Fandom: QaF
Personajes: Ethan, Jamie, Brian
Advertencias: Post 513
Notas: Situado cuando Jamie tiene catorce años, forma parte de su universo y del reto semanal de
qaf_ficcion.
Prompt: #007
Tabla de imágenes Su vida se ha reducido a conciertos de segunda, a representaciones de los clásicos para que los chicos de hoy en día pasen un par de horas sentados en un teatro, fingiendo estar atentos mientras piensan en sus familias, en los deberes, en cualquier cosa que no sean los instrumentos que les torturan melodía tras melodía.
De modo que afina su violín, suspirando a la vez que repasa por encima las notas que en unos minutos tendrá que ejecutar, quién sabe, a veces los grupos de adolescentes van acompañados por algún profesor que sí ama la música clásica, lo suficiente como para darse una vuelta por el camerino a felicitarle.
Lo único que le anima hoy es que ha conseguido un sólo, podrá demostrarles a todos esos críos que Ethan Gold ha envejecido pero su arte está mejor que nunca. Tocará en el teatro como si volviera a tener veinte años y toda la vida por delante, como si no hubiera tocado el cielo con los dedos para perderlo por un desliz.
Prepara la cámara de fotos, está orgulloso porque le han encargado el reportaje de la escuela, su amiga Rose escribe el artículo pero él está al mando de las imágenes, si logra una buena iluminación conseguirá que el teatro parezca aún más majestuoso de lo que es, y ha leído el programa, uno de los violinistas tiene un solo, puede usar su expresión con el violín para la portada.
Sabe de cerca cómo son los artistas cuando están inspirados, Pops siempre le deja pasearse por el estudio cuando trabaja (dejó de comerse las pinturas hace muchos años), hasta su padre tiene una expresión parecida cuando le explica las técnicas de fotografía que más le gusta usar.
- Venga, Jamie, está a punto de empezar. - Tienen que ir a pedirle permiso al violinista, su profesora cree que es una buena oportunidad para Rose como reportera, ganar experiencia en el trato con la gente, y qué demonios, sabe que con una sonrisa de Jamie pueden conseguir lo que quieran.
Llaman a la puerta del camerino, bromeando sobre cómo debe ser el tal Ethan, ninguno de los dos es fan de la música clásica.
- Chicos, ¿qué… -- Para su sorpresa, el hombre que tienen delante palidece, trastabillando y dando un paso atrás como si hubiera visto un fantasma. Rose y Jamie se miran, encogiéndose de hombros, y la chica les deja solos para ir a por un vaso de agua.
- ¿Está bien? Nos manda nuestra profesora, dice que ha hablado con el director de orquestra y le parecía bien, queremos hacerle unas preguntas y unas fotos para el periódico de la escuela.
- Eres igual que alguien a quién conocí hace muchos años. Pero es imposible. - El violinista sacude la cabeza, sentándose en un taburete, examinando a Jamie de arriba a abajo.
Hasta que éste arquea una ceja, gesto de Brian, y la palidez de Ethan se acentúa.
Abre la puerta con un gesto de superioridad, orgulloso por ser el escogido para el reportaje. Ignorando una vez más que sólo se trata de una publicación escolar, nunca es tarde para despegar, y quién sabe, los agentes leen miles de reportajes en busca de la próxima revelación.
- Chicos, ¿qué… -- puedo hacer por vosotros? Es lo que tenía en la punta de la lengua, sonriéndole a la preciosa chica de pelo rizado, hasta que su mirada se fija en el otro chico, un jovencito rubio con mechones que le caen sobre los ojos, sonriendo de oreja a oreja.
De repente toda su sangre baja a sus pies, porque es imposible. No conoció a Justin cuando tenía catorce años, pero de todas maneras, ese crío es su viva imagen.
Se deja caer en el primer asiento que encuentra, sin quitarle los ojos de encima, maravillado. Formulando hipótesis sobre qué habrá hecho Justin con su vida para llegar a esto. Desde su ruptura se ha mantenido alejado de las noticias sobre pintores y artistas gráficos, le ofrecieron trabajo fuera de Pittsburgh y pensó que era lo más adecuado.
El chico arquea una ceja, llamando la atención de Ethan sobre sus ojos, y otro recuerdo le asalta, tan vívido que siente náuseas.
- Kinney… -- Se le escapa el nombre, nunca ha olvidado cómo ese bastardo les manipuló a Justin y a él.
- ¿Conoce a mi padre? Qué curioso, nadie me relaciona primero con él, me parezco más a la parte Taylor de la familia. - Una sonrisa burlona, y por unos momentos Ethan cree que se trata de una broma de mal gusto o de una pesadilla.
- He vuelto, tome, el agua le refrescará. - La chica le pone el vaso bajo la nariz, obligándole a beber.
- ¿Tu padre es Justin Taylor? - Oyen los altavoces de la sala principal, quedan menos de quince minutos para que empiece.
- Mierda, no hemos podido hacer nada. - Rose se sopla un rizo que le cae sobre las pestañas, cerrando su libreta de apuntes. Tendrán que volver tras la actuación.
- Rosie, ves tirando, ahora vengo.
Por la mirada de su amiga está claro que se ha metido en un lío, detesta ese apodo. Pero Jamie ríe, la viva imagen de la inocencia.
Cuando se quedan a solas Ethan cree que el chico le hablará de su familia, de por qué los apellidos Kinney y Taylor están asociados en él, pero para su sorpresa, alza la cámara de fotos, cegándole con el flash.
- ¡Sonría!
[Una semana antes, en Britin]
Entra en el despacho de Brian, casi dando saltos de la emoción, con el papel de la autorización en las manos.
- ¿Qué has hecho esta vez, JD?
- ¡Papá! Tanta fe ciega en mis capacidades es insultante. - Los arrebatos de Jamie le recuerdan al listillo de Justin cuando se conocieron, y ríe, alargándole la mano para leer el papel.
Frunciendo el ceño cuando llega a la parte de concierto de violín… sólo de Ethan Gold…
- Rose hará la entrevista, y ¿sabes qué? Les han gustado tanto mis fotos que me han pedido que haga la portada. ¡Me publicarán la mejor fotografía del concierto!
- Felicidades, JD. Te dije que eres bueno. - Firma la autorización porque no es capaz de negarle esta oportunidad a su hijo, no por unas rencillas de hace más de diez años, aunque ahueca la lengua en la mejilla, travieso.
- ¿Sabes esa norma que tenemos sobre la música de violín? - Jamie asiente, sus padres le han hablado de la importancia de los gestos y de que a veces las personas mienten más que hablan, sobretodo un tal Ian…
- ¡Joder! ¡Ese es Ian!
- Esa lengua. - Le riñe por encima, tampoco es que Justin o él sean un ejemplo de buenas maneras.
Le susurra una petición al oído, y ríen juntos cuando Jamie asiente, dispuesto a la travesura.
Cuando te vea y sepa que eres hijo nuestro, tráeme una foto de la cara que se le queda. La enmarcaré.