Los meses pasan volando, Joonmyun no se da cuenta de cuán rápido hasta que Baekhyun, que está sentado en la barra con Zitao, ojeando inscripciones en programas de posgrado porque ya odia su trabajo, menciona que no ha visto a Chanyeol en un mes por su apretada agenda.
-No lo he visto -dice Baekhyun-. Va al trabajo y me manda mensajes sobre cuánto odia las reuniones, entonces va a casa de sus padres, cena con ellos y con su mujer y luego hace los deberes de clase. -Baekhyun niega con la cabeza-. Sé que Chanyeol está en alguna parte ahí dentro, pero no sé dónde.
-Nos estamos haciendo mayores -dice Joonmyun, y Baekhyun le lanza una mirada áspera-. Estamos creciendo.
-Sabes que no es eso. -Agarra con fuerza los papeles-. Tú, más que nadie, sabes que no es eso. -Baekhyun deja los papeles sobre la barra-. Hacerse mayor no significa hacerse más triste.
Joonmyun no lo tiene tan claro.
-Está haciendo lo que siente que tiene que hacer -dice Joonmyun-. Deberías respetarlo.
Deja de hablarme a mí de esto.
-Lo siento -dice Baekhyun, y Zitao le rodea la espalda con un brazo-. Sé que tú también estás preocupado.
-Y tengo mucho menos poder que tú -dice Joonmyun, y Baekhyun lo mira con sorpresa-. No he hablado con Chanyeol desde... -El aliento a soju de Chanyeol cálido en su mejilla. Los brazos de Chanyeol sujetándolo y las palabras de Chanyeol haciéndolo pedazos-. Hace al menos tres meses. Sé que lo está pasando mal pero yo no puedo ayudarlo.
-¿Podrías llamarlo? -El gesto de Zitao es dulce. Es como un gatito, y Joonmyun quiere tranquilizarlo.
-No -dice-. Eso sería inapropiado. -Baekhyun abre la boca para protestar, pero deja que la protesta muera en sus labios. Joonmyun percibe la fragilidad de la sonrisa que se ha pintado en la cara, y Baekhyun probablemente también-. La vida sigue.
-La vida sigue -repite Baekhyun, y entonces se ríe-. Supongo que sí. Para mejor o para peor.
❖
Se reserva las ganas de pensar en Chanyeol para esos momentos ocultos entre la cena y fregar los platos, o esos minutos en los que Joonmyun ya ha apagado la luz pero su mente sigue corriendo tras sus ojos cerrados.
En esos momentos recuerda con cariño cómo Chanyeol no podía evitar llenar el suelo de gotas de jabón.
En esos momentos recuerda con dolor el terciopelo de la voz de Chanyeol leyendo las palabras de los textos favoritos de Joonmyun, y la seda de su pelo entre sus dedos.
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Joonmyun echaba de menos ir a clase.
-Es guay tenerte otra vez por el campus -dice Lu Han-. El otro día lo hablaba con Sehun, y se quejaba de que ahora te ve mucho menos.
-Demasiados deberes -dice Joonmyun-. Y entre las clases, la tienda y... otras cosas, parece que tenga muchas menos horas en el día.
-Otras cosas, ¿eh? -dice Lu Han, y Joonmyun se aferra a la cinta de su mochila con una mano sudorosa.
Pero Lu Han no sigue hablando. Compran la comida y comen juntos en uno de los patios, hablando de la incapacidad de Minseok de enviar mails de forma regular.
-Pero en serio, ¿cómo te va? -pregunta Lu Han, cuando los papeles de sus sándwiches están hechos una bola en el suelo y sus botellas de zumo están medio vacías.
-Estoy feliz -dice Joonmyun, con seguridad-. Tengo buenas notas, Taemin nos ayuda muchísimo en la tienda y Jongdae por fin ha descubierto el maravilloso poder del lavaplatos.
Lu Han lo mira con aire de cervatillo. Tiene la cara aniñada, pero sus ojos se clavan como los de alguien mucho más mayor y más sabio de lo que debería ser.
-¿En serio estás feliz?
Joonmyun debería estarlo.
-Sí -contesta.
Cada día se parece más y más a su padre.
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Un primer beso bajo la luz de la luna debería ser romántico. Están delante de la ventana del apartamento de Kyuhyun, por donde se cuela el brillo de Seúl, otorgándole un resplandor etéreo al hombre que tiene delante.
Kyuhyun es cauteloso. Se acerca y levanta la cara de Joonmyun con el pulgar y el índice, antes de dejar que sus labios se toquen. Hace que Joonmyun se acerque más con suaves mordiscos en el labio inferior y Joonmyun levanta una mano para apoyarla en el pecho de Kyuhyun. La calidez bajo su palma lo tranquiliza.
Cuando la lengua de Kyuhyun pasa entre los labios de Joonmyun, lo único en lo que éste puede pensar es en los cláxons de los coches que suenan abajo, en la calle, y el murmullo constante del aire acondicionado.
Son los restos de su atención los que dedica al punto del fino jersey de verano de Kyuhyun y la suavidad de sus labios. La fricción cremosa de su vaselina. Cómo huele igual que una flor seca de una ocasión especial que guardas entre las páginas de un libro.
-Wow -dice Kyuhyun, cuando se separa. Joonmyun tiene la piel pegajosa por la humedad y le falta el aliento.
Vuelve a mirar a los ojos de Kyuhyun y sabe lo que debería sentir. Una llamarada de excitación en el estómago y su corazón haciéndose más grande en su pecho, presionando sus costillas. Algo, lo que sea. Pero lo único que siente es un hormigueo en los labios por la fricción y el recuerdo de la textura de la piel de Chanyeol bajo su lengua, con sabor a chocolate.
-Wow -responde, apenas un susurro.
Se separan en la puerta, donde Joonmyun sale para adentrarse en el calor estival. Kyuhyun le sonríe.
-Nos vemos, Joonmyun -dice-. Te llamaré por la mañana.
