Imágenes - Por el ojo de la cerradura

Apr 27, 2008 20:26

Fandom: Original
Rating: NR-17
Prompt: #011 (y Reto 61 Esposas, de
writers_canvas)
Palabras: 500
Tabla de imágenes
Notas: Podrían ser Marcos y Samanta, de fantasías, aunque no incluya nombres.

Al acercarse a la habitación puede verse la puerta a medio cerrar, la entrada a otro mundo, una de las pocas que mantiene la duda de si se invita a entrar o pretende alejar a los extraños.

Una habitación en medio de las del resto del club, las que se usan para los encuentros sexuales, podría ser sórdida pero se convierten en lo que sus habitantes desean convertirla.

Ésta en concreto está ocupada por una pareja, de vez en cuando uno de los dos propone estas visitas, juegos que mantienen su vida fuera de la monotonía que amenaza a sus amigos y conocidos. Qué dirían ellos si lo supieran, si espiaran por el ojo de la cerradura, contemplando la sumisión y el placer de primera mano, un atisbo de lo que son capaces de hacer el uno por el otro.

Si se abriera del todo la puerta se podría ver a la mujer, tumbada en la cama, completamente desnuda, esperando. No puede hacer otra cosa, esposada a la cabecera, las muñecas unidas sobre su cabeza, los brazos doblados, con la piel estremecida de frío y de deseo. El collar que rodea su cuello contrasta con la palidez de su piel y el rubio de los cabellos que lo cubren, cuero negro a juego con las sábanas.

A los pies de la cama, él la observa, sujetándola por los tobillos, acariciando su piel con los pulgares, manteniéndola anclada al colchón con firmeza. Atando las últimas esposas antes de disponerse a empezar.

Si entrara alguien en la habitación, o espiara por el ojo de la cerradura, les vería a ambos, contemplándose como si fueran dos desconocidos, intentando descubrir hasta dónde serán capaces de llegar. Llenando la habitación con susurros y jadeos, con las manos ásperas de él acariciándola, haciéndola suplicar porque necesita más, quiere ser libre o correrse o no sabe demasiado bien lo que más quiere en estos momentos. Lo que no duda es que él se lo proporcionará, sea lo que sea.

A través de la puerta a medio cerrar, un voyeur disfrutaría con los besos que traza por la pálida piel de la mujer, cubriéndola con su cuerpo como si fuera una manta, mordisqueando y lamiendo su sudor, su calidez. Enredando los dedos en los suyos, tentándola con penetrarla, jugando con su cuerpo y su deseo, hasta que se siente tan a su merced como lo está ella, susurrando su nombre como si quisiera gastarlo.

Lo que el observador no vería desde la entrada son sus sonrisas cómplices, los besos profundos llenos de lengua y saliva que les delatan como algo más que amantes ocasionales. Pero sí se oyen los jadeos, la fricción de los cuerpos en las sábanas, los gritos ahogados de ella cuando muerde su cuello, lamiendo las marcas, hundiéndose en ella con fuerza, gruñendo por lo que le cuesta aguantar sin correrse, no hasta que ella suplique clemencia, manteniéndola al borde del abismo porque le gusta ver sus pupilas dilatadas, su sonrojo y sus labios entreabiertos.

ficcion original, imagenes

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