It's a Nice Day To Start Again (Traducción).

Apr 26, 2012 11:25

Título: (It's a Nice Day To Start Again) Es un lindo día para empezar de nuevo.
Autor: jokerindisguise/chemicaldreamsx
Banda(s): My Chemical Romance
Pareja(s): Frank/Gerard, Mikey/Ray
Número de palabras: 13,404
Rating/Advertencias: R/None
Link al fic en inglés: http://jokerindisguise.livejournal.com/177591.html#cutid1

Traduje esto lo mejor que pude :) Hay veces que uno no puede traducir exactamente del inglés al español o viceversa, la cuestión es que mi inglés no es el mejor de todos pero por eso mismo hice mi esfuerzo, así que cualquier error que quieran corregir, sean libres de hacérmelo saber. Por otra parte, los "fucking" podrían ser traducidos como "jodidamente", o alguna mierda así, pero para mi suena horrible y es por eso que intenté ponerlo lo menos posible. Lo siento. Otra cosa, si ven algo en inglés en cursiva es porque prefería dejarlo así. El español suele cagar todo. Me falta el capítulo dos, pero en esta semana (no, la otra mejor dicho) lo voy a tener listo.
Me encanta ese fic :3 Es tan tierno, digamos un Geek!Gerard & un Famous!Frank


Gerard estaba tan enojado con su hermano en aquel momento.
-¿Qué mierda quieres decir con que no sabes con quién caminaré hacia el altar? ¿No debía ser la hermana de Ray o algo así?
Mikey rodó los ojos y le movió, de manera molesta, su mano a Gerard.
-Sí, se esguinzó el tobillo e insiste en no querer caminar hacia el altar usando una silla de ruedas. Aparentemente no quiere pasar vergüenza en la boda de su hermano.
-Bieeeen, carajo. ¿Con quién mierda se supone que voy a caminar entonces? -Gerard sacudió su cabeza pero luego tuvo una idea que lo hizo sonreír en satisfacción y hasta se podría decir esperanza-. A menos que camine solo…
Miket rió y empujó juguetonamente los hombros de Gerard.
-No te ilusiones, hermano.

Gerard suspiró y le dio un vistazo al suelo, donde se encontraban sus pies. Él conocía a la hermana de Ray. Era genial y había estado esperando caminar hacia el altar con ella. Pero ahora, tenía que caminar con un extraño. No era como había planeado la boda. No obstante, estaría para su hermano y su mejor amigo; el tema era que los extraños lo ponían nervioso.
Mikey palmeó su hombro.

-Vas a estar bien. Solo son un par de minutos como mucho y luego vas a estar allí, observando cómo me caso con Ray. Es simple.

Gerard intentó no reír. Iba a continuar con su actuación de estoicismo. Carajo.

-Ese no es el punto, Mikey. Y tú lo sabes -Lo podría haber golpeado si no fuera porque era el día de su boda.
Estúpidos hermanos menores que contraen matrimonio con personas igual de geniales que su cabello.

Él no estaba celoso. Era genial que Mikey pudiera encontrar a alguien que significara algo en su vida. Gerard tendría que conformarse con sentarse de manera patética y enamorarse de gente a la distancia por el resto de su existencia. Si. Él podía lidiar con eso.

-Cierra la boca, Gee. Tenemos al rededor de veinte minutos antes de que tengamos que estar realmente listos. No del tipo de “listo” donde decimos que lo estamos pero ni siquiera tenemos los zapatos puestos. Digo, el show va a empezar si no nos apuramos.

Gerard frunció el ceño pero continuo quejándose a causa de su frustración. Lo contó como una victoria.

-Bien, pero mejor que Ray encuentre alguien increíble para caminar junto a mi hacia el altar. No quiero un primo lejano que tiene como hobbie secreto rascarse la nariz. Esa mierda no es graciosa.
Mikey lo ignoró, optando por fijarse que su corbata estuviese bien. Gerard resopló y lo dejó antes de mofarse de su hermano menor. Su pequeño hermano menor quien iba a contraer matrimonio con un chico que Gerard conocía desde la secundaría. Desde el primer día. Mierda, eso había sido hacía diez años atrás. No podía creer que su hermano tuviera tan solo treinta y tres y ya supiera con quien quería pasar el resto de su vida. Gerard, sin embargo, tenía veinte y cinco y solo había estado en escasas citas desde que era un adolescente. A veces la vida era realmente injusta. Vio a Ray al lado de la puerta del santuario. En menos de quince minutos él estaría caminando a través de esas puertas. Ray le sonrió nervioso.

-Ey, ¿cómo está Mikey?
-Está siendo una mierda bastante molesta… Así que está bien. ¿Cómo estás?

Ray se encogió de hombros.

-Muy nervioso.
Gerard le sonrió alentadoramente.
-Vas a estar bien. Ustedes están enamorados y si alguien no está de acuerdo, voy a golpearlo en la cara.

Ray sonrió.

