Miedos de Hospital
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Kyungsoo se quedó parado en la puerta y maldiciéndose mentalmente, por dejar ir a la única persona que quería ver. Agitó su cabeza y limpio sus lágrimas, alentándose a sí mismo por el bien de Kai. Había llegado a la conclusión de que no quería rendirse antes su estado como interrobang. No podía y no lo haría. Así que se preparó y salió disparado hacía su corazón, su amor, su destino, y cada palabra cursi en el diccionario que se le venía en mente porque, Do Kyungsoo, estaba locamente enamorado de Kim Jongin.
Sus pies golpeaban implacablemente sobre el pavimento agrietado, moviéndose más rápido de lo que lo había hecho en su vida. Cada paso repitiendo el nombre de Jongin, instalándolo con su ritmo acelerado. Kai. Jongin. Jongin. Jongin. Kim Jongin. Llego al departamento de Kai y tocó la puerta. La cual se abrió de inmediato revelando un Sehun engreído.
“Te tomó el tiempo suficiente. Ahora entra, los dejaré solos.” El chico sonrío, empujando a Kyungsoo en el interior y cerrando la puerta mientras salía, para darles privacidad.
Kyungsoo corrió a toda velocidad a la habitación, para encontrar un Kai envuelto en las cobijas, con sólo su cabello café oscuro asomándose. Y al acercarse, trató de controlar su respiración (que pareció ser el ejercicio con mayor dificultad que había hecho en años).
“Creí haberte dicho que te fueras.” Kai se quejó, su voz áspera.
Kyungsoo frunció el ceño y saltó encima del bulto sobre la cama, presionando abajo las cobijas para que Kai no pudiera escapar.
“No.” Susurró.
“¿Qué carajos…?” Luchó para levantar las cobijas de su cara, pero Kyungsoo usó toda su fuerza para seguir empujando al menor, hacia abajo.
“No.” Dijo fuertemente. “Kim Jongin, no me iré.”
Dicho eso Jongin paró, pero Kyungsoo no soltó su agarre.
“No me iré, no importa lo que digas. Fue mi culpa buscar ayuda de Suho, lo sé y lo siento. No debí reaccionar así. No debí haberme ido cuando dijiste que me fuera. De verdad lo lamento, pero no puedo cambiarlo, porque Dios tiene misericordia, y tú, Jongin, pequeño pedazo de mierda, sabes perfectamente que no soy inteligente y tiendo a tomar malas decisiones así que ¿por qué habiendo tantas personas en la tierra, tuviste que fijarte en mí? ¿Por qué lo tenías que hacer así?…” Jongin se sentó, con Kyungsoo aún en su regazo, por lo que bajó las cobijas para encontrar al hombre llorando.
“Lo siento.” Jongin susurro. “Pero te advertí.”
“Mentira.”
“Lo hice.” El menor sonrío tristemente, retirando los puños con los que Kyungsoo frotaba su cara para que se detenga, por que se veían hinchados. “Cuando nos conocimos, te dije que era fan de toda clase de dramatismo existente. Pero no esperaba que las cosas llegaran a este punto, aunque a final de cuentas, todo es lo mismo.”
“Kim Jongin, Tú…” Kyungsoo respiró. “Para ser alguien muy inteligente, realmente eres un… estúpido.”
“Lo sé.” Jongin recostó su espalda sobre la cama, cubriendo sus ojos con el antebrazo. “Sólo no me gustaría que salgas lastimado. Quiero que me recuerdes como soy ahora, no como vaya a ser. Kyungsoo, puedes hacer mucho, obtener grandes cosas y ser quien quieras ser. No quiero retenerte para que te veas forzado a cuidar de mi, por el resto de tu vida.”
“¿Y qué si yo quiero?” Kyungsoo trepó a lado del más alto sentándose a su lado. “¿Qué pasa si te quiero? ¿Y quiero cuidar de ti? Jongin, no estoy seguro de que lo hayas notado pero, no puedes forzarme a hacer algo que no deseo hacer.”
