Hay, en el lamento de la diáspora, el sufrimiento condensado de quienes fueron condenados, y qué duda cabe de que pronto lo entendieron, a ser un pueblo errante. En las notas rasgadas de la viola de gamba, en las lacónicas melodías arrastradas de la música sefardí, se percibe la carga que, como en el mito de Sísifo, ella es obligada a arrastrar
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