CApítulo 1 Sorpresas te da la Vida Capítulo 8 Aquella vez
- Ya estas desvariando bastante como para dejar que te emborraches sin contarme toda la historia.- dice Wilson en un tono casi maternal.
- Vamos, para hablar es necesaria la saliva y ahora mismo mi garganta es el Sahara.- dice tendiendo la mano y casi quitándole el vaso de whisky al oncólogo que parecía dispuesto a defenderlo con su vida.
- ¿Tienes sed? Pide agua- resolvió el oncólogo- pero el alcohol queda vetado hasta que me cuentes toda la historia.
- ¿Y vas a desperdiciar ese whisky? Conozco tus gustos y precisamente tú no eres…- House paró su discurso, casi arrastrando sus últimas palabras mientras veía como un decidido James Wilson se bebía de un solo trago el licor.
- ¡AH!- suspiró aliviado al llenar sus pulmones de nuevo de aire fresco- si, hubiera sido una pena - dijo con esfuerzo intentando ocultar la cara de desasosiego que la quemazón del alcohol pasando por su garganta le producía.- Un refresco aquí para el amigo y otro de estos para mi.- gritó al barman. Cuando este se acerco a despachar lo que le habían pedido, no pudo reprimir una sonrisa burlona hacia House quien miraba con asco el refresco de naranja.
- Algo suavecito para la señorita, no sea que luego no pueda dormir…jijijiji- masculló entre dientes el camarero. House se incorporó amenazante, pero el brazo del joven doctor le paró.
- ¿Vas a seguir contando? No te he traído hasta aquí para que hagas un numerito.- Wilson tenía razón, pensó House, mejor era preparar algo y no dejar llevarse por la ira…algo se le ocurriría…
- Está bien.- tomó el vaso de naranjada y se lo bebió de un trago.
- OOooouuu- dijo en la otra esquina de la barra el camarero sin mirarle- que machote.
- Esto debe ser amor…- canturreó un alegre Wilson intentando que House obviara las palabras del barman.- Gregory House acatando las normas- dijo respondiendo a la cara de cansancio de su amigo-Quien diría que yo viviría pare ver semejante transformación de la Bestia en el dulce príncipe azul…
- Y, ¿Quién eres tú? ¿el salido de Lumiere? ¿o el tocapelotas de ding dong?
- Ainssss- dijo emocionado- si ya hasta te sabes de memoria las películas más románticas.
- Wilson, vuelve a gritar como una nena, y…
- No me asustas House, ya no…Parece que ya han conseguido domar al terrible ogro del castillo.- La mirada matadora de House no logro acallar a su amigo.- Vamos Greg- dijo su nombre con un toque de burla que dolió a House en lo más profundo de su autoestima.- No puedes negarme que ahí hubo algo… Aceptaste acatar las normas solo por estar con ella. Un corto verano junto a ella era mejor que un verano de parranda en clubs de alterne.
- Primero, - dijo serio y ya cansado de esta estúpida idea de Wilson.- El amor es para los adolescentes recatados que aun no se atreven a ir a la farmacia a comprar condones, los adultos tenemos eso que se llama “SEXO”- sentencio mientras marcaba las comillas con los dedos.- Segundo, ¿para qué iba a pagar por algo que ella me ofrecía completamente gratis? ¿Que solo duraría el verano? Pensaras que soy tonto, pero ¿dónde está ahí el problema? Olvídate del cliché de películas románticas que tanto idolatras. Ni ella es Meg Rian, ni yo soy Hugh Grant…
- Tom Hanks- le interrumpió un sonriente Wilson- Tom Hanks- repitió ante la cara neutral de House-Tom Hanks y Meg Rian son la pareja por antonomasia de las comedias románticas. No Hugh Grant.- dijo casi susurrando ante lo obsoleto de la explicación.
- Lo que tu digas- dijo ignorando a Wilson.
