Capitulo 1 (1/2)
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(Número de palabras: 10,826)
♦♦♦♦Debido a que el capitulo es largo, lo dividí en dos partes, cuando lleguen a la parte final, verán el enlace de la parte 2♦♦♦♦
Cuando el reloj de Sehun inicia, está siendo follado a cuatro patas por un cliente en su cama chirriante. Un escalofrío recorre todo su cuerpo, con el corazón desplomado en su pecho y los ojos como dardos, echa un vistazo a los trece números marcados en su brazo izquierdo, tirando un gemido roto que escapaba de su garganta. Todavía seguía mirando el reloj con un temor silencioso, hasta que el cliente entra en él, deslizando su pene resbaladizo y dando a Sehun, un azote en su trasero de forma juguetona. El cliente (el cual Sehun no está interesado en recordar, porque en realidad, el joven tampoco le preguntó cómo se llamaba como para que gritara su nombre mientras lo follaba) luego acomodó su ropa en su cuerpo, mirando, alrededor del apartamento de un desnudo Sehun, con ojos curiosos. Sehun extendió la mano y su cliente parpadeó como si acabara de recordar que tenía que pagarle por el momento de haberlo tomado y joderlo, sonriendo y asintiendo con la cabeza en señal de aprobación, como si Sehun fuera el mejor polvo que ha tenido (porque probablemente lo era).
El reloj en su brazo parpadeaba hasta que los trece números marcaban 0001:00:00:06:34:01 (años, meses, días, horas, minutos, segundos) y se quedó mirándolo fijamente, con los ojos clavados en sus brazos, como si estuviera tratando de memorizar los números, dividiéndolos en su mente, así que, incluso si su cabeza amortiguaba la almohada y cerrara los ojos, él podría verlos detrás de sus párpados y el sueño agitado. Suspiró cuando la puerta se cerró de golpe, el cliente había caminado vacilante y Sehun no iba a mentir en decir que no estaba angustiado por si el cliente pudiera pedir otra ronda. Así que el golpe de la puerta, resultó un gran alivio.
Pero tan pronto como el alivio llega, se disipa, removiendo todo su ser. Porque de alguna manera, el miedo y la ansiedad atrapan su corazón mientras se mueve de un lado a otro sobre la cama, las sábanas impregnadas de suciedad, se aferraban al sudor de su cuerpo engominado, las tablas del suelo crujían bajo sus pasos cautelosos.
.Había un espejo justo al lado de la puerta de su dormitorio, ligeramente manchado con huellas dactilares y polvo, incluso así, aún podía ver sus facciones claramente si miraba más allá de la suciedad. Su cara estaba demacrada, sus pómulos sobresaliendo debajo de la piel pálida y estirada. Había una capa de sonrojo de cuando el hombre estaba golpeando dentro de él. Mordió sus labios, envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo desnudo, dejando escapar un suspiro en silencio mientras se daba cuenta de que ésta era la forma en la que se vería por el resto de su vida. Se dio cuenta que no envejecería más; las líneas de su cara nunca dejarían de ser las mismas, el joven capturado por siempre dentro de un marco único de tiempo, congelado como si estuviera bajo un hechizo, o un poderoso encanto eterno.
Pasó los dedos por su pelo, el color de cada hebra se veía como si hubieran sido robados del gris de las nubes, entre los tiempos de duro invierno. Se dice que él parecía a la realeza, rasgos afilados y mandíbula acentuada, la imagen de un príncipe de hielo con ojos altivos, casi inexpresivos. Los clientes lo adoran, pelean para ver quién está dispuesto a pagar la mayor parte del tiempo que pueden, por su compañía. Esta noche, el joven que lo folló, pagó seis horas el doble de lo que normalmente se debería pagar.
Sehun pasó sus dedos sobre sus mejillas, observando débilmente el temblor de sus manos. Dejó caer los brazos a cada lado, abriendo y cerrando los puños para detener el temblor de sus manos.
"Esto es ridículo", susurró. Le molestaba la situación. Le molestaba cuán absolutamente aterrorizado podía llegar a estar. Cumplir veinticinco por primera vez estaba lejos de ser una enormidad pero de alguna manera, por alguna razón; Sehun sentía algo que congeló el punto, dentro de su estómago. Saltarse la cena no era tan mala idea después de todo, porque Sehun habría vaciado el contenido de su estómago y habría sido un desperdicio de recursos.
El agotamiento no quiso alejarse de su cuerpo, escabulléndose en sus propios poros, como si estuviera tratando de tomar posesión de su ser. La sensación no era del todo extraña, sino casi familiar. Sin embargo, Sehun se sentía especialmente agotado esta noche. El inicio de su reloj tomó espacio en su mente y no deseaba más que sujetarse de nuevo a su cama, agarrar las sábanas bien pegadas a su silueta y ahogarse en un merecido descanso.
Sin embargo, tiene a alguien a quien debe visitar, Sehun acaba de recordar esto para a sí mismo.