-Gracias, Gee. Ah, perdón por lo de mi hermana. Sé que se llevaban bien y todo, pero fue de último minuto y te juro que te va a gustar su substituto.
-¿Quién será?

Ray abrió su boca para responder, pero luego alguien asomó su cabeza desde la puerta y Gerard estaba seguro que se trataba de alguno de los primeros de Ray.

-Ray, ya casi es tiempo.

El chico asintió con la cabeza y luego miró a Gerard.

-No te preocupes.

Y luego estaba deslizándose a través de la puerta del santuario, dejando a Gerard de pie, sintiéndose como un idiota. Bien. Mierda.
Se dio la vuelta y miró a Mikey parado a su lado. Pegó un salto e intentó no gritar debido a la sorpresa.

-Mierda, Mikey. Necesitas una estúpida campana o algo. No te acerques tan sigilosamente a la gente.

Mikey sonrió.

-Lo siento. No es ridículo que esté tomando el papel de la novia, ¿verdad? Es decir, ¿crees que Ray y yo deberíamos haber caminado al mismo tiempo?

Gerard negó con la cabeza.

-No, estás haciéndolo bien.

Era un poco gracioso, pero no quería estresar a su hermano menor.
Mikey dejó salir un profundo suspiro y luego pasó una de sus manos por su frente, para así quitarse de encima algunas gotas de sudor.

-Bien. Estoy tan jodidamente nervioso.

Gerard le sonrió y acercó a Mikey para darle un abrazo.

-No te preocupes, estarás bien.

El menor asintió con la cabeza. Las puertas del santuario de abrieron y una mujer salió del pasillo con ellos.

-Es hora del show.

Mikey gimió.

-Mierda. Necesito calmarme.

Gerard iba a consolar a su hermano pero luego la mujer se encontraba empujándolo en una especie de línea con otra gente frente a él. Por lo menos estaba delante de Mikey. Le devolvió la sonrisa a su padre y luego casi entró en pánico al darse cuenta que nadie se encontraba a su lado. Sabía que el hermano de Ray era el mejor hombre así que eso significaba que quien quiera que debiera estar a su lado tendría estar allí. Mierda. ¿Qué pasaba si no se había podido presentar y nadie lo sabía? Miró al techo e hizo una plegaria. Calculó que debería funcionar si se encontraba en la iglesia. En efecto, esa mierda debía funcionar, ¿verdad?

Miró a Mikey y negó con la cabeza. ¿Qué mierda se suponía que debía hacer? Había pensando que caminar solo hacia el altar no sería tan horrible, pero no quería parecer un perdedor. Bueno… él era uno. Trabajaba en una tienda de comics para poder vivir. No había manera en la cual él no fuera un perdedor pero sería genial engañar a gente que no conocía y hacerles creer que él era genial porque tenía alguien con quien caminar tomados del brazo.
Enfrascado en sus pensamientos, no se dio cuenta que alguien estaba dando saltos y moviéndose hacia su lado. Eso hasta que esa persona chocó los hombres con él y fue capaz de volver a la realidad. Miró a la persona y luego tuvo que volver a mirarlo. Carajo. No estaba preparado para esto.

Cuando él había dicho que había estado patéticamente enamorado por años, había querido decir una sola persona. Y ahora, esa persona estaba a su lado. Raramente lo veía y aún así podía reconocer a Frank Iero en cualquier lado. Mierda, él no sabía que se había tomado un descanso del tour.
Frank le sonrió una vez que tuvo su atención.

-Hola. Creo que caminaré contigo.

Gerard intentó tomar un profundo respiro, pero falló. En su lugar, terminó ahogándose y moviendo sus manos por el aire. Esto no era bueno. Frank era famoso. Frank era atractivo. Frank nunca podría estar interesado en Gerard Way, comic book geek.
Frank ya no se encontraba prestándole atención. Ahora se encontraba tarareando una canción que le sonaba familiar y moviéndose en su lugar. Gerard miró a Mikey pero luego fue su turno de caminar hacia el altar. Frank lo tomó del brazo y al segundo después prácticamente estaba jalando a Gerard con él. Finalmente, Gerard dejó a un lado su auto-odio para caminar con Frank, quien le sonrió y guiñó un ojo.
Gerard tuvo que hacer a un lado las mariposas en su estomago. Estaba muerto.
Ni siquiera se dio por enterado debía ir hacia un lado y Frank hacia el otro. Frank le dio unas palmadas en el brazo y caminó hasta estar parado al lado de Ray. Oh, genial, su hermano iba a casarse. Por unos escasos segundos, casi lo había olvidado pero ése era el poder que Frank tenía en él. Incluso si no lo había visto en al menos un año.

