¤ Comunidades:
piffle_fanfic [Ficathon] y
quinesob.
¤ Título: La lluvia tiene muchos significados. La nieve no.
¤ Fandoms: Shirahime Syo/xxxHOLiC.
¤ Claim: Shirahime + Ame Warashi.
¤ Prompt: "No es fácil domar un elemento natural".
¤ Palabras: 1,038.
¤ Advertencia: Spoiler del último cap (¿o escena?) de Shirahime Syo. No se hace alusión al canon de xxxHOLiC. Creo que un poco de OoC en ambas mujeres, sob.
¤ Notas: No sé, pero siento que Ame Warashi le tendría muchísimo respeto a Shirahime (después de todo ella sólo es una de las niñas de la lluvia, mientras que Shirahime es una diosa), así que por eso el uso del sufijo "sama". No es la primera vez que escribo sobre Ame Warashi, pero siento que me ha quedado extraña la historia.
¤ Resumen:
Shirahime le explica a Ame Warashi que no siempre es malo que, de las nubes, caiga lluvia y no nieve.
El invierno hacía mucho que estaba presente, los cielos mostrándose nublados y el ambiente frío. Y, aún así, un aire de tranquilidad se podía respirar en aquella zona, como si se quisiera confirmar a los humanos que no existía nada a lo que temer en aquel tiempo.
Una hermosa mujer, de pálida tez, vestida con un kimono blanco, se encontraba parada en lo alto de un risco, admirando el bello paisaje blanco que se mostraba frente a ella. Sonreía tenuemente. Desde hace dos días que no caía ni un copo de nieve, y eso, para ella, era una buena señal.
Aunque, para su sorpresa, una pequeña gota helada cayó sobre su mejilla. Al alzar el rostro, notó como las nubes comenzaron a adquirir un oscuro color gris. La lluvia no tardó mucho en hacer acto de presencia cayendo fuertemente, con la intensión de empapar todo lo que estuviera a su alcance.
―Perdón por molestar ―dijo una voz, que aunque seria, sonaba animada. La mujer volvió a alzar la vista, notando como una joven, de cabellos azulados y vestido oscuro, descendía lentamente hacia donde ella se encontraba flotando con suavidad, gracias a su paraguas. Llegó a su lado, tocando tierra. Le ofreció el paraguas a la mujer, pero ésta lo rechazó amablemente, por lo que la chica se encogió de hombros, guardándolo.
―No molestas ―La mujer le miraba, con un pequeño tinte de curiosidad en sus ojos. La más joven le invitó, con un gesto, a decir sin temor lo que estuviera pensando―. No es común que hagas llover en estas épocas, ¿ha sucedido algo?
―Tan seria como siempre, Shirahime-sama ―La princesa del invierno no pudo evitar sonreír ante eso, pues ella consideraba igual o más seria a la niña de la lluvia, pero al verla suspirar, regresó a su estoica expresión.
―¿Qué ha pasado?
Ame Warashi le miró por largo rato, la duda siendo evidente en su expresión, al parecer preguntándose sobre cómo debería de decir aquello que, al parecer, le atormentaba.
―Este año los cielos estuvieron más contaminados que los anteriores, el agua de las lluvias de verano y otoño no fue completamente pura. Las nubes se deshicieron de eso que las molestaba, por eso hubo más tormentas que en años anteriores ―Ame Warashi suspiró, frustrada―. Me costó mucho controlarlas este año, al parecer no estaban interesadas en lo que sucediera en el mundo mortal, sólo querían eliminar aquello que les hacía sufrir, y no las culpo, pero creo que algunos cultivos han quedado dañados y varias hortensias se ahogaron.
Shirahime la escuchó con atención, comprendiendo el porqué le había resultado extraño ver tanta humedad en el ambiente.
―Entonces, esta lluvia es porque aún no han podido purificarse las nubes, ¿verdad? ―preguntó, a lo que la Ame Warashi asintió, frunciendo el ceño y colocando sus manos sobre su cintura.
―Les dije que ya no era la época, que era nieve lo que debería de caer del cielo, no agua. Pero no me han escuchado. Discúlpame por eso.
―No tienes que disculparte, sé muy bien que no es siempre fácil controlar un elemento de esta magnitud.
Ame Warashi sonrió apenada, sintiéndose una completa novata ante la mujer que tenía al lado. Al ver esa sonrisa, Shirahime no pudo evitar recordar el tono animado con el que había llegado la chica.
―¿Por qué estabas animada hace rato? ―La chica de cabellera azul se avergonzó aún más, por haber sido tan obvia.
―Es una tontería.
―Me gustaría escucharla.
La niña de la lluvia suspiró, mirando hacia la ciudad.
―Hay un chico... es empleado de la Bruja de las dimensiones. Él iba por la calle cuando comenzó a llover. Se ha empapado completamente ―confesó, como un niño que explica una travesura.
Shirahime sonrió, sabiendo a quien se refería y recordando los rumores de que el joven parecía tener encantada a una Zashiki Warashi, la cual era muy amiga de la Ame Warashi. Si uno lo pensaba, era normal que se animara de esa forma.
―No es bueno divertirse con las desgracias de los mortales ―dijo, con un tono acusador que asustó a Ame Warashi.
―¡Yo no planeé mojarlo! Y, además, no es una desgracia en si, sólo estaba en el lugar equivocado en el momento incorrecto ―Se excusó, pensando que había quedado muy mal frente a los ojos de la Princesa de las Nieves, pero al mirarla y notar como sonreía, se dio cuenta de que la mujer sólo le había tomado el pelo―. Ah ―Fue lo único que atinó a decir.
Se quedaron calladas, mirando como la lluvia parecía menguar, el agua mostrándose a cada paso más cristalina. Las nubes parecían contentas por ese hecho, por lo que la lluvia se intensificó al poco rato, cayendo de manera constante.
―¿Por qué llueve? ―preguntó de repente Shirahime.
―¿Cómo? ―preguntó a su vez, confundida, Ame Warashi.
―¿Por qué razón llueve? ―Volvió a cuestionar la mayor.
―Por varias razones ―comenzó a contestar Ame Warashi, un tanto extrañada―. Llueve porque el cielo cree que la tierra debe purificarse. Porque las nubes desean liberarse. Llueve cuando se festeja el inicio de un ciclo o el fin del mismo. También llueve cuando la Madre Tierra está triste, queriendo avisar a los humanos que sus acciones le causan daño.
Shirahime la escuchó en silencio. Cuando terminó de hablar, miró a las nubes, con una sonrisa melancólica.
―Muchas razones, todas validas, una sola triste. ¿Pero sabes que es lo mejor de la lluvia?
―¿El qué? ―preguntó curiosa.
―Que no llueve por una sola razón, como la nieve. Al menos, la lluvia no significa que los niños humanos están sufriendo.
Ame Warashi le miró sorprendida. Shirahime le regresó la mirada, aún con aquella sonrisa melancólica en su bello rostro. Hizo una pequeña inclinación de cabeza y una fuerte ráfaga de viento se dejó sentir, la cual tomó la forma de un lobo. Shirahime se sentó sobre el mismo y se marchó hacía las montañas.
La niña de la lluvia se quedó ahí, sola, dejando que su elemento la empapara completamente, deshaciendo sus lindos rulos. Luego sonrió.
―Es cierto, a pesar de todo, la lluvia no duele tanto como la nieve ―murmuró. Abrió su paraguas y dejó que el viento la arrastrase. Tal vez dejaría que lloviera todo el día.