“¿En serio?” Dijo un Jongin inexpresivo. “Fuiste a una cita conmigo, porque te forcé. Me instalé en tu apartamento, pedí conocer a tus padres. Todas esas cosas requirieron un poco insistencia de mi parte, al final.”
“Yo quería salir contigo. Quería que te mudaras conmigo. Quería que conocieras a mis padres. No por el hecho de que tuviera una que otra queja, significaba que no quisiera. Porque si realmente no hubiera querido hacer todo eso, simplemente hubiera puesto un límite entre los dos para finalmente sacarte de mi vida. Inicialmente, accedí a darte cierto permiso, no por tus persistencias, sino porque realmente yo quería.” Kyungsoo inhaló.
“Y ok, prepárate y cierra el pico porque estoy a punto de decir muchas cursilerías, pero a final de cuentas, verdaderas ¿está bien? Mira, Kim Jongin, honestamente no me importa si no eres inteligente. No me importa si tengo que cuidar de ti. No me importa si me botas a un lado para enojarme, ó si haces cosas estúpidas porque definitivamente, aun así me quedaré. Todo lo que importa es que estás a mi lado. Ya no importa si no logras confundirme con tus palabras difíciles o cortejarme con poesía, porque de todos modos, nunca entendí lo que decías. Te amo. Kim Jongin, Kai, amo cada pedazo de ti y si alguna vez intentas hacer algo para abandonarme y salir de mi vida, te mataré. Eres mío. No pienso darme por vencido en nuestro trato como interrobang. Si tengo que almacenar más inteligencia en mi diminuto cerebro, si tenemos que cambiar de lugar, diablos, pudiera importarme menos si los dos estuviéramos confundidos porque… porque nuestro amor es un interrobang, ¿okay? No nosotros. Si no, nuestro amor. Porque somos preguntas sin respuestas, exclamaciones sarcásticas, emociones e incredulidad… somos informales por lo que cada escritor nos observa, tiene el deseo de escribir sobre nosotros. Porque somos diferentes. Lo que compartimos no se puede comparar a una simple pregunta, ó a un punto de exclamación, un punto ó incluso tus estúpidos puntos suspensivos porque eso representa la duda y va perdiéndose y estamos seguros hasta el infierno, que no vamos a terminar ésta relación. Tu y yo somos y siempre seremos un interrobang.”
Jongin estaba en silencio por unos momentos, el asombro había tomado su formal expresión de dolor.
“¿Te das cuenta de lo que acabas de decir?”
“Acabo de ofrecerte mi monólogo dramático.”
“Fue un monólogo, en realidad.” Jongin sonrió y Kyungsoo se derritió ante la mirada que no sabía que había extrañado tanto, hasta ese momento.
“No.” Kyungsoo refutó. “Fue un monólogo dramático, porque no me importó si lo estuvieras escuchando o no. Estaba hablando conmigo mismo, diciéndome que no importa lo que pase, te amaré. Aunque eso lo tenga claro, necesitaba una representación verbal de los sucesos.”
Jongin rió fuertemente porque había sido corregido por Do Kyungsoo, esté es un momento histórico. Y después de que su sonrisa apaciguara, apoyó su cabeza contra la pared, dejando escapar un suspiro de satisfacción.
“Sólo que, acabas de entregarte a mí. Y ya no hay vuelta atrás, ¿entiendes eso? No te puedes darte por vencido conmigo. Incluso cuando el mundo me dé la espalda, o cuando me dé por vencido, no puedes irte jamás.” Kyungsoo sonrió y se sentó nuevamente sobre Jongin.
“Nunca se me ocurriría llegar a eso.” Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Jongin y lo atrajo para el beso, por el que tanto había estado muriendo.
El hospital guardaba memorias agridulces, y no era por el hecho de que ahí fue donde Kyungsoo y Kai empezaron su relación, la mayoría de las memorias serían simplemente amargas.
Y otra vez, allí yacía Kyungsoo, sentado afuera de la habitación de Kai, esperando a que lo dejaran pasar. Sehun estaba sentado de una manera extraña al borde del asiento, más nervioso y ansioso de lo que Kyungsoo pudo presenciar antes. De repente, se dio cuenta de que Sehun tenía miedo a los hospitales.