Joonmyun se pone de puntillas para besar a Kyuhyun en la mejilla y asiente.
Cuando se cierra la puerta, Joonmyun espera a que la importancia del momento lo golpee de lleno, pero no ocurre nada.
No hay ningún cristal contra su espalda, no hay miedo, ni aprensión reprimida, ni alivio al ver cómo cosas que lleva mucho, mucho tiempo deseando se materializan.
No hay nada, y Joonmyun no consigue decidir si esto es mejor o peor que la tristeza.
❖
Seúl es una ciudad grande, pero no lo suficiente. Se encuentra con Chanyeol en el primer piso de Lotte Mart; Chanyeol lleva traje y carga con una bolsa de la zona de mujer.
-Voy a casa -dice-. Mi madre me ha pedido que le compre una cosa.
-Ya veo -dice Joonmyun. Le tiemblan las manos, así que deja la camisa que lleva en las manos para esconderlas detrás de su cuerpo.
-No paro de pensar en ir a la tienda -dice Chanyeol-, pero sé que eso sería... una mala idea.
-Seguramente -dice Joonmyun. Chanyeol es magnético. Se acerca a él-. Sigues llevando la misma colonia.
-Te gusta -dice Chanyeol, con una curva provocadora en los labios, tan encantadora como siempre. Sigue pareciendo cansado, pero también hay una chispa ahí.
-Sí. -Traga saliva con dificultad-. ¿No tienes que llevar eso a casa?
-No -dice Chanyeol-. Pero sí que tengo que ir a casa. -Se mueve en el sitio-. Baekhyun dice que estás viendo a alguien.
-Es cierto -dice Joonmyun-. Otro especialista en historia.
-Eso... está muy bien. -Chanyeol puede ser transparente, pero no lo es ahora mismo.
Joonmyun intenta mirarlo bien, de arriba abajo. Hay nuevas líneas junto a los ojos de Chanyeol y está guapísimo con traje, aunque los pantalones solo acentúan todavía más la curva convexa de sus piernas. Chanyeol sigue mirándolo como si fuera la única persona de la habitación.
-Me alegro de que nos hayamos encontrado -dice Joonmyun.
Chanyeol se le acerca y lo coge de la muñeca.
-¿Estás bien? -pregunta, casi inaudible. Los dedos de Chanyeol le queman, su pulgar toca la gruesa vena central que asciende desde la base de la mano, donde está el pulso de Joonmyun. Chanyeol seguramente puede medir lo rápido que va.
Seguro que parecen extraños; Chanyeol con su traje y Joonmyun en vaqueros y jersey, Chanyeol sujetándolo con un gesto posesivo que no tiene sentido sin contexto, ambos mirándose fijamente.
El anhelo es una sensación familiar, pero su magnitud lo paraliza.
-Sí -dice Joonmyun.
-Vamos a fingir...
-No -dice Joonmyun-. Cuando hacemos eso, luego la parte de no fingir es mucho peor.
-Tienes razón. Lo siento.
-¿Por qué?
-Por ser egoísta -dice Chanyeol-. Siempre ha sido uno de mis peores defectos.
-Pensaba que era el narcisismo -dice Joonmyun, y Chanyeol se ríe, sujetando aún la muñeca de Joonmyun.
-Ese también -dice Chanyeol-. Adiós, Joonmyun-hyung.
Su mano lo suelta, pero la presión de los dedos permanece. Sonríe, con la misma sonrisa enorme y tonta que se había ganado el afecto de Joonmyun desde la primera vez que lo vio, y entonces se aleja.
Joonmyun quiere que se dé la vuelta, pero siente alivio cuando no lo hace.
-Adiós -le dice al aire.
Vuelve a centrarse en las camisas e intenta enterrar todas las cosas complicadas que amenazan con asfixiarlo.
El momento de sentirse así ya ha pasado.
❖
Joonmyun solo entrega cuatro solicitudes de empleo. Cree que podría ser una estupidez por su parte, teniendo la graduación en enero y un futuro incierto por delante, pero es un comienzo.
Se centra en terminar los exámenes y escribirlos para sus alumnos, y espera que, al final de todo, haya un camino para atravesar la montaña.
❖
Kyuhyun lo deja en la puerta de su apartamento en una tarde de otoño. Joonmyun le sonríe una última vez y cierra la puerta.
-Aún os estáis viendo, ¿eh? -pregunta Jongdae, y Joonmyun se sobresalta y se gira para ver a su compañero observándolo con gesto inescrutable.
-Sí -dice Joonmyun-. ¿Hay... alguna razón por la que no debería?
-Es muy simpático -dice Jongdae-. Cuando lo trajiste a cenar fue muy simpático.
Joonmyun solo lo había traído una vez, y fue como si Chanyeol también estuviera sentado a la mesa con todos ellos.
-A Baekhyun no le cayó bien -dice Joonmyun-. Pero supongo que tiene razones.
-Joonmyun... -Jongdae suspira-. Ah, da igual.
-Pensaba que éramos mejores amigos -presiona Joonmyun-. Puedes decirlo.
-No es...
-¿Así que no te cae bien? -pregunta Joonmyun, y Jongdae levanta la manos de inmediato.
-Me cae bien -dice Jongdae-. Pero no creo que todo esto sea justo para él, cuando sigues enamorado de otra persona.
-No estoy...
-No lo has superado -dice Jongdae-. Puedes mentirte a ti mismo, a mí, puedes mentirles a Jongin y Sehun y a Baekhyun y Zitao. Incluso puedes mentirle a Chanyeol, pero al fin y al cabo, sigue siendo mentira. Y quiero que sigas adelante, Joonmyun, lo quiero más que nadie, créeme.
-Ahora viene un pero.
-Pero no lo has superado, todavía no, y ese pobre hombre se está enamorando de ti y sigues ofreciéndole las mismas sonrisas que les ofreces a los clientes de la tienda, y esta noche vas a entrar a tu habitación y lo último en lo que vas a pensar antes de cerrar los ojos no va a ser Cho Kyuhyun. Va a ser Park Chanyeol, y eso no es justo ni para ti ni para ese chico.