Rápidamente, rebusca algo de ropa antes de recordar que necesitaba una ducha. Desesperadamente, dejó caer sus hombros agotados dirigiéndose al baño y encendió el agua, asegurándose de que la temperatura caliente esté graduada de forma correcta, antes de asear rápidamente su cuerpo para dejarlo pulido y limpio.
Se las arregló para ponerse ropa, un par de pantalones deportivos y una sudadera ligera color gris, que encontró en el suelo de su apartamento. Desbloqueó la puerta y rápidamente salió del lugar, pero no antes de echar una mirada al reloj marcando en su brazo. Corrió hacia la calle vacía, completamente desierta, veía las fachadas de las tiendas protegidas por un muro de barras de metal. Las lámparas de las calles iluminaban todo de un cálido color naranja, alumbrando el camino delante de él, mientras sus pies tocaban el cemento sólido. Luchaba contra una ola de dolor y cansancio que estaba cerca de engullir todo su ser. Pero su cuerpo no debía renunciar a él, no ahora, cuando alguien lo necesitaba tanto.
Sehun ya tenía el camino trazado cuidadosamente en su memoria, ha pasado por aquí más veces de las que podría contar en su corta vida. No muchos logran vivir más allá de sus primeros veinticinco y Sehun probablemente debía estar agradecido de haber sobrevivido durante tanto tiempo (aunque realmente no lo estaba).
Subió un conjunto de escaleras gastadas, la pintura blanca estaba toda desprendida del muro y giró su vista hacia una puerta blanca al igual que las escaleras. El aire frío penetraba la parte posterior de su cuello, lo gélido del ambiente le recordó que definitivamente estaba a mediados de octubre, pero Sehun siempre lo olvidaba, perdía el rastro de las estaciones, los años, el cambio de las mañanas y las noches, aunque incluso de esa manera, nunca llegó a perder la noción del tiempo cauterizado de forma permanente en su antebrazo.
Llamó a la puerta tres veces, mientras saltaba de un pie a otro, apurado porque necesitaba otros diez minutos para correr de vuelta a su casa y era un momento que no podía permitirse el lujo de perder. Todo era precipitado, el mundo en conjunto siempre circulaba en movimientos rápidos, todo el mundo corría, nadie tenía el tiempo suficiente para pasear tranquilamente a ritmo lento, no cuando tenías cuentas que pagar, bocas que alimentar y sin la seguridad de cuándo podrías vivir el día a día.
La puerta del apartamento se deslizó para abrirse y Sehun sonrió con cariño, cuando un lío de pelo negro salió a su vista.
"¿Sehun? ¿Qué estás haciendo aquí tan tarde en la noche?" Su voz era gruesa por el sueño, sus puños cerrados se frotaban sobre sus párpados y Sehun sintió una oleada de afecto dentro de él. "Espera," el hombre se detuvo, sus manos vinieron a descansar sobre los hombros de Sehun, sus ojos de repente se abrieron a la vez, parpadeando con preocupación sobre sus orbes negros. "¿Ha pasado algo? ¿Necesitas tiempo? porque puedo dártelo", miró su brazo izquierdo expuesto," Un día o dos, puedo hacer eso y no tienes que preocuparte por devolvérmelo-,"
"Detente, Zitao" Rió Sehun. "El tiempo no es problema para mí en este momento. Sólo vine aquí porque…" agarró el antebrazo derecho de Zitao firmemente, envolviendo sus brazos alrededor.
"No, Sehun, no lo hagas, para," Zitao protestó muy molesto, sacudiendo la cabeza, tratando de separar su mano de Sehun, pero sin éxito. Porque el agarre de Sehun era bastante fuerte, sus ojos brillaban con determinación y algo más, algo parecido a la bondad, quizá. Zitao ignoró el escozor en sus ojos y en vez de eso, estaba concentrándose en la respiración de adentro hacia afuera, mientras el reloj de Sehun disminuía, los números cambiaron, hasta que Sehun dejó caer su mano, los dígitos verdes estableciéndose y luego parando con los segundos pasando.
Arrastrando una sonrisa en sus labios, Sehun envolvió a Zitao en un abrazo asfixiante, enterrando su rostro en el cuello del otro, respirando el aroma familiar. Su garganta se sentía un poco atascada cuando Zitao estornudó.
"Este es mi agradecimiento. Por todo". Sehun soltó al otro, dejando que la sonrisa se arrastrara en él hacia mirarlo, hasta que sintiera que lo sucedido, pinte su rostro de alegría, mientras Zitao frotaba discretamente, sus lágrimas cayendo.
"Eres un idiota, ¡oh Dios mío!"
Sehun ignoró la grieta en la voz y los murmullos de Zitao, "Sí, lo sé."