“Perdón por haber hecho que te quedaras. Olvidé que no te gustan los hospitales… si deseas, uh, puedes irte.”
“¡¿Puedo preguntar cómo es que sabes eso de mi?!” Sehun preguntó con una ligera sonrisa, cruzando sus brazos arriba de su cabeza y finalmente relajándose en el asiento.
“Fue Kai quien me lo dijo. Cuando tu y yo nos conocimos por primera vez he hiciste que lo fuera a visitar, me comentó que la razón por la cual, hiciste que me enfrentara a él, fue porque tu no soportabas estar dentro de un hospital.”
“Ese pequeño bastardo.” Sehun se rió entre dientes. “No pensé que él fuera a notarlo, pero sí, es correcto. No soy muy aficionado a los hospitales.”
Kyungsoo lo contemplo preguntándose porque, pero tragó sus palabras con miedo de que si profundizara el tema, quizá llegase demasiado lejos. Sentía que estaba en deuda con Sehun, de alguna manera, porque si no hubiera sido por su miedo, él y Kai no se hubieran conocido.
“¿Por qué?” Repentinamente habló Sehun y Kyungsoo gimió, porque sentía que otra vez estaba haciendo esa cosa rara de leer la mente. El más alto rodó los ojos y prosiguió a leer su mente.
“Supongo que sientes cómo es que estás en deuda conmigo, por haberte forzado a encontrarte con mi compañero de habitación y así, además de participar en vuestra jodida relación. No necesitas darme las gracias, sin embargo, sólo estaba utilizándote para mi beneficio. Te veías ingenuo, y a Kai le gustan los chicos ingenuos, pero no me gustan los hospitales. Me imaginé que Kai forzaría a estar en una relación y eso me salvaría de tener que llevarlo un buen par de meses al hospital, cuando inevitablemente resultase herido. Claro, no espere que ustedes estuvieran juntos por tanto tiempo, pero el detalle, es que todo sigue funcionando en mi favor.”
“Así que… ¿me estás usando?”
Sehun tosió.
“Lo haces ver como si nosotros fuéramos los de la relación, pero no, no te estoy usando. ¿Te gustaría saber un secreto?” Kyungsoo ni si quiera se molestó en asentir o hacer una señal de afirmación, porque igual, sabía que Sehun le diría de que se trababa. Y así lo hizo.
“Fui yo quien termino la relación de Kai con Suho. Probablemente Kai nunca te lo dijo, pero terminó su relación con Suho, aunque le doliera. Lo vi momentos antes de que lo hiciera. Suho empezó a ignorarlo cuando Kai le dijo la verdad, pero pobre bastardo, estaba tan asustado como para darse cuenta. Así que hice que rompieran.”
“¿C… cómo?” Kyungsoo tartamudeó.
“Lo amenacé, le dije que era un bastardo y que… que estaba lastimando mucho a Kai.” Sehun rió suavemente, sus ojos tomaron una expresión de furia.
Fue en ese instante que Kyungsoo se dio cuenta, de lo mucho que Kai significaba para Sehun, como una especie de figura materna. Por mucho de que el joven tratara de ocultar su cariño, verdaderamente le importaba Kai.
“Fui a su casa, y lo agarré a golpes para hacerle entrar en razón. Sabía que si Kai debía romper con Suho, en lugar de al revés, sería herirlo más. Él es así. Él no terminaría una relación, no importa que tan insignificante, al menos que yo me interponga y haga que la otra persona la termine primero. Fue por eso que fue una sorpresa verlo terminando contigo primero.”
Kyungsoo bajo la cabeza en vergüenza, mordiendo su labio.
“No he dicho esto para hacerte sentir mal. El punto es que, si hubiera pensado que fueras malo para Kai, hubiera hecho que rompieras con él. No importa cuán enamorado estés de Jongin, y no importa qué tan enamorado estuviera él de ti… si lo hubieras lastimado, no hubiera dudado en ir a tu casa y espantarte hasta que rompieras su corazón. Y aunque lo lastimaste, sabía que regresarías y lo harías mejor.” Sehun rió mientras aparecían lágrimas formándose en los ojos de Kyungsoo.