A Joonmyun le sientan mal esas palabras. Le duelen sobre todo porque sabe que son ciertas, porque aunque no lo haga, sigue queriendo enviarle mensajes a Chanyeol para recordarle que se abroche el abrigo, para preguntarle qué tal el día o para recitarle las partes más exasperantes de las historias épicas de Kim Manjung, y porque sigue guardando la nota que Chanyeol le dejó en la almohada en marzo, con solo dos estúpidas palabras, en el cajón inferior de su mesita, bajo los calcetines. También son ciertas porque Joonmyun aún espera a veces que alguien se apoye en él en el bus y cuando nadie lo hace se siente dolorosamente perdido.
-Yo...
-Sería más fácil, lo sé, si Chanyeol no siguiera todavía loco por ti también, pero está casado y sé que no has hablado con él desde aquella vez que os encontrasteis por accidente porque tienes miedo.
-No puedo -dice Joonmyun-. Hablar con él. Si oigo su voz, me resuena en la cabeza durante días.
-¿Y por qué estás saliendo con Kyuhyun? -dice Jongdae-. No me importa lo que digan los demás, no vas a superar una ruptura saliendo con otra persona. Créeme, cuando tú vas yo vengo de allí.
-¿Tan malo es intentarlo?
-No, claro que no -dice Jongdae, poniéndole la palma de la mano en el cuello y juntando sus frentes-. Pero lleva tiempo.
-¿Cuánto tiempo? -pregunta Joonmyun. Le tiembla la voz-. ¿Cuánto tiempo más tengo que sentirme así?
Es como un globo que se le ha escapado de las manos a un niño. No sabe adónde va.
-No lo sé -dice Jongdae-. Pero estaré ahí, contigo, el tiempo que haga falta.
❖
Kyuhyun tiene una sonrisa bonita, pero no lo hace derretirse. Otras sonrisas sí lo hicieron, en el pasado.
-Lo siento.
-Yo también -dice Kyuhyun-. No puedo decir que no lo viera venir, pero lo siento.
-¿Tan transparente soy?
-Para nada -dice Kyuhyun-. Eres más hermético que una caja fuerte. Pero de algún modo, sabía que tu corazón no estaba conmigo.
-Yo...
-Espero que él sepa la suerte que tiene -dice Kyuhyun, acariciando el brazo de Joonmyun-. El tipo por el que me estás dejando.
-Está casado -dice Joonmyun-. No estoy rompiendo contigo porque tenga oportunidad con él.
-¿Entonces por qué estás rompiendo conmigo?
Joonmyun recuerda estar sentado junto a Chanyeol en el callejón de detrás de la tienda. Recuerda cada palabra que dijo Chanyeol.
-Porque estoy enamorado de otra persona -dice Joonmyun-. Y tú te mereces alguien que también se enamore de ti, porque eres genial.
-Soy genial, ¿eh? -medita Kyuhyun, y Joonmyun asiente.
-Sí -dice-. Desde luego.
-Si en algún momento cambias de opinión -dice Kyuhyun-, deberías llamarme. -Entrecierra los ojos-. No es que espere estar disponible, pero por si acaso.
-Lo tendré en mente -dice Joonmyun. Kyuhyun niega con la cabeza antes de acercarse y darle un beso en la comisura de los labios.
-Suerte -dice Kyuhyun. Esto no parece un error.
❖
Se compra una libreta en blanco, como las que usa para clase, en la que escribe. Escribe todas las cosas que nunca ha dicho y todas las cosas que desearía haber disfrutado más. Escribe sobre cuánto echa de menos la forma en que el pelo de su madre le caía por los hombros cuando él era un niño, y sobre cómo el hoyuelo de Chanyeol era el lugar perfecto para depositar besos. Se disculpa con Kyungsoo por haber sido tan cobarde, y consigo mismo también.
Cuando se queda sin páginas, se siente más ligero. En la parte de atrás de la libreta pone la nota que le dejó Chanyeol, escrita en la parte de atrás de un recibo. La guarda en el cajón, y por fin siente que se está liberando de sus sentimientos de verdad.
Es el momento.
❖
Joonmyun supone que los finales de cuento de hadas son el tipo de cosa que le pasa siempre a otras personas, a los que no se enamoran de chicos que saben que no pueden tener, y los echan de menos cada vez que llueve o nieva y cuando el sol brilla e incluso cada vez que respiran.
Pero eso no quiere decir que Joonmyun no pueda encontrar otros tipos de felicidad.
Queda con su padre para cenar una vez a la semana en un restaurante familiar al que iban mucho cuando Joonmyun era un crío. A veces hablan de su madre, pero otras veces hablan de los compañeros de trabajo de su padre y de las clases de Joonmyun y de cuánto les gustaría viajar juntos a Tokyo algún día.
Acorrala a Jongin, Sehun y Zitao para que se queden más veces a ver películas en su casa, Jongdae se mete con Zitao por la forma de S de su cuerpo mientras Jongin y Sehun se pellizcan para tener más espacio en el sofá.
También están las clases. Joonmyun se está redescubriendo en páginas de sus libros de historia y en las clases que da. Hay partes de él que no ha visto desde que estaba en primaria, partes que se pierden en oscuras batallas de la antigua Roma y en la alegría de encontrar conexiones entre sucesos que nunca pensó que estuvieran relacionados.
No se puede negar que por las noches, cuando oye a Jongdae reír con Min en el salón, abrazados como si fueran dos cisnes, Joonmyun siente el anhelo por notar los labios de Chanyeol sobre su garganta y la risa de Chanyeol en su oído. Es un anhelo soportable.
Se ha recompuesto, ahora está mejor. Tiene el futuro por delante, y está abierto de par en par para él.
❖
Están sentados en la barra de la tienda, con el cartel de cerrado colgado desde hace una hora. Jongdae sujeta una taza de café en las manos.
