Confusión (capítulo 4)
Elevo la cara y miro la pantalla de la televisión. Me han vuelto a matar y he agotado mi última vida, ni si quiera me había dado cuenta de que era la última. No dejo de darle vueltas a lo mismo, ¿a qué se refería Satoshi con que no podemos? ¿Por qué no podemos? Bueno, me hago una idea de por qué, somos dos hombres y no estaría bien visto si se descubriese. A la agencia no le haría la menor gracia y tal vez afectaría a las fans.
Mañana me voy a Kyoto, estaré grabando allí un par de días así que tendré que esperar a resolver mis problemas con Satoshi. Supongo que antes de aclarar las cosas con él, debería aclarar las cosas conmigo mismo. ¿Qué siento hacia él? ¿Es solo atracción física o hay algo más? Suspiro. Estoy cansado de pensar. Estoy cansado de estar confundido. Suspiro de nuevo y apago la consola. Me voy a dormir.
Llegué a Kyoto ayer por la mañana y hemos pasado los dos días rodando. Al menos me ha permitido despejarme un poco y no pensar más en Satoshi. Aunque ahora, solo, en la habitación del hotel, ha vuelto a mi mente y no paro de darle vueltas sin ningún resultado. Tal vez Satoshi tenga razón. Tal vez debo olvidarme de esto y dejarlo pasar, no puede ser ¿no? Sea lo que queramos que sea, es imposible así que simplemente debería intentar ignorar esa atracción hacia Satoshi. No complicar las cosas entre nosotros. Es lo mejor… ¿verdad?
Me levanto de la cama en ese mismo instante y cojo mi cartera y el teléfono saliendo del hotel. Me dirijo a cualquier pub de la zona, el que sea, no me importa. Solo quiero beber hasta olvidar.
Estoy muy borracho, ni si quiera sé cómo he llegado hasta aquí, ni como se llama ella. Pero aquí estamos, en lo que creo que es su casa, devorándonos a besos, desnudos en su cama. Recorro su cuerpo con mis manos y la oigo gemir pero no es en darle placer a ella en lo que pienso, sino en vaciar mi mente y olvidarme de todo
Hacemos el amor desesperada y salvajemente, besándonos, mordiéndonos y de repente en no sé qué momento no es la cara de la chica la que estoy viendo, es Satoshi. Le veo a él, lamiéndose los labios. Y le oigo, oigo como gime mi nombre y no puedo evitar gemir yo el suyo. “Satoshi” se escapa de mi boca, pero creo que ella no lo ha oído. Intento volver a ella pero no puedo, no dejo de verle a él, de sentir que es él quien me besa y quien me toca. Dios, me debo estar volviendo loco, pero me gusta. Me gusta que sea él. Quiero que sea él.
El placer me recorre y no puedo más. Grito su nombre de nuevo, viniéndome. Me levanto de la cama quitándome el preservativo, tirándolo a la papelera.
-¿Satoshi?-Pregunta ella jadeante pero yo no respondo.
Busco el baño en la oscuridad y abro el grifo mojando mi cara. Mierda. ¿Es que no puedo dejar de pensar en él ni si quiera haciendo el amor con otra persona? Respiro profundamente y me seco la cara. Vuelvo a la habitación y busco mi ropa vistiéndome.
-¿Ya te vas?
No respondo de nuevo. No quiero hablar con ella, solo quiero volver al hotel. Salgo de la habitación buscando la entrada y huyo de la casa a todo lo que dan mis piernas llamando a un taxi para que me lleve de vuelta a mi hotel. Una vez allí me siento en la cama intentando poner orden en mi cabeza.
No hay otra opción lógica. No a que vea a Satoshi allá donde voy, ¡a que lo vea mientras estoy haciendo el amor! Esto no es solo atracción física. Me… ¿he enamorado de Satoshi? No, no, ¡no! Mierda, mierda, ¡mierda! ¡Yo había decidido olvidar todo esto! Había decidido que no iba a pensar más en él y que no complicaría las cosas. No puede ser, no es eso ¿verdad? No estoy enamorado de él… Me muerdo el labio y suspiro. ¿A quién quiero engañar? Es él quien ronda mi mente noche y día, es él quien me hace temblar con solo un roce, es él a quien deseo… Pero, él mismo lo dijo, lo nuestro no puede ser. Aunque eso quiere decir que Satoshi también siente algo ¿no? Suspiro de nuevo y me dejo caer en la cama, pasándome el brazo por los ojos. Estoy harto de pensar en si estará bien o si estará mal. No me importa si puede o no puede ser, quiero saber qué siente él y quiero decirle qué siento yo. Lo he decidido. No voy a retrasarlo más, tengo que aclarar esto de una vez por todas. Me muero por Satoshi y no puedo aguantar esto por más tiempo. Puede que la respuesta sea un no y me hunda en la miseria, pero no quiero quedarme con la incógnita. Al menos así no me pasaré los días pensando en si estoy perdiendo una oportunidad. Mañana cuando vuelva a Tokio iré a su casa y ahí no podrá huir. Pase lo que pase, me rechace o no, al menos habremos aclarado las cosas.
Volvemos a casa al día siguiente. Estoy reventado. He tenido que despertarme muy temprano, tengo resaca y llevo todo el día dándole vueltas a lo mismo: ¿cómo voy a aclarar las cosas con Satoshi? No tengo ni idea de qué voy a decirle. Me recuesto en el asiento del tren y suspiro. Me quiero morir. Tengo el estómago revuelto y la cabeza me va a estallar. Bueno, lo primero es llegar a casa y descansar un poco.
Dos horas después llego a mi casa y me dejo caer en mi cama suspirando. Creo que cerraré los ojos y dormiré hasta que no pueda más. Después pensaré en qué le diré a Satoshi para aclarar las cosas e iré decidido a su casa. Sonrío feliz abrazándome a mi almohada.
Ah, iluso de mí. Suspiro y me levanto de la cama en dirección a la puerta cuando oigo el timbre sonar por tercera vez. Voy a matar a quien sea.
Abro la puerta y mis ojos se abren desmesuradamente ¿por qué está él aquí? Vuelvo a estar horriblemente confundido.
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