*Se acerca a ver a Lauren, a ver si no está muy ocupada... Es hora de contarle lo de... Ni siquiera puede pensarlo... Lo de que quizá es madre. Piensa que mejor contárselo ahora que no cuando tenga ya la barriga. Además, no está acostumbrada a guardarle secretos a ella... Y ya no aguanta más.
Así que entra, y se la encuentra acortando las mangas de un vestido. La mira y sonríe debilmente, sentándose en un taburete.*
*Levanta la vista y sonríe, con una aguja entre los labios. Enseguida se la quita y la pone en la manga del vestido.* ¡Hola! *y sigue preparando las mangas del vestido para coser mientras habla, a toda velocidad.* Suerte que has venido, no hay manera con este vestido. Es que es feo, creo que lo mejor que podría hacer para hacerle un favor a la señora Owens sería tirarle el café por encima... Por cierto, que no te he contado, ha venido con su hija ¿sabes? aquella que se parece a la reina de tan fea, y... *alza la vista, cuando ve que Natalie no dice nada, y al verle la cara alza las cejas.* ¿Qué pasa?
*Portia llega a la sastrería, dispuesta a comprarse algún vestido nuevo. Le encanta comprar vestidos, sombreros, guantes, tacones... pero sobre todo vestidos. Y los de Lauren Cohen son los que más le gustan.
Así que entra, dispuesta a mirar un modelito nuevo, ahora que ha recobrado su forma humana.*
*Silbando y con una barra de pan bajo el brazo entra a la sastrería, buscando a Lauren con la mirada. Pero tan sólo ve a una mujer rubia, así que se coloca junto a ella, esperando.*
*Ha quedado con la propietaria de la sastrería, a través de su hija, y han quedado para esta tarde. Unos minutos antes de que llegue la hora, Melissa ya está allí, con un par de vestidos suyos. Se acerca a la puerta y llama, pasando dentro después.
En un principio no ve a nadie, pero al escuchar la puerta, se levanta una mujer de detras de la mesa, donde hay un maniquí con un vestido. Sonríe y Melissa sonríe más.* Soy Melissa Reggiani, ¡me encanta este sitio! *dice con una ancha sonrisa, mirando las largas estanterias con distintas telas, y el par de maniquís más al fondo.*
*Sonríe a la chica y se lleva un dedo a los labios, para que no diga nada, y después mira a un lado, como pensativa o escuchando algo. Vuelve a mirarla y a sonreír.* A él también le gustas tú. *Sonríe y se acerca para darle la mano.* Lauren Cohen.
¿A él...? *tarda unons segundos en reaccionar, con una media sonrisa y dándole la mano a Lauren. Después lo capta y ríe.* Me alegro, con un poco de suerte podremos intimar... *ríe, y después se tira hacia atrás y señala los vestidos que lleva.* He traído esto por si quieres verlo...
¡Sí, genial! *sonríe y pidiendo permiso a Melissa con una mirada coge los vestidos. Alza el primero al aire. Es muy bonito, y está bien hecho, pero sobre todo es... original. ¿De dónde habrá sacado estas ideas? Es de color crema, con una falda que quedaría por las rodillas y de tela arrugada. Mira a Melissa.* Waw. *Después alza el otro vestido y lo mira. Verde, con la falda larga esta vez, pero un escote que nunca antes había visto. Mira a Melissa boquiabierta.* ¿Es la última moda en Italia?
*Da vueltas y más vueltas por la calle principal, hasta que se cansa y se sienta en un bordillo, frente a la sastrería. Resopla y se cruza de brazos, mirando al rededor.*
*Sin levantar la cabeza, coge una piedra y la tira unos metros más allá.* No, lo siento. *Alza la vista y mira al sol, poniéndose la mano de visera.* Pero por el sol podemos deducirlo... *Saca la lengua un poco, mientras piensa.* O no, no podemos.
*Mira a un lado, pensativa, pero con una pequeña sonrisa, y se acerca a ella de brazos cruzados, sentándose encima de la mesa.* Estos últimos días estás un poco... distraída...
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Así que entra, y se la encuentra acortando las mangas de un vestido. La mira y sonríe debilmente, sentándose en un taburete.*
Hola...
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Así que entra, dispuesta a mirar un modelito nuevo, ahora que ha recobrado su forma humana.*
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Y sigue esperando a Lauren, mirando algún que otro vestido que hay por allí.*
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*Alza una ceja y carraspea.* ¿Hola?
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En un principio no ve a nadie, pero al escuchar la puerta, se levanta una mujer de detras de la mesa, donde hay un maniquí con un vestido. Sonríe y Melissa sonríe más.* Soy Melissa Reggiani, ¡me encanta este sitio! *dice con una ancha sonrisa, mirando las largas estanterias con distintas telas, y el par de maniquís más al fondo.*
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¿Dónde demonios se ha metido Lyra? La mato.
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Cuando para por delante de la sastrería, se para, y se le ocurre ir a hacerle una visita a Luke. Aunque a lo mejor no está en la posada...
Ve a un chico sentado en el bordillo, y se agacha para preguntarle:*
¿Tiene hora? *Sonríe.*
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*Y se fija en él, y el caso es que su cara le suena mucho.*
Disculpe... ¿Usted es invitado del castillo?
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Espero por su bien que no vuelva en las siguientes tres horas o me dará un ataque de algo mortal y con un nombre muy largo...
*Pero Mel no la escucha, está concentrada en las mangas de un vestido, y parece que le absorben toda la atención.* ¿Mel, estás bien?
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*Levanta la vista de golpe y sonríe.* Sí, sí, lo siento. ¿Qué decías?
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