Autor:
usi-ghostFandom:Taboo
Claim: Gabriel/Alejandro
Tabla:
BásicaTema: 19.- Migas
Notas/advertencias: Regionalismos y lenguaje soez. Cosas así.
- Hey, ¿Qué no tu hermana estudia psicología?
Arrastra los píes. Gabriel odia que Alejandro arrastre los píes. También odia que hable tanto, que haga preguntas tontas y cuando se duerme en el trabajo. Le odia incluso casi tanto como cuando se acerca demasiado y hace eso raro con sus ojos, eso de mirarle muy fijo y hacerle temblar un poquito. Bueno, si lo piensa bien, un noventa por ciento de lo que hace Alejandro, Gabriel lo odia. Bien, miente. Noventa y nueve por ciento.
- Sí, psicología.
- ¿Entonces qué haces en la Emiliana? ¿No está más cerca la entrada del Sanborns?
Tiene razón. Sin embargo, ahí están, caminando hasta una de las sucias bancas de la Plaza Emiliana de Zubeldía, frente a Rectoría, justo al frente del museo y librería y quien sabe qué más que sea ese edificio. El olor a cebolla frita que desprenden los varios puestos de hot dogs del lugar le recuerdan que tiene hambre y también el motivo de la visita.
- Nada más vengo a acompañarla a comer. Un par de dogos y ya. - No necesita ver a Alejandro para notar su sonrisa.- A ti no te disparo nada, tienes dinero, cómpratelo tú.
- Codo.
A veces le saca sonrisas sinceras, como esa. Gabriel saca de su pantalón la billetera y extiende el billete de cincuenta a su compañero.
- Pídelos con papas.
- ¿Y las sodas?
- Corren por tu cuenta.
En quince minutos ya están ahí, sentados en las bancas centrales, comiendo. Gabriel sabe que, bueno, comerse un hot dog en la calle no requiere sino un mínimo de modales y le sorprende que Alejandro no los posea. Desvía la vista varias veces y bastantes más se obliga a extenderle la servilleta, diciéndole que se limpie la cara. ¿Come con la nariz o con la boca? Comienza a pensar seriamente en que Alejandro puede que sea un extraterrestre. Sí, quizá aquella bola de luz que salió en el periódico hace tiempo era en realidad su nave…
- Gaby, que te hablo, cabrón.
- ¿eh? ¿Qué? - Sale del ensimismamiento momentáneo y fija la vista en el otro. De nuevo con queso en la cara, el muy infantil. Suelta un suspiro y estirando la mano, le limpia con la servilleta.- ¿qué estabas diciendo?
- ¿Uh? - Gabriel no entiende por qué el otro parece desconcertado, pero pasa demasiado rápido y ahí está de nuevo la sonrisa de idiota de Alejandro.- Te decía, ¿le has dado de comer a las palomas? Acá hay un chingamadral de ellas y tenemos las papas.
- ¿Qué no eso se hace en Catedral?
- En catedral se golpean emos.- Mal chiste. Gabriel entorna los ojos.- Ya, es que aquí también hay muchos de esos bichos.
- … ¿emos?
- ¡Palomas! Hombre, presta atención.
- Y tú quieres sentarte y echarles migas de pan, ¿estoy entendiendo?
- No. Papas, quiero tirarles papas.
- … - No es ni medianamente normal que un tipo de… ¿veinticuatro acaba de cumplir? Haga esas cosas. - Haz lo que quieras. Yo no te conozco.
- Gaby, somos los únicos vatos con uniforme de poli, a huevo que nos relacionan.
- Que lo hagas de una vez o me largo.- Gabriel observa su reloj. Diez minutos. En diez minutos Susana va a estar ahí y pobra hablar con ella y sentirse libre de su compañero. Diez minutos.
- ¿Y no vas a hacerlo tú? - Pregunta, sin levantarse y arroja un par de papas al suelo, justo donde un par de palomas transitan. Donde había dos, ahora hay cuatro. Y en pocos segundos son casi diez. - Anda, era cierto que hay un chingo.
Gabriel suelta un suspiro, negando con la cabeza con una no muy fingida resignación y maldice el momento en que aceptó ir y peor aún, aceptó llevarse al subnormal con él.
