CIUDAD DE BAJAS PASIONES
Por: Erol
Ocultarse de miradas que apenas distinguían sombras, mirar sin poder distinguir si la figura que parecía acercarse era la del amante oculto, saber que antes de amante había él amigo más querido, querer negar que en la ciudad de bajas pasiones ocupaban el lugar deseado.
Rendirse a la debilidad para adquirir en apariencia una fortaleza que necesitaba para mentir con facilidad, para escabullirse sin testigos y encontrarse deseando que los espíritus de esas calles callaran su secreto, vergüenza, dolor y una caída libre que buscaba repetir con cada noche.