-¿Cómo crees que se le dará a Jongin ser el jefe de este sitio? -pregunta Jongdae-. Ahora que ambos nos vamos a ir a finales de año.
-Le irá bien -dice Joonmyun-. Durante todo el tiempo que lleva trabajando aquí siempre he pensado que podría hacerse cargo de la tienda hasta dormido.
-Jongin no puede hacer nada dormido que no sea gruñir y chocarse con cosas -dice Jongdae-, no exageres. -Se toca los labios-. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que mate a ese tal Changmin, qué opinas?
-Como mucho dos semanas. -Joonmyun mira la tienda con cariño. Ha pasado mucho tiempo aquí, y se le hace raro pensar que se tiene que despedir en pocos meses-. ¿No es raro? -pregunta-. Es como el final de una era.
-Lo sé -dice Jongdae-. Yo tampoco sé cómo voy a sobrevivir el año que viene sin el descanso que es venir a la tienda y hacer que Jongin se sienta miserable de forma sutil.
-Todavía podrás hacerlo -señala Joonmyun.
-Pero no me pagarán por ello -dice Jongdae-. Eso era lo que me daba al menos la mitad de la felicidad.
El teléfono de Joonmyun vibra, y se mira el bolsillo, sorprendido. Es tarde y no está esperando ninguna llamada.
-¿No vas a contestar? -Jongdae se pone de pie y coge la taza de Joonmyun para llevarlo con la suya al otro lado de la barra, al fregadero.
-¿Diga?
-¿Es Kim Joonmyun?
-Sí -dice, cambiando de inmediato a su coreano más formal-. ¿Podría saber con quién hablo?
Joonmyun ve la curiosidad de Jongdae mientras habla. La registra, junto al mareo que siente y el brillo de la barra y el sonido del grifo, del que cae un fino chorro al fregadero donde Jongdae está lavando las tazas.
Cuando cuelga, Jongdae tose.
-¿Y bien?
-Me han dado el trabajo -dice con voz neutra-. El de la Universidad Ehwa.
-¿Pediste trabajo en Ehwa? ¿Y te lo han dado?
-Profesor asistente -dice Joonmyun-. En el departamento de historia.
-Madre mía -dice Jongdae-. Ni siquiera sabía que hubieras pedido trabajo ahí.
-No quería mencionarlo por si no salía bien -dice Joonmyun, aún en shock.
-¡Pero sí ha salido bien!
-Voy a tener que mudarme, tendré que hacer un montón de papeleo, ¿y si luego no me gradúo...?
-¡Kim Joonmyun! -Jongdae se ríe-. Déjate de pánico y disfruta del momento.
-He conseguido el trabajo -dice otra vez, y esta vez lo asimila-. Lo he conseguido.
-Deberíamos montarte una fiesta -dice Jongdae-. Una cena o algo. Invitar a todos nuestros amigos.
-Eso no...
-Ya sabes, sería algo como «Ya no voy a trabajar en la tienda de yogur pero sigo queriéndoos y ah, soy genial». -Jongdae se ríe de nuevo-. ¿Qué te parece?
-Podría estar bien salir con todos -dice Joonmyun, con evasivas, y Jongdae aplaude.
-Pues ya está -dice-. Voy a ver si los demás están disponibles la semana que viene.
-Yo...
-Joonmyun -dice Jongdae, dándole toquecitos en el pecho con el índice-. En serio. Enhorabuena.
-Gracias -dice Joonmyun-. Es... es genial, ¿verdad?
-Sí -contesta Jongdae-. Muy genial
Joonmyun sigue sujetando el teléfono. Le pesa en la mano. Lo levanta y mira la pantalla. Como si estuviera poseído, se encuentra bajando por la lista de contactos hasta encontrar el nombre de Chanyeol.
¿Estás libre la semana que viene?, escribe. Duda, mirando el mensaje que hay en la pantalla con una mezcla de terror y esperanza.
-¿Qué haces? -pregunta Jongdae.
-No lo sé -responde, y lo envía.
❖
Chanyeol llega una hora más tarde que los demás, aún con el traje de la empresa y con un maletín. La mesa se queda en silencio antes de que todos estallen en carcajadas y se muevan para dejarle sitio.
Joonmyun, que está dándole la vuelta a la carne, alza la vista despacio para sonreírle a Chanyeol.
-Me alegro de que hayas podido venir -dice, y Chanyeol se sienta junto a Baekhyun, al otro lado de la mesa, a dos asientos de distancia. Tan cerca que Joonmyun le ve los poros de la nariz y la extenuación en su columna.
En un mundo perfecto, estarían sentados uno junto al otro, cogidos de la mano bajo la mesa y sus rodillas rozándose.
-Sehun, maldito maknae vago, ¿por qué Joonmyun está dándole la vuelta a la carne? Jongin, tú igual. Debería daros vergüenza.
-Oooh, el líder en la sombra ha vuelto -dice Jongdae-. Sigue defendiendo a adorable-hyung después de todo este tiempo.
Eso sirve para romper el extraño hielo.
Sehun alza una ceja y cruza los brazos, y Jongin refunfuña y le coge las pinzas a Joonmyun.
-He cambiado de opinión. No te he echado tanto de menos, después de todo.
-¿Seguro, Jonginnie? -dice Chanyeol. Poco a poco se está relajando-. Yo creo que me has echado un montón de menos.
-No he pisado cristales desde hace meses -dice.
-La única razón por la que no me echarías de menos es porque las chicas solo te miran cuando yo no estoy para distraerlas.
-Ese tipo de chicas ni siquiera se sienten atraídas por...
Joonmyun se inclina hacia Jongdae mientras siguen discutiendo.
-No sabía que hubieras invitado al avestruz -le dice Jongdae.
-Creo que podemos ser amigos -dice Joonmyun, y Jongdae sonríe.
Baekhyun molesta a Chanyeol con mil preguntas, y Chanyeol se lo quita de encima metiéndole trozos de carne en la boca cada vez que la abre un poco de más. El hilo de la conversación se ve constantemente interrumpido por la escandalosa risa de Chanyeol.
