DenSu: #25 Labios, #29 Infierno

Oct 23, 2010 11:11

• Fandom: Hetalia
•Claim: Dinamarca/Suecia
•Tabla: 30 Vicios para 30vicios 
•Tema: #25 Labios, #29 Infierno
•Disclaimer: La historia es mía, los personajes no.
25. Labios
Lepper
Dinamarca conocerá muy bien a Suecia; pero sólo Noruega conoce bien a Dinamarca.

Es por eso que a veces no entiende porqué el danés se empeña tanto en mentirle, cuando sabe perfectamente que es imposible, y que realmente, el único que se termina creyendo las mentiras es su propio autor y no aquél hacia quien van dirigidas.

Porque ya lo imagina, desde que lo mira hacer gestos extraños durante la comida y el desayuno. Desde que la mesita de la sala no se cubre de botellas de cerveza, copas de vino o tazas de café por la tarde; desde que se percata de cómo se toca constantemente las comisuras de la boca con expresión adolorida y misteriosa, mientras se repasa por dentro los labios con la lengua y mantiene esa expresión perdida, como atónita, con la que pierde el hilo de sus conversaciones absurdas y con la que lo mira sin mirar.

Noruega sabe, quiénes han estado de visita un día anterior, lo sabe perfectamente. Puede imaginar con claridad lo que ha pasado y sabe porqué, de repente, Dinamarca omite su presencia de esa manera.

Y aún así, sin decirle nada, decide comprobarlo. Porque es terco y porque no lo comprende, y porque a pesar de los siglos no se resigna a creerlo: que ese imbécil, cambia sus siglos por esosminutos.

Entonces, cuando se cansa de llamar su atención con bufidos e insultos susurrados -ya que el mayor finge otorgar toda su atención a un diario-, el noruego se le acerca con sigilo desde el otro extremo del sofá, hasta sentarse con suavidad sobre una de sus piernas y bajar el periódico con una de sus manos, prestando poca atención si es que lo arruga en el proceso. No emite ni una palabra, más sus ojos, brillando, emiten la suficiente duda cuando reciben del otro par, sorpresa poco oportuna. Sin importarle, decide continuar, y le toma ambas mejillas, para acercarle y depositar un beso en aquella boca que siempre le persigue.

Pero Dinamarca le desgarra el pecho, cuando le mira con una sonrisa tan inmensamente condescendiente como falsa y alza una mano para acariciarle los labios con el dedo pulgar y así detener sus intenciones. Siempre le persigue, pero hoy no. Agradece sin embargo, que al menos tiene la cordialidad, de empujarle con cariño para ponerse de pie, e inventarle una mala excusa:

- Me quedé con hambre ¿quieres algo? - Le dice.

No le contesta nada y el otro se aleja, dejándole en la sala. Seguramente, ahora se ha ido a la cocina y esculca el refrigerador, hurgando por algo que ni siquiera busca. Porque si se ha quedado con “hambre”, ha sido de la Visita. Si no puede comer sin quejarse, es que tanta “gula”, le ha dejado herida la boca. Y si no puede besarle, es porque el danés piensa que así el noruego se daría cuenta, en el sabor metálico que dejan los mordiscos y los besos atrabancados, que las visitas breves de Suecia no son por pura cortesía. Porque es tan tonto, para creer que Noruega no lo sabe, tan sólo porque no se queja.

Pero es evidente, cuando días después, le otorga de nuevo sus labios y entonces percibe por cada rincón que saborea, las huellas que deja el sueco, porque las hinchazones permanecen, por más que el sabor sea menos.
29.Infierno

Suecia siempre ha considerado el Cielo como un lugar maravilloso. Fresco y pacifico. Recubierto de delicias, repleto de encantos. Siempre ha pensado que debe de ser un lugar placentero, y ha llegado a aspirar a él, dentro de sus sueños más cursis, o incluso, ha intentado compararlo con sus momentos más apasionantes...

Sin embargo, se da cuenta que está en un flagrante error cuando ha intentado comparar al Cielo con aquellos momentos íntimos que ocupa junto a Dinamarca. Aquellos instantes que quisiera, de la manera más enferma posible, fueran tan eternos como el Cielo con el que siempre ha elucubrado.

Pero sabe que no es así, porque el tiempo en esas ocasiones, se le escurre con la misma fluidez con la que su sangre se derrama de las mordidas que el danés le deja en el cuerpo. Sabe que no es así, porque sus brazos son como brazas al rojo vivo, y ahí no hay suavidad ni frescura. Hay violencia, hay lujuria, hay furia; hay un frenesí tan descabellado que a veces piensa que sus venas podrían explotar y detenerse su corazón. No puede tratarse del Cielo, porque no es capaz de sentir paz; ni siquiera en el momento cumbre en que sus músculos se tensan, y con un extenso gemido, recibe los últimos embates ansiosos de su compañero, para finalmente tumbarse uno sobre otro, extenuados y empapados. No puede sentir paz alguna, ni el más mínimo sosiego, porque lo único que puede pensar es en más.

Está convencido de que aquellas ocasiones distan mucho de ser el Cielo, porque mientras Dinamarca le recorre el cuerpo transpirado con la lengua, mientras hurga con sus dedos en sus entrañas aún doloridas y le susurra entre jadeos las vulgaridades más febriles, Suecia reconoce que lo que ellos tienen es algo más profundo y más desconcertante, algo que ni siquiera él termina de entender, porque lo sobrepasa.

Pero posiblemente, está cerca de darle una definición, apenas una imagen, por muy pobre que sea; si lo que le hace sentir le carcome por dentro, si cada beso le sabe tan prohibido como el primero, si cada caricia le genera el mismo vértigo y si las miradas generan siempre tan grato fuego, haciéndole constatar que la suma de todo es la oposición a su Cielo…Dinamarca, entonces, es su Infierno.

frik, densu, fanfic

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