Anochece...
y mi caballero de armadura oxidada no está aquí para rescatarme de mi torreón lleno de puertas y ventanas sin candado.
Lloré, o casi, de rabia. Porque le necesité.
Y silenciosamente le eché en cara que él no me necesitara.
Siempre hay un mañana para mí, pero yo quiero sus "hoy". Los quiero todos, para ser sólo yo la que los tenga.
Puro
(
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