- Suéltame! - le grité a Jackson, me tenía apretada contra su pecho en un abrazo sin fin.
- No quiero - se quejó sujetándome con más fuerza.
Me debatía entre responder a su abrazo de forma cálida, de la forma que ansiaba con todo mí ser o entre romperle la cara a golpes por haberme engañado.
Las lágrimas corrían por mis mejillas, eso ya
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