costara encontrar palabras para explicar cuáles eran las trabas que tenía a la hora de escribir, y aunque aún sintiera el mismo cosquilleo en el estómago desde que había llegado, que empeoraba cada vez que Joonmyun se acercaba desde el otro lado de la mesa para señalar algo en los folios, Jongdae ya no se sentía tan nervioso.

-Para mí, lo principal cuando quieres transmitir con tu escritura es que realmente sepas qué es lo que estás transmitiendo, o sea, que escribas sobre cosas que conoces siempre que sea posible -aconsejó Joonmyun.

-Supongo que tienes razón... ¡Pero con las ideas en las que nos tenemos que basar que nos da el profesor a veces no lo veo muy viable! -apuntó Jongdae, enseñándole una redacción sobre un tigre que había perdido sus rayas con una sonrisa gatuna.

-No, claro, claro -dijo Joonmyun, soltando una risita-. Por eso digo que cuando sea posible. Para el resto de trabajos, en los que probablemente tendrás que hilar historias sobre familias, sobre personas, lo único que hay que hacer es trabajar la empatía. Todos son humanos, como nosotros, así que es posible empatizar. Porque al fin y al cabo, no se trata de que hayas vivido en tus propias carnes todas las situaciones, sino de que las expongas de modo que quien lo lea crea que es así.

-Entiendo... -dijo Jongdae, pensando en su relato sobre la discusión familiar. Lo cierto es que en su familia nunca habían discutido en serio, o al menos Jongdae no lo recordaba. Su padre y su hermano eran demasiado callados, su madre demasiado buena, y para las pocas veces que Jongdae había ido a casa en los últimos tres años, prefería oírlos reír. Quizá por eso se guardaba tantas cosas para sí mismo. No quería ser él quien diera problemas-. ¿Cómo consigo eso? ¿Cómo me invento algo y hago creer a todos que sí lo he vivido?

Joonmyun pensó un poco antes de contestarle.

-Podemos empezar poco a poco... ¿Te importaría si te pusiera deberes?

La cara de preocupación de Joonmyun, por alguna razón, le dio ganas de reír.

-No, desde luego. Todos los que creas que hagan falta. Necesito mejorar en esta asignatura.

-Bien. ¿Te parece si nos volvemos a ver... -se mordió el labio y sacó su móvil para comprobar el calendario- pasado mañana?

Jongdae asintió.

-Sin problema.

-Para entonces, escribe un diálogo, o simplemente un texto en el que haya diálogo aunque no sea lo principal, en el que los personajes seáis tú y tu mejor amigo o amiga. Intenta reflejaros de la manera más realista posible, y que la forma de hablar sea fiel a como habláis en la vida real. Hay que entender a los personajes para que resulten creíbles, así que en este caso, siendo tú mismo y tus propias emociones las que tienes que expresar, no deberías tener problema.

-¿Sobre algo en concreto? -preguntó Jongdae, dándole vueltas a lo de que no debería tener problema en expresar sus propias emociones y pensando que ése precisamente era el problema en cuestión.

-Puede ser lo que se te ocurra... puede ser una discusión, por ejemplo, siguiendo el encargo que os puso el profesor. Una en la que le digas todas las cosas que te molestan de él, cosas así. En realidad sólo lo voy a leer yo, así que no te reprimas -dijo Joonmyun, guiñándole un ojo, y Jongdae tuvo que contener una risa.

-Oh, no te preocupes -dijo, agitando una mano mientras apuntaba la tarea en el móvil-. ¿Hay límite de páginas? Porque podría extenderme mucho.

Joonmyun se echó a reír, una risa clara y más grave que su tono de voz que hizo sentir a Jongdae más cómodo de lo que jamás habría imaginado que estaría conversando con una persona a la que no había querido, o no se había atrevido a dirigirle la palabra en un año.

-Extiéndete tanto como quieras, leo rápido. ¡Y sobre todo, haz que me sienta como si estuviera presenciándolo! -respondió, y en ese momento, el móvil de Joonmyun empezó a vibrar encima de la mesa.

«Sunyoung», se leía en la pantalla, y Jongdae sonrió como si no pasara nada en absoluto cuando Joonmyun le lanzó una mirada de disculpa por la interrupción y cogió la llamada.

Y no pasaba nada en absoluto, porque Jongdae ya sabía dónde se estaba metiendo. Tras un par de frases entre susurros, Joonmyun colgó y se volvió hacia él.

-Tengo que irme. De todas formas, por hoy ya está bien para un primer día, ¿no crees? No quiero saturarte -dijo Joonmyun, frunciendo un poco el ceño-. ¿Nos vemos pasado mañana?

-¡Claro! Hasta entonces -se despidió Jongdae con su mejor sonrisa.

-Acuérdate de los deberes que te he puesto -dijo Joonmyun una vez se levantó, antes de irse-. Cuenta las cosas que te molestan de forma que hasta yo las considere molestas.

-Te aseguro que no me va a costar -respondió, riendo, y vio cómo Joonmyun se despedía con la mano y salía de la cafetería.

Él mismo tenía que marcharse ya, pero no le había propuesto a Joonmyun marcharse juntos porque la verdad era que no tenía ganas de presentarse a Sunyoung. Era una estupidez, pensó, y en algún momento tenía que asumirlo si pretendía ser algo parecido a un amigo para Joonmyun. Chascó la lengua y se dispuso a marcharse.

Mientras recogía las hojas que Joonmyun había dejado en una pila sobre la mesa, concluyó que, de todas formas, todo esto ya era más de lo que podía haber esperado cuando todavía miraba a Joonmyun desde lejos y les ponía ataduras a los vuelcos que daba su corazón.



Al llegar a la sala del periódico, Baekhyun se le echó prácticamente encima.

-¿Qué tal ha ido? -preguntó, entusiasmado, como si Jongdae se hubiera ido de cita.

-Muy bien -respondió Jongdae sin mucha gana-, tan bien como puede ir una clase. Kyungsoo tenía razón, Joonmyun es muy amable, muy paciente.

-Bueno, poco a poco. ¿Qué te pasa? -preguntó, apoyándose en su mesa mientras Jongdae encendía el ordenador-. Tu madre siempre dice que eres inmune al mal humor, si te viera ahora...

