En mi cabeza, sonó alto. No lo suficiente.
Saliendo de la tienda, de repente, sin mucha consciencia de donde andaba, como recién teletransportado a otra calle, a otra tienda, no pude dejar de preguntarme cómo me comportaría si tuviera una amiga como Jeanette.
Le diría, oye Jeanette, esto qué mierda es, qué te falta, qué necesitas, en qué puedo
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