Fandom: Conejitos fantasmas
Claim: General (Ada + Alejandra. Mención de otros personajes.)
Tabla:
Frases de amor y desamor.Prompt: 14.- Me da igual lo que piensen los demás
Advertencias: ¿femmeslash? .
¿Fantasía o realidad?: Realidad~
Ella es así. Alejandra parece ir por la vida con la seguridad de estar haciendo lo correcto, confiando en sus propios pasos, como si conociese el camino y no temiese equivocarse. No admite equivocaciones, además, pues su orgullo le impide muchas veces admitirlo.
Alejandra se desenvuelve con naturalidad entre los pasillos del departamento de Letras, aquel que conoce de memoria desde pequeña, en el cual nunca se imaginó estudiando y que hasta hace un año era simple escenario de sus recuerdos de infancia. Demuestra vitalidad, más que otra cosa y una sociabilidad casi abrumadora que la hace capaz de tardar minutos enteros en llegar al final de la fila hasta su asiento, entreteniéndose en jugar y saludar con aquellos que se sientan más al frente.
Bromea con Brenda, que es una Rapunzel que emana dulzura natural que parece un poco mentira cuando regresa algún golpe de juego; y con Daniel, que se quita el mp3 para escucharla decir algunas tonterías. Incluso aquellas chicas, las que menos hablan, la saludan al pasar y eso que Alejandra no es realmente alguien popular. María la mira con cierto desagrado desde el otro lado del salón e igual lo hacen Socorro y Anibal, como solía hacerlo Jaer, que ahora se ha ido.
Pero a Alejandra no le importa ser querida o ser odiada -aunque puede que en el fondo no sea cierto-.
Ada es diferente. Prefiere pasar desapercibida, aunque cada mañana tarde en entrar al aula, demasiado entretenida en halar los cabellos ondulados y oscuros de María o conversando con Julia sobre el anime en turno y prefiere permanecer en silencio durante las clases, sin prestar atención de todos modos. Ada se desenvuelve con la seguridad que le regala la rutina, pero sólo en aspectos que le son ya conocidos y ante situaciones nuevas, le cuesta reaccionar.
Conversa con María entre horas de clases y concienzudamente turna el tiempo que pasa en un sitio y en otro, tratando eternamente de ser justa en el tiempo que le dedica a Elizabeth y Alexandro y el que le dedica a María, Julia y Emma. De vez en cuando sirve de confidente a Elia, escuchando sus palabras, porque son muy parecidas y porque existe cierta complicidad que les da el saber que son las mejores de clase, aunque el resto del grupo no lo sepa. Y otras veces, muchas, muchas veces, se sienta en la paleta de su banco, las piernas invadiendo el asiento del otro y lee, descansa, con la serenidad que la libertad de ser le regala.
Alejandra tiene la cabeza en las nubes, muchas veces; Ada mantiene la suya en la luna.
Y Ada se contagia de la vitalidad de Alejandra, que es su amiga, que es casi la mejor, si no fuese porque existe aquella otra, estoica y fría pero importante, valiosa, que casi no ríe y que cae en las bromas pesadas que Ada tiene el descaro de jugarle. Pero Alejandra es importante.
Porque Ada ya conoce la manera exacta en que debe doblar el brazo para que encaje con el de Alejandra al andar por los pasillos y Alejandra agradece que Ada tenga la medida exacta para pasar el brazo por su hombro y sentir la mano de Ada afianzándola de la cintura, casi posesivamente.
Son amigas y pueden hacerlo, sencillamente. Pueden quedarse en las bancas del parquecillo próximo a las aulas, recostadas una al lado de la otra, aunque otros las miren y murmuren. Y en clases a veces Ada deja que Alejandra, que se sienta a su lado, ahí en el fondo, recargue la cabeza en su hombro. Sin que los profesores digan nada, sin que nadie diga, pero sospechen.
- Las de lingüística piensan que somos lesbianas. -Ada lo dice, mientras se encuentran en el fondo del aula, Ada de píe, la mano de Alejandra, que está sentada en el mesabanco, afianzada a su cintura y en la laptop el opening de Lovely complex.
- ¿En serio? - Y se ríe. No porque no sea cierto, que hasta cierto punto lo es, sino porque le resulta gracioso, porque sabe que piensan, como lo hace gran parte del salón, que son pareja.
Y eso es absurdo.
Porque el amor de Alejandra no está ahí. El de Ada tampoco. Porque la persona a quien ama Alejandra no es la chica a quien lleva del brazo a cada instante; se encuentra lejos, pero muy cerca y guarda ilusiones y deseos sólo para ella.