Es como hace dos veranos, pero también es como ahora.
-Necesito que me dé el aire -dice Joonmyun, y se levanta de la mesa. Está colorado por el soju, y la carne de cerdo le pesa en el estómago.
-¿Estás bien, adorable-hyung? -pregunta Baekhyun cuando Joonmyun se tambalea, apoyándose con una mano en la mesa y tirando los palillos de metal al suelo.
-Estoy bien -dice Joonmyun, sonriendo-. Es solo que necesito sacarme un poco de humo de los pulmones.
-Voy contigo -dice Chanyeol, poniéndose de pie también. Ha perdido la corbata y se ha desabotonado la camisa para mostrar un trozo de su camiseta interior negra-. También me vendría bien un poco de aire fresco.
-Vale -dice Joonmyun, y Jongdae le tira de los vaqueros, mirándolo con preguntas en los ojos. Joonmyun no está borracho, pero sí se siente temerario. Asiente.
Salen del restaurante y se apoyan en el muro. A Joonmyun siempre se le olvida lo alto que es Chanyeol hasta que está junto a él.
-Gracias por invitarme -dice Chanyeol. Se acerca más, hasta que se tocan sus brazos. Es un peso firme contra su cuerpo. Inclina la cabeza hasta que apoya la mejilla en el pelo de Joonmyun.
-Me parecía mal no hacerlo -dice Joonmyun-. Habría estado incompleto sin ti.
-No había estado así de feliz desde antes de que mi padre tuviera el infarto -dice Chanyeol-. Es como si hubiera pasado todo este año durmiendo, y ahora que estoy aquí con vosotros me he despertado.
-Buenos días -dice Joonmyun. Está bien, ser amigos así. La cabeza de Chanyeol sigue siendo cómoda, apoyada en la suya.
-No quiero volver a dormir.
-Pues no lo hagas -dice Joonmyun.
Chanyeol se yergue y lo mira a los ojos durante un largo rato. Jongin se estremece bajo su mirada.
-¿Que no lo haga?
-Estar despierto es mucho más difícil que estar dormido, desde luego, pero al final -Joonmyun le sonríe a Chanyeol, porque parece joven y deliciosamente perplejo-, merece la pena.
-¿Ah, sí?
-Me desperté cuando te conocí -dice Joonmyun-. Yo tampoco quiero volver a dormir.
-Pues no lo hagas -dice Chanyeol, y hay una luz en sus ojos que hace que Joonmyun quiera besarlo para siempre, unir sus labios mientras las manos de Joonmyun se cuelan bajo su camisa para tocar piel suave. Sería muy fácil, rodear el cuello de Chanyeol con los brazos y tirar de él.
Los ojos de Chanyeol brillan, reflejando los faros de un taxi que pasa.
Te echo de menos, piensa Joonmyun, pero Chanyeol está justo a su lado. Tendrá que bastar.
-Deberíamos volver dentro -dice Joonmyun.
-Prométeme que comerás conmigo la semana que viene -dice Chanyeol-. Tengo una o dos horas libres el miércoles.
-Podría, sí -dice Joonmyun, y le pone una mano sobre el estómago. Siente cómo los músculos se tensan bajo su palma y Chanyeol toma una bocanada de aire temblorosa. Levanta la mano y la detiene justo sobre el corazón de Chanyeol-. ¿Y tú, puedes?
-Sí -dice Chanyeol, cubriendo con su mano la de Joonmyun. La tapa por completo-. Creo que sí. ¿Podemos intentarlo?
Chanyeol le dijo una vez que era demasiado altruista, pero esto de querer tener a Chanyeol de la forma que sea no es nada altruista. Se lo está poniendo más difícil a ambos.
-Sí -dice, antes de volver dentro, donde sus amigos esperan.
❖
Volver a ver a Chanyeol a menudo, con su pelo oscuro y domado y su sonrisa aún sin domar, es como quitarse unos puntos demasiado pronto. Las heridas aún no han sanado, y Joonmyun sabe que es muy melodramático pensar que nunca lo harán.
El caso es que estar cerca de Chanyeol es como ser un azucarillo que cae en té caliente. Se disuelve en la calidez de Chanyeol y no se esfuerza mucho por mantenerse entero. Al final, todo es más dulce, pero él está hecho polvo.
Sonrisas a través de la mesa para una comida, y después para otra. Se reanudan los mensajes que dicen buena suerte con los finales!!!!!11111 e incluyen fotos de perritos del escaparate de una cafetería de mascotas.
Es su particular clase de masoquismo lo que hace que Joonmyun conteste.
Park Chanyeol sigue teniendo la capacidad de hacer que el interior de Joonmyun se vuelva gelatina. Es como tener un flechazo otra vez, pero mil veces peor, porque sabe muchísimo sobre Chanyeol pero nunca tendrá suficiente. Podría pasarse una vida entera estudiando las idiosincrasias de Chanyeol, pero no tendrá la oportunidad.
En un mundo perfecto esto no sería así. Pero este mundo está muy lejos de ser perfecto.
Joonmyun ha aprendido muchas cosas. Ha aprendido que es lo bastante fuerte por sí solo, que hay alegría en sus amigos y en las sonrisas de su padre, que están resurgiendo poco a poco. Ha aprendido que lo que estudia es lo que le gusta de verdad. Que cada nuevo día puede ser un poco más brillante que el anterior.
También ha aprendido mucho sobre la soledad. La soledad, para Joonmyun, es despertarse solo días tras día, con el corazón en el otro lado de la ciudad y su cerebro ahí mismo, recordándole todas las razones por las que es así.
La soledad mantiene todos sus sentimientos guardados en una libreta al fondo de su cajón, con la caligrafía peculiar de Chanyeol en la parte de atrás de un recibo que es incapaz de tirar.
❖
-Esta es la última -dice Jongdae, dándole un golpecito a la parte de arriba de la caja-. No me creo que te vayas a mudar.