-Cuando hemos terminado se ha ido con Sunyoung -mencionó Jongdae, inexpresivo, sin saber por qué; tal vez porque quería que Baekhyun dejara de actuar con toda esa esperanza cuando estaba claro que no había ninguna.

-Ouch... -Se mordió el labio-. Oye, ¿sabes qué? Antes he estado ojeando el buzón de ChenChen.

Jongdae enarcó una ceja. Pocas veces había cambiado Baekhyun de tema con tanta rapidez. ¿De verdad iba a dejarlo así como así?

-Cotilla -dijo Jongdae, con una sonrisa-. ¿Algo interesante?

-Ya lo creo -respondió Baekhyun, y para cuando quiso levantarse para contarle lo que había leído, Jongdae ya lo tenía abierto.

«Privado. No sé cómo agradecértelo. Esta semana decidí seguir tu consejo, y conseguí decirle al chico que me gusta lo que siento. Sin esperanza alguna, la verdad es que fui muy temerario, de hecho lo que esperaba es que saliera corriendo cuando viera que un chico se le declaraba. Pero no salió corriendo. Me sonrió... Sé que no va a ser para siempre porque las circunstancias no acompañan, y aun así, estoy feliz.»

-Los hay con suerte, desde luego -dijo Baekhyun, soltando un silbido-. ¿Cuánto hace que salió del armario? ¿Dos semanas? Y aquí estás tú, que desde que terminaste el instituto no has tenido nada desde que te diste un par de besos con ese chico de la fiesta de primero, y dando gracias.

-Una vez besé a Kyungsoo -dijo Jongdae, releyendo el mensaje del anónimo con una sonrisa, sin hacerlo mucho caso a Baekhyun-. Por cierto, ¿qué es de Kyungsoo?

-Eso fue una apuesta, no cuenta. Aunque siempre he creído que a él le gustó, o nunca se habría resignado... ¡Pero no le digas que te he dicho eso! -dijo Baekhyun con rapidez-. Y está dando clases de no sé qué, a él también le han asignado un alumno con lo del Consejo. Ahora en serio, ¿no hay nadie que te guste?

Jongdae sabía que no iba a librarse tan fácilmente. Hoy más que nunca, Joonmyun. Hoy más que nunca, es imposible. No lo dijo en voz alta, porque no sabía cómo hacerlo sin que sonara triste y no quería que Baekhyun le tuviera pena. Ya se le pasaría.

-Nadie en especial.

-Venga ya, Jongdae, después de todos estos años casi puedo leerte la mente, prácticamente es como si hubieras entrado aquí con un cartel enorme y con luces de colores en la frente que dice «Joonmyun».

-Cállate, Baekhyun.

Jongdae no era una persona que estuviera de mal humor muy a menudo, de hecho las ocasiones en que se le veía enfadado eran muy contadas. Su cara en ese momento debía de dejar muy claro que no quería seguir con el tema, porque por segunda vez en un día, Baekhyun se calló, aunque murmuraba entre dientes «tengo los amigos más raros del mundo, ninguno sale con nadie, mejor, más para mí». Jongdae se dispuso a contestarle al anónimo y a pensar en cómo escribir el diálogo que Joonmyun le había encargado.

-Sólo quiero que sepas que estoy aquí. Que ya que no quieres hacerlo con nadie más, a mí me puedes contar las cosas -dijo Baekhyun un buen rato después, cuando Jongdae ya había conseguido olvidarse de lo que habían hablado. Y aunque siempre se había callado las cosas para no inspirar pena, cuando Baekhyun lo miró, vio en sus ojos una especie de lástima que le revolvió el estómago.



Joonmyun miraba con el ceño fruncido la hoja que Jongdae le había entregado, sentados en la misma mesa de la cafetería dos días después.

-Es extraño... -comentó por fin, mirando a Jongdae, que se mordía el labio con nerviosismo. Le había costado mucho escribir ese texto, lo había releído y revisado muchas veces y no creía que pudiera hacerlo mejor que eso-. Has conseguido plasmar muy bien las razones por las que tu amigo Baekhyun podría resultar molesto, las razones por las que te molesta a ti, pero esto no me transmite cómo te sientes cuando hace esas cosas que te molestan, ¿entiendes?

Jongdae se quedó pensando un momento, y al final se encogió de hombros.

-Bueno, ha quedado claro, por las notas del profesor, que me cuesta bastante expresar lo que siento al escribir, o que los demás entiendan lo que siento al escribir, o... no lo sé. Supongo que hay cosas que simplemente no sé explicar con palabras.

Quizá por eso no le contaba las cosas a Baekhyun, o a sus padres, porque no sabía cómo hacerlo. Porque ya sabía que era más fácil reprimir sus sentimientos y había acabado por acostumbrarse a que no salieran de su interior, donde los guardaba a buen recaudo.

Joonmyun lo miraba fijamente, como si estuviera intentando leerlo, y Jongdae pensó de nuevo que si la gente pudiera meterse en su cabeza tal vez las cosas le resultarían más fáciles.

-¿Tienes algo que hacer? ¿Quieres comer conmigo, Jongdae? -preguntó Joonmyun, tras cavilar un poco y mirar su móvil.

Jongdae sabía que Baekhyun estaría esperándolo otra vez en la sala del periódico, deseoso de enterarse de todo. Se iba a volver loco cuando supiera que Joonmyun le había propuesto comer juntos. Aunque no significara nada, porque Baekhyun era así, se aferraba a los detalles más insignificantes como a un clavo ardiendo, al contrario que Jongdae, que prefería no formarse falsas expectativas aunque las ocasiones se mostraran ante él como carteles luminosos.

-Vale -aceptó, con el corazón en la garganta.

Durante la comida, hablaron de por qué habían escogido la optativa de Escritura Creativa. Mientras esperaba que su bibimbap se templara, Joonmyun escuchó cómo Jongdae había dudado durante días y al final se había decidido por esa, simplemente porque necesitaba los créditos y coger el itinerario de Escritura Creativa 1 y 2, junto con los créditos de formar parte de la redacción del periódico, le dejaría el plan de estudios completo. De vez en cuando le hacía preguntas para que profundizara en sus explicaciones sobre qué pensaba de tal o cual cosa, y Jongdae notaba cómo estaba intentando desentrañar un poco su problema a la hora de sincerarse. Hizo un esfuerzo por dar todos los detalles posibles, hasta los más triviales.