- Oye… - Alejandro habla, arrojando otros varios trozos de papas y Gabriel se obliga a desviar la vista hacia él. No parece ya muy contento.- De verdad son muchas…
- Eso lo sé. Es la Emiliana, por favor, a huevo que hay un putero de palomas. Si hay un chingo de ellas en los árboles del Morelos.
- Esos son pájaros.
- Tienen plumas y vuelan, son la misma cosa.
- Ya.- Alejandro frunce el ceño, moviendo un píe para alejar a una paloma demasiado atrevida que se acerca demasiado. Arroja un par de papas más, lejos, y más de una veintena de palomas se dirige al punto.- Mierda, esto parece el ataque de los pájaros.
- Tu culpa.
Alejandro se levanta cuando decenas de ojos oscuros y rojos le miran fijamente, acercándose a la banca. Hace señas a Gabriel para que se aparte también. Gabriel, por su parte, niega con la cabeza una vez más, tratando de mantener su risa guardada al ver la cara de pánico del otro y no puede contenerla más al momento en que le ve arrojando hasta trozos del hot dog para alejar a los animales una vez que las papas se han terminado.
- ¿Por qué no me dijiste que estos bichos eran tan agresivos? - Exclama ahogadamente, cuando ha arrojado al interior de la arboleda lo que es casi un cuarto de su comida. - No mames, hasta los pinches chanates vienen al ataque.- Menciona, señalando el par de aves distintas que se pierden entre el conglomerado de palomas.
Gabriel se ríe una vez más, levantándose de la banca y posa la mano en el cabello del otro, revolviéndolo suavemente. Deja de hacerlo pronto, porque puede ver que un par de chicas, al otro lado de la calle, fuera del edificio de letras, no dejan de mirarle y señalarlos no muy disimuladamente.
- Montón de frikis.- Suelta a modo de insulto, en voz muy baja, pero Alejandro le escucha, alza la vista y luego sigue la de su compañero, hasta observar el mismo lugar.
- No seas despectivo, además no son sólo frikis. Son otakus.
- ¿eh? - Musita. No puede ser… - No jodas, eres uno de ellos.
- Oye, no lo soy.- Infla las mejillas como.un.niño. Gabriel no sabe qué es lo pero de ese mocoso.- Yo soy normal. Lo más que he visto ha sido Death Note.
- ¿Eh?
- Ya, tú te quedaste en Saint Seiya…
- ¿Eh? - Por tercera vez.
- ¡Los Caballeros del Zodiaco! - Oh, eso sí lo entiende. Ligeramente. ¿No se trataba de un niñito de trece años que parecía de veinte? Y Saori, la Atenea más inútil del universo. - Los guardianes del universo, al triunfar el mal.
- No cantes, por Jebus.
Alejandro se ríe, pero la risa le dura lo que duran los restos del pan tirado en la tierra de la plaza, atacado por las palomas y demás aves de distintos tamaños. Toma a Gabriel del brazo cuando entiende que los bichejos se han quedado sin alimento. Sin embargo, Gabriel se suelta cuando el celular suena, Rape me de Nirvana anunciando que le ha llegado un mensaje y al abrirlo, más bien al leerlo, no puede evitar mascullar un “maldita puta” entre dientes.
- ¿Qué? - Alejandro se asoma por encima de su hombro y alcanza a leer. Ignorando a los animales, suelta una pequeña risa.- Qué cabrona.
- No vendrá… - Susurra, antes de apretar los labios, molesto.- ¡la pendeja no viene! Se fue con sus amiguitas al Dairy Queen. ¡Que me pida un favor para mandarla a la chingada!
- Déjala divertirse. No fue tan malo, eh, vinimos y comimos … y ahora nos vamos.- Echa un vistazo disimulado a las aves que aún no se han dispersado.- Ven, vamos.
Gabriel se deja jalar hasta el auto patrulla estacionado junto al carrito de hot dogs y suspira profundo al meter las llaves.
- La próxima vez, compremos panes.- Alejandro habla, animado de nuevo, divertido y entusiasta como siempre. Bueno, es mejor escucharlo hablar estupideces que cantar estupideces.
- ¿Para qué panes?
- Obvio, para ir a catedral y arrojar migas a las aves.
- ¿Saldrás huyendo de nuevo cuando sean demasiadas? - Un puchero más. Gabriel arranca el auto, pero de reojo, alcanza a verle cruzar los brazos en una actitud demasiado infantil. Sonríe levemente, sin poder evitarlo. - Vale, iremos mañana.