-Todavía tengo dos cajas en mi habitación -dice Joonmyun.
-Hemos vivido juntos siete años -dice Jongdae-. Es la relación más larga que he tenido en mi vida.
-No estamos rompiendo -dice Joonmyun, riéndose y pasándole la cinta adhesiva a Jongdae-. Y seguramente seguiré viéndote dos veces a la semana porque eres incapaz de alimentarte.
-Sí que soy capaz -dice Jongdae-. Se me da genial preparar dos billetes de 1000won para dárselos al hombre del mostrador del FamilyMart.
-Tus habilidades domésticas me abruman -le grita Joonmyun al entrar en la habitación.
La última caja guarda varias cosas, trastos y libros. Ojea la habitación, diciendo adiós a las cuatro paredes que albergan tantos buenos recuerdos. Tanta tristeza y tanta felicidad en un solo lugar.
Otro nuevo comienzo.
Ha dejado la libreta sobre la cama. La coge y se plantea abrirla, pero alguien toca a la puerta.
-¡Los niños han venido a ayudarnos con tu mudanza! -grita Jongdae, y oye a Jongin decir «¡...no mucho más mayor que yo, idiota...!» seguido del sonido de unas cajas al volcarse. Joonmyun espera que sean de ropa.
Nota la libreta caliente en las manos. Se la lleva al pecho y la abraza, y luego sale de nuevo al salón, saludando a Jongin y Sehun, que se ha tumbado en el sofá a observar la mudanza con diversión. En la cocina coge una de las bolsas de basura atadas y mete la libreta por un lado.
-¿Qué era eso? -pregunta Jongdae, y Joonmyun levanta la vista para verlo en la puerta, apoyado con la cadera y con ojos especulativos.
-Algo que ya no necesito -dice Joonmyun, volviendo a atar la bolsa-. ¿Ha llegado ya el furgón de la mudanza?
-Sí -dice Jongdae.
-Pues manos a la obra.
❖
Ambos se sientan en la barra y Taemin le trae a Joonmyun su favorito sin preguntar. Chanyeol pide un chocolate normal, y Joonmyun lo mira, interrogante.
-Nadie me prepara mi batido especial como tú, así que ni me molesto.
-Por lo menos tenía un talento en la vida -bromea Joonmyun, y Chanyeol le da un codazo, metiéndose en el espacio personal de Joonmyun como si nunca se hubiera ido.
Pero sí lo ha hecho. Se marchó. Cuesta imaginar volver a dejarlo entrar.
-Más de uno -dice Chanyeol-. Y lo sabes. -Pone los labios en la pajita y toma un sorbo-. Ya hace un mes que no tenías tiempo para verme.
-¿Qué tal la vida de hombre de negocios? -pregunta Joonmyun.
-¿Qué tal la vida como profesor asistente en I-dae? -Joonmyun no esperaba conseguir el trabajo en Ehwa pero ahora, cuando ficha al entrar a trabajar cada día, asimila que sí lo consiguió.
-No me puedo quejar -dice Joonmyun-. Hay un montón de chicas guapas, ya sabes cuánto me gustan. -Guiña un ojo-. Estoy hasta arriba de trabajo, y demasiado cansado al llegar a casa para hacer nada.
Chanyeol se ríe y Joonmyun no se puede creer cuánto ha echado de menos ese sonido.
-¿Te gusta?
-Me encanta -dice Joonmyun-. Mucho.
-Me alegro de que te vaya bien.
Chanyeol se estremece en la silla. Aún parece atrapado en su traje, pero ya se ha acostumbrado un poco. Está mirando a Joonmyun de reojo, y Joonmyun también lo mira. Vaya par. Están sentados tan cerca que nota el calor del brazo de Chanyeol a través de sus dos sudaderas.
-Sigues siendo tan guapo, hyung diminuto -dice Chanyeol.
-¿Sí? -Joonmyun se tira de las mangas-. Solo soy yo.
-Aquí es donde nos conocimos -dice Chanyeol-. Justo en esta barra.
-¿Te arrepientes de haber entrado a la tienda aquel día? -pregunta Joonmyun. No sabe cuál será la respuesta de Chanyeol.
-Nunca -dice Chanyeol, y bebe, envolviendo el vaso entero con la mano. Su labio inferior está seco porque Chanyeol no puede evitar mordérselo-. Es la mejor decisión que he tomado en la vida. -Mira a Chanyeol de reojo y sonríe-. ¿Tú te arrepientes?
-No -dice Joonmyun. El sol a través de la ventana brilla en la alianza de Chanyeol-. Incluso con cómo ha acabado todo, nunca podría arrepentirme de ti.
-Aquella vez en el bosque -dice Chanyeol-. Cuando te pregunté si alguna vez pensabas que lo estabas haciendo todo mal.
-Lo recuerdo.
-Hay un par de decisiones de las que me arrepiento más que nada, pero ninguna de ellas será conocerte.
Eres importante para mí. Un primer beso real aquí mismo, a medio metro de donde están sentados. Primeros toques anhelantes con sabor a chocolate, y probablemente la mitad de su corazón ya es para siempre del hombre que tiene al lado, con orejas de soplillo y ojos que buscan respuestas en la cara de Joonmyun que no está seguro de tener.
-Desearía...
-Yo también desearía -dice Joonmyun-. Pero no funciona así. Ambos lo sabemos.
El teléfono de Chanyeol suena, con un tono de llamada irritante, que canta «I am the best» sobre una base de sintetizador. Mira quién llama y no contesta, pero sí suspira.
-Tengo que irme -dice Chanyeol.
-Claro.
Chanyeol se baja del taburete, su rodilla choca con el muslo de Joonmyun.
-Vamos a fingir.
-Chanyeol...
-Esta es la última vez.
No va a decir que no. No puede decir que no. Una última vez. Joonmyun cierra los ojos.
-De acuerdo.
