Una vez que se sale para cruzar el desierto, ya no hay marcha atrás. Los buitres acechan, los beduinos pueden atacar, y el hambre y la sed esperan a la vuelta de la esquina para acompañarte hacia la agonía que te hará fundirte con la inmensidad de arena. No se puede ya dar marcha atrás hay que seguir hasta la extenuación, es la única forma de
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