Las luces en el pequeño apartamento parpadeaban sucesivamente. Sehun asintió en reconocimiento cuando vio a Joonmyun viniendo atrás de Zitao, traía el pelo oscuro en un completo desorden y Sehun intentó contener la risa porque Joonmyun siempre era tan impecable, preocupándose por el más simple detalle de las arrugas desde su camisa a causa del polvo invisible, hasta sus pantalones. Por lo que, presenciar el cambio no era más que un espectáculo de bienvenida, Joonmyun parecía más humano de lo que nunca fue en todo el tiempo que Sehun lo había conocido.
Joonmyun lo saludó adormilado, envolviendo sus brazos alrededor del pecho de Zitao gimiendo, advirtiendo que ya era demasiado tarde y que deberían volver a la cama. El rubor subiendo por las mejillas de Zitao era bastante adorable y Sehun lo atesoró entre los pliegues de su memoria, observando a la pareja, intercambiando un beso. Abrumado por una extraña sensación de nostalgia al recordar que era el tercer año que Zitao cumplía veinticinco. Han pasado dos años desde que conoció a Joonmyun y nueve años desde que él tomó a Sehun bajo su cuidado.
Una mano caliente tomó su mejilla. Sehun miró hacia arriba con sorpresa, para encontrar a Zitao mirándolo con una especie de ternura desbordante en sus ojos, casi derramándose entre lágrimas almacenadas precariamente, en las esquinas de su ojos felinos. "Realmente, Sehun, gracias."
Sehun asintió, su corazón se llenó de algo sin nombre que estaba amenazando con ahogarlo. Las palabras estaban más allá de su alcance en ese momento, por lo que se conformaba con ver a Joonmyun arrastrando a Zitao a su departamento, diciendo adiós, cuando la puerta se cerraba y se quedó parado en la noche, ahí, con el silencio envolviendo sus alrededores de un espeso manto silencioso, el único sonido era la suave caricia de la brisa que viajaba entre sus manos, escondiéndose bajo su sudadera, sintiendo el toque suave, que jugaba con sus mechones de pelo ceniciento.
Pese a perder un mes, Sehun sintió el calor empezando a instalarse en su pecho, extendiéndose hacia sus miembros y en cada rincón de su ser.
Zitao siempre fue buen amigo suyo, se habían conocido desde que a los padres de Sehun se les acabó el tiempo, desde entonces, siempre estuvo cuidando de él, se aseguraba que Sehun tenga para comer a diario, tenía buena cantidad de ropa que era suficiente para proteger su delgado cuerpo, por ello, Sehun estaba por siempre agradecido ya que, al igual que cualquier otra persona, Zitao podría haberlo ignorado, fingir no conocerlo y borrar la existencia de su vida, optando así, para valerse por sí mismo y reunir la mayor cantidad de tiempo que pudiera.
Todo porque en la zona, raramente se brindaba ayuda, si es que alguna vez la ofrecían.
Sin embargo, Zitao mantuvo a Sehun sujeto a él, en los momentos más oscuros de su vida, cuando pensaba que la ayuda era inalcanzable, cuando vivir para el día siguiente parecía imposible y hasta ahora fuera de su alcance. Sehun estaba dispuesto a vivir sus últimas horas devolviendo el pago a su amigo, si podía.
Su apartamento era tan frío como las calles, porque Sehun no era realmente capaz de pagar por la calefacción. Costaba mucho tiempo. Todo costaba mucho tiempo. Incluso a veces, cerrar los ojos y hundirse en la aparente infinita oscuridad costaba demasiado tiempo, pero dormir era algo a lo que Sehun no creía que podía renunciar, ya que proporcionaba tal comodidad. Aunque sólo fuera por un momento, le gustaba fingir que todo está bien, que no había necesidad de llevar a diferentes desconocidos a su casa, que no tenía que permitirles, dejar ser follado por ellos para vivir un poco más, sólo para obtener un par de horas añadidas a la duración de su vida. Puede fingir que no hay reloj marcando en su brazo, puede fingir que no tiene que empezar a preocuparse por el siguiente minuto, si es que alguna vez, llegase a vivir para el día siguiente.
Sehun desearía poder ir más despacio hasta detenerse, desearía poder quedarse en la cama un poco más, sentir los rayos del sol calentando su cuerpo, tomar el sol en el resplandor de una tarde tranquila. Ha deseado leer por más tiempo, tener un libro entre manos, pasar las páginas con cuidado y con entusiasmo, absorbiendo las palabras recreando mundos en su mente. Pero, ¿quién tiene tiempo para eso?
Solo los ricos y Sehun nunca ha sido feliz con el tiempo. Él no viene del tiempo, él viene del dolor y la angustia, de personas muertas en las calles con el siempre vibrante y brillante, verde electrónico convertido en negro tallado en su piel pálida, con trece dígitos marcando cero, opacos y oscuros, por los cuerpos sin vida desplomados bruscamente en el suelo. A veces, se detenía a pensar si estas personas muertas, tenía a alguien esperando por ellos en casa, si tenían una hija, un hijo, una esposa o un amante esperando ansiosamente su regreso. Duele, en cierto modo, meditar sobre falsas esperanzas y una vida poco prometedora, por lo que Sehun evitaba encontrarse con cadáveres y desear que el momento se detenga para siempre.
