A Thousand Hours
Titulo: A Thousand Hours
Autora: Yayitax
Personajes: Alex Sánchez Jones (Texas, EEUU), Bridgette "Bry" Kirkland (Stratford, UK)
Advertencias: Clichés, fluff.
Resumen: Alex y Bry volvieron a pelear, más eso no es nada para ambos, aunque Alex toma un paso de más.
Oír canción mientras leen :D!!
Hetalia: Hidekaz Himaruya
Alex: Yo~
Bry: Nyx
Canción: Alex Day
A Thousand Hours
Alex Sánchez-Jones suspiró mientras leía la letra de la canción que escribió y cerraba su cuaderno, agregando otra canción que ella nunca iba a escuchar. El texano se despeinó sus cabellos color castaño claro y se acomodó sus lentes en el puente de su nariz, suspirando y maldiciendo su tendencia a auto-flagelarse mentalmente. Miró por la ventana de su departamento en el corazón de Londres. Como tendía hacer esos días después de sus peleas triviales, se puso a recordar aquellos momentos que habían pasado juntos desde que se conocieron.
Ella era la hija del medio hermano de su mamá, Amelie Jones. Más de eso no se enteró hasta mucho después. Su cabello trigueño y sus ojos color aguamarina lo habían intrigado desde aquél día que la vio en la Universidad. Su actitud defensiva con él, las sonrisas que les dedicaba a todos y la forma en que intentaba ser recatada durante las clases, aunque por dentro se moría por hacer algo que se salía de las normas. El tejano volvió a suspirar, sus ojos chocolate destellaban con nostalgia; jamás creyó que se iba a enamorar de tal forma. Bridgette Kirkland lo tenía completamente embobado.
---------------------------
La estación de trenes estaba llena de gente, como era costumbre, pero la cabellera rubia no aparecía por ningún lado, preocupando a Alex, ya que ella nunca llegaba tarde, y hacía cinco minutos desde que pasó la hora en la que habían quedado. Se acomodó la funda de su guitarra en el hombro mientras aprovechaba su altura de 1.71 y seguía buscando.
-¡Alex!- una voz femenina le gritó a sus espaldas, tomándolo por sorpresa, y el abrazo que recibió ni bien se volteó casi lo tumbaba al suelo.
-¡Bry! -Exclamó este abrazando a la chica, alzándola del piso y girando emocionado- Me alegro que hayas venido ¿Cómo has estado, amor?
-Discúlpame por pelear contigo- le dijo antes de besarlo, ignorando al resto de la gente que transitaba por toda la sala de espera, sumergidos cada uno en su mundo. Más la falta de oxigeno los hizo romper el beso. Alex depositó a la británica en el piso cuidadosamente, pero sin soltar el abrazo.
-It’s ok -murmuró Alex besándole la frente. -Aprovechemos que estás aquí y vamos a pasear, tengo algo preparado para ti -sonrió felizmente, mientras repasaba la lista de sus planes en su mente.
-------------------------
-Alex, please -dijo Bry entre risas mientras que Alex le cubría la vista con sus manos. Estaban en el pequeño departamento de este último, ya que Bry vivía todavía con sus padres. -¿Cuál es la sorpresa, dear?
-Ya verás -dijo sentándola en la silla de su escritorio, y encendiendo su computadora después de destaparle los ojos- Espero que te guste.
Pronto, la voz de Alex inundó la habitación, cantando; en la pantalla se veía al texano tocando la guitarra eléctrica, junto con unos amigos acompañándolo en una banda improvisada. La canción era simple, más la letra fue lo que impresionó a Bry, quien solo miraba el video boquiabierta, sus manos cubriendo delicadamente la pequeña “o” que sus labios formaban. En eso la canción dejó de sonar en cuanto terminó el primer coro, y Alex empezó a cantarle a capella, un rubor rojo intenso en sus mejillas y una sonrisa traviesa que había heredado de su padre.
-As I count down day by day, ‘Till I board another train.
Los últimos versos de la canción murió en un silencio sofocante, mientras que los dos enamorados se miraban ruborizados, Bry aún con una mirada de sorpresa y Alex se maldecía internamente mientras ponía su mejor sonrisa de “Hero”, esperando la opinión de la británica. Después de dos minutos de silencio, Bry lo toma de la mano y se la besa delicadamente.
-Thanks… adoré la canción -murmuró mirándolo a los ojos, aguamarina con chocolate, antes de besarlo.
-Hey Bry… -dijo Alex cuando se terminó el beso- Wanna marry me? -le preguntó rápidamente, como si no estuviera planeado.- Oh, wait- dijo besándole la mejilla a la chica, quien por segunda vez estaba muda, mirando a la nada, mientras Alex rebuscaba entre los cajones de su escritorio hasta que sacó una cajita de terciopelo color esmeralda que abrió revelando un simple anillo de oro con un diamante pequeño.
-Oh por Dios… -susurró Bry antes de saltar para abrazar a Alex, quien estaba a punto de hincarse.- Yes! Mil veces sí -le dijo antes de llenarlo de besos, dejando el anillo olvidado por segunda vez.