Era extraño, pero Gerard sintió que veía a Frank por primera vez. Siendo, en la secundaria, un pequeño y desagradable punk. Gerard era tres años mayor que él pero nunca había tenido las agallas para ir y hablarle. Tomó la mitad de un año hasta que Ray conoció a este “idiota realmente genial”, antes de que él si quiera pudiera decirle “Hola” al chico. Y luego se graduó, fue a la escuela de Arte y solo veía a Frank cuando él venía para tomarse algunos descansos. Y más tarde Frank formó parte de Pencey, y después de que se viniera abajo, Leathermouth. Y esa podría ser la banda que lo hiciera famoso. Que lo hiciera recorrer el país e incluso el mundo. La banda que casi lo hizo a un lado de su vida entera… Hasta ahora.
Mierda, él ni siquiera había pensando la posibilidad en la que Frank atendiera a la boda. Claro, él sabía que Mikey y Bob seguían siendo buenos amigos de él. Frank incluso había sido el mejor amigo de Mikey, pero nunca se había ocurrido que Frank podría llegar a estar allí. En la misma habitación que él. Donde actualmente Gerard Way podría verlo. Tuvo que parar y observar sus estúpidos zapatos negros antes de comenzar a hiperventilarse o algo igual de humillante.
Cuando pudo volver a mirar hacia delante para saber qué estaba ocurriendo, Mikey se encontraba frente a Ray y la boda estaba por fin empezando. Sintió una punzada de orgullo en su interior. Sabía que, probablemente, iba a estar llorando en el final de la ceremonia, ¿pero quién podía culparlo? Conocía a su hermano desde toda la vida y ahora iba a separarse en una jornada donde él no estaba incluido del todo. Era difícil dejarlo ir así de fácil, pero sabía que Ray cuidaría de Mikey.

Gerard miró a Mikey y Ray hacer los votos, decir sus “Si, acepto” y el beso cuando finalmente se los anunció casados. A Gerard no le importaron las lágrimas que resbalaban por su mejilla. Lo único que pudo hacer fue enfocarse en su hermano menor yéndose del altar, ahora casado. Les sonrió a ambos y luego caminó detrás de ellos. No había podido recordar dónde la recepción se encontraba, pero no era realmente importante en aquel momento. Tenía un par de horas antes de tener que estar allí.
Caminó hacia afuera, entrecerrando sus parpados a causa de la luz que golpeaba sus ojos y miró como Mikey y Ray se detenían y hablaban con la gente que había conseguido ir a afuera antes que él.
Todavía los estaba mirando cuando Frank se deslizó hacia él y le sonrió.

-¿Viste la recepción?

Gerard estaba un poco estupefacto, pero no iba a dejar que Frank se diera cuenta de eso. Fingió una sonrisa y asintió con la cabeza.

-Claro, tengo que dar un discurso.

Frank rió y, wow, realmente extrañaba ese sonido.

-Mierda, yo también. Oh, bueno, nos vemos después Gee.

Y luego se fue, atravesando a la multitud y caminando hacia Mikey y Ray. Gerard frunció el ceño. No iba a ser tan fácil. Quizás Frank sentía lástima por él porque él era una gran estrella de rock y Gerard solo un idiota de bajo nivel social que deseaba que su carrera se encontrara emparejada con su título académico. Mikey fue hacia él luego de unos pocos segundos y Gerard se dejó estar distraído. Tomó a Mikey para abrazarlo y respiró en su cuello por unos momentos.

-¿Cómo se siente estar casado?

Mikey lo alejó y luego le sonrió.

-Estúpidamente genial.
-Estoy tan feliz por ti…

La cara de Mikey se contorsionó en una mezcla de felicidad e intento de no llorar.

-No hagas eso, me harás llorar.

Gerard rió y se limpió el rostro con su mano.

-Mierda, ya estoy haciéndolo.

Mikey le sonrió y volvió a abrazarlo. Se quedaron así hasta que Ray apareció y puso una de sus manos en la espalda de Mikey. Éste sonrió y se alejó a Gerard, ahora Ray estaba siendo abrazado por Gerard, quien lo apretó y susurró en su oído “Mejor que cuides de mi hermano”.
Ray rió con facilidad, y el sonido fue casi como un consuelo para el mayor.

-No te preocupes, lo hare.

Mikey resopló y jaló a Ray hasta que ya no se encontraba abrazando a Gerard.

-Vamos, tenemos que ir a la recepción para tomar fotos.

Gerard sintió un pequeño sentimiento de miedo colocarse en su estómago. Mierda. La recepción. Donde cientos de personas estarían. Donde Frank estaría. No estaba preparado para esto.

Mikey levantó una mano y miró a Gerard.

-Sí, tú tienes que ir.

Gerard hizo un gesto de disgusto con su boca y siguió a su hermano y su mejor amigo. Ellos eran tan injustos a veces.
La recepción fue igual de horrible de lo que él había creído que sería. Estaba sentado en una larga mesa al lado de Mikey, Bob a su lado y Ray estaba en el otro lado de Mikey, Gerard sabía que Frank estaba sentado al lado del hermano de Ray. Solo tres asientos de distancia. Dejó ese pensamiento a un lado. No podía estar en la recepción pensando en Frank. No era justo para su hermano o Ray. Ellos merecían su individual atención. Cuando volvió de sus pensamientos para saber qué estaba ocurriendo, se dio cuenta que Mikey estaba dándole codazos a su lado.