“Lo amas.” Kyungsoo susurró, sus pequeñas blancas manos limpiando las lágrimas.
“No de la misma manera que tú… pero si. Amo a Kai.”
“Yo también te amo.” Dijo la voz de Jongin.
Los dos hombres giraron para ver a Kai apoyado en el marco de la puerta detrás de ellos, con tu típica expresión burlona, a lo que Sehun tosió tratando de disimular.
“Como sea. Ahora me voy.”
“Gracias.” Jongin dijo de repente. “Por todo. Eres mi mejor amigo Sehun, no sé porque eres así, pero te agradezco por eso.”
“¿El todopoderoso Kim Jongin agradeciéndome? Que día para más glorioso.” Sehun suspiró conteniendo la respiración, pero su cara lo demostraba todo. “Nos vemos más tarde.”
Después de que Sehun se fuera y Kai estuviera dentro del coche de Kyungsoo, el pequeño hombres giró hacía él.
“¿Era consciente de que Sehun hizo todas esas cosas?”
“Por supuesto. Lo sabía… bueno, siempre fue todo un genio. Y no lo detuve porque él sentía que necesitaba cuidar de mí. Es por mi bien, y por su propia consciencia.” Jongin rió.
Kyungsoo asintió y persuadió a la pregunta que temía desde hace mucho.
“¿Cuáles fueron los resultados de los exámenes?”
“Bueno, mi cerebro funcional está volviendo a apagarse. Y hubieron algunas… cosas.”
“¿Qué tipo de cosas?” Kyungsoo susurró, con la voz poco triste.
“Las… repercusiones de la cirugía son que no volveré a hacer el mismo que era antes.”
“Pensé que eso era de esperarse.” Kyungsoo indicó.
“Me refiero, a que no volveré ni si quiera a ser el mismo que era antes de la cirugía. Hay cambios que involucran a más partes de mi cerebro, haciendo que se apaguen. No podemos estar seguros del resultado, hasta que… pase.”
“¿Estás seguro de que puedes…?”
“Estoy bien.” Jongin habló bruscamente a su preocupado novio. Sus habilidades motoras empezaban a deteriorarse y sus piernas, dejaron de funcionar paulatinamente. “Puedo ir a servirme un vaso con agua por mi cuenta.”
Kyungsoo rondaba alrededor del alto, esperando a atraparlo por si caía.
Kai suspiró, sus dedos temblaron agarrando el vaso de agua. Envió una mirada a Kyungsoo, silenciosamente diciéndole que le diera espacio. Kyungsoo, desde que vio a Kai caerse después de su cita, estaba alrededor suyo constantemente. Atendía a Kai en todo momento, así el joven lo requiera o no.
“Lo siento, es sólo que…”
“Yo puedo. Por el amor de Dios, Kyungsoo, esto era lo que me temía. Más de que me odiaras, tenía miedo de que me trataras como si no pudiera hacer las cosas. Sigo siendo humano. Todavía puedo hablar. Aún puedo caminar. No necesito que hagas cada cosa por mí. No me gusta, sentir ser menospreciado.”
Kyungsoo mordió su labio. La relación había comenzado a ser un poco más complicada, conforme pasaban los días, pero los dos hombres seguían manteniendo su promesa. No importaba que, Kyungsoo no pensaba renunciar a Kai.
“Tienes razón.” Kyungsoo asintió. “Lo siento. Sólo estaba preocupado de que te hicieras daño. No pensé en cómo te sentirías.”
“No, no debí hablarte de esa manera, no es tu culpa…” El rostro de Kai endureció y el vaso cayó de sus manos.