Autora: Yayitax
Personajes: Alex Sánchez Jones (Texas, EEUU), Bridgette "Bry" Kirkland (Stratford, UK)
Advertencias: Clichés, fluff.
Resumen: Alex y Bry volvieron a pelear, más eso no es nada para ambos, aunque Alex toma un paso de más.
Oír canción mientras leen :D!!
Hetalia: Hidekaz Himaruya
Alex: Yo~
Bry: Nyx
Canción: Alex Day
A Thousand Hours
Alex Sánchez-Jones suspiró mientras leía la letra de la canción que escribió y cerraba su cuaderno, agregando otra canción que ella nunca iba a escuchar. El texano se despeinó sus cabellos color castaño claro y se acomodó sus lentes en el puente de su nariz, suspirando y maldiciendo su tendencia a auto-flagelarse mentalmente. Miró por la ventana de su departamento en el corazón de Londres. Como tendía hacer esos días después de sus peleas triviales, se puso a recordar aquellos momentos que habían pasado juntos desde que se conocieron.
Ella era la hija del medio hermano de su mamá, Amelie Jones. Más de eso no se enteró hasta mucho después. Su cabello trigueño y sus ojos color aguamarina lo habían intrigado desde aquél día que la vio en la Universidad. Su actitud defensiva con él, las sonrisas que les dedicaba a todos y la forma en que intentaba ser recatada durante las clases, aunque por dentro se moría por hacer algo que se salía de las normas. El tejano volvió a suspirar, sus ojos chocolate destellaban con nostalgia; jamás creyó que se iba a enamorar de tal forma. Bridgette Kirkland lo tenía completamente embobado.
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La estación de trenes estaba llena de gente, como era costumbre, pero la cabellera rubia no aparecía por ningún lado, preocupando a Alex, ya que ella nunca llegaba tarde, y hacía cinco minutos desde que pasó la hora en la que habían quedado. Se acomodó la funda de su guitarra en el hombro mientras aprovechaba su altura de 1.71 y seguía buscando.
-¡Alex!- una voz femenina le gritó a sus espaldas, tomándolo por sorpresa, y el abrazo que recibió ni bien se volteó casi lo tumbaba al suelo.
-¡Bry! -Exclamó este abrazando a la chica, alzándola del piso y girando emocionado- Me alegro que hayas venido ¿Cómo has estado, amor?
-Discúlpame por pelear contigo- le dijo antes de besarlo, ignorando al resto de la gente que transitaba por toda la sala de espera, sumergidos cada uno en su mundo. Más la falta de oxigeno los hizo romper el beso. Alex depositó a la británica en el piso cuidadosamente, pero sin soltar el abrazo.
-It’s ok -murmuró Alex besándole la frente. -Aprovechemos que estás aquí y vamos a pasear, tengo algo preparado para ti -sonrió felizmente, mientras repasaba la lista de sus planes en su mente.
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-Alex, please -dijo Bry entre risas mientras que Alex le cubría la vista con sus manos. Estaban en el pequeño departamento de este último, ya que Bry vivía todavía con sus padres. -¿Cuál es la sorpresa, dear?
-Ya verás -dijo sentándola en la silla de su escritorio, y encendiendo su computadora después de destaparle los ojos- Espero que te guste.
Pronto, la voz de Alex inundó la habitación, cantando; en la pantalla se veía al texano tocando la guitarra eléctrica, junto con unos amigos acompañándolo en una banda improvisada. La canción era simple, más la letra fue lo que impresionó a Bry, quien solo miraba el video boquiabierta, sus manos cubriendo delicadamente la pequeña “o” que sus labios formaban. En eso la canción dejó de sonar en cuanto terminó el primer coro, y Alex empezó a cantarle a capella, un rubor rojo intenso en sus mejillas y una sonrisa traviesa que había heredado de su padre.
-As I count down day by day, ‘Till I board another train.
Los últimos versos de la canción murió en un silencio sofocante, mientras que los dos enamorados se miraban ruborizados, Bry aún con una mirada de sorpresa y Alex se maldecía internamente mientras ponía su mejor sonrisa de “Hero”, esperando la opinión de la británica. Después de dos minutos de silencio, Bry lo toma de la mano y se la besa delicadamente.
-Thanks… adoré la canción -murmuró mirándolo a los ojos, aguamarina con chocolate, antes de besarlo.
-Hey Bry… -dijo Alex cuando se terminó el beso- Wanna marry me? -le preguntó rápidamente, como si no estuviera planeado.- Oh, wait- dijo besándole la mejilla a la chica, quien por segunda vez estaba muda, mirando a la nada, mientras Alex rebuscaba entre los cajones de su escritorio hasta que sacó una cajita de terciopelo color esmeralda que abrió revelando un simple anillo de oro con un diamante pequeño.
-Oh por Dios… -susurró Bry antes de saltar para abrazar a Alex, quien estaba a punto de hincarse.- Yes! Mil veces sí -le dijo antes de llenarlo de besos, dejando el anillo olvidado por segunda vez.