A veces no se donde buscar la pregunta de mis respuestas. ¿Estarán debajo del brazo? Lo dudo, allí nunca las encuentro. Rebusqué en los cajones y hasta encontré en mis dedos mermelada pero nada más. Miré en los ojos que me miraban. Los había de sabor a piedra fresca y con olor a malvas. Volví antes de tomar la puerta a las ilusiones fantaseadas
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