Hoy es de esos días en los que me duele el pecho solo de recordar, de pensar, de imaginar.
Y por mucho que recuerdo, pienso o imagino no logro encontrarle un por qué a todo esto.
Me debato entre la prudencia excesiva, el miedo patológico y la impulsividad irrefrenable. Y pase lo que pase, por exceso o por defecto, sé que acabará estallando todo esto
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