20th Century Boy
Jude Law/Robert Downey Jr
Pg-13; Au/Humor/Romance
“¿Qué mierda es esto?”
No fue el hecho de que hayan golpeado a su puerta a las cuatro de la mañana ni tampoco el hecho de que cuando finalmente pudo levantarse-aunque aún dormido- a abrir la condenada puerta, no había absolutamente nadie. Bueno, excepto por la enorme caja de casi dos metros. Sino el hecho de que, al abrirla, el rostro de un joven de mediana edad fue lo primero que captaron sus ojos.
“¡Por todos los santos!”
Si los vecinos no se despertaban con tanto alboroto entonces podía considerarse un hombre dichoso…
La caja pesaba una condenada tonelada, o a Robert le parecía así. ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? El pensamiento cruzaba repetidas veces por su cabeza, mientras sus cansados brazos seguían arrastrando la caja por el puente desolado. Se detuvo un momento porque el aire no era suficiente para mantener vivo a sus pulmones. Con un agitado soplido intentó una vez más. Cuando llegó a la baranda miró hacia abajo, el río era profundo y casi desabitado, nadie encontraría el cuerpo de aquel joven. Por un momento sintió una mezcla de curiosidad y tristeza, siempre era trágico ver a un hombre tan joven muerto pero rápidamente descartó sus pensamientos porque, realmente, no eran de gran ayuda. Llevó una mano hacia su mentón, contemplando que hacer a continuación. A lo lejos podían verse unos débiles rayos de sol y eso no era un buen augurio. Desesperado miró hacia los costados, no había ni una condenada alma en el lugar, aún así la adrenalina inspirada por su desesperación lo llevó a inclinarse y sujetar la caja con rapidez, lo más fuerte que pudo. Tomó el cuerpo y lo acercó a la baranda.
“Señor, creo que sufro de vértigo, ¿podría bajarme?”
La sangre se evaporó de su cuerpo en cuestión de segundos. Robert soltó al joven, ambos cayeron al suelo con un fuerte ruido. La cara de póker del joven fue lo que provocó un sentimiento alarmante que lo hizo arrastrarse hacia atrás. Estaba seguro de que sus pantalones ya no tenían ese azul característico que tanto le gustaba pero, honestamente, eso era lo que menos le preocupaba.
“Y la mierda… ¿cómo-cómo…?”
Apuntando con un dedo tembloroso abrió los ojos tan grandes como el pánico que sentía le permitió hacerlo. Sintió la mandíbula dislocada y un escalofrío impresionante en los huesos. El joven, sin embargo, guardaba ignorancia y mantenía la misma expresión. Luego de minutos de silencio abrió la boca.
“Lo siento, no me presenté todavía. Mi nombre es Jude y soy un robot creado especialmente para-“
“¡Alto! Alto…”
Inmediatamente ‘Jude’ selló sus labios, un gesto de sorpresa en su rostro.
“¿Un robot dices?”
El joven asintió con su cabeza sonriendo y abrió la boca nuevamente.
“Eso dije señor. Soy un robot creado especialmente-“
“Pfff..... ¡Un robot! ¡Un condenado robot! ¡No me jodas!”
“Bueno señor, si usted lo prefiere del otro modo estoy a su servicio, después de todo fui creado para eso.”
Robert echó para atrás su cuerpo, sus ojos nuevamente grandes, desorbitados. Cuando pudo procesar toda la información en su cabeza ya era tarde, la oscuridad se había adueñado completamente de su ser.
“Aghh…”
Una puntada en su cabeza le dio la bienvenida al despertarse, aún con los ojos cerrados y con su mano derecha entre su desordenado cabello intentó levantarse de-suponía- su cama. Los parpados se agitaron con pesadez, en parte se rehusaba a abrir los ojos completamente.
“Que sueño más extraño…”
Pero lo que le resultó verdaderamente extraño más allá de ese sueño, que prefería olvidar, fue la frialdad que sintió entre los dedos de su mano izquierda al querer tocar las sábanas. Alarmado giró su rostro con los ojos bien abiertos, cosa que se arrepintió de hacer cuando el dolor en su cabeza incrementó de forma no muy sutil. Lo que sus ojos vieron no lo alivio en lo más mínimo, todo lo contrario. Provocando en él reacción tan espantosa que se cayó inmediatamente de la cama arrastrando las sábanas. Movió sus piernas intentando escapar de lo que lo aprisionaba… en vano.