-Supongo que pensé que sería fácil... Aunque ahora me arrepiento, porque es la única que me está bajando la media -dijo Jongdae, pero la voz de Baekhyun que vivía en su cerebro a fuerza de oírla las veinticuatro horas del día le susurró: «Mentira. Si no fuera porque eres un negado para esta asignatura nunca habrías cruzado ni una palabra con Joonmyun».

-¿Es muy importante que mantengas esa media? ¿Cuánta nota necesitas? -preguntó Joonmyun, tras probar un poco del arroz y comprobar que ya se podía comer.

-Un 3 sobre 4 mínimo. Lo necesito para conservar la beca que me permite estudiar en la SNU -explicó.

-Oh. Entiendo.

Joonmyun no quiso preguntar más, porque no sabía si el tema podía ser delicado para Jongdae. No era un tema delicado, en realidad, simplemente tenía la opción de trabajar en sus estudios y aprovechar la oportunidad de la beca; o trabajar como una mula, aunque fuera a tiempo parcial, a la vez que estudiaba para poder pagarlo. Al fin y al cabo, el precio por semestre en cualquier otra universidad seguía siendo caro, y su madre estaba tan orgullosa de que sus dos hijos hubieran ido a una de las universidades SKY con tan buenas notas...

El silencio se había instalado entre ellos, y aunque Jongdae no se sentía incómodo, decidió satisfacer un poco de su curiosidad.

-¿Por qué escogiste tú Escritura Creativa, Joonmyun-ssi?

-Deja el ssi, puedes llamarme hyung, Jongdae. Mmm -Joonmyun dejó los palillos a un lado de la bandeja, pensando antes de contestar-. Porque en un mundo ideal, me gustaría ser escritor. Novelista. Pero no te haces una idea de lo complicado que es que te publiquen una novela hoy en día...

-¿Has escrito algo ya?

-Varias cosas -respondió Joonmyun, sonriendo con algo de vergüenza-. Nada que merezca ver la luz del día, la verdad. Hasta ahora siempre había pensado en ser profesor como alternativa, pero últimamente he estado considerando que, si pudiera, querría ser editor. Tampoco es que sea fácil conseguir un puesto así, pero...

-Serías un buen editor -dijo Jongdae, sin pensar. Joonmyun se quedó mirándolo con expresión curiosa-. A ver, dices las cosas como son, y señalas los errores, y comentas lo que se puede mejorar... Pero a quien escribe no le da la impresión de que lo estés criticando, como ocurre con el profesor Lee, por ejemplo, a pesar de lo buena persona que es. Ser escritor y que te hundan con críticas ya desde antes de publicar nada siquiera tiene que ser una mierda.

-No es agradable, no... -dijo Joonmyun, con la mirada gacha, removiendo lo que le quedaba en el cuenco-. Pero me guardaré eso que has dicho por si algún día tengo que ponerlo en mi currículum. Cuando todos los escritores me quieran a mí como editor, igual te paso un porcentaje de mi sueldo.

Volvió a guiñarle un ojo y como hacía dos días, a Jongdae le dieron ganas de esconderse debajo de la mesa y de negar con la cabeza y de reír, y se decidió por lo tercero.

-Estoy seguro de que en ese caso tendrás que pasarme mucho dinero, hyung -respondió Jongdae, sonriendo.

-Esa es la frase más larga que me has dicho desde que nos conocimos, por cierto -dijo, con la mirada traviesa. A Jongdae se le aceleró el corazón-. Al leer lo que has escrito, me he dado cuenta de que le reprochas mucho a Baekhyun que intente hacer que le cuentes cosas. ¿No hablas mucho de ti mismo, Jongdae?

Jongdae sintió los nervios retorcerse en su estómago de nuevo.

-No mucho. Pero... -se puso a arrugar la servilleta que tenía junto a la bandeja bajo la mirada atenta de Joonmyun-. No es porque no confíe en él, como piensa a veces. Sabe que confío en él más que en ninguna otra persona, de hecho. Es sólo que... No le doy importancia a las cosas como él, supongo, muchas veces son problemas tontos que no tienen solución, situaciones que se tienen que pasar y punto. No creo que sea necesario contarlos, no hace falta que nadie se preocupe innecesariamente. Además, es que Baekhyun lo cuenta todo, claro que comparado con él parece que no cuento nada. En serio, nunca se calla.

Joonmyun se rio y asintió con la cabeza.

-Mientras sepas discernir qué tiene importancia y qué no... A mí tampoco me gusta ir contando mis cosas por ahí, te lo aseguro. Sin embargo, a veces necesitamos ayuda con las cosas verdaderamente importantes, y la solución es muy fácil, pero no lo sabemos hasta que la acabamos encontrando de la forma más inesperada. Pero eso sólo se consigue si la buscas un poco.

-Supongo... supongo que sí -respondió.

Joonmyun se levantó para recoger las bandejas, y aunque se ofreció a llevar la de Jongdae, este también se puso en pie para llevarla él mismo.

-Entonces lo que tenemos que hacer es conseguir que aprendas a expresar las cosas que sientes y piensas por escrito, de forma que tus personajes tengan sentimientos y pensamientos que los lectores se crean-dijo Joonmyun tras dejar la bandeja en la barra.

-Eso parece.

-Suena más fácil de lo que va a ser en realidad -suspiró.

-Siempre es así -suspiró Jongdae a su vez.

-Te recomendaría que utilices un diario, a mí me funciona bastante bien para desahogarme... -sugirió Joonmyun mientras salían de la cafetería-. Aunque no voy a pedirte que me lo enseñes, desde luego.

Se quedaron de pie junto a la puerta, el frío de marzo aún hacía que tuvieran que llevar abrigos y Joonmyun se subió la cremallera del suyo hasta arriba.

-¿Cómo vas a saber entonces si he mejorado?

-Tienes razón -dijo Joonmyun, pasándose una mano por la barbilla-. Mejor seguimos con las redacciones como hasta ahora, poco a poco. Tengo que irme, he quedado con alguien. ¿Nos vemos el lunes?

