Fandom: QaF
Personajes: Brian/Justin, Gus, Jamie
Prompts: #015 Frutas del bosque, #005 Almendrado, #009 Cereza a la crema
Pote: Taza
Con cuchara: Post 513
Servilletas: Situado diez años más tarde que el último reto, Jamie tiene ya diecisiete años y Gus veinticinco. La otra noche, viendo Caso abierto, supe que había encontrado al Jamie adolescente perfecto, al menos como lo imagino en mi cabeza.
Este es Jamie vestido como en el reto, y un
primer plano. A Gus siempre lo imagino como un joven Brian Kinney, mahaha.
El final de la tabla de helados, espero que os haya gustado tanto como a mí escribirla! *hughs* Also, aunque no siempre me de tiempo de responder los comments, los leo todos y es genial saber qué os gusta más y que adoráis a Jamie.
De momento no, no habrá fic de Jamie porque considero que los 30 retos y algunos más que escribiré para otras tablas son bastante por el momento (en realidad me lo planteé pero un fic necesita momentos de tensión argumental y la verdad, no se me ocurre nada decente, sorry)
Edito: No tengo ni idea de por qué el espacio enooooorme en blanco al acabar el post *facepalm* A veces odio a LJ, tsk...
- Será divertido, Gus. Venga, si voy contigo me dejarán entrar.
- Y papá me cortará las pelotas. Ni de coña.
- Muy bien entonces, iré a Meathook. Y me llevaré a Jenny conmigo. - Sonríe, travieso.
Sabe que ha convencido a su hermano porque tiene la misma expresión que Brian cuando Justin gana una de sus discusiones.
Por eso están entrando en Babylon, ambos vestidos con tejanos y camisetas de tirantes negras, llamando la atención de los que están más cerca de la puerta. Después de todo, Brian Kinney sigue siendo el dueño de la discoteca, la mejor de Pittsburgh, y su leyenda se transmite de cliente a cliente.
Gus no es la primera vez que viene, el chico tiene los genes de su padre, ha heredado su aspecto y su fama con los gays de la ciudad. Sin llegar a ser tan cínico, ha forjado su propia leyenda.
Jamie, sin embargo, es otro asunto. Tal como hizo Justin hace veinticinco años, entra en Liberty Avenue queriendo descubrir el mundo, vivir una aventura. Los susurros empiezan a extenderse por la pista, las manos intentan tocarle, ofertas obscenas de sexo y orgasmos se murmuran en su oído, aunque los insultos de Gus y sus amenazas de castración tienen su efecto, creando un pasillo para que se coloquen en el centro, bailando al ritmo del thumpa thumpa.
- ¡Esto es genial! - Gus pone los ojos en blanco, Jamie adora bailar, se balancea siguiendo la canción, ajeno a las miradas de deseo que despierta. O quizás no tanto, porque de vez en cuando sonríe, echando un vistazo como si se planteara estrenar también el cuarto oscuro.
- ¡Jamie, ni se te ocurra!
Se miran, bailan a un palmo de distancia, calibrándose en un par de segundos, Gus siempre ha sido capaz de anticipar las trastadas de Jamie, sus ocurrencias más descabelladas.
Esta es una de ellas.
- Tengo curiosidad. - Juega con la lengua en la mejilla, puro Brian, y Gus pone los ojos en blanco, suspirando.
Se acerca lo bastante como para murmurarle al oído, poniendo el pase de la sala VIP en su mano. Es más privada, más segura y más limpia que cualquier cuarto oscuro.
- Si papá se entera, no sé nada de nada. De hecho, me he mudado a Siberia.
Se ríe, una carcajada de placer y alegría que llama la atención de unos cuantos tipos, su expresión entre inocente y traviesa les vuelve locos.
- Tranquilo, sé cuidarme solo.
Encoge los hombros, ignorando la expresión de Gus de ya, seguro. Los hermanos mayores a veces son un incordio.