-Ow, ¿Qué pasa hijo de puta?

Le sonrió tímidamente a su abuela, sentada en la mesa cerca de él y luego volteó a Mikey. Éste rodó los ojos.

-Es tiempo de tu discurso, idiota.

Gerard aclaró su garganta.

-Oh.

Se puso de pie temblando e intentó ignorar como todo el mundo giraba su cabeza hacia él. Rió nervioso y se preguntó vagamente si debía tocar el vaso con la cuchara. ¿Sería efectivo? Se encogió de hombres y fue por ello de todos modos. Fue cliché pero quería que todos supieran que estaba allí para dar un discurso. Miró hacia abajo a Mikey y Ray, quienes estaban sonriéndole. Sus ojos rápidamente fueron a Frank, quien estaba sonriéndole pero luego giró su cabeza y se enfocó en la sala frente a él.

-Conozco a Ray desde el primer año de la secundaria. Básicamente fue el destino quien nos encontró y fue mi mejor amigo desde entonces. Estaba muy emocionado cuando Ray conoció a Mikey y se llevaban tan bien como yo con Ray. Pero ustedes nunca podrían imaginar mi sorpresa cuando volvía de la Escuela de Artes Visuales y los encontré besándose en el sofá -Unas pocas risas sonaron alrededor de la habitación y Gerard ganó seguridad de esto. Él tenía su atención y ellos no se estaban aburriendo todavía. Podía hacerlo-. Así que desde ese momento he estado muy feliz de que estuviesen juntos. Mi hermano y mi mejor amigo. ¿Quién no podría amar eso? Y ahora están casados y es como si Ray estuviese garantizado para ser mi mejor amigo por toda mi vida- Miró a la pareja de la cual estaba hablando y guiñó un ojo. Ray le sonrió y Mikey lucía como si intentara no reír. Gerard sabía que estaba siendo una especie de divagador, pero no le importó-. Ahora estoy muy feliz por ellos. Así que propongo un brindis por Mikey y Ray. Que siempre encuentren la felicidad en el otro -Levantó su bebida y esperó prácticamente hasta que todos los demás hicieran lo mismo. Luego tomó un sorbo de su refresco de jengibre que se encontraba en su vaso e intentó no estar celoso de todos aquellos que habían recibido champagne.

Cuando estuvo satisfecho de lo que había hecho con su discurso, se sentó y esperó para que alguien dijese algo. Estaba más que sorprendido cuando Frank fue el siguiente en levantarse. Estaba seguro de que la expresión en su rostro lo había hecho lucir ridículo, porque Mikey se reía de él antes de haber volteado completamente su atención a Frank
Frank le sonrió a la habitación; una acción bastante fácil, incluso Gerard estaba casi deseando poder hacer eso. Tener a toda una habitación devolviéndole la sonrisa. Pero probablemente Frank había aprendido a hacer eso cuando se había vuelto famoso. O quizás Frank solo era genial. No estaba muy seguro.
Frank recorrió la habitación con la mirada, la pausó para mirar a Gerard y luego tomó un profundo suspiro para comenzar el discurso.

-Conozco a Mikey y Ray desde la secundaria, así como a Gerard- Gerard sintió un diminuto sobresalto corriendo en su interior por la sola mención de su nombre. Un pequeño sonrojo comenzó a aparecer en su rostro así que se conformó con mirar hacia abajo, directo a la mesa en lugar de a Frank-. Recuerdo observar a Mikey y Ray en aquel entonces. Gerard ya había terminado la escuela antes de que ellos comenzaran a mirarse y desde entonces fue solo cuestión de tiempo hasta que comenzaran a salir. Fue dulce ver su relación crecer. En algunas cosas no estuve, pero no había ni un día en el cual no hablara con ellos. Estaba tan feliz cuando descubrí que iban a casarse e incluso más feliz cuando me preguntaron para ser parte de la boda. No puedo poner en palabras lo mucho que les deseo para el future de ambos. Se que van a tener el mejor tiempo juntos. Así que, los saludo a ustedes dos por encontrar alguien con quien pasar el resto de sus vidas y espero ser tan suertudo como ustedes algún día.