“¡Malditas sábanas de mierda!”
Murmuró entre dientes. Toda acción, sin embargo, quedo frisada cuando escuchó un quejido, leve pero audible, proveniente de la cama.
“¿Robert?”
El joven parpadeó, sus pequeños ojos verdes resaltaban creando una ilusión tan fabulosa como encantadora… claro, si Robert no consideraba que en realidad se trataba de un robot y no un hombre de carne y hueso. Pero era absurdo porque a él muy poco le interesaban los hombres. Aquella vez que había besado a uno no contaba porque lo había hecho bajo la acción de su mezcla de alcohol y pastillas. Claro.
“¿Dónde estoy?”
La voz le tembló un poco al final de su pregunta pero no le importó tanto, en realidad, lo que rondaba por su cabeza como un depredador mordaz era el desconocimiento total del lugar donde estaba. Ni la cama, ni las paredes, ni el pequeño mueble al lado de la enorme cama le eran familiares.
“Oh, bueno…”
Jude bajó la mirada, inseguro de responder francamente, no es que estuviera dudando iba a hacerlo porque después de todo estaba programado para generar placer no para mentir.
“Colapsaste. Estuve media hora tratando de reanimarte pero nada sucedía. Caminé puente abajo y me acerqué al río. Ni siquiera te inmutaste cuando te eché agua, pero de pronto escuché un sonido que provenía de tus pantalones. El aparato no dejaba de sonar, lo tomé y una voz dijo: ‘¿Robert? ¿Estás ahí?’ No supe que más hacer así que contesté ‘No, señor. No soy Robert. Mi nombre es Jude, soy un robot creado para generar placer. En estos momentos el señor Robert no está disponible, sufrió un severo shock’ Creo que lo que dije le resultó gracioso en algún punto porque escuché un fuerte ruido rasposo, y luego me dijo ‘Ya veo… así que llegaste sano y salvo. Bueno, entonces no voy a molestar más. Hice bien en comprarte Jude, al parecer mi amigo estaba más necesitado de lo que creí.’ ‘Oh, no señor. En realidad estamos debajo de un puente, no sé muy bien los motivos pero fui activado en este lugar, no sé donde estamos y necesitaría saber.’ ‘¿En un puente? ¡Bastardo loco! ¿Qué hacen ahí?’ ‘No lo sé señor, sólo sé que desperté en este lugar y mi amo, el señor Robert asumo, se desmayó ni bien terminé de decirle que el podía ser activo.’ Otra vez sentí ese sonido rasposo que generó en mi ganas de reproducirlo por lo que lo imité, aunque no fue la mismo debo decir. ‘¿Podrías describirme el lugar?’ Me preguntó y yo respondí inmediatamente con descripciones exactas del río y los alrededores. ‘Voy para allá no te muevas.’ Y así fue como llegamos a este lugar. El señor Val es un hombre encantador sinceramente.”
Robert reacción sólo cuando sintió una sequedad en su garganta y un fino hilo de baba recorrerle el mentón. Sacudió la cabeza, el dolor se agudizó pero pudo aguantarlo. Filtró cada una de las palabras del robot en su mente, analizándolas. No era algo difícil de entender pero había dos cosas que le intrigaban saber.
‘Una pregunta, Jude. ¿Cómo es que de pronto hay tanta confianza que dejaste de llamarme ‘señor’, ah? ¿Y por qué mierda estábamos los dos en la misma cama?’
Jude sonrió ampliamente, y para ser honesto, a Robert no le gustó para nada. Con un movimiento pausado, casi felino y osado el robot dejó caer su cuerpo de la cama acercándose cada vez más al hombre que lo miraba perplejo.
“¿No recuerdas? Despertaste una hora después de que llegamos a casa del señor Val.”
La verdad que no, no recordaba nada.
“Oh, es una lástima porque la pasamos muy bien… Robert.”
Sin añadir una palabra más el robot se levantó del suelo, meneando sus caderas para llamar la atención del hombre que con horror tomaba las sábanas y las llevaba a su pecho sintiéndose completamente violado. Sin embargo cuando desvió sus ojos hacia un costado y vio la blanca figura de Jude no pareció importarle en lo más mínimo. Hasta que un nombre cruzó por su cabeza y la sangre le hirvió.
“¡Val hijo de puta!”
Y la risa que retumbó en las paredes no le provocó nada sino más y más dolor.