La puerta del loft resuena al cerrarse de un portazo, aunque no es suficiente para despertarles. Los dos cuerpos están en la cama, uno casi en el extremo, el otro acapara las almohadas, ignorando lo que se les avecina.
- ¡Hora de levantarse!
El grito sí que lo consigue, porque tiran de las sábanas y les hacen gruñir, empezando a desperezarse. Gus es el primero que los ve, parpadeando antes de sentarse de golpe, abriendo los ojos de par en par.
- ¡Mierda! - Sacude a Jamie sin mirarlo, y el muy capullo tiene la poca vergüenza de darle un manotazo, murmurando algo de déjame un rato más. Están jodidos.
- Estáis jodidos.
Brian parece leerle la mente, cruzándose de brazos, mirando a Justin de reojo. Éste suspira, pasándose la mano por el pelo, no es así como había planeado pasar la mañana.
- ¡Jamie! - El pequeño de la familia tiene tan mal despertar como Justin, aunque alucina casi tanto como Gus cuando les ve, gimiendo porque si mueve muy rápido la cabeza su estómago da un vuelco.
- Papá, no hicimos nada malo, fue sólo… ¿Quieres café? Te pondré una taza. - Gus intenta no dejarles pensar, a punto de salir corriendo de la cama, pero Brian le pone la mano en el hombro, presionando para volver a sentarle en el colchón.
- Quieto. JD, a la ducha. Justin puede sujetarte la cabeza si tienes que vomitar.
- No, papá, estoy bien.
Es Justin quién le manda al baño con un gesto de la mano, frunciendo el ceño pero sin ser capaz de echarle la bronca. Sabe que conseguirá un tú hiciste lo mismo que no les va a llevar a ninguna parte.
- Haré el desayuno, no hemos tenido tiempo de nada antes de salir de Britin. - Brian asiente, haciéndose un hueco junto a Gus.
- Antes de que digas nada, fue idea mía, te lo prom… en serio. Lo fue. No le quité la vista de encima, incluso me aseguré de que llevara condones y no aceptara drogas de nadie que no fuera y… de nadie. - Sonríe, inseguro, maldiciendo a Jamie y sus ideas de bombero.
Si sus padres fueran los típicos heteros de bien, incluso podría haber optado por el discurso de no hicimos nada ilegal, sólo bailamos. A sus amigos les funcionaba, capullos con suerte (a él le conseguía una sonrisa sarcástica de Brian y unas carcajadas de Justin cuando le veía con la cabeza en el retrete)
- ¿Conseguiste que se limitara a la pista de baile? - Cree que nota sorpresa y orgullo en el tono de voz, aunque no quiere tentar a su suerte.
- Quiso ver la sala VIP. El espectáculo de anoche era bueno. - Babylon tiene un show privado para los que son capaces de pagar el pase especial, y sus bailarines están más que bien dotados.
- Pintura corporal, fue idea de Justin. Bien, cuando salga Cenicienta de la ducha vas tú, necesito un café.
- ¿Eso es todo?
- ¿Qué esperabas, Sonny Boy? Eres mayorcito, no pensabas que te castigaría sin salir, ¿no? Sólo estás en la lista negra de la sala VIP un mes.
- ¡Papá!
Brian sonríe, satisfecho. La ducha ha parado, Jamie no tardará en volver.
- Serían tres si no fuera porque te debemos una, ninguno si no fuera porque hay que mantener las apariencias. JD confía en ti, y nosotros también. Sabíamos que cuidarías de él.
- Oh, dios, ¡sabíais que iríamos a Babylon!
Tiene la desfachatez de removerle el pelo, riendo.
- Por favor, JD se pasó una hora probándose ropa, luego peinándose y arreglándose. ¿Para cenar en el loft contigo? Te quiere, Sonny Boy, pero no eres su tipo.
- Os odio. - Gruñe, dándole un codazo que Brian le devuelve, empujándole con los hombros.
- Nosotros también te queremos, hijo.