Si Gerard hubiera estado mirando a Frank, no hubiera podido perderse los ojos de Frank ladeándose hacia él cuando pronunció la última oración. Pero, Gerard estaba muy ocupado intentando hacerle un agujero en la mesa, solo volvió a la realidad cuando escuchó a la gente aplaudir. Miró hacia arriba y se dio cuenta que Frank volvía a estar sentado.
Gerard suspiró aliviado y se desplomó en su silla. No se había dado cuenta que había estado sentado encorvado, tenso desde que Frank se había puesto de pie. Mikey lo miró, un tanto preocupado, pero no dijo nada. Y Gerard estaba agradecido por eso. No podía hacerle saber a su hermano que estaba enamorado de Frank. No iba a ayudarlo en nada. Especialmente si su hermano decidía entrometerse como solía hacer.
Luego de los discursos hechos y que la mayoría de la gente hubiera terminado de comer, era hora del baile. Gerard realmente no estaba esperando esa parte, pero sabía que podía esquivar cualquier intento de avergonzarse a sí mismo en la pista de baile. Incluso podría permanecer afuera y pretender que estaba haciendo algo. Fumar un cigarrillo podría ser una buena idea.

La música comenzó y Mikey y Ray hicieron su camino en el medio de la pista. “Time After Time” comenzó a tocar y Gerard seriamente pasó dos minutos partiéndose de la risa. Ni siquiera quería saber cómo era que esa canción era de ellos. Era cliché y Gerard esperaba escuchar Iron Maiden en vez de estar escuchando Cyndi Fucking Lauper.
Frank fue hacia él y lo llamó a su lado.

-Ey…

Gerard estaba seguro que había saltado como diez metros. Podía sentir un sonrojo comenzando a cubrir su rostro. Mierda, estaba en la secundaria de nuevo.

-Hola -Su voz sonó toda aguda y hasta femenina. Ahora estaba sonrojándose peor y las palmas de sus manos estaban húmedas. Esperaba que Frank no notara sus manos temblando a su lado.
-¿Quieres bailar?

Gerard estaba seguro que si hubiera podido respirar, podría haber dicho algo realmente estúpido. Pero por el momento estaba tratando de descubrir si Frank iba en serio o si era una horrible broma. Aunque Frank no era un idiota. Era una especie de genio y Gerard el perdedor de esta situación, quien probablemente podría salir como idiota e imbécil en cualquier situación. Cuando sus pensamientos dejaron de ser tan frenéticos, se descubrió a si mismo negando con la cabeza y mirando hacia sus zapatos. Frank seguramente pensaba que era un idiota. Eso estaba bien. Gerard había estado este tiempo sin Frank; no lo extrañaría demasiado.

El rostro de Frank decayó por el rechazó, pero Gerard no se dio cuenta.

-Bien… Iré a preguntarle a Adam.

Cuando se fue, Gerard miró a Adam sin siquiera pensarlo. Suspiró y caminó alejado del grupo.

-Carajo, soy patético.

Bob puso sus brazos alrededor de sus hombros.

-Todos sabemos eso, Gee. Te amamos de todas formas.

Gerard rodó los ojos.

-¿Quieres ir a fumar?

Bob se encogió de hombros.

-Te voy a mirar fumar si es que estás buscando compañía. No tengo ganas de fumar.
Gerard estaba seguro que nunca en su vida se sintió sin ganas de fumar, pero dejó a un lado ese pensamiento y dejó que Bob lo acompañara afuera.

Cuando finalmente se encontraron apoyados sobre la pared de ladrillos y Gerard tuvo nicotina cursando a través de su sistema, pudo ser capaz de relajarse.
Bob lo miró, tomando un sorbo de cerveza de la botella que tenía en sus manos antes de decir algo.

-Sigues enamorado de Frank, ¿verdad?

Gerard gimió y se abstuvo de golpearse en la cara.

-¿Es tan obvio?

Bob soltó un bufido.

-No para él, parece. Eso podría explicar porque él luce como un cachorro perdido ahora mismo.
Gerard sacudió su cabeza.
-¿De qué mierda estás hablando, Bob?
-Frank está perdidamente enamorado de ti también, idiota. No puedo creer que no te hayas dado cuenta porque no hay una pizca de sutileza en el cuerpo de Frank.

Gerard rió de lo que Bob había dicho.

-Él solo está siendo amable. En todo caso, está teniendo lastima de mi por ser un perdedor.

Bob suspiró.

-No eres un perdedor. Solo tú piensas eso y Frank tampoco lo piensa. Él te mencionó en su discurso. ¡Te preguntó para ir a bailar!

Gerard se encogió de hombres.

-Solo estaba siendo amable.
-Lo que digas, amigo. No estés molesto cuando descubras que estás equivocado.
-No lo estoy.

Volvieron a entrar luego de que Gerard perdiera a Bob en la multitud. Estaba satisfecho por haberse dejado llevar por la gente en la habitación hasta que su espalda estuvo contra la pared. De esta manera el podía mirar a todos y nadie podría acercarse a él sin darse cuenta de ello.
El resto de la noche pasó en un borroso intento de no verse estúpido y mirando a Mikey y Ray ser ridículamente sensible. También, posiblemente, mirando un montón a Frank pero podría haber estado mirando a cualquiera, de verdad.