-Perfecto -contestó Jongdae, esperando que la montaña de deberes que tenía hiciera que el fin de semana pasara más rápido-. ¿No me mandas escribir nada?

-No -dijo Joonmyun, mientras se colocaba bien el cuello del abrigo, y metió las manos en los bolsillos después. Para sorpresa de Jongdae, las manos de Joonmyun volvieron a resurgir enseguida, para arreglarle su propia bufanda con toda naturalidad antes de continuar hablando-. A riesgo de meterme donde no me llaman, tus deberes de hoy son que, en algún momento, le cuentes cosas a Baekhyun sin que él tenga que sacártelas por la fuerza.

Jongdae se quedó boquiabierto, ahora con la bufanda bien colocada y sin saber qué contestar, hasta que optó por asentir.

-Lo intentaré -dijo por fin.

-¡Nos vemos la semana que viene, Jongdae!

-Adiós, hyung -Jongdae se despidió con la mano, imitando a Joonmyun, y cuando Joonmyun desapareció tras la esquina del edificio, Jongdae se dirigió a su dormitorio.

Se había imaginado muchas veces cómo sería hablar con Joonmyun, hasta el punto en que su cerebro le había dicho «eres idiota, ve y habla con él y punto» varias veces con esa voz siniestramente parecida a la de Baekhyun. Había pensado en si sería tan amable como parecía, o en si acabaría siendo un prepotente, pero ahora que hablaba con él, Joonmyun era... normal, ni más ni menos. Sí era amable, y hacía chistes malos y guiñaba el ojo, y eso lo hacía sentir... incómodo, y alegre, y como si su piel estuviera ardiendo... No sabía describirlo con palabras, pero si algo se había demostrado era que las palabras, mientras no fueran para contar fielmente unos hechos o para dar consejos a anónimos desesperados, no eran el fuerte de Jongdae. Esperaba que, con el tiempo, Joonmyun lo ayudara a solucionar eso.



-Últimamente no paras de escribir -dijo Baekhyun desde su cama, donde estaba jugando a algún juego en el móvil-. ¿Deberes de la uni, deberes de Joonmyun...?

-Un artículo para el periódico sobre la proyección de la semana pasada -explicó Jongdae-. Los deberes de Joonmyun vienen después.

Las pasadas dos semanas había estado quedando con Joonmyun al menos tres veces a la semana, siempre que las obligaciones de ambos se lo permitían, y juntos habían tejido historias sobre elfos que querían rebelarse contra la inmortalidad, mundos paralelos donde las personas tenían pequeños televisores en el pecho que mostraban sus pensamientos y números en las muñecas que indicaban cuánto faltaba para que conocieran a su alma gemela, universos donde las abejas reinaban sobre las personas; y Jongdae, poco a poco y con mucho esfuerzo, iba mejorando su escritura.

Sus personajes estaban mejor construidos ahora, porque pasaba mucho tiempo discutiendo sus personalidades con Joonmyun, quien nunca le decía qué tenía que escribir, sino que lo guiaba para que fuera él quien descubriera las respuestas correctas, lo que quería hacer y lo que quería mostrar. Sus diálogos y sus descripciones aún eran mejorables, poco expresivas, pero Joonmyun le iba trazando el camino para descubrir qué palabras podía emplear para transmitir la tristeza que embargaba a un padre elfo que veía a su hija entregarse a la muerte de forma tan estúpida, la vergüenza de quien veía sus secretos más íntimos revelados por el televisor de su pecho.

Además, poco a poco iba conociendo también a Joonmyun. Ya no se preocupaba de si Sunyoung lo llamaba, de que Joonmyun nunca fuera a mirarlo con los mismos ojos que lo miraba él. Podría seguir sintiendo ese hormigueo para siempre, esa sensación de sed que no se puede saciar, porque sólo por poder hablar con Joonmyun así merecía la pena.

-¿Qué clase de deberes te pone? -dijo Baekhyun, y soltó un gruñido justo a la vez que sonaba la melodía de derrota del juego al que estaba jugando. Entonces se levantó de la cama y empezó a mirar por encima del hombro de Jongdae.

-Tengo que escribir historias y contarlas de forma que parezca que sé de lo que hablo.

-Eh... ¿no deberías saber de lo que hablas de verdad? Dicen que la documentación es fundamental para escribir...

-Sí, pero me refiero a que tiene que parecer que yo he experimentado todo esto.

-Pues eso es un poco complicado, hasta donde yo sé, no tienes ningún televisor en el pecho, ¿eh? -replicó Baekhyun, apoyándose en el respaldo de la silla.

-De eso se trata. Según Joonmyun, tengo que «inventarme algo y hacer pensar a los demás que hablo de mi experiencia» -explicó Jongdae, y se inclinó hacia atrás para rascarse la nuca. El pelo de Baekhyun le rozaba las mejillas-. Eso es lo difícil, no sé cómo conseguir eso...

-Pero si eso es lo que llevas haciendo al menos tres días a la semana desde hace un año -dijo Baekhyun de repente.

Jongdae se giró y miró a Baekhyun a los ojos.

-¿Qué? ¿Cuándo he hecho yo eso? -preguntó.

-Pues con los anónimos. Porque a no ser que lleves una doble vida como devorahombres que desconozco, has aconsejado a todos desde la mayor de las inexperiencias -le dijo Baekhyun, como si Jongdae fuera tonto porque no se le había ocurrido a él primero-. Bueno, menos al anónimo que ha salido del armario, con ese más o menos sí que sabías de lo que hablabas, aunque sólo fuera a medias...

Jongdae se quedó quieto, pensando. La verdad es que Baekhyun tenía razón, la mitad de los anónimos que le llegaban eran sobre cosas que él nunca había experimentado, y aún así intentaba ponerse en la piel de la persona que le escribía y contestarle como él querría que lo aconsejaran. Entonces no se trataba de un problema de no saber comprender y expresar sentimientos, se trataba de que no sabía comprender y expresar sus sentimientos. Tampoco se trataba de no conocer las soluciones a sus problemas, sino de que tenía demasiadas dudas como para aplicarlas... Baekhyun lo miraba con el ceño fruncido, esperando a que dijera algo.