Su pelo gotea sobre el mostrador de la cocina, esconde la mirada bajo él, siempre le ha gustado llevarlo largo. No se atreve a enfrentarse a Justin, que lleva un buen rato concentrado en el zumo, el café y las tortitas. Gus está en la ducha y Brian ha bajado a por algo que comer que no le mate de un infarto, dejándoles solos en el piso.
- Pops…
- ¿Te he hablado alguna vez de mi padre? - Aturdido por el cambio de tema, murmura una negación, intrigado.
- Mi primera noche no llegué a entrar en Babylon, pero estuve a punto. Les dije a mis padres que estaba en casa de Daphne, pero en vez de eso me fugué a vivir mi primera gran aventura gay.
- Con papá.
- Exacto. Aunque por aquel entonces Brian Kinney no creía en el amor.
Los dos se miran, poniendo los ojos en blanco y riendo, Brian estaba bien jodido desde que posó su mirada en ese chico de diecisiete años.
- Sabía que era gay, espiaba a los chicos en los vestuarios, dibujaba a los jugadores de fútbol, fantaseaba con ellos. Pero cuando mi padre se enteró se volvió loco. Intentó matar a Brian, embistió su jeep, le dio una paliza…
Jamie le mira, sobresaltado, cerrando las manos en puños como si quisiera defender a sus padres, y Justin sonríe, poniéndole el desayuno delante, sentándose con él a comer.
- Brian me ayudó a llegar a ser quien soy ahora. Tuve mucha suerte, no demasiados conocen a su pareja tan jóvenes. Aunque nos costara llegar a donde estamos.
- Pops, sois la pareja más empalagosa y sexualmente activa que conozco, es asqueroso. Los padres de mis amigos tienen la decencia de estar aburridos los unos de los otros. No quiero ni imaginar cómo era por aquel entonces.
- Tsk. Estás hecho todo un listillo, ¿eh? - Da un trago de zumo, los dos absortos en las tortitas hasta que sólo quedan las de Gus, si con éste tienen siempre un torrente de palabras, Jamie es lo opuesto. Planes para travesuras, sonrisas que le sacan de líos, y las palabras justas sólo cuando está preparado.
- Quería verla, siempre habláis de Babylon como si fuera algo tan maravilloso, le pedí a Gus que me llevara. Las luces son geniales, podría hacer unas fotos muy buenas, sobretodo con el confeti, algo así como un contraste entre los focos y la purpurina cayendo sobre todos esos cuerpos.
Reconoce su expresión porque la ha visto a menudo en el espejo, justo antes de una nueva obra, cuando se retrae en sí mismo, plasmando en su mente lo que acabará en el lienzo.
- Pops, estoy hambriento. ¿Y papá? - Gus le da un beso, sirviéndose café y sirope con el desayuno, también conoce a Jamie cuando se pone así.
- Comprando alguna mierda integral. ¿No hizo nada ahí dentro, verdad?
Duda mucho que Jamie tuviera la cabeza en el sexo si está tan ansioso por ir a buscar su cámara.
- Qué va. No hay manera, pops.
Levantan la mirada hacia la puerta, Brian lleva una bolsa de papel con un par de bagels bajos en calorías, ha oído la parte final de la conversación.
- Te lo dije, Sunshine. Algo hemos hecho mal, sin duda. Qué desperdicio.
Jamie resucita lo justo para mandarlos a la mierda, riendo con ellos por las bromas, empieza a estar acostumbrado.
- ¿Para qué quieres ir, de todas maneras? ¡No eres gay!
- Podría serlo. Quién sabe, tengo los genes apropiados.
- Jamie, papá te pilló metiéndole mano a esa amiga tuya, ¿Sarah? Casi lo matas del susto.
- Tú dame condones, sólo por si acaso.
- Por dios, qué hermano más raro me ha ido a tocar.
- Vete a la mierda. Y se llamaba Stephanie.
- Lo que sea.