Cuando volvió a su casa esa noche estaba más que entusiasmado como para dejar que cada encuentro con Frank pasara por su mente. Y qué había caminado por el altar con él. Y su nombre había sido pronunciado dos veces en el discurso de Frank. Y Frank le preguntó para ir a bailar, y sabía que estaba siendo cortés y probablemente veía a Gerard como el mismo perdedor de siempre y solo quería ayudarlo.
La verdad era que… que Gerard podría estar estancado en la secundaria para siempre. Siempre había pensando de sí mismo como el artista maricón que solo quería aprender como fundirse en la pared. Convertirse en ella y dejar que todos pasaran de él porque realmente no estaba hacienda nada con su tiempo. Estaba enamorado del mejor amigo de su hermano menor y deseando ser lo suficientemente genial para tener siempre la atención de Frank Iero, pero eso nunca pasaría. Estaba orgulloso de sí mismo por su trabajo de arte e intentó estar fuera de la vista del equipo de futbol en un momento dado. Y cuando no podía, ellos solían rodearlo y empujarlo mientras le ponían nombres. No fue tan horrible.
Ahora estaba en sus plenos veinte, trabajando en una tienda de comics al mismo tiempo que intentaba crear su propio camino fuera de allí. Por lo menos si el actuaba como un completo y total idiota nadie estaría del todo sorprendido.
Usualmente, en este punto de auto-odio, podría haber llamado a Mikey y quejarse. Pero ahora Mikey estaba en su luna de miel y Gerard no podría molestar a su hermano por una semana. Gerard frunció el ceño y observó hacia abajo donde estaba su cuaderno de bocetos.

-Eso es jodidamente injusto.

Garabateó el libro y caminó hacia su habitación. Por lo menos podría concentrarse en algunas ideas para su comic.
Cuando despertó en la mañana tenía un mensaje de Mikey. Incluía una foto de la playa en donde estaban hospedándose en Florida. Gerard le respondió “fucking gorgeous” y trabajó un poco más en su comic. Gracias al cielo, no tenía trabajo esta semana. Su jefe sabía que su hermano se iba a casar y le había dado dos días.
Mikey le fue mandando mensajes en diferentes momentos del día. Gerard estaba feliz que su hermano estuviese hablándole, ¿pero no prefería disfrutar su tiempo a solas con Ray? Le preguntó a su hermano y solo recibió una página entera donde Mikey le decía que solo estaba asegurándose que estuviese bien, porque lo había visto un tanto decaído en la boda y Mikey sabía exactamente por qué.
Gerard maldijo a los hermanos menores y sus infinitos saberes. Nunca fue capaz de esconderle las cosas a Mikey así que no estaba del todo sorprendido porque él supiera que seguía enamorado de Frank. Le devolvió el mensaje a Mikey asegurándole que se encontraba bien y le dijo que disfrutara el tiempo con su esposo. La palabra continuaba sonando extraña usándola en la misma oración que el nombre de su hermano, pero sabía que iba a acostumbrarse. Con el tiempo.
Ese martes estaba aburrido como la mierda y deseando que Bob estuviera listo para tomar su puesto. Lamentablemente estaba solo en la tienda y Bob no estaría allí hasta dentro de tres horas. Miró su reloj e intentó, mentalmente, que los minutos pasaran rápido.
Continuó mirando su reloj incluso cuando la campana de la puerta sonó, señalando que alguien había entrado. No fue hasta que una sombra cayó sobre el mostrador frente a él que levantó la vista. Hubiera deseado no hacerlo, pero de todas formas no hubiera ayudado.
Frank se encontraba de pie frente a él, sonriéndole. Gerard tuvo que reprimir un profundo y dramático suspiro. Su vida era una mierda. En serio.

-Ey. Mikey me dijo dónde trabajas.

Mierda, Mikey. Quería mandarle un mensaje en aquel mismo momento y decirle que no se metiera en su vida, pero no podía. Tenía que lidiar con un muy atractivo rockstar.

-Genial -Estaba seguro que estaba luciendo como un idiota nervioso, pero intentó fingir una sonrisa en su ingenuo rostro.

Frank miró al rededor y luego volvió la vista a Gerard.

-¿Entonces? ¿Me vas a mostrar la tienda?

Gerard levantó la mano y señaló las partes de la tienda.

-Los comics están por aquí, las novelas gráficas en la esquina y las figuras de acción por todos lados.
Frank rió y dio un paso hacia el mostrador.
-Eso fue jodidamente corto. Pero, te perdonaré, de todas maneras esa no es la razón por la cual vine aquí.

Lo sabía. No estaba allí para verlo a él. Seguramente quería que Gerard lo ayudara a elegir un comic para alguien mejor que él.

-Oh.

Frank negó con la cabeza.

-Mi banda va a estar tocando en la ciudad esta noche. Un club llamado Rat’s Paradise.

Gerard moduló un “hum” que salió desde su garganta. Había estado allí antes. Nunca sobrio, pero lo recordaba bastante bien.
Frank le sonrió y saltó hacia el mostrador. El movimiento sorprendió a Gerard pero no dejó que Frank lo supiera. Lo último que quería era sacudirse como un idiota frente a él. De nuevo.