Después de quitar las sábanas sucias sustituyéndolas por otras nuevas, se metió en la cama y dejó caer su cabeza sobre la almohada. La cama no era muy suave pero tampoco del todo incómoda. La delgada manta, no favorecía gran cosa para evitar el horrible escalofrío empezando a reunirse bajo su piel, pero hizo caso omiso al frío, en favor de acurrucarse en la almohada y cerrar los ojos. Solo, en su cama, Sehun desearía poder tener a Zitao junto a él, susurrando junto a su oído promesas inútiles pero deseadas de un mañana mejor, de cosas como ‘estaremos bien, todo va a estar bien’. Su corazón anhelaba la comodidad de Zitao cuando estaba tan animado por lo que ofreció hace años, lejos de dolores en el cuerpo, sustituidos por manos firmes y un calor abrazador.
Las palabras tranquilizadoras eran lo que Zitao mejor sabía hacer. De alguna manera, hizo que Sehun quisiera despertar al día siguiente. Con el calor de Zitao aferrándose a su piel, sus ojos oscuros brillando con afecto y promesas, Sehun ansió la vida, quería aferrarse a ella hasta que se filtrara bajo su carne y la médula de sus huesos. Cuando Zitao entró en la vida sombría de Sehun, se las arregló para salpicar esperanza vibrante y casi cegadora, como si fuera una especie de voluntad por aferrarse a la vida. Sehun no pensó en cómo Zitao se las arregló para lograr eso con nada más con una sonrisa y un par de ojos brillantes.
En vez de eso, cerró sus ojos con fuerza, temblando mientras el frío persistía en meterse debajo de su manta.
Intentó recordar la presencia tranquilizadora de Zitao y el olor a cítrico que parecían emitir desde su ser.
El último pensamiento que a Sehun guardó, era cómo deseaba que fuera él, el que estuviera junto a Zitao, en la cama, en vez de Joonmyun.
Sehun estaba entrando en la tienda de café algo sucia cuando escuchó su nombre ser llamado.
El sol estaba alto en el tramo de azul apareciendo sobre sus cabezas, la gente se apresuraba a su alrededor, ya sea caminando apresuradamente o corriendo a su destino, todo se veía mezclado en un cuadro de movimiento rápido, como si se tratara de una película fijada en cámara acelerada, los marcos cayendo en una sucesión rápida hasta que tenía que parpadear varias veces para obtener la imagen enfocada.
Se dio la vuelta. Lu Han estaba resoplando, tratando de domar los mechones salvajes de su pelo color miel, su flequillo saliendo en varias direcciones y era bastante obvio que simplemente, había despertado de su sueño. "Gracias a Dios, pensé que no sería capaz de alcanzarte." Lu Han abrió la puerta de la cafetería y Sehun lo siguió en silencio, sus labios curvándose en una sonrisa cuando Joonmyun miró con desaprobación el estado de Lu Han hecho todo un desorden detrás del mostrador de la tienda de café.
"Buenos días, Joonmyun. ¿Puedo tener una taza mediana de café? El mismo que suele pedir Sehun, vamos a salir juntos".
El costo de una taza de café es de cinco minutos, que es, en la opinión honesta de Sehun, totalmente absurdo. Solía ser de dos minutos hace cinco años y de alguna manera, los precios estaban subiendo. Sehun pensó que iba a tener que reducir su ingesta de café. Era demasiado para una pérdida de tiempo. Se preocupó de su labio inferior entre sus dientes cuando Lu Han colocó su muñeca izquierda debajo de un lector que descontó 10 minutos de su reloj. Lu Han, como si sintiera su ligera perturbación, puso su mano en la parte baja del cuello de Sehun (un gesto que Lu Han usa frecuentemente para aliviarlo, es consciente de que Sehun se disgusta cuando otras personas pagan de su tiempo por él), y los guía a ambos fuera la cafetería que está vacía de mesas y asientos, porque nadie puede permitirse el tiempo suficiente para sentarse y disfrutar de la taza de café que acaba de comprar.
Mientras ellos caminaban en silencio, Lu Han sorbiendo lentamente su café, su mano libre se entrelazó con la de Sehun, apretándolo de forma ligera, sus dedos delgados masajearon los de Sehun, sintiendo las uñas y nudillos de su mano. Él no miraba a Sehun, simplemente miraba al frente y por eso, Sehun no pudo evitar dejar escapar una pequeña risa.
Los dos han sido amigos por un par de años, Sehun ha aprendido en el tiempo extra, que Lu Han es un hombre de gestos, de manos ofreciendo comodidad en lugar de de abrir su boca para usar palabras inseguras. Sehun era consciente de que Lu Han necesitaba algo, pero no era capaz de dejarlo salir, demasiado reacio a pedir favores a sus amigos, incluso familiares. Sus hombros estaban muy pesados por tener que cuidar a sus dos hermanos que aún tenían que cumplir veinticinco. Ellos eran niños deambulando por las calles, probando varios trabajos ocasionales con el fin de evitar el hambre.