-Me estoy acercando ahora mismo, y poniéndote las manos en las mejillas. Te acaricio el pelo que te niegas a recortarte delante de las patillas con los pulgares. -Joonmyun no necesita mirar para saber qué piensa Chanyeol, porque su siguiente respiración suena agitada-. Entonces te beso. Aquí mismo, delante de todo el mundo. A nadie le importa menos a Jongin, porque él siempre piensa que todo lo que yo hago es asqueroso. Me devuelves el beso, y me dices que te gusta mi colonia, y me río y te vuelvo a besar.
-Basta -dice Joonmyun, y abre los ojos.
Por un momento, maravilloso y cruel, parece real. Joonmyun se queda paralizado por cuánto desea que sea real. Por cuánto teme que siempre querrá que sea real. Lo golpea de lleno, y se entierra en su corazón, muy muy adentro, y Joonmyun se queda buscando aire donde no hay nada.
El momento acaba y Chanyeol se separa.
-Debería irme -dice. Joonmyun no lo ve marcharse, porque sería un esfuerzo demasiado grande girar la cabeza.
❖
Chanyeol le manda tres mensajes en las dos semanas siguientes, pero Joonmyun los ignora.
Lo pilla desprevenido al llamar, porque Chanyeol nunca llama.
-Estoy yendo para allá -dice Chanyeol, cuando Joonmyun contesta la llamada. No había pensado en mirar quién era, pero conoce la voz de Chanyeol mejor que la de nadie-. No discutas conmigo. Ya estoy casi en tu casa.
-¿Te acuerdas de que me he mudado? -dice Joonmyun, y casi se le resbala el teléfono porque la mano le ha empezado a sudar de la ansiedad-. Nunca has estado aquí antes.
-Ya lo sé. Baekhyun me ha dado la dirección.
-Es la única persona que habla más que tú.
-No sé por qué le cuentas nada. -Ritmos demasiado familiares. Un baile al mismo compás que lo ha guiado desde que conoció a Chanyeol, o el feroz tirón de la corriente de un arroyo en primavera-. Estoy llegando -repite, y Joonmyun protestaría pero solo oye el tono que le indica que ha colgado.
Pasa quince minutos dando vueltas, y los cuatro últimos con la cabeza entre las manos, sentado en el brazo del sofá intentando calmar su pulso enloquecido.
-¿Sabes qué? -dice Chanyeol, cuando Joonmyun abre la puerta-. No quiero seguir durmiendo.
-Es muy tarde -dice Joonmyun-. Probablemente deberías, sobre todo si mañana tienes que trabajar.
-He intentado ser esta persona que no soy, pero la vida es muy corta. -Chanyeol se pasa una mano por el pelo, corto y castaño, y Joonmyun cree que es precioso-. He hecho todo lo que mi padre esperaba de mí, pero me niego a pasar abatido todo lo que me queda de vida.
Chanyeol lleva un traje que cuesta más que el piso de Joonmyun, pero se pone de rodillas en el pasillo.
-Chanyeol, estás casado. Tienes un negocio del que hacerte cargo...
-Tengo un negocio del que hacerme cargo, hasta que mi primo se gradúe de la universidad. Entonces él tendrá un negocio del que hacerse cargo.
-Tu padre...
-No valgo para esto, hyung. No paro de hablar de poemas en las reuniones y de comparar todo con sucesos históricos porque tus lecturas nocturnas me han lavado el cerebro. Le tiro el café encima a alguien importante al menos una vez al día.
-Ya me imaginaba que lo harías -dice Joonmyun. La cara atónita de Chanyeol lo hace reír, aunque Chanyeol diga cosas que le dan dolor de estómago.
-Quería ser fuerte, como tú.
-Eres fuerte -dice Joonmyun-. Lo eres.
Chanyeol le agarra las manos, y mirarlo resulta confuso.
-No tanto como para hacer esto para siempre. No puedo sentarme a la mesa en casa de mis padres y pensar en cuánto preferiría estar en la tuya. No puedo despertarme junto a mi mujer y mirarle la espalda y desear que fuera tu rostro, sonriéndome con los ojos cerrados como dos lunas crecientes.
-Chanyeol -dice Joonmyun, y algo dentro de él se hincha, como la marea que sube en Haeundae. Las mareas altas son peligrosas, te arrastran. Pero Joonmyun ya hace tiempo que se está ahogando-. Sigue siendo...
-Hay una cosa más -dice Chanyeol-. Es importante.
Chanyeol sigue de rodillas. Joonmyun sigue confuso.
-¿Qué es, Chanyeol?
-Me voy a divorciar. -El mundo se ralentiza-. Lo estamos manteniendo en secreto, fuera del ojo público, ya sabes.
-Pero cómo... -No tiene sentido. Nada tiene sentido, porque son las cosas que Joonmyun quiere oír pero no las puede estar oyendo porque las cosas perfectas son para otra gente, no para Joonmyun.
-Lo que pasa con los matrimonios de conveniencia -dice Chanyeol-, es que solo funcionan si ambas partes no están total y locamente enamoradas de otras personas.
Abre la boca. Tiene que decir algo, lo que sea.
-Por favor, hyung -dice Chanyeol-. Sé que no tengo derecho a pedirte esto. Sé que te he hecho daño. -Niega con la cabeza y Joonmyun no puede apartar la vista de sus ojos, grandes y expresivos-. Cuando empecé a verte otra vez, aunque solo fuera unos instantes aquí y allá, me sentí... Me sentí como solía sentirme. Como si hubiera un montón de posibilidades y una oportunidad de que tú aún...
A Joonmyun le tiembla el corazón en el pecho, aleteando como un pajarito, y sería tan fácil mantenerlo a salvo y volver a meterlo en el nido.
Chanyeol le está pidiendo que lo deje volar.
-Chanyeol -dice, y abre la boca para decirle todas las razones por las que no funcionaría. Pero la verdad es que no hay ninguna que no puedan solucionar, y aunque Joonmyun tenga miedo... Aunque Joonmyun tenga miedo, los ojos de Chanyeol son grandes y húmedos, y Joonmyun lo ha deseado tanto tiempo que no sabe cómo desear a nadie más-. Tu traje.