-Así que me estaba preguntando si querías ir. Te pondré en la lista vip así puedes entrar temprano al club gratis y todo eso. ¿Qué opinas?

Gerard sabía que su boca estaba entre abierta pero no podía hacer nada. Ni siquiera sabía qué decir. No estaba seguro siquiera si estaba respirando.

-Ah, bueno…

Mikey estaría tan orgulloso de él.
Frank sonrió y se alejó del mostrador.

-¡Genial! Te veré esta noche.

Gerard le sonrió débilmente y luego tuvo que obligarse a dejar de hiperventilarse una vez que Frank se hubo ido. ¿Qué mierda le pasaba? ¿En qué universo iba a presenciar un concierto de Frank en plena acción? Estaba deseando estar en casa, y mejor si se encontraba ebrio.
Tomó el celular de su abrigo y llamó a Mikey. Cuando él pensaba en ponerse borracho era cuando sus pensamientos estaban siendo un tanto peligrosos. Por suerte su hermano no estaba teniendo sexo.
Luego de diez conversaciones con Mikey y quince mensajes de coraje por parte de Ray, fue capaz de salir del departamento esa noche. Y acompañó la hazaña con dos vasos de café y diez cigarrillos, pero estaba feliz consigo mismo por haberse auto convencido que ir al show de Frank había sido una buena idea. La banda era genial y, por lo menos, los iría a ver gratis.
Cuando fue al club le dijo su nombre al guardia. El hombre miró hacia abajo a la lista y asintió con la cabeza.

-Entra.

Gerard tomó un profundo suspiro y avanzó a través de las rejas del club. El olor a alcohol barato y el humo del cigarrillo lo saludaron. Era más chico de lo que esperaba. En aquellos días, la mayoría de los shows de Leathermouth eran en grandes avenidas o estadios. Era extraño que tocaran en un club tan chico como aquel, pero Gerard imaginó que desde que se encontraban en Jersey probablemente se sentirían nostálgicos, esperando por un concierto íntimo con la multitud.
Se sentó en el taburete del bar y dejó que sus codos descansaran en la barra mientras miraba el estadio. Estaba relativamente tranquilo para tratarse de un club así que él solo se quedó mirando el estadio y quedándose allí, deseando poder beber una cerveza. Quizás dos para calmar sus nervios. Era perfectamente normal, pero él había dejado de beber hacía tiempo atrás. Desde la noche en la cual casi estropea todo por caminar por el medio de la calle y por casi matar a Mikey, que intentaba quitarlo de en medio del camión en marcha.
Después de eso, Gerard vio que era lo que se estaba hacienda a él y a su familia. Y ahí fue cuando decidió que nunca más bebería alcohol. No si era tan tóxico para su vida.
Después de media hora, la gente comenzó a entrar al club. Estaba más que un tanto desilusionado ya que no había visto ninguna señal de Frank. Comenzaba a preguntarse si no había llegado al bar equivocado o quizás había ido la noche equivocado, pero si eso fuera cierto, el tipo de la puerta no hubiera visto su nombre en la lista. Sabía que estaba siendo irracional y paranoico pero era así como él era. Realmente no creía tener un solo día tranquilo en su vida.
La primer banda subió al escenario temprano. Eran decentes al término de encontrarse a si mismo moviendo su cabeza a la par de la música y murmurando debajo de su respiración. La banda solo fue capaz de obtener un pequeño aliento de la audiencia y Gerard creía que era porque la gente estaba guardando su energía para el acto principal.
Y estaba en lo cierto. Cuando por fin Leathermouth honró al estadio con su presencia, la multitud se volvió salvaje. La gente se encontraba gritando e intentando colocarse lo más cerca al escenario que les fuese posible. Frank se encontraba ya listo con su micrófono, sonriéndole a todos y observando la audiencia. Gerard prácticamente sintió cuando los ojos de Frank se posaron en él al fondo del club. Una gran sonrisa apareció en el rostro de Frank y luego estaba tocando los acordes de la primera canción, diciendo sobre el micrófono:

-Esto va para un amigo muy especial, Gerard. Él es increíble y estoy contento que haya decidido venir esta noche.