En la zona número 12, si no mueres porque tu tiempo acabó, entonces mueres de hambre (o golpeado por pandillas, pero en realidad nadie las reconoce, son demasiado peligrosas).
Sehun resolvió que Lu Han necesitaba un pequeño empujón en la dirección correcta para que le diga porqué estaba preocupado.
"¿Qué piensas hacer hoy?" Tomó un sorbo de su café, su sabor era muy agradable. El azúcar y la leche equilibrada delicadamente con los fuertes granos de café, viajaba desde su garganta hasta establecerse dentro en su estómago, calentándolo con el sutil contenido.
Lu Han toma una respiración profunda. "Es el sexto aniversario mío y de Yixing."
"Oh, claro, ustedes se están volviendo viejos", bromeó Sehun. El sabía del aniversario. Después de todo, Zitao había estado hablando acerca de cómo Yixing no pudo contener su emoción, saltando de un trabajo a otro como un cachorro muy emocionado para reunir suficientes horas con las que podría reservar una habitación de hotel , un pequeño lujo que no serían capaces de llegar a ejecutar cualquier otro día .
Lu Han asintió, su flequillo cayendo en sus ojos.
"¿No deberías estar feliz? Me sorprende que no estés saltando y alardeando como siempre, de cómo Yixing tendrá la mejor noche de su vida."
"No es que lo presuma," Lu Han se burló, tomando otro sorbo de su café. "Simplemente me gusta declarar mi amor eterno por él."
Sehun rió, el sonido singularmente extraño saliendo de su boca, viajando con el frío, el sol calentaba la brisa. Las tiendas estaban llenas de movimiento, el humo alcanzando el cielo, saliendo en senderos oscuros de las fábricas a distancia. Niños corriendo en las calles, riendo y empujándose entre sí, sus ojos brillando con la inocencia que solo los niños, son capaces de poseer. El reloj en sus brazos marcando suavemente, pero ellos no le prestan atención, simplemente disfrutan la emoción de perseguirse unos a otros.
"Lo que sea que te hace dormir plácidamente por la noche," Sehun dejó escapar un grito cuando el brazo de Lu Han se asomó en el lugar cosquilloso justo por encima de la cadera. "Así que, dime, ¿Ha pasado algo para desalentar tu estado de ánimo?"
Lu Han suspiró, sacudiendo su cabeza y tirando su vaso de plástico en un contenedor de basura cercano. "Minseok y yo hicimos un acuerdo que cambiaríamos turnos hoy, pero el destino quiso que esté enfermo. La fiebre lo atrapó. Ya sabes, cambios estacionales y cosas por el estilo, así que no tengo quien pueda cubrir mi turno", rascó la parte posterior de su cabeza, resoplando con fastidio. "Y mi jefe no me dejaría salir porque es una noche de fin de semana y es muy probable que el bar esté lleno de gente."
Sehun simplemente asintió, tratando de ocultar su sonrisa porque pensó que eso habría ahorrado tiempo si Lu Han lo hubiera dicho de una u otra circunstancia. Piensa que el tiempo que Sehun pudo haber pasado atrayendo a un cliente o dos, se convirtió en un momento precioso porque Lu Han era su amigo y los amigos son lo más preciado. Sehun había aprendido cuán preciosos pueden ser los segundos marcados en su reloj, si los invierte en sus amigos.
"Tengo una idea. La cuota de ayer se cumplió e incluso me las arreglé para reunir más horas de las que suelo hacer, así que estoy bastante seguro de que si reduzco mis clientes hoy día, no me afectaría. Llenar tu lugar en el bar no es una tarea difícil, sobre todo porque como sabes, soy bastante atractivo. Y la gente se acumulará con sólo verme para echarme el ojo," Sehun jadeó cuando sintió los brazos de Lu Han rodeando su torso, tirando de él en un abrazo apretado mientras palabras de reconocimiento y agradecimiento salían de la boca de Lu Han .
Cuando Lu Han se alejó, tenía la más brillante sonrisa en el rostro, sus ojos se arrugaron en medias lunas, las manzanas de sus mejillas se sonrojaron. "Muchas gracias. Eres el mejor amigo del mundo", Lu Han miró su reloj y miró hacia atrás a Sehun. "Dios, yo no sabría qué hacer sin ti."
Sehun no hizo más que sacudir la cabeza. "Puedes besar mi culo más tarde. Ahora ve con Yixing. Sé que está esperando por ti."
"Está bien, prometo devolverte el tiempo", dijo Lu Han, mientras sus pies ya lo llevaban lejos. "Cuídate."
Sehun asintió, a pesar de que Lu Han no lo estaba viendo, su deslumbrante forma esbelta cruzando la calle, con una sonrisa incontrolable plantada en su cara. Mientras el calor vertiginoso expandía su pecho, Sehun pensaba que los quince minutos que perdió, realmente que no fueron perdidos en vano, estaba seguro de eso.
