[fic] #25 Labios | Edward/Winry | Fullmetal Alchemist

Nov 16, 2008 22:17

Fandom: Fullmetal Alchemist.
Pareja: Edward/Winry.
Tabla: Vicios.
Prompt: #25 Labios.
Palabras: 980.
Advertencias: post-manga.



Winry tenía por costumbre el maldito hábito de echarse a la boca cualquier pieza metálica del taller. Si era un tornillo oxidado, una tuerca engrasada o un destornillador impregnado de aceite no importaba en absoluto, porque todo acababa de igual forma entre sus labios. A veces lo hacía mientras trabajaba para tener más libertad; otras, ya era puro vicio (sobre todo cuando estaban en casa y a ella le daba por reparar el calefactor o la radio). Edward, en su papel sobre protector, imprecaba cada vez que veía a la joven entrar a la casa con la ropa de trabajo llena de manchas negras y mordisqueando algún tornillo sucio entre los dientes. Ella, en cualquier caso, ignoraba sus quejas y siempre volvía del taller del piso inferior sujetando algo con los labios. Un día, esa manía tuvo consecuencias; tal y como Ed había “profetizado” tiempo atrás.

-Uff, ¡maldita sea! -gemía la chica al tiempo que cerraba la puerta del apartamento-¡Ed, tráeme un paño con agua!

El susodicho asomó la cabeza desde la cocina, ceño fruncido y boca torcida. Lo primero que Winry esperó tras ver aquel gesto fue un “¡Te lo dije!”.

-¡Ya te lo dije! -espetó él, para irritación de la mecánica.

Bufó y ella misma fue hacia la gaveta donde guardaban las medicinas. Rebuscó entre las mil cajetillas hasta que encontró los apósitos, y la mano derecha de Edward se interpuso. Winry, que intentaba cortar la hemorragia de la herida sangrante apretando su mano contra el labio, volteó hacia el chico y le lanzó una mirada crispada.

-Ahora no vengas a sermonearme -masculló apenas audible, pues entre la mano cubriéndole la boca y la sangre que emanaba su voz había quedado reducida a un sonido agudo y pastoso.

Edward acentúo su expresión ceñuda y dejó escapar una exclamación por lo bajo. Sacó la mano de Winry del cajón, lo cerró de un golpe rudo y la llevó hasta una de las sillas de la cocina. Winry abrió la boca para protestar, pero el dolor punzante y el sabor salado que detectaron sus papilas gustativas le indicaron que era mejor no articular una sola palabra. Al menos hasta que el corte dejase de estar en carne viva. Tiraría aquel destornillador nada más volviese a la tienda, eso lo tenía por seguro.

-Quita la mano -ordenó imponente el alquimista, que regresaba con una toallita húmeda, algodón y una botellita de alcohol para desinfectar.

Cuando Winry vio el kit de “primeros auxilios” de Edward se quedó inmóvil, la espalda tiesa y los ojos exageradamente abiertos. Si había algo que Winry detestaba en el mundo, aparte de ver un automail destrozado, era la terrible tortura que suponía una bolita de algodón empapada con ese líquido infernal. No podía protestar, pero la chica dejó claro que no iba a cooperar cuando hizo un ademán para levantarse de la silla y Edward la devolvió a su sitio de un empujón.

-¡Estate quieta, Winry! -bramó Ed mientras intentaba que su novia permaneciese tres segundos seguidos sin retorcerse.

La tenía acorralada y asida por los hombros, al tiempo que intentaba ver la herida. Pero ella no ayudaba y cada vez que trataba de quitarle la mano de la boca, éste le propinaba un fuerte manotazo. Ed, furioso y con las sientes a punto de explotar, la agarró de las muñecas y la zarandeó con rudeza.

-¡DEJA DE MOVERTE DE UNA JODIDA VEZ! -chilló, y estuvo seguro que los vecinos habrían oído semejante grito. Winry pareció reaccionar ante el repentino ataque de ira y dejó de contorsionarse bajo él-. Así me gusta. Ahora, deja que vea la herida.

Winry capituló. Retiró la mano para permitir a Ed ver el corte superficial, que seguía sangrando. Éste resopló, en su particular mohín de reproche. Cogió el algodón tras empaparlo con alcohol; Winry arrugó el rostro al sentir el fuerte olor y trató de esconder la cabeza, pero Edward fue más avispado y la sujetó por el mentón, obligándola a encararle.

-No sabía que tenías estas neuras de niña pequeña -apostilló, mordaz y sabiéndose vencedor en aquella trifulca doméstica.

Colocó el algodón sobre la herida fresca y Winry reaccionó con un espasmo al instante. Su cara se contrajo es diferentes muecas de angustia y dolor, tanto que por un momento Edward notó un sentimiento de culpa que le carcomía. El joven aplicó un par de veces más el desinfectante y cuando creyó que ya había limpiado bien la zona lo lanzó hacia la mesa. Winry, todavía condolida, empezó a abanicarse con la mano en un intento fútil de aliviar el escozor.

-Para la próxima me harás caso y no volverás a meterte uno de esos cacharros en la boca, imbécil -le recriminó, tal y como había deseado hacer desde el principio. Winry no le dedicó una mirada amable en respuesta, pero estaba más ocupada intentando de calmar el dolor que en tratar de gritarle.

El alquimista volvió a murmurar un suave “idiota” o algo parecido, y se agachó delante de Winry. Agarró su mano y, con lentitud, fue acercando su rostro al de ella; una vez estuvo a escasos tres centímetros, sopló ligeramente sobre la zona adolorida. Winry observó anonada los cuidados de Ed, hasta que éste le robó un beso fugaz y se enderezó de nuevo. Con sonrisa ladina, río entre dientes y retrocedió unos pasos. Winry pudo leer el triunfo en sus pupilas resplandecientes, porque por una vez él había ganado (para los dos, era común batallar cada día por cualquier nimiedad y Winry solía salir victoriosa). Sin embargo, Edward Elric no debía subestimar las habilidades de una mecánica apasionada.

Antes de que pudiese saborear toda su gloria, Winry ya se había alzado de la silla rauda y le había atizado con el maletín del kit de “primeros auxilios”.

Ese Elric tenía que aprender que no era tan fácil ganar a una Rockbell.

Crossposteado en 30vicios y fma_esp.

= fandom: fullmetal alchemist, ! fanfic, @ tabla: vicios, p: fma: edward/winry

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