-Baekhyun. ¿Recuerdas cuando Baekbeom les contó a sus amigos lo de esa chica que te gustaba en primaria y luego se lo contaron a todo el colegio? -preguntó Jongdae de repente.

-¿Cómo voy a olvidarlo? Cuando lo veo por Chuseok aún le amenazo con meterle naftalina a uno de sus pasteles de arroz por eso, y han pasado como... ¿diez años?

-Si cuentas por ahí algo de lo que te voy a decir ahora, la vergüenza que pasaste en ese momento no será nada comparado con la que pasarás ahora.

Baekhyun enarcó las cejas, perplejo.

-Ilumíname.

Jongdae respiró hondo. Lo cierto es que no sabía por qué le costaba tanto hablar de las cosas que sentía, sobre todo con Baekhyun, que de acuerdo, parecía que vomitaba palabras, pero siempre era comprensivo y serio cuando se le necesitaba. Se arrepintió un poco de haber esperado a que Joonmyun se lo pusiera como deberes, de que no hubiera nacido de él.

-Me gusta Joonmyun -dijo muy rápido-. Me gusta mucho Joonmyun.

Las cejas arqueadas de Baekhyun no se movieron ni un ápice, y se quedó callado un instante, como si estuviera asimilando la noticia.

-... ¿Y? -dijo de repente-. ¿Qué clase de secreto revelador es ese? Eso ya lo sabía.

-Imbécil, pero te lo estoy contando. Yo. Porque quiero que sepas lo que siento, lo que siento de verdad, no lo que tú te imaginas que siento con esa mente calenturienta que tienes.

Baekhyun se echó a reír, burlón, pero había algo de orgullo en su rostro cuando volvió a mirar a Jongdae, fingiendo que se secaba unas lágrimas inexistentes.

-Bueno, para que cuente como confesión con el corazón en un puño vas a tener que darme más detalles -le dijo, moviendo las cejas arriba y abajo.

Jongdae se pasó la lengua por el labio inferior y se levantó de la silla para tirarse en la cama, boca abajo. Baekhyun lo siguió para sentarse a sus pies.

-Me gusta más de lo que pensé que podría gustarme en un primer momento -dijo Jongdae, mirando una pelusa que se había pegado a su pijama-. Al principio me pareció muy guapo y muy amable y ya está, pero... su forma de hablar, de moverse y de ayudarme, cómo me felicita cuando lee algo que he escrito y le gusta... y cómo apenas puedo respirar de orgullo cuando eso ocurre... -Jongdae titubeaba, pero sentía la mirada seria de Baekhyun clavada en su nuca, y cuanto más pensaba, más le costaba encontrar las palabras. No sabía que fuera a doler más decirlo en voz alta de lo que dolía cuando le daba vueltas en su cabeza-. Ya casi no se me pasa todo esto por la cabeza cuando estoy con él, ¿sabes? Pero... odio saber que nunca va a pensar en mí como yo pienso en él. Es lo peor.

El silencio invadió la habitación unos segundos y entonces algo pesado cayó sobre Jongdae. Baekhyun se le había tirado encima.

-¿Quieres salir a por bingsoo? -preguntó, sin comentar nada de lo que había dicho Jongdae. Su aliento cálido en el cuello le resultó reconfortante.

-Me ahogas -dijo Jongdae, sonriendo con el labio inferior tembloroso-. Y en las cafeterías que hay abiertas a estas horas aún no hacen bingsoo en abril.

-Pues pollo frito y cerveza. Yo invito.

Tenía dos entregas para ese mismo lunes, además del relato que le había encargado Joonmyun y el artículo para el periódico. Por no hablar de los anónimos, con los que se había retrasado esa semana por las clases con Joonmyun. Estaba hasta arriba de trabajo, no podía permitirse entregar textos de mala calidad, y aún así, sabía que le hacía falta, y sobre todo que Baekhyun era el tipo de amigo que no admitiría un no por respuesta cuando estaba intentando animarte con comida.

-Eso sería genial -admitió Jongdae por fin, y Baekhyun se levantó inmediatamente a por sus abrigos.



El vaso de cartón chocó con un golpe seco en la mesa que sacó a Joonmyun de su ensimismamiento.

-¿Eh? -dijo, alzando la vista, y Jongdae apretó un poco los labios al ver claramente las ojeras oscuras bajo sus pestañas y las venitas que enrojecían sus ojos-. Jongdae, no hacía falta...

-Tenía que devolverte el favor que me hiciste hace un año, hyung -respondió Jongdae con una amplia sonrisa, y aunque ya estaba sentado una de sus piernas no paraba de temblar-. ¡No voy a arruinarme por 2000 won! Además... tienes cara de que lo necesitas.

Joonmyun lo miró con el ceño fruncido unos segundos y luego enarcó las cejas y sonrió. Jongdae se alegró de ver que el velo de cansancio y algo de tristeza que había en su rostro se iluminaba un poco.

-¡Mira que sabía que me sonabas de algo...! -dijo, tomando un trago del café americano-. De verdad que no tenías por qué, pero en fin, tienes razón... Lo necesito.

-¿Ha pasado algo? -preguntó Jongdae con inseguridad-. Pareces agotado. Podemos dejar la clase para otro día, si quieres...

-No, no te preocupes -se apresuró a decirle Joonmyun-. Es sólo que... ¿recuerdas los dos estudiantes chinos de los que te hablé? Ya han vuelto a China, y esta mañana los he acompañado al aeropuerto muy temprano. -Se mordió el labio, como si no supiera cómo seguir-. Y... no es nada, la verdad. Simplemente he pasado muy mala noche. -dijo, cuadrando los hombros y mostrando una sonrisa forzada-. Supongo que odio las despedidas.

Jongdae lo miró a los ojos. En ellos vio que el chico sabía que no se estaba creyendo su sonrisa, pero Jongdae también sabía perfectamente que Joonmyun fingía creerse sus personajes a veces cuando lo veía muy frustrado sólo por hacerlo sentir mejor, así que él también sonrió y extendió una mano para ponerla sobre la de Joonmyun. Notó la piel de Joonmyun bajo los dedos y su cuerpo se incendió, como cada vez que Joonmyun se le acercaba demasiado, así que le dio un apretón cariñoso, una caricia tranquilizadora, como lo haría alguien que sólo quiere ser su amigo y no como lo quería hacer Jongdae en realidad, y la apartó enseguida.