Todo parecía ir en cámara lenta. El rostro de Kai se retorció de dolor y su cuerpo empezó a colapsar. El cristal se hizo añicos, Kyungsoo entró en acción. Inmediatamente cogió a Jongin pero ya era demasiado tarde. Su corazón cayó a su estómago, tan pronto como Kai había caído al suelo. Kyungsoo se apresuró en levantar a Kai, pero había quedado inmóvil, los ojos muy abiertos llenos de terror, las manos temblando en sudor frío. Esta vez fue diferente. Jongin no se levantó inmediatamente y lo tomó de sorpresa, aún estaba en el suelo, con las extremidades extendidas en ángulos extraños, como si la gravedad lo estuviera obligando a bajar. Empezó a gemir y su cuerpo convulsionó, poniendo los ojos en blanco.
“¡Jongin!” Gritó Kyungsoo, alcanzándolo. Llamo a la ambulancia y balbuceó la dirección. Sus manos se movían sobre su novio con miedo de hacerle daño y justamente ahora, no se había sentido tan inútil en toda su vida. Lágrimas de frustración y susto corrían por sus mejillas porque, Jongin se encontraba grave y no podía hacer algo para ayudar, excepto verse como un idiota.
Jongin finalmente relajó su rígida postura y Kyungsoo tiró de su cabeza sudorosa sobre su regazo, mientras lo abrazaba contra su pecho.
“Lo siento, bebé. Lo siento mucho, mucho. Estoy aquí, ésta bien. Todo va a estar bien.” Estaba hablando más para sí mismo que para su novio. “Lo lamento, no sabes cuánto lo lamento.”
Kyungsoo esperó con Jongin en brazos, por lo que parecieron ser horas hasta que los paramédicos llegaron y levantaron al chico inconsciente de su agarre, llevándolo al hospital en ambulancia, mientras él logró sentarse en el asiento de atrás, las palmas de sus manos sudorosas agarraban las manos frías de Kai en un toque de pánico. Una vez más, Kyungsoo estaba sentado fuera de la habitación del hospital. Decidió, en ese momento, que el hospital sería siempre más amargo de todo lo agridulce.
Sehun se precipitó a llegar al hospital y examinó la habitación, hasta que encontró la figura encorvada de Kyungsoo.
“¿Qué paso?” Susurró, con la voz quebrada al tiempo que caminaba. La preocupación se envolvió alrededor de su corazón, como un tornillo perforando y todo el oxígeno fue robado violentamente de sus pulmones cuando vio el dolor de Kyungsoo impreso en su cara. Suplicó, en silencio, por favor Dios permite que Jongin esté bien. Los segundos que Kyungsoo se tomó para responder fueron demasiado largos y el miedo en sí, inyectaron de lleno en las venas de Sehun.
“No lo sé. Estábamos hablando y él… simplemente cayó. Pensé que era como la última vez, pero empezó… creo que fue un ataque… Sehun no pude hacer más que mirarlo y tenía miedo, no sé qué hacer…” El chico menor envolvió a Kyungsoo en sus brazos, sintiendo las lágrimas que empezaron a formar en sus ojos.
“Él estará bien. Lo prometo.” Pero esa fue una cosa, de la que Sehun no estaba muy seguro, por ello, sólo podía esperar.
Kyungsoo se retiró y trató de componerse a sí mismo, recordando otra vez que el más joven le tenía miedo a los hospitales. Las palabras estaban en la punta de su lengua cuando Sehun sacudió su cabeza.
“No me voy a ir.” Secretamente, Kyungsoo sintió alivio porque de alguna manera, sabía que si no tenía a Sehun a su lado, probablemente se volvería loco.
“Nunca llegué a decirte porque le tenía miedo a los hospitales.” La voz de Sehun era débil y cansada.
Y por primera vez, Kyungsoo fue el que supo lo siguiente que iba a decir Sehun.
En realidad, no le temían a los hospitales. Le temían a las connotaciones negativas que venían con la palabra hospital. Temían las emociones que venían con esto. Temían la incertidumbre. La preocupación. Temían el dolor, el dolor de cabeza, las memorias de sentarse en un pasillo poco iluminado, con la cabeza en las manos, sintiendo lágrimas deslizándose por las mejillas y el corazón en el estómago.
Temían lo peor.
Y eso, Kyungsoo lo entendió, completa y totalmente.
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