Le sale sin aliento, y Chanyeol se ríe de él y tira de sus manos, entrelazando sus dedos.
-Que le jodan a mi traje -dice Chanyeol-. Soy rico. Tengo más de cien trajes. -Se le ponen rojas las orejas-. Tengo más de cien trajes, pero solo hay un Kim Joonmyun. -Chanyeol sonríe, y Joonmyun recuerda cuando Chanyeol entró a la tienda y le sonrió por primera vez, justo así-. Te quiero, lo sabes, ¿verdad?
-Sí -dice Joonmyun, y su vecina abre la puerta y los mira con curiosidad-. Chanyeol, levántate. Estamos molestando a la gente.
-No me importa -dice Chanyeol-. No me importa nada ahora mismo. Puedes preocuparte tú por los dos, pero yo voy a cogerte de la mano en público porque fingir que no eres importante para mí es peor que el hecho de que la gente me juzgue porque lo seas.
-Pensaba que te gustaba fingir -dice Joonmyun, pero tira de Chanyeol y lo mete en su piso, cerrando la puerta para que su vecina cotilla no los mire-. Mis primeros meses aquí y ya he montado una escena.
Suelta las manos de Chanyeol y le endereza las solapas del traje.
-Eres tan mono -dice Chanyeol, y Joonmyun da un paso atrás, sonrojado. Las manos de Chanyeol enseguida atrapan su cintura y lo acercan de nuevo a su cuerpo con brusquedad. Chanyeol hunde la nariz en el pelo de Joonmyun e inhala, y Joonmyun presiona la cara contra el pecho de Chanyeol-. Voy a seguir abrazándote ahora mismo.
-Parece demasiado fácil -dice Joonmyun, y Chanyeol se ríe.
-Ya era hora de que algo te resultara fácil -dice Chanyeol-, ¿no te parece?
-Me voy a despertar mañana y todo esto...
-No te voy a dejar otra vez -promete Chanyeol. La voz de Chanyeol lo atraviesa.
-Me parece bien -dice Joonmyun, porque es lo más obvio del mundo, y la felicidad es escurridiza, pero siempre dura un poco más cuando la atrapa entre su palma y la de Chanyeol.
-No te merezco -dice Chanyeol-. Para nada. Pero no me importa.
-Alguien me dijo una vez que las personas no se merecen unas a otras -dice Joonmyun-. Que no es así como funciona.
Chanyeol suelta una risa escandalosa, que hace eco en el apartamento de Joonmyun y encuentra un hogar en sus rincones.
-Tienes buena memoria.
-Recuerdo las cosas que me dices -dice Joonmyun-. Porque te quiero, mucho, mucho. Te quiero mucho, muchísimo, y...
Chanyeol se acerca para atrapar el resto de palabras con su boca, dulce y cálida y anhelante, y Joonmyun decide que este final feliz es solo para él.
❖
Chanyeol lo acompaña a la graduación de Jongin.
-De verdad que el tiempo vuela. No es posible que sea lo suficientemente mayor para graduarse.
-Ah, hyung -dice Chanyeol, cogiéndole una pelusa imaginaria del traje mientras Jongdae intenta encontrar a Jongin y Sehun entre la marea de gente que sale del auditorio-. En algún momento tienes que dejar que los bebés crezcan.
-¡Ah, ahí está Jongin!
Jongin no está solo. Va con una de sus hermanas, y Jongin los saluda, entusiasmado, antes de recordar que tiene que mostrarse apático con ellos.
-Me alegro de verte otra vez -le dice Joonmyun a la hermana de Jongin-. Enhorabuena, Jongin.
-¡No más matemáticas! -Parece más emocionado por eso que por ninguna otra cosa-. Ah, sí, noona, recuerdas a Joonmyun-hyung y Jongdae, ¿no? Y no sé si lo conoces, pero él es Chanyeol, el novio de Joonmyun-hyung.
Joonmyun no lo asimila al principio, pero cuando lo hace, es como hielo en su pecho.
Pero la hermana de Jongin se limita a sonreírle a Chanyeol, echándose el pelo hacia atrás.
-He oído hablar mucho de ti, y de tu tendencia a romper platos.
-¿Tantas buenas cualidades y se me conoce por eso?
Jongdae se ríe y la hermana de Jongin pone un gesto de diversión muy propio de Jongin.
-Voy a buscar a mamá -dice-. Estoy segura de que tú vas a por Sehun.
Se aleja, y Joonmyun no sabe qué decir.
-Acabas de...
-¿Qué? -pregunta Jongin.
-Chanyeol, lo has presentado como... -La expresión confusa de Jongin se aclara.
-¿Es que no lo es?
-Pero se supone que no tienes que decir... -Le lanza una mirada a Chanyeol, y Chanyeol sonríe, dos filas de dientes blancos.
-El mundo está cambiando -dice Jongin, mirando a un lado con los labios fruncidos-. Despacio, pero está cambiando.
-Suenas tan sabio -dice Jongdae, limpiándose una lágrima falsa-. ¿Es eso lo que les pasa a los niñatos inmaduros como tú cuando consiguen graduarse?
-Sigo siendo más alto que tú -dice Jongin, y el birrete se le cae hacia un lado-. Este es mi día especial, tenéis que ser amables conmigo.
Joonmyun aún tiene el estómago del revés, pero nota el corazón ligero.
-De acuerdo, Jongin -dice Joonmyun, con una sonrisa conspiratoria hacia Jongdae mientras Chanyeol se acerca un poco más-. Pero solo por hoy, no te acostumbres.
-¿Con vosotros como amigos? -Jongin niega con la cabeza-. ¿Cómo iba a acostumbrarme?
Chanyeol suelta una risita grave y tranquilizadora, y Joonmyun reúne el valor para cogerlo de la mano. Lo mira de reojo, y la sonrisa de Chanyeol se ha hecho aún más grande.
Esto. Esto es mucho más.
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