Una noche, hubo una gran tormenta en el lugar, y
Almustafá y sus nueve discípulos entraron en la casa y se sentaron ante
el fuego, y luego permanecieron quietos y callados. Entonces uno de los
discípulos dijo: "Estoy solo, maestro, y los cascos de las horas
golpean pesadamente sobre mi pecho.
Y Almustafá se puso en pie en medio de ellos, diciendo
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