(no subject)
Autor: usi_ghost
Fandom: Fix
Claim: General
Tabla: Inspirada en canciones
Prompt: 06.-Alice human sacrifice
Notas/Advertencias:Lo lamento mucho por el trébol, pero no me cuadra ;_; *sólo ella se entiende* Etto, esto es después de el final de ‘los protas’ de Fix, así que MEGA Spoilers.
Ellos estuvieron muy cerca
de llegar a Alice
pero esos dos
nunca despertaron del sueño
y aún vagan por el país de las maravillas.
Había sido demasiado grande el sacrificio y la sangre había corrido roja e indeleble como el vino que reposaba en su copa. Había resultado imposible para él pronosticar el abrupto movimiento de aquellos niños, la brusquedad de su despertar, el rechazo que habría en ellos hacia aquel mundo que había creado con ayuda de muchos otros. Él pensó que eran fuertes.
Creyó que la fuerza de Umi era una fuerza flexible capaz de enfocarse en la dirección deseada, de fluir de acuerdo a sus deseos y aspiraciones. La creyó una herramienta útil, un objeto preciado por la dureza, por la casi invencible voluntad de su nieta. No contó con su violencia y rectitud, no llegó a entender que aquella espada rompería su escudo y seguiría firme y recta en su camino.
Y ahí estaba el resultado de aquella fuerza ahora desparecida. Allan, Rhett, Henry. Delilah y Emilie, Anael. Incluso aquella pequeñita, la inocente de Jazmín. Alexander apretó la copa en sus manos, sin la fuerza para romperla, manteniendo la ira reprimida, cómo debía estar. Ríos de sangre desatados por la hija de Antonella, la ahora en paradero desconocido, la que ya debía estar muerta. Tan muerta como William.
El suspiro que soltó creó una nube de vaho que se disolvió, aunándose a la nada.
El único que conservaba el apellido había muerto también. William, de voluntad tan débil, de problemas varios, el joven manipulable y prometedor, la herramienta que podría ser fácilmente explotable. Porque, aunque tenía el aura de tranquilidad, la sonrisa de amabilidad y un aire de tristeza, en el residía aquella fuerza que explotó en la masacre. Porque William no fue su arma, sino de ella, porque quien apretó el gatillo y quien creó aquel mundo de destrucción por tres días fue ese chico, no ella. Por un amor enfermizo que rayaba en la locura, por una demencia paranoica que existía enraizada a su inestable naturaleza.
No pudo evitar una risa pequeña y amarga que escapó de sus labios dejándole un sabor a podredumbre. Aquello había sido suicidio, aunque el golpe lo diese Charles, fue William quien cavó su propia tumba y se entregó a los brazos de los agraviados presto a recibir su castigo. Lástima que acciones de tal nobleza y valentía fuesen sólo un acto de estupidez sin límites. Había sido tan decepcionante…
- Están aquí.- La voz de un sirviente cualquiera se escucha a través de la puerta y Alexander ordena que la puerta sea abierta, que les dejen pasar.
Les observa. A Aura, con su cabello negro ébano cayendo por encima de su pecho, tras su espalda, cascada lisa de hilos negros y ella le mira, con los ojos malva aún más rojizo por un llanto recién retirado. Leonard, con su cabello entre el castaño y el rojo y su mirada del mismo color parecen competir con la propia y Alexander les sonríe, de medio lado, extendiendo una mano, colocándose la mejor máscara de tristeza dolosa en su repertorio.
- Pequeños…- Les llama y se acercan y él puede sentirles aferrarse con fuerza.
Aura es astucia oculta, una estratega capaz de infiltrarse en cualquier lugar, de colocar trampas efectivas, de adelantarse a muchas cosas, en situaciones conocidas. Leo es vitalidad y carisma, es la fachada de caballerosidad que esconde a la serpiente presta a atacar. Útiles, necesarios. Aún ingenuos, aún creyentes y moldeables.
Porque no poseen la violencia de su hermana y pueden derrocarla, porque pueden incluso encontrarla. Porque carecen de la inestabilidad y la demencia de su hermano, porque pueden fácilmente sustituirle. Porque, juntos, pueden ser…
- No están solos.- Susurra contra sus oídos, en un murmullo bajo y ellos tiemblan, turbados por lo repentino de las noticias que recién han descubierto. Porque no pueden asimilarlo y esperan -aún esperan- que Umi llegue a regañarles, que William se asome en las noches a su habitación, cuidándoles. Porque no puede ser, no puede ser.- Yo les protegeré, niños, todo estará bien.