- Primero- entono llamando la atención del malhumorado doctor- si no es amor, ¿Por qué te empeñas en seguirla incluso cuando el trato hace tiempo que termino? ¿Qué te importa si está embarazada o no? ¿Por qué sigues rondándola como…? afortunadamente, no hay muchos animales que tengan esa obsesión… Y antes que me intentes vender eso de que eres curioso por naturaleza- dijo rápidamente intentando silenciar a su amigo- tengo un segundo punto.- dice sacando dos dedos de su mano derecha- ¿tan solo os visteis para eso? Dime la verdad House, este verano. Todas y cada una de las noches que os vises. ¿Solo hubo sexo, o hubo algo más?
- Palabra de boyscout. - dijo levantando su mano derecha a modo de juramento - Solo fue un intercambio de fluidos. Muy divertido, eso sí. Pero…
- Pffffff- Wilson intentaba parar la carcajada- House, para que alguien se trague una mentira, la segunda parte tiene que estar por la labor, tiene que querer creerla. Y es una lástima, pero yo no estoy por la labor… - House suspiró dándose por vencido. Se elevó del taburete lo justo para alcanzar la botella de Jack Daniel's que el barman había dejado bajo la barra. Wilson, que seguía con atención sus movimientos, alzó su mano parando al camarero que se acercaba amenazante y con un rápido gesto, soltó un billete de Cien dólares en la barra- quédate con el cambio- musitó a Miller, suponiendo que el nombre del bar coincidiera con el suyo.
House seguía con la vista perdida intentando arreglárselas con las llaves para quitar el dosificador de la botella. Una vez logrado el objetivo, dirigió con decisión el morro de la botella hasta sus labios. Tomó un trago largo, parando solamente a tomar aire, aunque la botella nunca dejo sus labios. Con un golpe duro, bajo la botella con decisión.
- Una noche…
Se hacía raro. Incluso el hecho de que se hiciera raro, era raro. Si es que eso tenía algún sentido…
- ¿Dónde vas?- preguntó un House adormilado.
- Ops- Cuddy se volvió sobresaltada, en sus manos un papel y un bolígrafo. Al parecer estaba apuntando algo.- no quería despertarte.- dijo nerviosa.
- Ya…daños colaterales de vestirte supongo…deberías considerar mi propuesta de ir desnuda por la casa- bromeó alcanzando el bote de vicodinas.
- Mándale un memorándum a mi secretaria.
- Lo hice una vez y no sirvió de nada.
- El buzón de sugerencias no está precisamente para proponer un día del bikini en el hospital.
- ¿en que estaría pensando?- dijo distraído masajeándose la pierna.- ¿Qué tienes ahí?- al fin parando el movimiento mecano de sus manos en su muslo y extendiendo una en su dirección.
- Una nota…
- Me falta un musculo en la pierna, los ojos aun los tengo bien, gracias- insistió sacudiendo su mano en el aire.
- No podre venir esta noche- dice entregándole el papel.
- Espero que me traigas una justificación de tu mama, si no, me temo que tendré que ponerle una falta injustificada- bromeó con una mueca de enfado.
- Exacto- dice sentándose a la orilla de la cama deshecha- mi hermano Jules se casa y antes de tan grato acontecimiento quiere presentarme a su aun prometida.
- No pienso ir- dijo advirtiéndola.
- Ni se te ocurra venir- recalcó Cuddy golpeándole el pecho con el dedo índice de forma amenazadora.
- Quieres que vaya, y por eso me lo prohíbes- dice resabiado-
- No quiero que aparezcas y por eso te lo digo- replicó segura.
- ¿Desde cuándo aparecer del brazo de un destacado doctor es una pega?
- Desde que ese destacado doctor eres tú. Mi padre empezaría a preguntar y tú empezarías a responder. Y por responder- dice volviéndose con rapidez- me refiero a inventar...
- ¿La pequeña Lissie tiene miedo de papá?
- No soy precisamente yo quien debería tener miedo. Si quieres plantarte allí delante de mi padre y mis cuatro hermano y dejarme en ridículo, adelante… eso sí, no lleves la camisa azul, la sangre es difícil de quitar y te queda muy bien.- dice sonriendo mientras sale de la habitación.
- ¿Y fuiste?, ¿eh,eh, eh?, ¿a que al final fuiste? ¿a que si? ¿A que si?- preguntaba Wilson como un niño hiperactivo atiborrado de azúcar- ¿a que si? Jooooooo, has ido, seguro - decía frotándose las manos- fuiste, seguro, wo!- suspiró cansado, con el corazón corriendo desbocado.