Pudo ver a la gente volteándose para ver y descubrir quién era “Gerard”, pero no iba a darles esa satisfacción. De verdad no quería ninguna atención innecesaria en aquel momento. En vez de eso, se enfocó en la primer canción.
Luego de unos minutos de observar a Frank arrasar con todo el escenario, sintió como algo caía en la boca de su estómago. Supo que era la segunda vez que lo sentía y luego palideció. No estaba bien. Cada sentimiento que había intentado suprimir estaba volviendo a él. Le había llevado años no sentirse tan patético por culpa de Frank y ahora todo se había venido abajo por dos canciones. Y todavía tenía más que soportar.
Por la quinta canción, Gerard pensó que iba a vomitar. Frank estaba pavoneándose por todo el escenario, luciendo jodidamente perfecto y prácticamente seduciendo a toda la audencia. Cuando Frank caminó hacia el guitarrista y lo besó rápidamente en la boca, Gerard estaba seguro que no podía respirar. No estaba bien. Debería ser Gerard. Frank debería estar besandolo a él.
Cuando la última canción terminó, Gerard estaba de pie y fuera de su asiento antes de que supiese siquiera qué estaba haciendo. Lo único que sabía era que tenía que salir de ahí. Era demasiado sofocante y Frank podría querer hablar con él y él solo no podía hacer eso. En un mundo perfecto, si, el podría hablar con Frank e incluso coquetear e intentar salir con él. Pero esta era la maldita realidad a la cual Gerard estaba acostumbrado y él nunca había tenido un día normal en ella.
Cuando finalmente estuvo en casa, se desplomó en el sofa y miró la televisión con los ojos perdidos. Necesitaba, de verdad, ver algo que tuviese vampiros. Quizás una de esas películas que no había visto desde la secundaria. Era de verdad el tema de la noche según sus emociones.
Cuando la primer película terminó, colocó otra. Antes de que se diera cuenta, el sol se asomaba por el horizonte y había gastado toda la noche mirando pelóculas de terror de décadas anteriores. No podia decir que estaba triste de que la noche hubiese pasado así, pero en unas pocas horas se suponía que tenía que abrir la teinda e comics y no había manera alguna que hiciera esosin café en su sistema.
Una vez que supo que no iba a desmayarse al Segundo de ir caminando hacia el trabajo, tomó su mochila y otra taza de café para el camino. La tienda solo estaba a unas pocas cuadras de distancia desde su departamento, así que no necesitaba de su auto. Además, necesitaba hacer ejercicio para cuando el apocalipsis zombie sucediera. Durante su turno la mayoría de los clientes se encontraban en la escuela o trabajo, no era divertido, pero por lo menos era capaz de leer y trabajar en su nuevo comic.
Cuando comenzaba a ser tiempo de hacer una pausa para el almuerzo, su teléfono comenzó a sonar. Frunció el ceño cuando se dio cuenta que la pantalla mostraba un numero desconocido. Se encogió de hombres y decidió que no iba a responder. Si fuera importante, la persona iba a dejar un mensaje de voz.
El almuerzo de ese día consistió en sobras de pizza de hacía dos días. Estaba bueno. Era mejor si estaba fría.
Cuando volvió al trabajo y se fijó el celular, estaba casi sorprendido de que hubiese un mensaje de voz. Pasó una hora pretendiendo que seguramente no era importante y que probablemente algún estúpido de ventas lo había dejado sonar antes de poder cortar y así dejar el mensaje.
Tienes un nuevo mensaje.

Hubo un pequeño suspiro y luego escuchó, Ey, habla Frank. Te fuiste antes de que pudiera decir algo la otra noche así que estaba llamando para asegurarme que estuviese todo bien. Estaba esperando hablar contigo, pero… ¿creo que me devolverás la llamada? Como sea, te hablaré luego, Gerard. Gracias por venir al show.

Gerard no sabía desde qué numero Frank lo estaba llamando, pero supuso que Frank tenía un nuevo número. Que a su vez lo hacía sentir un poco feliz al pensar que Frank había guardad su número. Y se había sentido feliz de saber que Frank había guardado su número. Miró la pared de la tienda y frunció el ceño, intentando no sonreír con burla. Por supuesto que el mejor plan de acción podría ser seguir ignorando a Frank. No iba a ser como si Frank lo fuese a extrañar de todos modos. Su banda estaba de gira y seguramente pronto se olvidaría de Gerard.
No era que Gerard estuviese descuidando a Frank, pero en el fondo sentía que Frank estaba haciendolo porque Mikey no estaba allí y porque seguramente su hermano le habia pedido que cuidara de él mientras estaba en su luna de miel. Sonaba algo que Mikey haría.
Se pasó el resto de la tarde maldiciendo a su hermano y desenado haber sido hijo único. Cuando su turno terminó y Bob fue a reemplazarlo, se sentía horrible y terminó llamando a Mikey para balbucear una disculpa aunque Mikey no tenía ni la más mínima idea porque se estaba disculpando.
Esa noche estuvo enfocado en su comic. Estaba bastante avanzado hasta el punto donde se encontraba esperanzado de poder mostrárselo a alguien cuando estuviese terminado el próximo año. Quizás podría ser capaz de publicarlo y todos los amarían y Frank podría fijarse en él. Incluso aunque sabía que lo que sentía por Frank no era del todo estricto como lo aparentaba, sabía que esa era la razón por la cual éll se sentía tan intimidado por lo que Frank era.

Cuando finalmente se fue a dormir, solo faltaban tres horas para el amanecer.

Capítulo 2.

Traducción, slash, frerard, my chemical romance

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