Y aflojan el agarre y relajan su cuerpo y vuelven a tensarlo y mascullan disculpas por manchar las ropas del anciano con lágrimas de sal y agua que duele. Alexander sabe que les tiene.
Les tiene dentro, ahí, en su sueño, en su mundo construido conforme a sus deseos. Y no les dejará despertar.
Autor: usi_ghost
Fandom: Fix
Claim: General
Tabla: Inspirada en canciones
Prompt: 08.-Cantarella
Notas/Advertencias: William-céntrico again -w- y spoiler del final final también, la la la. Muerte de personaje y etc etc.
Sólo déjame decir
lo que veo dentro de ti:
Yo mismo
Aunque Umi le esté esperando afuera, aparcada a un par de metros de la entrada de la casa, William accede cuando Rhett le ofrece sentarse con él y tomar un té, tranquilamente, observando con fijeza su propia taza, el reflejo que el líquido acaramelado y denso le devuelve y busca en él la determinación que aún no encuentra.
Su tío le sonríe desde el otro lado de la mesa, como si no supiese a lo que ha ido, como si ignorara que está próximo el final y que alguno o ambos caerán.
- ¿Te sientes bien? Te ves…
- Estoy bien. - La sonrisa que le devuelve le sabe un poco forzada, pero cuando bebé de aquel néctar odiosamente dulce, se decide. Porque piensa a futuro, porque razona su presente y no va a permitir que las manos de su hermana se manchen más de lo que ya están. Por un momento, al bajar la taza, puede ver en sus propias manos el rastro de la sangre de Allan, aún cálida y pegajosa. Como con él, debe deshacerse de su corazón, de las memorias y no ver en Rhett a su tío, sino al hombre que es.- Estoy bien.
Tras la conversación superficial -el tiempo, los asuntos familiares, ¿está bien Umi?- William puede percibir en el ambiente la sensación de futilidad y con respuestas escuetas va matando, poco a poco la conversación. Y aunque bebe té de jazmín, su garganta le sabe amarga. Repentinamente llega a pensar que Rhett, a sabiendas de su destino, puede haberle envenenado, pero la creciente paranoia se desvanece de súbito cuando puede ver de nuevo aquella sonrisa y sentir la mano en su cabeza, revolviendo sus cabellos como antaño.
Se escuda. Se protege pensando en que será momentánea la separación, que al final el destino es el mismo y que en algún lugar, en un plano distinto, volverá a encontrarlo, a quererlo. Que volverá a amarlo de la manera en que lo hace, pura, casta, platónica e infantil. Y que Rhett, él también le amará. Y estará en paz, estarán en paz.
- ¿Pusiste algo en mi té cuando fui por las galletas? - William se sorprende por aquella extraña pregunta a mitad del silencio, pero le sorprende más la tranquilidad con que el otro la formula. Sólo puede sonreír, un tanto divertido y Rhett suelta una pequeña risa y mueve la cabeza en señal de negación.- No es tu estilo, estoy seguro. Además, dicen que los venenos duelen mucho. Tú no querrías hacerme sufrir.
- Nunca querría hacerte sufrir.
- Lo sé.
Trata de que su máscara permanezca, que no se quiebre y que su mano no tiemble cuando saca de su funda la pistola de su hermana, por debajo de la mesa y apunta, sin disparar aún. Puede sonreírle aún al instante en que aprieta el gatillo y tras ver los vanos intentos del castaño por levantarse. Le mira hacerlo con esfuerzo, la mano cubriendo con fuerza la herida en el abdomen, tratando de contener la sangre oscura que va manchando la camisa blanca y se expande entre el tejido.
Duda, pero fríamente, sin saber si serán necesarios un par de tiros más. Le observa caer derrumbado al suelo, sobre sus rodillas y dándole la espalda. Decide que es el momento y aprovecha, un tiro limpio en la espalda y aquel quejido queda opacado por el sonido de los resuellos ahogados.