- ¿Has terminado ese ataque adolescente?- House le miraba asustado- ¿Quién te crees que soy? - preguntó indignado.
- Un cabro redomado que no le importa hacer lo que sea por fastidiar.
- Pues siento decepcionarte Wilson, pero no fui.
- ¿Qué?
Llegó bien tarde, ya más que entrada la madrugada y dando débiles bandazos por la calle. El taxi le había dejado dos calles atrás, aunque no sabía decir si por su desesperación con los camiones de basura que se empeñaban en hacerle de escolta o por la poca paciencia del conductor con él. Aunque quizás lo más seguro fuese que eso era lo más lejos que podían llevarle 30 pavos.
Abrió y cerró los ojos con fuerza, intentando reconocer la llave de la puerta principal en el manojo de llaves. Otro día, quizás la misión no hubiera sido tan difícil, decidir entre dos llaves no te da muchas oportunidades a fallar, pero o la llave tenia vida propia, y daba igual cual cogiese que nunca era la acertada, o estaba más borracho de lo que pensaba.
Al fin dio con la llave correcta y hablando con la otra para no perderla de vista, se adentro en el edificio.
La puerta de su piso, no fue tan difícil de abrir y gracias a dios porque el cuarto de baño había estado haciendo turismo por toda la casa y había decidido pasar la noche en la habitación más alejada de la entrada, o eso le parecía él.
Después de la aventura para encontrar el baño, se dirigió a la cocina donde aprovisionarse de víveres. No le apetecía ir a la habitación, una cama tan grande y sobretodo vacía no era nada apetecible.
Se tumbó en el sofá y acunado por el silencio, decidió cerrar los ojos e intentar dormir, mañana será otro día, pensaba.
- Aahhhhh- un susurro ronco escapo de la garganta del doctor. Unos dedos gélidos se posaron en sus sienes y comenzaban su danza elíptica.- Si eres un ladrón, puedes llevarte lo que quieras. Tienes que estar en las ultimas para no poder comprarte siquiera una pistola e intentar este método zen para dejar K.O. lo de las balas lo pasaremos por alto.- Una brisa con olor a fresas le golpeo en la cabeza, sin duda resultado de una carcajada contenida.- ¿queda helado o te lo has comido todo?- seguía ablando con los ojos cerrados.
- SSShhhh- la brisa con olor a fresas volvió a golpearle delicadamente en la nariz.
- Eso es un no queda helado, me lo he comido todo, ¿me equivoco?
- Lo siento- se disculpo a tiempo que se inclinaba sobre su cabeza y rozaba su frente sudorosa con los labios.
- Nah! Ya estoy acostumbrado a llevar razón siempre…no me molesta.- Las manos de la mujer reptaron en una caricia hasta el pelo del hombre recostado en el sofá, donde prosiguió el masaje.- No te esperaba hoy- dijo entre balbuceos incomprensibles.
- ¿Hablas así por el masaje o por la borrachera?
- Digamos que fifty fifty- de repente el ánimo de House fue renaciendo y de lo fue una mañana y tarde de lo más aburrida, parecía renacer una noche muy interesante. - Awwwwwwww- se quejó él al notar como las manos de ella se alejaban dejando su cabellera mas despeinada de lo usual. La respuesta de ella no se hizo esperar y la mueca de decepción de House cambio a una de sorpresa al sentir una caricia en los labios entreabiertos que le ordenaban silencio.
- Me he logrado escapar- dice - he de admitir que no es algo difícil cuando tu familia conoce tu historia de adicción al trabajo. Me ha costado perderme muchos cumpleaños y vacaciones familiares ganarme la reputación, pero al fin veo la recompensa- susurró a su oído entre húmedos mordiscos en el lóbulo carnoso.
- Me siento alagado y no sé si podre hacer un buen papel bajo tal presión…- fingió enrojecerse.
- Claro- murmuró en su cuello- ahora la culpa de que no rindas es de la presión y no de la licorería que te corre por las venas.