-Sí que os habéis hecho buenos amigos en dos meses... Bueno, hoy en día siempre tenemos Skype, y Kakao Talk... No te va a dar tiempo ni de echarlos de menos, ya verás -dijo Jongdae con voz cálida-. Tómate el café y te sentirás menos cansado.

Joonmyun asintió y cerró la mano que Jongdae había tocado en un puño antes de volver a recomponerse y sonreír.

-Venga, empecemos, a ver qué me has escrito -dijo extendiendo la mano de nuevo, más animado, aunque la alegría con la que quiso impregnar su voz no le llegó a los ojos.

-¿Hoy todo el mundo está triste o qué? -exclamó Jongdae, echando la silla hacia atrás y sobresaltando a Baekhyun.

-¿Qué pasa? -preguntó, quitándose el auricular que llevaba colgando de la oreja izquierda.

-Ven y léelo tú mismo -respondió, señalando la pantalla del ordenador.

«[Privado] Como te dije, sabía que no iba a ser para siempre, y a pesar de eso, me ha dolido que se acabara. Nos hemos despedido con un beso sabiendo que era el último y nos hemos dicho adiós como si nos fuéramos a encontrar mañana, aunque lo más probable es que no lo vuelva a ver. ¿Qué podría hacer para asumirlo y dejarlo atrás...? A pesar de todo eso, sigo sintiéndome afortunado de haberlo conocido, y sigo sintiéndome afortunado de haberte pedido consejo y de haber tenido agallas para seguirlo. En otras circunstancias, nunca me habría atrevido a dar el paso. De verdad, siento que debería pagártelo de alguna forma.»

-Vaya, este tío es un poeta -dijo Baekhyun con expresión apenada-. Quizá deberías plantearte cogerlo a él como profesor en lugar de a Joonmyun.

Jongdae tamborileó con los dedos junto al teclado y resopló.

-No sé cómo contestarle...

-Si se trata de trucos efectivos para olvidar a una persona... -Baekhyun se puso una mano en la barbilla y fingió que reflexionaba-. No, no, tú no eres el adecuado para dar ese consejo, llevas un año y medio enamorado sin esperanza del mismo chico hetero.

-Eh, que me haya sincerado contigo no te da derecho a burlarte de mí.

-No me burlo, constato un hecho -dijo Baekhyun, señalándolo con un dedo largo y fino-. Así que ya sabes lo que tienes que hacer... invéntate algo y que se crea que lo aconsejas desde la experiencia.

-Me siento muy mal por él... -musitó Jongdae.

-Pues ya sabes, dile que deje de buscar el amor en otras personas y que tú lo harás feliz -contestó Baekhyun con gesto aburrido.

-¿Qué dices? No sé ni quién es -cortó Jongdae, y empezó a teclear.

«Desgraciadamente, las cosas buenas son las que suelen acabar más rápido, y siempre pilla por sorpresa aunque nos lo imagináramos desde el principio. Pero no es el fin del mundo aunque ahora lo parezca. Sal con tus amigos, conoce a otras personas, intenta aprovechar tus hobbies para buscar gente con la que tengas cosas en común, o simplemente, pasa un tiempo solo si es lo que necesitas. No tienes por qué estar con otra persona siempre, cuando llegue la persona adecuada en el momento adecuado, lo sabrás. Y no tienes que pagármelo de ninguna forma, para eso está este buzón, para ayudar ^^».



La mejora en su escritura ya era considerable, tanto que el mismo profesor Lee le animó a que siguiera por ese camino. Jongdae estaba pletórico. Seguía sacando B-, pero al menos no había vuelto a ver una C en mucho tiempo. De vez en cuando sus B incluso perdían el negativo. Joonmyun se aseguraba de mostrarle lo orgulloso que estaba, y Jongdae se enorgullecía aún más de estar ganándose su confianza poco a poco.

A Joonmyun le encantaba hablar, irse por las ramas, un tema lo llevaba a otro y siempre estaba lleno de todas esas palabras que a Jongdae le costaba tanto encontrar en ocasiones. A Jongdae le gustaba escucharlo, y lo cierto es que cuanto más intentaba luchar y resistirse, más se enamoraba de él.

Sin embargo, por otro lado, no dejaba de pensar en El Anónimo. Lo cierto es que desde un principio había desviado sus pensamientos hacia El Anónimo para esquivar las ocasiones en que su cerebro le jugaba malas pasadas y le recordaba a Sunyoung y las veces que Joonmyun mencionaba su nombre y él no se atrevía a preguntar qué significaba Sunyoung en su vida, aunque sólo fuera para saber si significaba tanto como Joonmyun para él. Tenía suficiente cerebro como para saber que no tenía derecho a preguntar nada así, así que dejaba que su mente viajara hacia otro lado y ese lado era el anónimo que le pedía consejos sobre su vida amorosa. Hacía días que no sabía nada, y se sorprendió preocupándose por él, por si su corazón seguiría roto o si habría conseguido recomponerlo, ya fuera solo o con ayuda de otra persona.

-¿Estás esperando que te llegue un mensaje? -La voz de Baekhyun desde el quicio de la puerta le hizo dar un bote en la silla.

Jongdae estaba refrescando la página del buzón de anónimos, donde sólo había tres mensajes que pedían consejos para estudiar y otro que le preguntaba cómo hacer para darle su número a una de las empleadas de la cafetería.

-Eh... no -negó Jongdae, cerrando la web-. Estaba pensando cómo responder los que ya hay.

-Claro -dijo Baekhyun, y fue hasta su mesa con una sonrisa socarrona.

-Sigo teniendo la grapadora de repuesto -amenazó Jongdae, intentando que su sonrisa pareciera siniestra, como la de Kyungsoo-. No me tientes.

Un par de horas después, cuando Jongdae estaba a punto de recoger para irse al dormitorio, apareció en la pantalla un pop-up que avisaba de un nuevo mensaje. Jongdae mantuvo la compostura y se acercó tranquilamente al ordenador, y el estómago le dio un vuelco al ver que se trataba de El Anónimo.