- Te pareces mucho a mí.- Murmura William, acercándose y se acuclilla a su lado, cuando el otro aún trata de moverse, aunque haya dado de bruces contra el suelo y no tenga salvación. William entiende que Rhett no la busca, no la espera y si parece que lucha contra la muerte es por temor, por el instinto ulterior inherente a la condición de vivo. Pero morirá.- Demasiado a mí.
William puede verlo en la mirada verdosa que se extingue, la debilidad y el miedo, la incapacidad, la falta de fuerza para liberarse de aquel mundo de mentiras y manipulación en la que se hallan envueltos. Porque, él lo sabe, Rhett era noble, más que cualquier otro. Y piensa -se escuda una vez más- que aquello era inevitable, que llegaría el momento en el que no soportaría verle ensuciarse y hundirse más en aquel pantano y le desaparecería antes que fuese demasiado, para preservar la imagen pura de sus recuerdos de la infancia.
- No te preocupes, no le haré nada a Paul o a Lina.- Habla, despacio, como una confidencia al oído y acaricia con los dedos fríos la piel que pierde color.- No… yo no…
No tarda en notar que ha dejado de moverse, que el resuello se ha detenido. Que ya no hay respuestas, que Rhett -su tío Rhett- ya no está ahí, ya no le escucha. Puede recordar entonces los momentos de infancia y el tacto fantasmal aún revolviendo sus cabellos. Las palabras y las promesas, el dolor, todo el dolor que habían guardado, toda la confianza que habían tenido. Vacío ahora, reducido a nada.
- ¡Tenía que hacerlo! - Sujeta con fuerza aquellas manos, con el temblor que antes tuviese y aunque se mancha no importa. Las besa, repetidas veces, llevándolas a su rostro sin preocuparse de aquel sabor salado que cae en sus labios, que moja en su cara. - ¡Era inevitable!
Lo que siente después son los brazos rodeándole de la cintura y la frente contra su espalda. La siente, le tranquiliza, detiene sus lágrimas y lamentos, como brisa fresca, como mar que limpia la playa, que se la come, la erosiona, la mata. Cierra los ojos, entregándose a aquellos instantes de paz que aún le quedan, reconstruye la máscara.
Pronto van a estar, juntos. Una vez más. En paz.
Fandom: Fix
Claim: General
Tabla: Inspirada en canciones
Prompt: 06.-Alice human sacrifice
Notas/Advertencias:Lo lamento mucho por el trébol, pero no me cuadra ;_; *sólo ella se entiende* Etto, esto es después de el final de ‘los protas’ de Fix, así que MEGA Spoilers.
Ellos estuvieron muy cerca
de llegar a Alice
pero esos dos
nunca despertaron del sueño
y aún vagan por el país de las maravillas.
Había sido demasiado grande el sacrificio y la sangre había corrido roja e indeleble como el vino que reposaba en su copa. Había resultado imposible para él pronosticar el abrupto movimiento de aquellos niños, la brusquedad de su despertar, el rechazo que habría en ellos hacia aquel mundo que había creado con ayuda de muchos otros. Él pensó que eran fuertes.
Creyó que la fuerza de Umi era una fuerza flexible capaz de enfocarse en la dirección deseada, de fluir de acuerdo a sus deseos y aspiraciones. La creyó una herramienta útil, un objeto preciado por la dureza, por la casi invencible voluntad de su nieta. No contó con su violencia y rectitud, no llegó a entender que aquella espada rompería su escudo y seguiría firme y recta en su camino.
Y ahí estaba el resultado de aquella fuerza ahora desparecida. Allan, Rhett, Henry. Delilah y Emilie, Anael. Incluso aquella pequeñita, la inocente de Jazmín. Alexander apretó la copa en sus manos, sin la fuerza para romperla, manteniendo la ira reprimida, cómo debía estar. Ríos de sangre desatados por la hija de Antonella, la ahora en paradero desconocido, la que ya debía estar muerta. Tan muerta como William.
El suspiro que soltó creó una nube de vaho que se disolvió, aunándose a la nada.
El único que conservaba el apellido había muerto también. William, de voluntad tan débil, de problemas varios, el joven manipulable y prometedor, la herramienta que podría ser fácilmente explotable. Porque, aunque tenía el aura de tranquilidad, la sonrisa de amabilidad y un aire de tristeza, en el residía aquella fuerza que explotó en la masacre. Porque William no fue su arma, sino de ella, porque quien apretó el gatillo y quien creó aquel mundo de destrucción por tres días fue ese chico, no ella. Por un amor enfermizo que rayaba en la locura, por una demencia paranoica que existía enraizada a su inestable naturaleza.
