*Está estirada en la cama, intentando leer, pero todos sus pensamientos se dirigen a otra parte. Se obliga a seguir leyendo, y en un principio cree que los ruiditos que escucha son parte de su imaginación. Pero no.
Se levanta y se dirige a la ventana, de dónde cree que vienen. Abre y ve a Seth, recogiendo pedrecitas del suelo. Frunce el ceño y desde allí, con un tono suficientemente alto, pregunta.* ¿Qué haces?
*Suelta las piedrecillas que tiene en la mano, y se sacude una contra otra. La mira alzando las cejas.* Soy acosador profesional. *Se cruza de brazos, alza una ceja.* Los horarios son una mierda, pero me pagan bien.
*Se le escapa una sonrisa y hace morritos.* La próxima vez prueba de llamar a la puerta... *y desaparece de la vista de él, porque cierra la ventana y baja corriendo las escaleras para abrirle la puerta de entrada.*
*Si tuviese que recordar un momento en su vida en el que estuviese más nervioso, no podría.
¿Qué está haciendo? No. ¿Qué va a hacer? Natalie se va a reír de él. Eso en el mejor de los casos.
Se mira en el reflejo de una de las ventanas de la casa de Natalie, mientras se debate entre seguir adelante o hacer como que no ha pasado nada. ¿Para qué se ha peinado así? Parece un pringado... Menudo intento de hacer parecer que va en serio. También podría haberse dejado bigote, y haberse puesto traje, para terminar con el show...
*Baja las escaleras corriendo. Cualquier distracción es buena. Aunque últimamente una mosca volando ya es una distracción. Baja las escaleras de dos en dos y abre la puerta. No espera a nadie, así que cuanod se encuentra con Seth sonríe. Cuando le ve tan repeinado sonríe más.* Qué mono. *dice haciendo morritos, y se pone de puntillas para besarle en la comisura de los labios.* ¿Dónde vas?
*Se aclara la gargante, serio, e intenta mantener la compostura.* A hacer algo importante. Pero no es muy lejos... *Carraspea, y tiene tentaciones de revolverse el pelo, pero se aguanta.*
*Sentada en el regazo de Natalie, Maggie, con sus recientes cinco añitos, pintarrojea en el papel con una pintura azul, porque le está dibujando los ojos a un chico muy guapo que vio esta mañana desde fuera.
Termina y sopla el folio, para esparcir los restos de color que se desahcen cuando aprieta con la pintura. Y mira el dibujo, orgullosa. En poco más de 30 centímetros cuadrados ha metido a veinte personas y un perro.*
*Cuando ve que Maggie ha acabado aparta la vista del libro y mira el dibujo, cogiéndolo de un lado.* Alaaaaaa, que guay... *Mira a Maggie y le sonríe, arrugando la nariz, y después mira el dibujo.* ¿Yo quién soooooy?
*Sonríe, y alza la vista mirando a Natalie. Y cuando va a señalar a la muñeca pelirroja con la tiara en el pelo y un collar de perlas, se da cuenta de pronto de que pasa algo raro.
Cierra los ojos, y cuando los abre, el brazo le llega mucho más arriba de lo que debería. Los vuelve a cerrar, asustada.
Y cuando los vuelve a abrir, lo que la asusta es no estar en su habitación, que es donde estaba hace un segundo. Y lo de estar sentada encima de su hermana también la deja un poco perpleja. Aunque lo que se lleva la palma son las dos coletas en el pelo y el vestido cincientra centímetros por encima de los tobillos.*
*Y en dos segundos, Maggie vuelve a ser Maggie y no la niña pequeña y ella no se lo puede creer. Ya casi había renunciado a que se volviera mayor. Y esto de verla "transformarse" delante suyo... Grita y la abraza.*
*Deja a miniMaggie en la cama improvisada, y se acerca a la ventana. La abre pero no saca la cabeza, se queda a un lado, para que el la oiga.* Nos rendimos, por favor, ¡pero deje de atacar!
*Alza las cejas y sale de su escondrijo, saca la cabeza por la ventana y se queda de cuclillas en el alfeizar.* ¿Quieres que salte? ¡Cuánto me quieres...! *Se ríe y se queda sentada, con los pies colgando.*
*Entra en la habitación y cierra tras ella, después se deja caer en la cama.* Por favor, por favor, mantente así para siempre... *murmura mirando a Maggie, con una risa.* Por lo menos aguanta hasta la fiesta...
*Se ríe, colocándose bocabajo y apoyando la mejilla en la almohada.* Por favor, por favor,... *Suplica, en broma, aunque lo pide en serio. Se sienta en la cama, abrazada a la almohada.* Hablando de la fiesta, ¡tenemos que hacer algo!
*apoya un codo en la cama, y la barbilla en la mano, poniéndose de lado.* ¿Hacer algo como qué? La fiesta, ¿no? *alza las cejas, y se cansa de la postura, sentándose apoyada en la pared y rodeando las rodillas con los brazos.*
¡No! Algo que marque la fiesta, ya sabes... *Balancea los hombros, alzando ligeramente las manos.* En plan "ei, somos las gemelas, ¿os creíais que ibamos a dejar que fuese una fiesta normal? *Y se echa a reír.*
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Luego se ha planteado pedirle que vaya a la posada, pero tampoco quiere que salga en su posible estado.
Así que se acerca hasta casa de Natalie, recoge un par de piedrecillas del suelo, e intenta apuntar a la ventana de Natalie.*
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Se levanta y se dirige a la ventana, de dónde cree que vienen. Abre y ve a Seth, recogiendo pedrecitas del suelo. Frunce el ceño y desde allí, con un tono suficientemente alto, pregunta.* ¿Qué haces?
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¿Qué está haciendo? No. ¿Qué va a hacer? Natalie se va a reír de él. Eso en el mejor de los casos.
Se mira en el reflejo de una de las ventanas de la casa de Natalie, mientras se debate entre seguir adelante o hacer como que no ha pasado nada. ¿Para qué se ha peinado así? Parece un pringado... Menudo intento de hacer parecer que va en serio. También podría haberse dejado bigote, y haberse puesto traje, para terminar con el show...
Resopla. Allá va.
Llama a la puerta, con un par de golpes firmes.*
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Termina y sopla el folio, para esparcir los restos de color que se desahcen cuando aprieta con la pintura. Y mira el dibujo, orgullosa. En poco más de 30 centímetros cuadrados ha metido a veinte personas y un perro.*
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Cierra los ojos, y cuando los abre, el brazo le llega mucho más arriba de lo que debería. Los vuelve a cerrar, asustada.
Y cuando los vuelve a abrir, lo que la asusta es no estar en su habitación, que es donde estaba hace un segundo. Y lo de estar sentada encima de su hermana también la deja un poco perpleja. Aunque lo que se lleva la palma son las dos coletas en el pelo y el vestido cincientra centímetros por encima de los tobillos.*
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¡MAGGIE! ¡Cuánto me alegrooooo!
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