«Seguí tu consejo, salí con mis amigos y, por gustos en común, he conocido a alguien. Es muy diferente al anterior, muy atrevido, demasiado directo, demasiado sensible. Pero es divertido, apasionado, me lo paso genial con él. Es algo parecido a una montaña rusa. Está claro que, como todas las montañas rusas, el recorrido será a velocidad de vértigo, con el final a la vuelta de la esquina, pero aún estamos en edad de divertirnos, ¿no? Creo que esto es lo que necesito por el momento. Además, le encanta que cuide de él. Me gusta cuidar de los que me rodean.»

Jongdae frunció un poco el ceño, y miró de reojo a Baekhyun, que ya había empezado a recoger. Por un momento dudó sobre si contestar a El Anónimo con lo que pensaba de verdad o con lo que creía que querría leer, y al final se decidió por una mezcla de los dos.

«Es genial, siempre que tengas claro que esto es lo que necesitas y no te formes expectativas que no se puedan cumplir. Pero recuerda que a veces nos subimos a montañas rusas porque la adrenalina parece muy atractiva desde fuera, y el mareo que dura todo el día tras bajar de la misma te hace darte cuenta de que quizá no merecía la pena. De todas formas... puede que te gusten las montañas rusas y que no te marees. No sé, las metáforas no son lo mío. Igual he quedado como un idiota, pero espero sinceramente que seas feliz.»



-¿Hyung? -dijo Jongdae, sorprendido y olvidando todos los nervios que había sentido a raíz de su plan para ese día, al sentarse en la mesa de la cafetería que ya no sólo era habitual para Joonmyun, sino también para él-. ¿Por qué llevas ese gorro? Ya estamos en abril y no hace precisamente frío aquí dentro.

-Voy más cómodo así -respondió Joonmyun, agarrándose el gorro por los lados e intentando bajarlo más.

Jongdae sacó su sonrisa más traviesa al ver que Joonmyun se sonrojaba, y alargó la mano para intentar levantarle un poco el gorro, pero Joonmyun se apartó enseguida, aunque no parecía molesto.

-Saca la redacción que tenías que preparar para hoy, por fav...

-Venga, hyuuuung, déjame verlo, ¿qué pasa, te has rapado y te has dado cuenta de que la raya casi al centro que llevaste durante todo tercero se te ha quedado permanente en la piel? ¿Tienes una raya que te atraviesa la cabeza, es eso? -suplicó Jongdae, haciendo caso omiso de lo que le pedía.

-¿Cómo sabes que llevé raya durante todo tercero? -preguntó Joonmyun, y Jongdae decidió disimular volviendo a pedirle «por favooor» que se quitara el gorro, aunque sólo fuera un momento. Joonmyun suspiró y Jongdae ya sabía que iba a rendirse-. ¿Si te lo enseño podremos ponernos con tu relato? Siento decírtelo así pero aún estás muy lejos de que te den un Nobel, no sé si me explico.

-Tendrás toda mi atención, te lo prometo -dijo, encantado de que hubiera confianza suficiente como para bromear con Joonmyun de esta forma.

Joonmyun resopló y lo miró fijamente una última vez, como si esperara que lo dejara pasar, antes de coger la punta del gorro y tirar hacia arriba.

Cohibido, Joonmyun se pasó la mano por el pelo, ahora rubio platino, dejando los mechones desordenados y a Jongdae con la boca abierta. No se esperaba eso en absoluto.

-¿Es muy horrible? -preguntó Joonmyun, avergonzado, volviendo a pasarse la mano por el pelo como si eso fuera a deshacer el tinte-. Supongo que otro tinte podría...

-Es... es diferente -dijo Jongdae por fin. Era... con qué palabra podría describirlo... ¿sexy?. Joonmyun parecía otra persona-. Yo... nunca te habría imaginado con el pelo así, ¿pero te queda muy bien? ¡No sé, me ha pillado totalmente desprevenido!

-¿En serio te gusta? -preguntó Joonmyun, con los ojos como platos-. Yo aún no sé qué pensar... -dijo, pasándose despacio los dedos por el pelo y cogiendo un par de mechones con las puntas, con la mirada perdida, como si se hablara a sí mismo, y enseguida volvió a ponerse el gorro-. Se lo enseñé a Jonghyun por Skype y dice que es genial, pero creo que a Sunyoung no le gusta... dice que estoy muy raro...

-Sí. A mí me gusta mucho -dijo Jongdae con firmeza-. ¿Y a qué se debe este cambio radical?

Ya sabía que no era por Sunyoung, a juzgar por lo que había dicho. Joonmyun parecía muy avergonzado de repente, como si le faltaran las palabras, cosa muy rara en él.

-Es por Sehun, un amigo de Jonginnie, de primero, me convenció para... me dijo que... -Joonmyun tragó saliva mientras Jongdae, extrañado, se inclinaba hacia delante sobre la mesa para oírlo mejor, porque el volumen de su voz disminuía más y más con cada pausa. Luego, habló con voz más firme-. Perdí una apuesta.

Jongdae se echó a reír.

-Mi experiencia me ha enseñado dos cosas: que no hay que poner el pelo de uno en manos de amigos, por muy amigos que sean, y que no hay que hacer apuestas con los de primero. Llegan cargados de energía y son muy temerarios porque la universidad aún no les ha absorbido las ganas de vivir -dijo, dándole unas palmaditas en el hombro. Joonmyun sonrió, visiblemente más cómodo-. Y no te preocupes, en serio, te queda sorprendentemente bien.

-¿Eso crees? -dijo Joonmyun, con más seguridad-. Supongo que con el peinado adecuado...

-Eso es. No te vuelvas a peinar con raya en medio y estarás bien -le aseguró Jongdae.

Joonmyun se quedó mirando a la mesa un momento, perdido en sus pensamientos, y volvió a levantar el rostro enseguida para sonreírle a Jongdae.

-Bueno, ya me preocuparé de eso más tarde -dijo, y cogió el papel que Jongdae había dejado sobre la mesa-. Es el encargo para la semana que viene, ¿no?