Como Lu Han mencionó, el bar era ruidoso. Había mucho parloteo sin sentido que revoloteaba en el aire lleno de humo, la risa ebria retumbando en el espacio confinado. La música clásica sonaba desde algún lugar entre las paredes y el techo parecía sucio, ahogado y apenas oído a través del alboroto del lugar con poca luz. Sehun se encontraba detrás del mostrador, recargando cerveza para cualquier persona que lo pidiera, ocasionalmente deslizando el bar con una toalla mojada cuando alguien botaba accidentalmente un vaso en su trago.
El lugar del bar es un refugio para las almas cansadas de los hombres que trabajan. Cuando la noche aparece sobre la zona, sus movimientos están encima y el alivio está pintado en sus rostros con falta de sueño. Abandonan la comodidad y la seguridad de sus hogares para dirigirse al bar, beber un vaso lleno de hielo, chapoteando cerveza, ahogándose en sus penas y desconfianzas, perdiendo quizás demasiado tiempo en líquido inútil. Sehun no los culpa, en realidad no. Nadie la tiene fácil por aquí, salvo las diferentes personas que negocian su miseria en sus propios caminos. Sehun solo tenía algunos clientes que rompían a llorar mientras estaban en su compañía, murmurando incoherentemente acerca de la eternidad, una vida terminando demasiado pronto y demasiado rápido.
A Sehun no le desagrada el bar, a él, simplemente no le gusta la forma en que la tristeza ondulaba todo y el cansancio parecía mover los arañazos en las paredes, aferrándose a las espaldas de los hombres y arrastrando el camino en sus cuerpos. Esto era evidente en los iris cristalizados, girando alrededor en las sombras, esperando para atacar. Vuelve a llenar el vaso para un hombre cuya nariz está enterrada en los cabellos de una mujer, susurrando en su oído soezmente, mientras el cuerpo de ella se relajaba voluntariamente contra su agarre.
Niñas y niños flotaban alrededor de los hombres, usando ropa reveladora y sonrisas seductoras, miradas oscuras que destilan la promesa de placeres. Sehun ha estado en el negocio, el tiempo suficiente para reconocer su desesperación a pesar de su comportamiento cuidadosamente construido. Lástima retumba en el estómago de Sehun pero lo ignora en favor de estudiar a los hombres sentados en el bar, cumpliendo cuando uno de ellos le hace un gesto para que vuelva a llenar su vaso.
Y distraídamente lo hace, vagamente nota al extraño está vestido con un traje, un traje negro y elegante, que parece un poco demasiado extravagante en el contexto de un sucio bar barato. La mano que el desconocido había envuelto alrededor su copa, era ligeramente bronceada y Sehun imaginó que si tuviera que poner su mano junto a la del extraño, los colores de sus pieles contrastarían bastante bien. Algo reflejaba en el brazo extendido del desconocido por las luces tenues y Sehun lo siguió con su vista, alzando las cejas con sorpresa porque el extraño estaba usando un reloj de aspecto bastante caro. Era oro inoxidable, la manecilla del reloj brillando con pequeños diamantes adornándolo. Definitivamente, no era cosa de todos los días, que Sehun alcanzara a ver algo así porque, este reloj no sólo debía tener meses de costo, sino años.
El desconocido, como si hubiera notado los ojos de Sehun trabados en su accesorio, se dio la vuelta en su taburete sin problema alguno y se cubrió el reloj de muñeca con la manga. Pero antes de que se diera la vuelta, no obstante, Sehun atrapó los ojos del extraño y sintió el aliento abandonarlo porque su mirada era tan oscura como su traje. Para el resto de la noche, Sehun se encontraba casi cautivado por el extraño enigmático sentado en el extremo de la barra. Su presencia era pasada por alto a pesar de su atuendo llamativo (no había código de vestimenta, pero los trajes son demasiado llamativos para los bares de mala muerte y para las personas que solo buscan consuelo en el alcohol), él era bastante, simplemente mirando a su alrededor con los ojos evaluando y Sehun se tomó tiempo para estudiar al hombre. La tensión cabalgaba sobre sus hombros, pero al igual que el resto de personas, había un cierto tipo de cansancio que parecía cargar en él. La forma en que tamborileaba sus dedos ansiosamente contra el cristal de su bebida, sus ojos viajaban de ida y vuelta a través del bar en un desinterés fingido, estremeciéndose ligeramente cada vez que un hombre estallaba en risas impetuosas sacando a Sehun la conclusión de que el hombre, no pertenecía a este lugar, a la zona 12.
Darse cuenta de eso no le sorprendió realmente, porque el desconocido emitía cierta tranquilidad sobre él. Tomaba un sorbo de su bebida cada cinco minutos más o menos, mientras que el resto de los hombres devoraban sus tragos en menos de cinco segundos, chasqueando sus copas en el mostrador de madera y exigiendo por más mientras el extraño simplemente hacía sus gestos con calma, sin alterarse cuando Sehun no iba hacia él inmediatamente.