No pudo evitar una risa pequeña y amarga que escapó de sus labios dejándole un sabor a podredumbre. Aquello había sido suicidio, aunque el golpe lo diese Charles, fue William quien cavó su propia tumba y se entregó a los brazos de los agraviados presto a recibir su castigo. Lástima que acciones de tal nobleza y valentía fuesen sólo un acto de estupidez sin límites. Había sido tan decepcionante…
- Están aquí.- La voz de un sirviente cualquiera se escucha a través de la puerta y Alexander ordena que la puerta sea abierta, que les dejen pasar.
Les observa. A Aura, con su cabello negro ébano cayendo por encima de su pecho, tras su espalda, cascada lisa de hilos negros y ella le mira, con los ojos malva aún más rojizo por un llanto recién retirado. Leonard, con su cabello entre el castaño y el rojo y su mirada del mismo color parecen competir con la propia y Alexander les sonríe, de medio lado, extendiendo una mano, colocándose la mejor máscara de tristeza dolosa en su repertorio.
- Pequeños…- Les llama y se acercan y él puede sentirles aferrarse con fuerza.
Aura es astucia oculta, una estratega capaz de infiltrarse en cualquier lugar, de colocar trampas efectivas, de adelantarse a muchas cosas, en situaciones conocidas. Leo es vitalidad y carisma, es la fachada de caballerosidad que esconde a la serpiente presta a atacar. Útiles, necesarios. Aún ingenuos, aún creyentes y moldeables.
Porque no poseen la violencia de su hermana y pueden derrocarla, porque pueden incluso encontrarla. Porque carecen de la inestabilidad y la demencia de su hermano, porque pueden fácilmente sustituirle. Porque, juntos, pueden ser…
- No están solos.- Susurra contra sus oídos, en un murmullo bajo y ellos tiemblan, turbados por lo repentino de las noticias que recién han descubierto. Porque no pueden asimilarlo y esperan -aún esperan- que Umi llegue a regañarles, que William se asome en las noches a su habitación, cuidándoles. Porque no puede ser, no puede ser.- Yo les protegeré, niños, todo estará bien.
Y aflojan el agarre y relajan su cuerpo y vuelven a tensarlo y mascullan disculpas por manchar las ropas del anciano con lágrimas de sal y agua que duele. Alexander sabe que les tiene.
Les tiene dentro, ahí, en su sueño, en su mundo construido conforme a sus deseos. Y no les dejará despertar.
Autor: usi_ghost
Fandom: Fix
Claim: General
Tabla: Inspirada en canciones
Prompt: 08.-Cantarella
Notas/Advertencias: William-céntrico again -w- y spoiler del final final también, la la la. Muerte de personaje y etc etc.
Sólo déjame decir
lo que veo dentro de ti:
Yo mismo
Aunque Umi le esté esperando afuera, aparcada a un par de metros de la entrada de la casa, William accede cuando Rhett le ofrece sentarse con él y tomar un té, tranquilamente, observando con fijeza su propia taza, el reflejo que el líquido acaramelado y denso le devuelve y busca en él la determinación que aún no encuentra.
Su tío le sonríe desde el otro lado de la mesa, como si no supiese a lo que ha ido, como si ignorara que está próximo el final y que alguno o ambos caerán.
- ¿Te sientes bien? Te ves…
- Estoy bien. - La sonrisa que le devuelve le sabe un poco forzada, pero cuando bebé de aquel néctar odiosamente dulce, se decide. Porque piensa a futuro, porque razona su presente y no va a permitir que las manos de su hermana se manchen más de lo que ya están. Por un momento, al bajar la taza, puede ver en sus propias manos el rastro de la sangre de Allan, aún cálida y pegajosa. Como con él, debe deshacerse de su corazón, de las memorias y no ver en Rhett a su tío, sino al hombre que es.- Estoy bien.