Y la persona de Ada no es Alejandra. No está ahí, tampoco, aunque puede decir que vive en su corazón -lo que la hace, ciertamente, un poco omnipresente, pero Ada jamás lo admitirá ante ella, por cuestiones de ego- y guarda para ella un pensamiento en cada instante.
- En serio.
- La verdad que me da igual lo que piensen los demás. - Menciona Alejandra y Ada asiente, divertida.
- Capaz que los tíos esos dejan de acosarme si se enteran que soy lesbi, ¡bien! - Agrega Ada y también se ríe, guardando silencio después, cuando el nuevo episodio comienza.
Da igual lo que el resto piense, porque ellos no ven en su corazón.
Fandom: Conejitos fantasmas
Claim: General ( Jorge!centric)
Tabla:
Frases de amor y desamor.Prompt: 8.- No puedo olvidarte
Advertencias: Ninguna.
¿Fantasía o realidad?: Realidad too
Dicen que dónde hubo fuego, cenizas quedan, pero Jorge sabe que las cenizas no calientan ni por asomo con la misma intensidad que el fuego. Aún así, arde. Aún así, duele. Por lo que es y lo que no es, por lo que fue y lo que no fue. Porque el pasado es una sombra que persigue y persigue, que no deja, que seguirá existiendo, por más que se trate de evitar.
Su sombra es ella. Sus recuerdos y ella en sí.
El autobús da tumbos por el camino, de noche ya y el calor de la ciudad se va dispersando, ayudado por el viento del norte que comienza a soplar.
- ¿Cuándo?
- En mayo.
- ¿Por qué?
- Quería verte.
No deberían estar haciendo eso. Ni él ni ella. Jorge sabe que está mal, porque es algo que casi puede llamarse infidelidad a eso de salir juntos cuando el novio de ella está lejos. Casi, porque son sólo amigos que salen, una o dos veces al año, y hablan y se ríen. Casi, porque alguna vez no fueron sólo amigos y él sabe que entre sus manos tuvo el corazón de la persona que mira distraídamente a través de la ventana.
Y duele un poco y recuerda; repasa entre sus memorias aquellas páginas, los monitoreos diarios, “su paciente”. Su paciente, mejor amiga. A quien abandonó cuando no debía, a quien dejó de hablar, para quien dejó de existir. Y se arrepiente y aunque ahora parece todo bien, la herida sigue ahí y él puede verla, porque ella es transparente.
- ¿Estás mejor? - Ella le mira, dejando que la mano de Jorge viaje por su cuello y murmura “cabrón”, porque él lo hace a propósito. Pero se siente bien. Frío, pero bien.- ¿Por qué no rompiste con él?
- Aún le quiero.
Pero no lo ama. Eso él lo sabe, porque si así fuera, no estarían ahí. No estaría él ahí, en medio de esa tensión, aplastado por el ambiente pesado. No estaría mirándola seguro de que desea besarla. Seguro que ella desea hacerlo también. Pero no lo harán.
- Tu sonrisa… - Ella presiente lo que sigue y cruza los brazos, recargados en la barra que hay en el asiento delantero y esconde la cabeza en el hueco entre sus brazos. - ¿Todavía tienes esa sonrisa falsa que muestras a todo el mundo?
No responde. Él, no habiendo esperado una contestación, sinceramente, desliza la mano por su espalda, subiendo hasta su nuca y acaricia por encima del cabello. Y acaricia dentro del corazón, desgarra suavemente y hace manar la sangre negra de la herida nuevamente abierta.
No ha cambiado nada en él o en ella. No ha cambiado nada, sólo el concepto de lo que eran ellos. Ese algo entre los dos que ya no existe, que se ha apagado pero que aún perdura como una huella sin peso.
- ¿Por qué…? - Y no necesita decir más. La siente recargarse en su hombro, con la mirada como perdida. El semáforo en rojo disminuye el movimiento del autobús.
- Eres mi amigo, idiotaaa…
Avanzan.
Y eso es todo. Jorge está seguro. Y puede sonreír con el sentimiento amargo apretándosele en el pecho, como sucede con ella también. Porque se da cuenta de lo mismo, porque ve que el tiempo -su tiempo- ya ha pasado.
“No puedo olvidarte.”
Porque la quiere. Porque se quieren. Porque él será siempre su mejor amigo. Y ella siempre es ella y para él eso es lo importante.
“Aunque ya no te ame.”