La elegancia se envolvía alrededor del extraño, enterrándose en cada grieta y rincón de su ser. Sus movimientos eran pausados, la lentitud de sus acciones eran fascinantes y era como si el extraño fuera una pintura de colores pastel y suaves trazos de un pincel deliberado, suspendido en el tiempo, enmarcado por un aire de realeza y finura aguda. Sehun desearía poder lograr esa belleza porque apreciaba las lentas caladas de respiraciones moderadas, exhalar la tranquilidad y los besos calmados intercambiados en la oscuridad. Cuando sus clientes le besaban, lo hacían brutalmente, tomando dentro, su labio inferior y chupando con fervor como si pudieran quedarse sin aliento al segundo siguiente. Ellos podían, Sehun razonó, pero él anhelaba un encuentro aletargado de los labios lleno de besos tan lentos, para que los pudiera aspirar correctamente con el aire fuera de sus pulmones.
Inconscientemente, comenzó a preguntarse cómo serían los besos del desconocido. Claramente no besaría a Sehun inmediatamente, no, él sostendría la barbilla de Sehun entre el pulgar y el índice, admirando la piel suave con arrastres lentos de los dedos contra la piel pálida. Probablemente, empezaría salpicando besos en su cara, colocando cada beso con una cuidadosa presión de labios carnosos. Tal vez colocaría besos en sus párpados cerrados, sus labios trazando las mejillas sonrojadas. ¿Y si enterrase la cara en la parte baja de su cuello teniendo el lóbulo de su oreja entre los dientes y mordiendo fuertemente, provocando un jadeo de sorpresa en sus delgados labios? Entonces chuparía la pulpa lentamente, abusando de ella hasta transformar a Sehun, en un lío de gemidos, de necesidad y quejas. Se apiadaría de él finalmente, y finalmente, presionaría sus labios carnosos y gruesos sobre los delgados y rosados. Sería un simple beso, pero lo suficiente como para prender fuego en sus entrañas, mientras el extraño colocaría beso tras beso en sus labios, a medida que cada uno de ellos se conviertan poco a poco en picaduras y chupadas, el desconocido deslizaría su lengua dentro de la suave boca, vendiendo su tiempo para memorizar las esquinas y curvas de los dientes de Sehun, ahuecando su cara entre sus manos curtidas y Sehun se derretiría contra él, maullando y besando su espalda, deliberadamente.
Sehun volvió a la realidad gracias a un grito para que volviera a llenar el vaso, y eso lo sobresaltó, se dio cuenta de que estaba sintiéndose un poco asfixiado. Tal vez pueda pedir al jefe de Lu Han algo de tiempo para tomar aire fresco. El lugar del bar era bastante sofocante después de todo.
Una hora más tarde, el jefe de Lu Han palmeó su hombro y le dijo que pusiera en orden el bar y cerrara el lugar. El lugar estaba casi vacío, salvo por un par de hombres borrachos, sus rostros plantados en las mesas de madera, babeaban y susurraban entre dientes escapando de sus labios entreabiertos. Sehun pasó otra media hora limpiando el bar, reordenando las mesas y las sillas, de vez en cuando bostezando cansado. Sus músculos sintieron más dolor, mientras cerraba la puerta del bar, asegurándola cuando el jefe le dio instrucciones para hacerlo. Una cama un poco incómoda y sábanas secas le hicieron desear tener la habilidad de tele-transportarse directo a su apartamento, pero el destino quiso que, su única habilidad fuera producir comentarios, a pesar de sus delgados brazos de palo.
Era pasada la medianoche, las calles que siempre eran escasamente pobladas, ahora estaban completamente desiertas. Los postes de luz parpadeaban desalentadoramente; su débil tono naranja iluminaba apenas, un desprendimiento de luz suficiente para revelar el camino. En el barrio, la noche era oscura y aparentemente sin fin por todas las luces que estaban normalmente desactivadas por el comienzo del toque de queda, impidiendo que alguien camine por las calles. Era eficaz cuando la gente por lo general, prefería evitar la oscuridad y dejarse mimar en la seguridad de sus hogares.
Sehun enterró sus manos aún más en su chaqueta, haciendo una mueca cuando sintió escalofríos estallando a través de sus brazos. Consideró cruzar la distancia a su apartamento corriendo y la idea no sonó tan poco atractiva a pesar de sus miembros exhaustos. Parado durante cinco horas sin mucho descanso no era usual para su cuerpo, pero calculó que podía usar un poco de calor para calentarse ahora mismo. Echó una mirada a los dígitos verdes en su antebrazo, decidiendo que realmente, no quería perder los diez minutos desde que tenía una renta que pagar al día siguiente. Por ello, se embaló en una carrera, los pies golpeando la grava, cada exhalación que salía de entre sus labios era una bocanada de nubes blancas y delgadas que se arremolinaban y desaparecían, esfumándose en la oscuridad de la noche.