Tras la conversación superficial -el tiempo, los asuntos familiares, ¿está bien Umi?- William puede percibir en el ambiente la sensación de futilidad y con respuestas escuetas va matando, poco a poco la conversación. Y aunque bebe té de jazmín, su garganta le sabe amarga. Repentinamente llega a pensar que Rhett, a sabiendas de su destino, puede haberle envenenado, pero la creciente paranoia se desvanece de súbito cuando puede ver de nuevo aquella sonrisa y sentir la mano en su cabeza, revolviendo sus cabellos como antaño.
Se escuda. Se protege pensando en que será momentánea la separación, que al final el destino es el mismo y que en algún lugar, en un plano distinto, volverá a encontrarlo, a quererlo. Que volverá a amarlo de la manera en que lo hace, pura, casta, platónica e infantil. Y que Rhett, él también le amará. Y estará en paz, estarán en paz.
- ¿Pusiste algo en mi té cuando fui por las galletas? - William se sorprende por aquella extraña pregunta a mitad del silencio, pero le sorprende más la tranquilidad con que el otro la formula. Sólo puede sonreír, un tanto divertido y Rhett suelta una pequeña risa y mueve la cabeza en señal de negación.- No es tu estilo, estoy seguro. Además, dicen que los venenos duelen mucho. Tú no querrías hacerme sufrir.
- Nunca querría hacerte sufrir.
- Lo sé.
Trata de que su máscara permanezca, que no se quiebre y que su mano no tiemble cuando saca de su funda la pistola de su hermana, por debajo de la mesa y apunta, sin disparar aún. Puede sonreírle aún al instante en que aprieta el gatillo y tras ver los vanos intentos del castaño por levantarse. Le mira hacerlo con esfuerzo, la mano cubriendo con fuerza la herida en el abdomen, tratando de contener la sangre oscura que va manchando la camisa blanca y se expande entre el tejido.
Duda, pero fríamente, sin saber si serán necesarios un par de tiros más. Le observa caer derrumbado al suelo, sobre sus rodillas y dándole la espalda. Decide que es el momento y aprovecha, un tiro limpio en la espalda y aquel quejido queda opacado por el sonido de los resuellos ahogados.
- Te pareces mucho a mí.- Murmura William, acercándose y se acuclilla a su lado, cuando el otro aún trata de moverse, aunque haya dado de bruces contra el suelo y no tenga salvación. William entiende que Rhett no la busca, no la espera y si parece que lucha contra la muerte es por temor, por el instinto ulterior inherente a la condición de vivo. Pero morirá.- Demasiado a mí.
William puede verlo en la mirada verdosa que se extingue, la debilidad y el miedo, la incapacidad, la falta de fuerza para liberarse de aquel mundo de mentiras y manipulación en la que se hallan envueltos. Porque, él lo sabe, Rhett era noble, más que cualquier otro. Y piensa -se escuda una vez más- que aquello era inevitable, que llegaría el momento en el que no soportaría verle ensuciarse y hundirse más en aquel pantano y le desaparecería antes que fuese demasiado, para preservar la imagen pura de sus recuerdos de la infancia.
- No te preocupes, no le haré nada a Paul o a Lina.- Habla, despacio, como una confidencia al oído y acaricia con los dedos fríos la piel que pierde color.- No… yo no…
No tarda en notar que ha dejado de moverse, que el resuello se ha detenido. Que ya no hay respuestas, que Rhett -su tío Rhett- ya no está ahí, ya no le escucha. Puede recordar entonces los momentos de infancia y el tacto fantasmal aún revolviendo sus cabellos. Las palabras y las promesas, el dolor, todo el dolor que habían guardado, toda la confianza que habían tenido. Vacío ahora, reducido a nada.
- ¡Tenía que hacerlo! - Sujeta con fuerza aquellas manos, con el temblor que antes tuviese y aunque se mancha no importa. Las besa, repetidas veces, llevándolas a su rostro sin preocuparse de aquel sabor salado que cae en sus labios, que moja en su cara. - ¡Era inevitable!
Lo que siente después son los brazos rodeándole de la cintura y la frente contra su espalda. La siente, le tranquiliza, detiene sus lágrimas y lamentos, como brisa fresca, como mar que limpia la playa, que se la come, la erosiona, la mata. Cierra los ojos, entregándose a aquellos instantes de paz que aún le quedan, reconstruye la máscara.
Pronto van a estar, juntos. Una vez más. En paz.