Autor:
yukiiiii Fandom: Paradise Kiss
Personajes/Parejas: Tokumori y Arashi
Nivel: 3
Reto: 1
Advertencias: Spoilers. Slash para quien quiera verlo, pero una interpretación gen es bienvenida /o/
Lo vertiginoso de los cambios siempre había sido difícil de creer para Tokumori. Una semana atrás, tenía que mandarle e-mails de contrabando a Miwako si quería conversar con ella, y en ese momento, se encontraba en la casa de Arashi. En paz, casi como si fueran niños otra vez.
No llegará hasta dentro de unas horas. Deberías bañarte, los kimonos son de alquiler.
Gracioso, gruñó en el momento, pero incluso en ese gesto había algo que rescatar. Pedazo por pedazo, estaba recuperando la confianza de Arashi, sacándolo de su caparazón de cangrejo ermitaño, y eso le enorgullecía aunque siguiera teniendo un regusto amargo. Eventualmente, él sería quien curaría a Miwako; le causaba una especie de alivio saber que ella no sería la única que le agradecería, de frente y cara a cara, por la ayuda recibida.
Terminó de enjuagar su cabello y echó la cabeza hacia adelante, buscando que el chorro le diera en el cuello adolorido, pero Arashi eligió ese momento para irrumpir en el baño con la cabeza enterrada en su kimono, forcejeando a cuatro brazos con él.
-Oye, ¿tú tienes idea de cómo se embute uno dentro de estas cosas?
Tokumori asomó la cabeza por fuera de la ducha y sonrió con una saludable dosis de malicia.
-Primero que nada, intenta quitar tu cabeza de la manga.
Arashi emergió del mar de tela con cara de pocos amigos. Aseguró que había perdido la práctica mientras se recolocaba la prenda, y se salvó por un pelo de introducir los brazos en los orificios equivocados quedando con el kimono del revés. Si bien le quedaron varias arrugas en la superficie, se veía más o menos presentable como comprobó al mirarse en el espejo empañado, que tuvo que frotar numerosas veces.
-Mierda, esto está lleno de vapor. ¿No regulaste el agua?
-Claro que sí.
-Lo hiciste mal. Deja que lo haga yo, probablemente se me dé mejor.
Antes de que pudiera protestar, Arashi ya había buscado y encontrado a tientas la canilla del agua fría y la había girado al máximo. Tokumori dio un salto hasta golpearse con la pared opuesta.
-¡Está helada!-exclamó, manteniendo el equilibrio con bastante dificultad.
-Atérmico.
Tokumori le retrucó con un "idiota" entre dientes que él no llegó a escuchar, y se apresuró a salir de allí envuelto en una toalla y con porte digno. Parado sobre la alfombrilla del baño, miró incrédulo a Arashi de arriba a abajo.
-Te ves...diferente.
Arashi se estiró para cerrar los dos grifos.
(Y disimular la incomodidad, metido en una situación tan familiar con alguien que había sido un desconocido hasta poco tiempo atrás).
-Seguro que a ti te quedará mejor. Eres tan tradicional que casi me das náuseas.
Tokumori se rió naturalmente, o casi. Aparentaba estar absolutamente relajado, y Arashi podría haber aprovechado el momento para insistir sobre el tema de la psiquiatría, el futuro, arruinarse la vida, moverse hacia adelante. Sobre todos los caminos que tomarían ahora que cerraban una etapa. En cambio, se quedó en silencio por una vez en su vida.
-No todo lo tradicional es malo. ¿En las bandas de rock beben sake?
Sendas sonrisas adornaron sus caras, como dos mitades de un todo en reconciliación (momentánea, o no, pero efectiva).
Fandom: Gossip Girl
Personajes/Parejas: Chuck/Nate
Nivel: 3
Reto: 5
Advertencias: Slash, situación crack/hipotética. Comedia FAIL.
Tan velozmente como le fue posible, se ocupó de trabar la puerta con una fregona recogida durante su carrera. Cómo había llegado el objeto de limpieza hasta la mitad del pasillo era un misterio que no se molestaría en resolver jamás. Cosas más extrañas ocurrían. Cosas como ésa que estaba aconteciendo en aquel mismo momento. Al darse vuelta-sin embargo-la imagen casi apacible de Chuck, abriendo y cerrando alternativamente el grifo de uno de los lavatorios, no delataba nada fuera de lo común.
-Tranquilízate, Nathaniel. Estoy bastante seguro de que todavía no terminaron de leer la noticia.
-No tardarán. Pierde cuidado-replicó Nate mordazmente.
Se alborotó el cabello sin querer, pasando las dos manos a través de él en un gesto no tanto de preocupación. Cansancio, más bien, mezclado con unas desmedidas ganas de huir de allí. Por el momento, sólo le quedaba atrincherarse en el baño hasta que sonara la campana, y rezar para que todos se fuesen lo más pronto posible de la escuela.
-Podrías haberme dejado tiempo para conseguir algo con lo que entretenernos-le recriminó Chuck, ofreciéndole su caja de cigarrillos con un ademán de aburrimiento.
Nate tardó en comprender. Tomó uno por costumbre, sin molestarse en encenderlo (por algún motivo le temblaban las manos), y le dirigió una mirada aprensiva a la puerta. Le recordaba a Chuck al tiempo de la quema de brujas, por alguna razón.
-¿Cómo se habrá enterado?
-Quizás debería despedir a mi chofer-propuso Chuck, aprovechando el momento para quitarse pelusas inexistentes de la bufanda frente a su reflejo-. Siempre ha tenido una mirada sospechosa.
-Hablo en serio.
-También yo. Parece un pedófilo reformado-pero-no.
-En estos momentos me encantaría saber quién maneja esa página-gruñó Nate, apoyándose en el mármol de los lavabos al tiempo que el pitido del timbre de salida vibraba en el aire.
En un santiamén, docenas de pies llenaron de pasos el pasillo, acompañados por cuchicheos que parecían más enérgicos ese día que cualquier otro. Nate se tensó, nudillos blancos sobre piedra oscura. Si a alguien se le ocurría forzar la puerta y entrar, no respondería por sus actos. No ese día, al menos. Chuck no contuvo una carcajada, rodeándole los hombros con un brazo.
-Piensa en Humphrey.
-¿Qué?
-Piensa en la cara de Humphrey, más bien. Valdrá la pena sólo por vérsela.
Nate se permitió una media sonrisa diminuta. Chuck le pellizcó el dorso de la mano, alegando que se le quedaría dura de tanto concentrar allí su ansiedad (¡y es la derecha, Archibald!).
-Cuando quieras. No creo que ese palo viejo resista muchos golpes, de todas formas.
Nate suspiró con fuerza, soltándose de su agarre.
-Vamos, adelante. Mi reputación no puede empeorar mucho más.
-Ése es el espíritu.
En cuanto pusieron un pie afuera, el numeroso grupo de chicas del Constance que rodeaba la puerta del baño enmudeció de golpe. Varias miraron a Blair, que se obligó a poner su mejor sonrisa a trabajar.
-Supongo que tienen una buena explicación para esto-dijo, levantando su celular.
-¿El que Gossip Girl nos haya sacado dramáticamente del clóset? Depende de tu definición de "buena".
-...se supone que yo le contaré, Chuck.