En la iglesia de San Pablo Santiago Sas, estaba despachando al último feligrés de la mañana en el confesionario. Después de dar la absolución, miró a través de las cortinillas granates, hacia los bancos por si quedaba alguno. Al ver que no lo esperaba ningún pecador, salio rápido del confesionario y, casi a l trote, llegó a la sacristía.
Mientras
(
Read more... )
Comments 4
,
( ... )
Reply
Reply
Reply
Reply
Leave a comment