- Tú culpa, deberías haberme avisado- intentaba defenderse pero las palabras se confundían en su boca pastosa por el alcohol.
- Tú culpa- le devolvió la acusación- esperaba que vinieras a salvarme enfundado en tu no tan brillante armadura.
- Psssss- dejo escapar un lamento- la tengo en el chatarrero despuliendola, si no, da por seguro que hubiera ido.
- Anda vamos a la cama- dijo ella tirando de un somnoliento House- no sabia que me echarías tanto de menos- dijo en un tono guasón.
- ¡Oh! Si, - entonó con dramatismo fingido- estas horas sin ti han sido el infierno- ¿verdad o mentira? Con House no se sabía y tampoco a ella le importaba en demasía esa cuestión ahora. - En serio- justó antes de entrar en la habitación se paró en seco, provocando la misma falta de movimiento en ella. Su cara era sobria, mirándole a los ojos con quietud y concentración- tendríamos que tener un código secreto- dijo rompiendo el dramatismo del momento con una voz más humorística- algo que me indique que es lo que de verdad piensas. Por ejemplo, si estas juguetona, podrías llamarme bomboncito y si no tienes ganas pues…mejor no me llames, eso es…simplemente no me llames.- Cuddy luchaba por no reírse y esta semi seriedad le hizo a House estar incomodo- Yo creí que…- intentó excusarse jugueteando con los dedos de ella inconsciente.
- La idea de ir a fastidiar la cena pasó por mi mente, - relataba a un Wilson atento- es más, llegué hasta la puerta del restaurante donde pude ver a Cuddy rodeada del Clan. Pero en eso momento, algo hizo clic en mi cerebro. Voces que me decían los pros y los contras. Miles de cosas a favor y tan solo una en contra.- House se guardó para sí mismo esa última razón que le hizo cambiar de idea y volverse por donde había venido.
- Yo solo quiero que seas tú House, Gregory House. Si quisiera a alguien sensato, si quisiera a alguien que me pusiera en un pedestal y no me tocase, si quisiera el vivieron felices para siempre, probablemente no estaría aquí ni seria quien soy.
- Supongo que esto tira por la borda todas las opciones de Wilson- intento cortar tanto dramatismo, pero no funcionó y haciendo oídos sordos Cuddy continuó.
- Aquí es donde quiero estar. Y si hubieras ido al restaurante esta noche, claro que me hubiera enfadado. Pero eso es lo que nos hace a ambos ser lo que somos.
- Dos locos capaces de hacer cualquier tontería por estar juntos un minuto, de todo excepto admitir que se quieren.- Interrumpió Wilson casi explotando. Se había guardado miles de veces esta opinión. No es mi asunto, pensaba, pero ahora no pudo reprimirse las ganas de poner en unas pocas palabras lo que House llevaba dándole vueltas toda la tarde mientras le contaba el relato, o quizás incluso desde mucho tiempo atrás, demasiado quizás. Durante la intervención de su amigo, House mantuvo la vista clavada en el suelo, intentando hacer oídos sordos a tal sarta de barbaridades.
- Ahhhh- decidió no darle más vueltas y seguir con la historia.- Así que, creo que ya he respondido a tú pegunta. ¿No?- Wilson le miraba atento, era como captar ese instante en el que una cría de pájaro vuela por primera vez, ese primer aleteo lleno de terror y esperanza a partes iguales.
- Pero esta me la debes - como un secreto, la mujer a la que se aferraba en la cama, le susurro al oído.
- Si logras que la habitación deje de moverse, trato hecho.
Ese último momento se lo guardo para sí, tragándose el recuerdo con un buen trago de la botella de Whisky. Tampoco le contaría en como le pagaría la deuda al día siguiente. En cómo sus manos parecían volar en su cuerpo y como la mesa de la cocina pagó las consecuencias de tal pasión derrumbándose por el peso del cuerpo de esa morena menuda y de su desaforado énfasis. Jamás sabría que encada suspiro había un te amo, un te necesito enterrado a más de cien pies que al menos en ese instante eran ciertas. Palabras codificadas y nunca dichas que ellos eran los únicos en reconocer.