-Sí -respondió Jongdae, mirando el gorro, divertido. Le quedaba bien, y el pelo rubio le destacaba aún más las cejas-. Creo que la introducción está bien, pero hacia la mitad...

-Se pierde el hilo -dijo Joonmyun, con los ojos fijos en el papel-. Pero en los primeros párrafos se nota mucho la mejora, Jongdae. Estas descripciones son mucho más sugerentes que las primeras que me enseñaste hace dos meses, aunque la línea temporal queda muy difusa conforme avanza la historia...

Era normal que quedara difusa, el profesor les había pedido un relato en primera persona en que el protagonista fuera un viajero en el tiempo que fuera dejando dobles en cada plano temporal al que saltara, con una serie de normas sobre cuántos dobles podía haber a la vez en un mismo plano y qué ocurría si alteraba el pasado.

-¿No habría sido más fácil que cuando viajara al pasado volviera al mismo cuerpo de su yo anterior? -dijo Jongdae, frustrado-. Con todos esos dobles es imposible aclararse, y encima no puede estar más de un mes en el mismo plano.

-El profesor quiere que trabajéis las líneas temporales y también el punto de vista cambiante de una narración en primera persona -dijo Joonmyun-. Y sabes que él nunca pone las cosas fáciles.

Esa tarde Joonmyun lo ayudó a crear líneas temporales consistentes, no sólo para este relato, sino para todos los demás, que lo guiarían en cuándo aparecía cada personaje en la historia y cuándo ocurrían los acontecimientos relevantes. Cuando ya estaban recogiendo para marcharse, Jongdae sacó valor para decirle a Joonmyun lo que llevaba pensando todo el día. Tenía que ir, como práctica, a la exposición de los alumnos de fotografía periodística y también escribir un artículo sobre la misma, y quería pedirle a Joonmyun que lo acompañara. Respiró hondo y...

-Hyung, tengo que ir a...

Pero en ese momento, cuando Joonmyun alzó la cabeza para escucharlo, vio algo por encima del hombro de Jongdae y se sonrojó de repente. Jongdae se giró enseguida para averiguar qué era lo que había provocado esto y vio en la puerta de la cafetería a un chico alto, que podría haber sido un idol perfectamente, con el pelo rubio platino del mismo tono que Joonmyun, como si hubieran compartido el tinte. Joonmyun miró su reloj y empezó a recoger más deprisa.

-Lo siento, Jongdae, tengo que irme ya -dijo con tono de disculpa-. Se me ha pasado el tiempo volando y no me había dado cuenta de que Sehun me estaba esperando... ¡Nos vemos mañana!

Antes de que pudiera decir nada, Joonmyun ya estaba alejándose hacia la puerta, y el chico con el que llevaba el pelo a juego le puso una mano en el hombro antes de salir a la tarde tibia de finales de abril.



-Joonmyun está rubio -dijo Kyungsoo, perplejo, quitando la carne de la parrilla y poniendo nuevas tiras.

Estaban en un restaurante de samgyupsal cerca de la universidad, en una de esas tardes en las que Jongdae se permitía salir a cenar fuera con ellos.

-¿Rubio? -exclamó Chanyeol, envolviendo un trozo de carne que aún quemaba con una hoja de lechuga y un poco de arroz-. No me lo imagino.

-Cuando Jonginnie me lo dijo no me lo creí, la verdad -explicó Kyungsoo, y dejó las pinzas a un lado con cuidado-. Pero lo he visto en la reunión del Consejo de hoy, y sí, es muy cierto.

-¿Qué opina nuestro Jongdae-ssi de eso? -preguntó Chanyeol, imitando a un entrevistador con una hoja de lechuga a modo de micrófono.

-¿Jonginnie? -preguntó a su vez Jongdae, ignorando a Chanyeol. Recordaba que Joonmyun había mencionado ese nombre en alguna ocasión. Era el amigo del chico-idol con el que Joonmyun había hecho la apuesta de teñirse, Sehun-. ¿Conoces a Jongin?

-Es mi alumno -dijo Kyungsoo, sin levantar la mirada de la parrilla-. Igual que tú de Joonmyun.

-Ah... -contestó Jongdae.

-Yo creo que le queda bien -se metió Baekhyun, con la boca llena de comida.

-Sí, yo también -repuso Jongdae, que tuvo esa decencia de tragar antes de hablar que Baekhyun desconocía.

-Pero tú podrías verlo calvo y pensar que le queda bien, tu opinión no cuenta. -Baekhyun le quitó importancia enseguida, y cambió de tema para que Chanyeol no pudiera preguntar más-. Chanyeol, ¿cuando vuelvas al dormitorio podrás echar una partida?

-Tengo que terminar unas composiciones que tengo que enseñarle a mi tutor mañana... -contestó Chanyeol con cara de pena, y luego empezó a reflexionar, hablando en voz alta para sí mismo y olvidando por completo el pelo de Joonmyun y lo que Jongdae pudiera opinar de él. Baekhyun se giró para guiñarle un ojo, y Jongdae puso los ojos en blanco pero no pudo evitar sonreír-. Pero si me doy prisa y dejo algunas cosas pendientes y mañana madrugo a primera hora para hacerlas podría entrar sobre las doce... Luego te mando un mensaje.

Esa noche, después de que Baekhyun ya llevara un buen rato dormido tras jugar al LoL durante horas, Jongdae seguía con los ojos de par en par, la imagen de Joonmyun pasándose los dedos por el pelo rubio se reproducía en bucle en su mente como si se le hubiera grabado a fuego en las retinas. Se dejó llevar por ese espejismo, como un oasis en el desierto, y no sabía cómo podían acusarlo de que le faltaba imaginación cuando lo que invadió su cerebro a continuación fueron sus propios dedos hundiéndose entre esos mechones claros y suaves, cuando vio claramente los labios rosados de Joonmyun entreabriéndose ante los suyos. Sus pestañas parecían aún más oscuras sobre la piel pálida de sus mejillas que en su imaginación empezaban a teñirse de rosa, y Jongdae ya tenía una mano dentro de su pantalón de pijama antes de que pudiera reunir fuerzas que malgastar en sentirse idiota y culpable.

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pairing: joonmyun/jongdae, seoul nights, exo fanfic

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