Un segundo ya estaba corriendo por la calle, y al siguiente se encontró a sí mismo tropezando con algo sólido, un objeto tal vez, un objeto blando, largo y delgado. Sehun gritó casi como si se cayera de bruces en el cemento, manos extendiéndose inmediatamente para disminuir el impacto en el suelo , pero su pecho terminó tomando gran parte de la caída y sintió, como si el aire fuera arrancado desde sus pulmones mientras gritaba un 'uf '. Se apresuró a alejarse, haciendo una mueca de dolor, porque había una mancha de sangre en el concreto y probablemente le pertenecía. Ignoró el escozor en sus palmas a favor de la inspección, por la desafortunada causa de su caída.
El hombre que encontró en el bar, el que llevaba el traje, el que estaba apoyándose contra la pared de ladrillo del bar, con las piernas extendidas y las manos situadas vagamente a su lado. Estaba mirando con curiosidad la forma agazapada de Sehun, una pequeña sonrisa revoloteando en su rostro cansado. De cerca, Sehun casi pudo coger su fragancia, colonia fuerte y remolinos de sudor juntos. Sehun arrugó la nariz.
"Lo siento, ¿estás bien ahí?"
Sehun estuvo un poco sorprendido. La voz del extraño era inesperadamente ronca, sus cantos suaves y bajos. Sehun resistió el impulso de temblar y decidió que se encontraba sin comprender al extranjero, mirando al otro en lugar de asegurarse que él mismo no se haya roto un hueso, pensó.
"S- Sí, estoy bien. Pude haberme raspado las palmas un poco, sin embargo." Silbó cuando quitó sus manos de la tierra, sintiendo las heridas y exhalando un suspiro de alivio, ya que eran más bien parecían ser superficiales.
Espió un movimiento del extraño mientras que el otro se movía para venir más cerca hacia Sehun, tomando sus manos entre las suyas y mirándolas, surgieron emociones que Sehun no podía observar, destellando en sus ojos profundos y oscuros.
"Joder, lo siento. Se ven terribles".
Sehun negó con la cabeza, tirando de sus manos. Tan pronto como regresase a su apartamento, tendría que encontrar un desinfectante y vendarlas rápidamente. Lesiones como estas, posiblemente podían alejar a algunos de los clientes que no podía permitirse el lujo de perder. Se supone que debía mantener una imagen de perfección, obtener la piel intacta y lisa como un manto, tela limpia que nunca ha sido pintada o algo por el estilo. Las cicatrices y heridas no contribuían precisamente a la idea de limpio y original.
"No, escucha, en parte, esto es mi culpa por permanecer allí. Yo, básicamente, te estropeé. Ya sea un accidente o no, tu lesión es mi responsabilidad. Además, me siento mal ya que arruiné unas manos tan hermosas." Sehun tenía la mitad de su mente en sonrojarse ante el hombre que comenzó a levantar la manga de su mano derecha, asegurando un agarre en el antebrazo de Sehun y retorciendo sus brazos cerrados a la derecha. En ese momento, los ojos de Sehun cayeron en los dígitos verdes tatuados en el antebrazo del desconocido aún estando en shock, los números mirándolo hicieron que su sangre se volviera fría. Esta realidad no debería ser percibida como un momento de espasmo pero estaba ahí.
El desconocido era de la zona 1. Tenía dos siglos llenando su reloj. Era casi tan eterno como los humanos podían serlo.
Sehun arrebató su brazo del agarre del desconocido, mirando su reloj y encogiéndose cuando tuvo un año más. Tener demasiado tiempo nunca es una buena idea. No en la zona donde hay mafiosos que buscan a alguien con tiempo de sobra, para darles una paliza y quitarles los meses, días, horas y minutos. Si el hombre estaba planeando prolongar su estancia aquí más tiempo, lo más probable es que ellos lo encontrarían. Una vez, Lu Han había dicho a Sehun con susurros cuidadosos, que las personas a menudo tienen ojos y oídos deambulando por la ciudad, espías y murmuradores en busca de cualquier persona que obtuviera preciosos años en sus brazos y Sehun estaba dispuesto a apostar su vida entera a que el hombre de la zona 1, no tenía idea acerca de todo ese calvario.
La decisión pesaba sobre él. Sehun podía agradecer muy fácilmente al desconocido y deshacerse de él en los límites seguros de su apartamento, pero la sola idea enviaba una inquietante sensación abajo, en la boca de su estómago. Sehun podía ser un mocoso para Joonmyun y podía ser a veces irónico y un gilipollas sarcástico, pero de ninguna manera era un bastardo sin corazón. Va ocultar la parte que realmente desea al hombre frente a él (porque es increíblemente atractivo, Sehun no lo deja de notar) y enjaulará esos pensamientos en un rincón. Esto hará que todo sea más fácil y menos complicado por una milla y Sehun no era fanático de la complejidad y el zumbido incontrolado de la lujuria.
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Continua capitulo 1 (2/2)♦♦♦